De Uber a Airbnb: Barcelona se fortifica contra la econom¨ªa de plataformas

Imposible coger estos d¨ªas un taxi en Barcelona. La f¨¦rrea huelga que mantienen los taxistas en la capital catalana desde el pasado viernes, que se ha extendido esta semana a Madrid, es el en¨¦simo cap¨ªtulo del enfrentamiento no resuelto entre este sector y los operadores de licencias VTC, a quienes los primeros consideran competencia desleal. Las protestas se iniciaron en la Ciudad Condal no por casualidad: es la primera urbe que est¨¢ tomando medidas para regular el sector (medidas que no son del agrado del gremio).

No es la primera vez que el consistorio barcelon¨¦s act¨²a para regular la llamada econom¨ªa de plataformas. Ni que lo hace antes que otros se pongan a ello.?La Ciudad Condal es, de hecho, uno de los territorios m¨¢s activos en este terreno. Fue pionera en desarrollar pol¨ªticas para controlar la actividad de Airbnb. Tambi¨¦n ha abordado los?servicios de bicicletas, patinetes o motos compartidas.?Barcelona se est¨¢ fortificando contra la mal llamada econom¨ªa colaborativa. Repasamos a continuaci¨®n sus principales l¨ªneas de defensa.

M¨¢s informaci¨®n

?¡®Rider¡¯, ¡®prosumidor¡¯ o empleado? El laberinto del trabajo en las plataformas

Econom¨ªa colaborativa: nosotros damos forma al futuro

• Airbnb, el punto de partida

El fen¨®meno de Airbnb fue el primer aviso que tuvieron las ciudades europeas de que una aparentemente inofensiva app pod¨ªa alterar la vida de miles de vecinos. El trepidante crecimiento de la plataforma que pone en contacto a propietarios de inmuebles con particulares en busca de alojamiento no tard¨® en causar fricciones all¨ª donde ten¨ªa mayor presencia. Son conocidas las protestas vecinales del barrio de la Barceloneta contra los alojamientos vacacionales -del que Airbnb es su bandera m¨¢s visible, pero no la ¨²nica- por considerar que han contribuido a desbordar el modelo tur¨ªstico vigente hasta entonces, que acotaba los visitantes a los hoteles, hostales y apartamentos.

Las cifras hablan por s¨ª solas: la plataforma gestion¨® en 2017 m¨¢s de tres millones de pernoctaciones en la Ciudad Condal, uno m¨¢s que en Madrid o Berl¨ªn (que le doblan en poblaci¨®n) o que ?msterdam. El 60% de la oferta se centra en Eixample y Ciutat Vella, en pleno centro.

El equipo de Ada Colau decidi¨® regular esta actividad. Los propietarios que quieran participar con sus casas en alguna de estas plataformas deben pedir un n¨²mero de registro, con lo que son apuntados en un censo oficial y quedan obligados a pagar la tasa tur¨ªstica (en vigor desde 2012). El consistorio puso tambi¨¦n en marcha en 2016 un sistema de inspecciones de pisos tur¨ªsticos, entre otras medidas, y una sanci¨®n de 600.000 euros a Airbnb por falta de colaboraci¨®n en la legalizaci¨®n de su oferta.

Barcelona no es el ¨²nico ayuntamiento que se ha puesto firme con la empresa californiana: Par¨ªs, Nueva York, ?msterdam, Londres y m¨¢s recientemente Madrid tambi¨¦n han sacado sus propias normativas municipales para regular esta actividad.

• La cruzada contra las VTC

Moncloa decidi¨® en 2018 pasarle a las comunidades aut¨®nomas la patata caliente sobre c¨®mo regular las VTC. Tal y como adelant¨®?El Confidencial, la Generalitat, a su vez, parece haber pensado en hacer lo propio con los ayuntamientos. Y, seg¨²n los documentos a los que tuvo acceso el citado medio, el ?rea Metropolitana de Barcelona estuvo considerando aprobar una normativa que podr¨ªa haber acabado de cuajo con el negocio de Uber y Cabify: dichos servicios solo se podr¨ªan contratar reservando el viaje con entre seis y doce horas de antelaci¨®n. Las protestas de los representantes de due?os de licencias VTC fueron airadas y, en el momento de escribir estas l¨ªneas, el l¨ªmite propuesto por la Generalitat ha bajado hasta los 15 minutos de antelaci¨®n. Esta rebaja, muy lejos de lo que piden los taxistas (24 horas), ha encendido los ¨¢nimos de este colectivo, como se ha podido ver estos d¨ªas en las calles de la Ciudad Condal.

El decreto contempla m¨¢s exigencias, como comunicar en todo momento la posici¨®n de los coches o cumplir ciertos requisitos de contrataci¨®n del personal, aunque sin duda la clave est¨¢ en el factor tiempo. Esa es la l¨ªnea roja que ponen los taxistas. Parece que la salida a este conflicto pasa por aumentar el lapso de tiempo propuesto por la Generalitat.

Conviene recordar que fue tambi¨¦n en Barcelona donde se fren¨® el primer desembarco de Uber en Espa?a (UberPop, basado en conductores sin licencia), que la compa?¨ªa retir¨® y, pasado un tiempo, cambi¨® por el actual (con licencias VTC).?

• A ver d¨®nde aparcas esa bici

Los servicios de motos, bicicletas y m¨¢s recientemente patinetes compartidos proliferan en ciudades europeas, estadounidenses y asi¨¢ticas. A diferencia por ejemplo de las bicis municipales como BiciMad, Bicing o Sevici, no hace falta retirarlas de estaciones habilitadas para ello (y anclarlas luego en otras). El atractivo de este modelo radica precisamente en que est¨¢n desperdigadas por ah¨ª.

Hasta el momento, los consistorios han optado por dar licencias a las operadoras asegur¨¢ndose de que cumplen requisitos de seguridad, calidad, etc. Con todo, queda algo por resolver: se trata de veh¨ªculos que est¨¢n haciendo uso del espacio p¨²blico (aceras, plazas de parking¡­) para beneficio de las empresas operadoras.

El Ayuntamiento de Barcelona ha decidido compensarlo exigiendo 71,51 euros por veh¨ªculo y a?o a cambio del mencionado uso privativo del suelo p¨²blico. La tasa, cuya aprobaci¨®n definitiva se espera para marzo, es considerada desproporcionada por el sector, que ya ha presentado alegaciones a trav¨¦s de Smart Mobility, la plataforma que agrupa a varios de los operadores afectados.

• Entonces¡­

El Ayuntamiento de Barcelona est¨¢ adoptando un perfil combativo con las plataformas que considera que afectan a la vida urbana. ?Son proporcionadas sus medidas? Ponerle l¨ªmites a la expansi¨®n de Airbnb es algo que han hecho ayuntamientos como el de Nueva York o Par¨ªs. Ante la alteraci¨®n de la vida de los vecinos y de la estructura poblacional del casco urbano, parece m¨¢s que justificado actuar para modelar dichos efectos.

De la misma manera, que los veh¨ªculos unipersonales privados que disfrutan del espacio p¨²blico y se lucran con ello deban pagar un gravamen adicional se antoja como una pol¨ªtica razonable. Todo depende de c¨®mo se module ese tributo, claro.

?Qu¨¦ hay de los taxis? Fijar 15 minutos como el tiempo de antelaci¨®n con el que contratar un trayecto de Uber o Cabify no parece que pueda herir de muerte al sector de las VTC y, al mismo tiempo, marca una diferencia clara entre coger un transporte sobre la marcha y precontratarlo con antelaci¨®n. ?Son suficientes 15 minutos? Es cierto que no es mucho tiempo, pero obliga al cliente a pensar con antelaci¨®n, a cambiar el chip. Y eso es importante. Veremos en los pr¨®ximos d¨ªas c¨®mo acaba el asunto. Barcelona, la ciudad que, con mejor o peor tino, se est¨¢ fortificando contra la econom¨ªa de plataformas, sentar¨¢ precedente.