Gracias y desgracias de un emprendedor del siglo XVIII
Juan de Goyeneche levant¨® de la nada un pueblo entero para reinventar el modelo econ¨®mico imperante. Despu¨¦s, la Revoluci¨®n Industrial arroll¨® su proyecto
A 45 kil¨®metros de Madrid hay un pueblo a una urbanizaci¨®n pegado. Si a Nuevo Bazt¨¢n le quitamos Eurovillas, quedan seis calles no muy largas flanqueadas por un pu?ado de edificios con percha suficiente como para que cualquiera que pase despistado por la carretera M-204 le surja una profunda duda: "?Y esto qu¨¦ hace aqu¨ª?".
El complejo, declarado bien de inter¨¦s cultural en el a?o 2000, marc¨® el nacimiento del pueblo a principios del siglo XVIII. Antes de esas piedras, Nuevo Bazt¨¢n ni exist¨ªa. ?Qui¨¦n las puso ah¨ª? Un se?or que se vio con fuerzas para desafiar el modelo econ¨®mico imperante y renovar los modos de hacer de una industria manufacturera tan anquilosada como el resto de la Espa?a previa a la restauraci¨®n borb¨®nica. "Se fabricaba poco, caro y malo, no pudiendo hacer frente a la competencia extranjera, que se hab¨ªa hecho con casi la totalidad del mercado", recogen Luis F. Mazadiego y Octavio Puche.
- Entrepreneur diechiochesco
El se?or en cuesti¨®n es Juan de Goyeneche. Aunque las piedras no las puso ¨¦l, sino su amigo Jos¨¦ Benito de Churriguera, arquitecto de la corte, colmo del barroco espa?ol y -sorpresa- padre del g¨¦nero churrigueresco. Tal era la talla de las amistades que gastaba Goyeneche. "Es la t¨ªpica figura que parece que tiene la facultad de saber estar en el sitio adecuado en el momento adecuado, rodearse de las personas influyentes... Era una persona muy culta, con muchas relaciones sociales", explica Isabel Gonz¨¢lez, t¨¦cnico de cultura del ayuntamiento de Nuevo Bazt¨¢n.
Goyeneche no empez¨® por la cima, pero supo encaramarse a ella. Empez¨® el ascenso cuando dej¨® su Arizcun natal, en el coraz¨®n del Valle del Bazt¨¢n, y march¨® a Madrid, a estudiar con los jesuitas. "A partir de entonces empieza a trabar todas esas amistades y relaciones comerciales, sociales, econ¨®micas, pol¨ªticas, que le llevar¨¢n a estar en la posici¨®n m¨¢s alta que una persona pudiera ansiar, sin llegar a ser noble", se?ala Gonz¨¢lez. Se hizo fuerte en medio de una guerra de sucesi¨®n. Dio la espalda a los Austrias y se arrim¨® a los Borbones. "Fue el primero en plantear aqu¨ª las teor¨ªas econ¨®micas tra¨ªdas de Francia".
La necesidad de ahorrar costes y fomentar la fabricaci¨®n local centr¨® los esfuerzos del navarro. Ya prosperaba antes del cambio din¨¢stico: hab¨ªa sido tesorero de la reina, compr¨® la Gaceta de Madrid, ten¨ªa sus f¨¢bricas de pa?o y ante funcionando a pleno rendimiento. Pero termin¨® de florecer al calor del nuevo linaje, cuyo apoyo -en forma de c¨¦dulas de monopolio y excenciones fiscales- fue clave. Entre los mismos p¨¢ramos por los que ahora se derrama la inconmensurable Eurovillas, Goyeneche vio hacia 1709 el escenario perfecto para su pueblo inventado, su startup de startups, su Silicon Valley churrigueresco.
- Fichajes estrella
No hab¨ªa casas, las construy¨®. No hab¨ªa carreteras, las puso. No hab¨ªa maestros artesanos, se los trajo de los confines del mundo. "Dependiendo de lo que se fuera a fabricar, segu¨ªa las tendencias. No escatim¨® en esfuerzos, dinero y tiempo para buscar a quienes estuviesen en ese momento en lo m¨¢s alto de cada artesan¨ªa", precisa Gonz¨¢lez. Fabric¨® sombreros, aguardiente, seda, pa?uelos, perfumes, cintas, cestas, confituras... Todo ello en tiradas que pod¨ªan considerarse "semiindustriales", pero estaban limitadas por los modos de fabricaci¨®n artesanales.
La mano de obra tambi¨¦n tuvo que generarla desde cero. Cuenta la leyenda que los primeros pobladores de Nuevo Bazt¨¢n pudieron ser los agotes, una minor¨ªa considerada maldita en Navarra, que viv¨ªa discriminada y aislada en el Bazt¨¢n original. De todos modos, no hay registros de apellidos que prueben esta procedencia. "Lo que s¨ª es cierto es que ocupaban dos de los oficios m¨¢s importantes en aquella ¨¦poca: la alba?iler¨ªa y la carpinter¨ªa", comenta la t¨¦cnico.
S¨ª que se sabe que Goyeneche anim¨® a los trabajadores de las f¨¢bricas a instalarse con sus familias en el pueblo, que lleg¨® a superar los 500 habitantes. Nuevo Bazt¨¢n se hab¨ªa construido pensando en las necesidades b¨¢sicas de la sociedad de la ¨¦poca, explica G¨®mez, que adem¨¢s de dormir, com¨ªan, beb¨ªan, comet¨ªan delitos, enfermaban, iban al m¨¦dico, rezaban, se mor¨ªan... Y ten¨ªan sus ratos de ocio, para los que se estableci¨® la plaza de fiestas.
- Un fracaso con su spin-off
Cuando Nuevo Bazt¨¢n ya iba viento en popa, el navarro emprendi¨® su gran proyecto, que fue tambi¨¦n su gran fracaso: la f¨¢brica de vidrios finos. "Otro anhelo suyo fue llevar cristaler¨ªas a las mesas m¨¢s importantes del reino", se?ala Gonz¨¢lez. Reuni¨® los materiales m¨¢s caros, localiz¨® a los mejores maestro y se puso en marcha. Pero cuando la producci¨®n arras¨® con la madera de los bosques circundantes sin que se hubiera alcanzado la calidad deseada, Goyeneche se dio por vencido. Los que cayeron de pie fueron sus maestros cristaleros, los catalanes Ventura Sit y Carlos Sac, que al cierre de la planta de Nuevo Bazt¨¢n, se marcharon a Segovia y acabaron fundando la Real F¨¢brica de Cristales de La Granja.
Es m¨¢s, el modelo de Goyeneche. Con grandes f¨¢bricas dedicadas a un solo producto y centradas en suplir a las capas m¨¢s altas de la sociedad, se reprodujo en estas Reales F¨¢bricas, que -m¨¢s sorpresas- tambi¨¦n contaban con el apoyo de la corona.
- Muerto el genio, se acab¨® el imperio
En 1735, Goyeneche muere. Seg¨²n Gonz¨¢lez, aqu¨ª empieza el fin: "Cuando t¨² le vantas una empresa y eres t¨² el que tiene el cuidado, el empe?o, el cuidado, el esfuerzo, las noches sin dormir...". El proyecto empez¨® a desinflarse. La batuta de Nuevo Bazt¨¢n pas¨® por manos de sus hijos. El primero no estaba a lo que estaba. El segundo, logr¨® renovar parte de los acuerdos, incluidas c¨¦dulas de monopolio y excenciones fiscales. Pero ya ten¨ªa la revoluci¨®n industrial pis¨¢ndole los talones. "Adem¨¢s, aquellas f¨¢bricas a las que se les hab¨ªa impedido exportar sus mercanc¨ªas a Espa?a no se quedaron quietas: empezaron a bajar los precios".
Poco a poco, la actividad neobaztanesa empez¨® a concentrarse en la agricultura. El pueblo se durmi¨® durante casi un siglo. Ahora, m¨¢s all¨¢ de las espectaculares fachadas churriguerescas, el legado de Juan de Goyeneche en el pueblo al que dio la vida es m¨¢s bien inmaterial. En el extremo m¨¢s tangible de la herencia del emprendedor quedan las estancias vac¨ªas de su palacio, parte del cual se dedica a acoger exposiciones temporales. El resto sigue pendiente de restaurar, ocupado con restos de muestras anteriores, polvo y gatos que van de paso. Dicen las malas lenguas que las puertas originales del que fuera su hogar cierran ahora alg¨²n chalet de Eurovillas.
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