La inform¨¢tica tendr¨¢ un car¨¢cter estrat¨¦gico en el desarrollo social y econ¨®mico
Resulta estrat¨¦gico para un pa¨ªs abordar este reto que puede redefinir los equilibrios sociales. Las herramientas para conseguirlo son la investigaci¨®n, el desarrollo, la innovaci¨®n y la formaci¨®n.
En los pr¨®ximos a?os desaparecer¨¢n algunas profesiones actuales, tambi¨¦n aparecer¨¢n otras. En muchos casos, ser¨¢n trabajos surgidos directa o indirectamente de la transformaci¨®n digital de la que ahora hablamos en tantas ocasiones. El balance puede no ser negativo, pero esto depender¨¢ de las decisiones que tomemos ahora, en alg¨²n caso quiz¨¢s las que tendr¨ªamos que haber tomado ya.
La raz¨®n fundamental es que una parte importante de horas de trabajo en Espa?a son automatizables; para la consultora McKinsey el 48%. Seg¨²n distintas estimaciones desaparecer¨¢n entre un 20% y un 35% de los puestos de trabajo actuales antes de 2030; aunque en todos los trabajos habr¨¢ una profunda remodelaci¨®n. Los trabajadores tendr¨¢n que adaptarse al cambio donde una parte importante de las tareas habituales ser¨¢n automatizadas digitalmente. Se les va a exigir que concentren su actividad en aspectos dif¨ªcilmente automatizables, lo que solo se podr¨¢ conseguir si tienen un nivel de formaci¨®n alto.
El proceso es imparable ya que la digitalizaci¨®n conducir¨¢ a una mayor eficiencia que aumentar¨¢ los beneficios. Como ocurri¨® en las anteriores revoluciones industriales, este fen¨®meno crear¨¢ nuevas necesidades sociales y, por tanto, nuevas profesiones. Ocupaciones, entre otras, relacionadas con la salud, el cuidado de una poblaci¨®n envejecida, las infraestructuras y la energ¨ªa sostenibles para permitir unos niveles de bienestar m¨¢s elevados.
Este panorama se produce con una globalizaci¨®n in¨¦dita en la historia. No sirven, por ingenuos, argumentos proteccionistas. La automatizaci¨®n que un pa¨ªs no quiera o no pueda acometer otros la abordar¨¢n o, peor a¨²n, nadie la llevar¨¢ a cabo. En otras palabras, los beneficios del cambio no van a repartirse de manera uniforme, se concentrar¨¢n en quienes implementen los procesos de automatizaci¨®n.
No es cierto entonces que la Inform¨¢tica vaya a destruir el mercado laboral: lo va a remodelar profundamente.
Resulta estrat¨¦gico para un pa¨ªs abordar este reto que puede redefinir los equilibrios sociales. Las herramientas para conseguirlo son la investigaci¨®n, el desarrollo, la innovaci¨®n y la formaci¨®n.
No es cierto entonces que la Inform¨¢tica vaya a destruir el mercado laboral: lo va a remodelar profundamente. La fuerza motriz ser¨¢n los incrementos de beneficios debidos a la mayor eficiencia. Adem¨¢s podr¨ªa haber un efecto exponencial debido al nivel de digitalizaci¨®n de los procesos ya automatizados.
Corresponde a los poderes p¨²blicos asumir el reto que esto plantea: establecer las bases para evitar una deslocalizaci¨®n de beneficios y trazar pol¨ªticas de redistribuci¨®n para que no haya sectores de la poblaci¨®n que se queden marginados. Los ajustes laborales que se deben afrontar no se podr¨¢n nutrir de una mayor productividad de otros; y pueden llegar incluso a ser m¨¢s dram¨¢ticos si no se dispone una planificaci¨®n adecuada.
Creemos que es esencial el apoyo, como una herramienta estrat¨¦gica, de la ense?anza y de la I+D+i en Inform¨¢tica.
En la actualidad contamos con una comunidad cient¨ªfica que destaca por una importante producci¨®n en el campo internacional. En nuestras universidades hay unos 100 t¨ªtulos de Grado Universitario en distintas especialidades de Ingenier¨ªa Inform¨¢tica repartidos en 92 centros distribuidos en 62 universidades. El n¨²mero de estudiantes ronda los 50.000 con dos desequilibrios importantes. Solo un 10% de esos estudiantes cursan estudios de postgrado en Inform¨¢tica, los estudios que conducen a la investigaci¨®n. El segundo es la enorme brecha de g¨¦nero; menos de un 15% de nuestros estudiantes son mujeres. Es imprescindible dar la vuelta a esta cifra. La Inform¨¢tica, adem¨¢s de con ordenadores, que tambi¨¦n, se hace con talento y estamos dejando fuera a una parte fundamental.
Sin embargo, debemos recordar que el presupuesto por alumno en las universidades espa?olas puede llegar a ser 25 veces menor que en las mejor posicionadas en esta carrera. El h¨¢ndicap es evidente ya que el campo de batalla para luchar por el mercado de la digitalizaci¨®n es global, como dec¨ªamos anteriormente. Y, lamentablemente, es tal la demanda de profesionales en ¨¢mbitos de la Inform¨¢tica, como la Ingenier¨ªa y Ciencia de Datos, la Ciberseguridad, la Internet de las Cosas o la Inteligencia Artificial, entre otros, que la industria se est¨¢ nutriendo de personal de otras disciplinas sin una preparaci¨®n espec¨ªfica. Por ello, es de trascendental importancia potenciar los estudios y la investigaci¨®n en Ingenier¨ªa Inform¨¢tica, promoviendo las vocaciones a edades tempranas e incidiendo en la enorme importancia de que las mujeres aumenten sustancialmente su presencia en estas disciplinas.
Por otra parte, y no tanto por promover vocaciones como ya se ha mencionado, sino por conseguir una poblaci¨®n preparada para este futuro extremadamente digital que ha de llegar, la Inform¨¢tica debe estar presente tambi¨¦n de forma decidida en la educaci¨®n no universitaria. Tanto la CODDII como la SCIE est¨¢n abogando porque haya una Inform¨¢tica para todos desde Primaria.
Antonio Bahamonde es presidente de la Sociedad Cient¨ªfica Inform¨¢tica de Espa?a (SCIE) y?catedr¨¢tico de la Universidad de Oviedo. Ernesto Pimentel es presidente de la Conferencia de Directores y Decanos de Ingenier¨ªa Inform¨¢tica (CODDII) y catedr¨¢tico de la Universidad de M¨¢laga.
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