Replicar la inteligencia humana: un sue?o que ya cambia todo lo que conocemos
El r¨¢pido desarrollo de la inteligencia artificial da argumentos a quienes creen que surgir¨¢ una superinteligencia mayor que la humana
La inteligencia artificial (IA) disparar¨¢ la productividad, har¨¢ el mundo m¨¢s eficiente y seguro, alargar¨¢ la esperanza de vida, servir¨¢ para predecir el futuro, prevenir cat¨¢strofes e incluso para combatir el cambio clim¨¢tico. Las empresas que desarrollan esta nueva era basada en algoritmos y big data la presentan como el santo grial y pasan de puntillas por los evidentes peligros que tambi¨¦n acarrea. Porque, seg¨²n diferentes estudios y analistas, entre el 14% y el 40% de los puestos de trabajo actuales corre el riesgo de desaparecer debido al efecto combinado de estos sistemas y la rob¨®tica.
¡°El ser humano se ver¨¢ obligado a formarse continuamente para no quedar obsoleto¡±, avanza Robin Li, consejero delegado de Baidu. Pero existe un escenario en el que ni siquiera esa formaci¨®n continua ser¨ªa suficiente para garantizar los puestos de trabajo: el de la singularidad tecnol¨®gica. Aunque todav¨ªa es un concepto m¨¢s apropiado para historias de ciencia ficci¨®n, esta hip¨®tesis dibuja un futuro en el que los avances tecnol¨®gicos desembocan en una superinteligencia que supera con creces la del ser humano. Y no faltan cient¨ªficos que la consideran una posibilidad menos remota de lo que muchos otros quieren creer.
El futuro
?Podr¨ªa el futuro superar a la ficci¨®n? Sobre todo en China, el pa¨ªs que se ha propuesto liderar el desarrollo de la inteligencia artificial: ya es el que m¨¢s invierte en el sector, el que m¨¢s instituciones p¨²blicas tiene investigando y el que m¨¢s patentes registra: un 57% del total, frente al 13% de EE UU y el 7% de la Uni¨®n Europea, seg¨²n el informe de 2018 Artificial Intelligence, a European Perspective, de la Comisi¨®n Europea. Y cuenta con 17 de las 20 instituciones de investigaci¨®n m¨¢s relevantes en el ¨¢mbito de la IA, de acuerdo con un estudio de la Organizaci¨®n Mundial de la Propiedad Intelectual. ¡°Aunque me gustar¨ªa que EE UU ganase la carrera de la IA, si tuviese que apostar lo har¨ªa por China¡±, afirma Thomas H. Davenport, autor de La ventaja de la IA. ¡°China tiene muchas ventajas: un Gobierno determinado, una fuente inagotable de dinero, un creciente n¨²mero de cient¨ªficos inteligentes y una enorme poblaci¨®n que adora lo digital¡±, argumenta.
Tambi¨¦n es el pa¨ªs con menos barreras ¨¦ticas y legales. Eso permite que los cient¨ªficos se adentren en terrenos que otros pa¨ªses consideran pantanosos. ¡°Siempre hemos pensado que la inteligencia humana era imposible copiarla y ahora sabemos que alg¨²n d¨ªa podremos comprenderla lo suficientemente bien como para replicarla. Eso supone que no es irremplazable¡±, asegura Wu Shuang, cient¨ªfico jefe de Yitu, una de las empresas de IA m¨¢s punteras de China y doctor en F¨ªsica por la University of Southern California. ¡°Todav¨ªa estamos en la fase de dotar a las m¨¢quinas de capacidad de percepci¨®n y lejos de pasar a las de razonamiento y toma de decisiones. Pero estoy convencido de que las m¨¢quinas terminar¨¢n adquiriendo sentido com¨²n y de que ser¨¢n capaces de tomar decisiones cotidianas mejor que los humanos¡±, apostilla Wu, especializado en aprendizaje autom¨¢tico y redes neuronales profundas.
Wu se rasca la cabeza despu¨¦s de 50 minutos de entrevista y reconoce que no tiene tan claro que el ser humano vaya a salir bien parado de la nueva etapa en la que se adentra. Y no es el ¨²nico. ¡°Siempre hemos querido creer que el ser humano es el centro del universo. Luego nos hemos dado cuenta de que vivimos en un peque?o planeta de un sistema solar que ni siquiera est¨¢ en el centro de la galaxia¡±, enumera. ¡°Tambi¨¦n pensamos que tenemos un intelecto superior, creativo y capaz de razonar. Todav¨ªa no sabemos exactamente c¨®mo funciona, pero creo que terminaremos por entender todos sus mecanismos. Eso nos ayudar¨¢ a mejorar, pero tambi¨¦n demostrar¨¢ que puede existir una inteligencia superior¡±.
Chen Haibo es de una opini¨®n similar. El consejero delegado de DeepBlue, otra gran empresa china del sector, cree que ni siquiera la imaginaci¨®n ser¨¢ siempre un coto privado del Homo sapiens. ¡°La tecnolog¨ªa ha avanzado en dos siglos m¨¢s que nosotros en miles de a?os. No veo por qu¨¦ va a dejar de hacerlo, as¨ª que es inevitable que las m¨¢quinas terminen superando nuestra inteligencia¡±, apunta.
Siempre hemos pensado que la inteligencia humana era imposible de copiar, y ahora sabemos que alg¨²n d¨ªa podremos comprenderla lo suficientemente bien como para replicarla. Eso supone que no es irremplazable", expone un cient¨ªfico. Wu Shuang, cient¨ªfico jefe de Yitu,
?Atisbos de superinteligencia?
¡°Esta superinteligencia va a llegar y quiz¨¢ ni siquiera nos demos cuenta de que est¨¢ llegando¡±, a?ade Brian Subirana, director del Auto-ID Lab del Massachusetts Institute of Technology (MIT) [entrevistado por Jaime Susanna en Cibecom, la Cumbre Iberoamericana de Comunicaci¨®n Estrat¨¦gica].
Y pone ejemplos de algunos pasos que ya se est¨¢n dando en esa direcci¨®n. ¡°El reconocimiento de imagen en los ¨²ltimos siete a?os ha superado ya al del ser humano. Por eso, en los controles de inmigraci¨®n las c¨¢maras pueden reconocer rostros mejor que los agentes. Es una tecnolog¨ªa que tambi¨¦n se utiliza en medicina. En el caso de los tumores de retina se ha descubierto que el ordenador sabe distinguir si una retina es de hombre o de mujer, algo que ning¨²n m¨¦dico sabe hacer. Ese ser¨ªa un ejemplo de superinteligencia en el que el ordenador ve cosas que escapan al ojo humano¡±.
Por otro lado, la potencia de computaci¨®n crece de?forma exponencial a la vez que los chips se hacen m¨¢s peque?os. Peter Abbeel, profesor de la UC Berkeley y cient¨ªfico jefe de Embodied Intelligence, concuerda: ¡°Todav¨ªa no existe una m¨¢quina con la potencia de computaci¨®n para reproducir el cerebro humano, pero s¨ª se puede lograr en la nube, con una red de ordenadores¡±.
En opini¨®n de Abbeel, ese no es el mayor problema. ¡°Seg¨²n avancen los chips, tambi¨¦n resultar¨¢n cada vez m¨¢s baratos. Una m¨¢quina con la capacidad de computaci¨®n de una persona podr¨ªa incluso costar menos que el salario m¨ªnimo¡±, se?ala. Jos¨¦ Dorronsoro, catedr¨¢tico en Ciencia de Computaci¨®n e Inteligencia Artificial en la Universidad Aut¨®noma de Madrid e investigador s¨¦nior del Instituto de Ingenier¨ªa del Conocimiento (IIC), coincide. ¡°Hay quienes sostienen que los microprocesadores cu¨¢nticos son dif¨ªciles de controlar y que la Ley de Moore, que dice que cada dos a?os se duplica la potencia de c¨¢lculo, se demostrar¨¢ err¨®nea porque los chips se enfrentar¨¢n a barreras f¨ªsicas insalvables. Yo, sin embargo, creo que se presentar¨¢n nuevas propuestas tecnol¨®gicas y veo factible que se pueda replicar la capacidad de computaci¨®n del cerebro en un tiempo razonable¡±.
Los esc¨¦pticos
No en vano, el Proyecto Cerebro Humano de la Uni¨®n Europea tambi¨¦n busca algo similar, pero desde una perspectiva m¨¢s amplia, con la Plataforma de Simulaci¨®n del Cerebro. Mientras Abbeel considera que estos avances pueden ser el primer paso en el camino hacia una superinteligencia, Dorronsoro no cree que vaya a convertirse en el germen de la singularidad tecnol¨®gica. ¡°Una m¨¢quina puede hacer much¨ªsimos c¨¢lculos a una velocidad enorme, pero necesita un marco conceptual para ir m¨¢s lejos. Tenemos que entender el cerebro tambi¨¦n desde el punto de vista neurofisiol¨®gico¡±.
En l¨ªneas similares se manifiesta Ram¨®n L¨®pez de M¨¢ntaras, director del Instituto de Investigaci¨®n en Inteligencia Artificial del CSIC y uno de los cient¨ªficos que ven el concepto de superinteligencia con m¨¢s escepticismo: ¡°La capacidad de computaci¨®n se compara con la actividad el¨¦ctrica de las neuronas, pero en el cerebro hay m¨¢s c¨¦lulas gliales que neuronas. Ahora sabemos que juegan un papel importante, pero no c¨®mo reproducirlas¡±. L¨®pez de M¨¢ntaras incide en que ser¨¢ posible crear una red neuronal comparable al cerebro en cuanto a su n¨²mero de unidades de proceso, pero advierte de que solo se estar¨¢ modelizando la actividad el¨¦ctrica, olvidando la qu¨ªmica, que es fundamental para procesar informaci¨®n. ¡°O sea, que en ning¨²n caso ser¨¢ un cerebro¡±, sentencia.
IA: vac¨ªa de memoria y de ¨¦tica
Los Gobiernos, que hasta ahora han sido reactivos, deben ser proactivos y regular todo esto mucho m¨¢s r¨¢pido", asegura un experto. Brian Subirana, director del Auto-ID Lab del
MIT
Una barrera adicional est¨¢ tambi¨¦n en la capacidad de aprendizaje de la IA y en el olvido catastr¨®fico que sufre. Como dice L¨®pez de M¨¢ntaras, ¡°sistemas como DeepMind tienen un aprendizaje que no es incremental ni relaciona un conocimiento nuevo con los que ten¨ªa antes. Si le ense?as a jugar al ajedrez, lo hace. Pero si lo reprogramas para hacer otra tarea, se olvida de jugar. De momento, no sabemos c¨®mo lograr que una m¨¢quina aprenda m¨¢s a lo largo de toda su vida, como hace una persona¡±.
Dorronsoro subraya tambi¨¦n los dilemas ¨¦ticos que la inteligencia artificial tiene que resolver antes de poder dar el salto hacia la superinteligencia. El primero, asegura, llegar¨¢ con los veh¨ªculos aut¨®nomos. ¡°Tendr¨¢n que reaccionar ante los imprevistos y, por lo tanto, tendr¨¢n que tomar decisiones que tienen una vertiente ¨¦tica. Porque no habr¨¢ tiempo para que el coche env¨ªe un mensaje con el dilema que se plantea a un centro de control en el que seres humanos decidan qu¨¦ hacer. ?Atropello a la se?ora o tiro el coche por el barranco?¡±.
A L¨®pez de M¨¢ntaras le preocupan las armas aut¨®nomas. De hecho, fue uno de los primeros firmantes de una petici¨®n para prohibirlas. No solo los drones de los ej¨¦rcitos, tambi¨¦n los diferentes robocops que se est¨¢n desarrollando. ¡°Distinguir entre una persona que lleva un arma encima pero que tiene actitud de rendirse y otra que amenaza con ella es muy dif¨ªcil. Lo mismo que determinar si un herido armado est¨¢ en el suelo pidiendo ayuda y no en actitud agresiva. Hay muchos ejemplos de que la inteligencia artificial en armas aut¨®nomas no es fiable y no se debe usar¡±. Por si fuese poco, L¨®pez de M¨¢ntaras esgrime un argumento moral: ¡°Es indigno delegar en una m¨¢quina la decisi¨®n de matar¡±.
La programaci¨®n de esos sistemas puede sentar algunos precedentes importantes. ¡°No vamos a dotar de juicio a las m¨¢quinas, pero s¨ª dotaremos de ¨¦tica a los algoritmos, que no dejan de ser recetas mec¨¢nicas. Y luego habr¨¢ que ver c¨®mo se gestionan jur¨ªdicamente sus consecuencias¡±, apunta Dorronsoro. Solo cuando se haya dado respuesta a estos interrogantes se podr¨¢ concebir un nuevo paso hacia lo que ahora es ciencia ficci¨®n: dotar a las m¨¢quinas de sentimientos. ¡°No podemos decir que nunca suceder¨¢. Pero eso har¨ªa a la humanidad completamente obsoleta, porque ser¨ªan capaces de hacerlo todo: desde la investigaci¨®n cient¨ªfica hasta el arte. Ser¨ªa el poshumanismo¡±, apostilla L¨®pez de M¨¢ntaras.
La guerra comercial por la IA
Adem¨¢s, Subirana se?ala otra barrera derivada de la estructura que ha creado el sistema capitalista: ¡°En el caso de que se llegase a la superinteligencia, no habr¨ªa una sola: habr¨ªa varias lideradas por diferentes empresas y se podr¨ªan llegar a dar luchas entre algoritmos para ver qui¨¦n gana¡±. El cient¨ªfico del MIT saca su iPhone para una demostraci¨®n sencilla: le pide a Siri que ponga una canci¨®n en Spotify y el sistema de IA se niega porque Apple bloquea este servicio; le dice ¡®Ok, Google¡¯, y Siri se r¨ªe de ¨¦l. Literalmente.
Al fin y al cabo, los algoritmos responden a intereses comerciales que crean muros para separar unos de otros. El inter¨¦s p¨²blico es lo de menos cuando las inteligencias artificiales tienen logotipo. ¡°Deber¨ªa iniciarse un di¨¢logo social transparente y m¨¢s activo para debatir sobre su funcionamiento. Y los Gobiernos, que hasta ahora han sido reactivos, deben ser proactivos y regular todo esto mucho m¨¢s r¨¢pido¡±. Todos los entrevistados para este reportaje coinciden en la necesidad de regular la inteligencia artificial para poner coto a los desmanes de las grandes corporaciones antes de que sea demasiado tarde.
Independientemente de que se termine alcanzando la singularidad tecnol¨®gica o no, ninguno de ellos duda de que la inteligencia artificial vaya a tener un profundo efecto en la sociedad. Y afirman que estamos todav¨ªa en la infancia de esta tecnolog¨ªa y no tenemos claro qu¨¦ buscamos. Deber¨ªamos centrarnos en utilizarla "para resolver los problemas sociales existentes y no solo para el beneficio econ¨®mico¡±, advierte Yang Xueshan, profesor de la Peking University y exviceministro de Industria y Tecnolog¨ªas de la Informaci¨®n de China.
Peligrosa concentraci¨®n de poder
¡°Tenemos que desarrollar la IA de forma que sirva a nuestros intereses y se preocupe de nosotros¡±, apunta Abbeel. El problema est¨¢ en que, en un mundo polarizado, ese nosotros no engloba a toda la humanidad sino a peque?os grupos de poder. As¨ª, Dorronsoro se?ala la amenaza que supone la concentraci¨®n de poder en un peque?o n¨²mero de gigantes tecnol¨®gicos ¡°como Google, Facebook, o Netflix¡±. Chen y Wu destacan la disrupci¨®n que la suma de inteligencia artificial y rob¨®tica va a provocar en el mercado laboral. Y L¨®pez de M¨¢ntaras a?ade que puede ahondar en la creciente desigualdad econ¨®mica ¡°propiciada por un neoliberalismo que ha destrozado la clase media¡±.
Subirana, por otro lado, muestra su preocupaci¨®n por el peligro creciente que suponen los piratas inform¨¢ticos en un mundo hiperconectado y regido por algoritmos manipulables. ¡°Pueden explotar las vulnerabilidades de los sistemas con consecuencias mucho m¨¢s graves, porque no existe la protecci¨®n al 100%¡±, analiza. ¡°?Qu¨¦ pasar¨ªa si, por ejemplo, se ponen en marcha de forma simult¨¢nea un mill¨®n de microondas y se producen miles de incendios en los que mueren cientos de personas?¡±, se pregunta.
Adem¨¢s, en opini¨®n de Brian Subirana, el rastro de datos que dejamos ¡ªbiom¨¦tricos, de GPS, email, compras online¡ª en poder de las multinacionales tambi¨¦n se puede utilizar para explotar las debilidades de los individuos, de los que se puede saber casi todo. ¡°Por ejemplo, se le pueden ofrecer bebidas a quien sufre de alcoholismo cuando el algoritmo determina su momento m¨¢s vulnerable. Y Amazon ya est¨¢ haciendo perfiles de los clientes escuchando todo lo que sucede en sus casas¡±, se?ala el cient¨ªfico del MIT.
La fuerza de la empat¨ªa humana
A pesar de que la mayor¨ªa de los escenarios parecen apocal¨ªpticos, todos los cient¨ªficos entrevistados subrayan que no son pesimistas en cuanto al futuro. Al contrario, consideran que la IA ser¨¢ un poderoso motor de desarrollo. ¡°El buen camino es el de los cobots, sistemas de IA que nos permitir¨¢n hacer mejor nuestro trabajo¡±, sentencia L¨®pez de M¨¢ntaras.
El investigador del CSIC vuelve al terreno m¨¦dico para poner un ejemplo. ¡°Los sistemas de diagn¨®stico mejoran sustancialmente la eficiencia de los m¨¦dicos. Pero el m¨¦dico es insustituible porque la m¨¢quina carece de empat¨ªa. El contacto humano de quien te pone la mano en el hombro y te dice que te va a curar no lo puede reproducir, a¨²n, un robot. Y tiene un efecto placebo brutal. De momento, todo lo que requiera socializar est¨¢ fuera del alcance de las m¨¢quinas¡±.
Yitu es una de las empresas que desarrollan algoritmos de IA y sistemas de reconocimiento de imagen para diagn¨®sticos m¨¦dicos, pero Wu tambi¨¦n les augura un buen porvenir a los doctores. ¡°Se les da una herramienta muy poderosa para hacer mejor su trabajo¡±. Destaca la mejora que suponen en el mundo en v¨ªas de desarrollo, donde la demanda de servicios sanitarios crece m¨¢s r¨¢pido que la capacidad para formar nuevos doctores. ¡°En radiolog¨ªa tampoco hay suficientes profesionales, as¨ª que nuestros sistemas ¡ªcapaces de hacer un diagn¨®stico a partir de pruebas visuales como esc¨¢neres o resonancias magn¨¦ticas¡ª suplen esa carencia porque permiten a los especialistas existentes hacer m¨¢s r¨¢pido su labor: pueden examinar 50 esc¨¢neres al d¨ªa en vez de 10¡±.
Chen Haibo tambi¨¦n es optimista. ¡°Puede que los chips lleguen a sobrepasar la imaginaci¨®n humana, pero debemos trabajar para que el futuro no sea mutuamente excluyente. Tenemos que centrar nuestros esfuerzos en aprender a convivir con m¨¢quinas que pueden superarnos en diferentes habilidades¡±, se?ala el fundador de Yitu. ¡°No hay que tener miedo, porque ya lo hemos hecho antes. Pasamos de una era en la que casi toda la humanidad trabajaba en el campo a otra en la que se empleaba en las f¨¢bricas. Y de ah¨ª, a una sociedad de servicios¡±, a?ade.
La resistencia
L¨®pez de M¨¢ntaras prefiere mirar a Suecia, donde se experiment¨® con una reducci¨®n de la jornada laboral a 30 horas semanales, para apuntalar su tranquilidad. ¡°La automatizaci¨®n lleva mucho tiempo destruyendo empleo. No hay m¨¢s que pensar en los cajeros autom¨¢ticos. Aun as¨ª, las sociedades m¨¢s automatizadas no son las que m¨¢s paro tienen¡±. Eso s¨ª, el cient¨ªfico tambi¨¦n se?ala que todo depender¨¢ del modelo de IA que predomine. ¡°Europa debe ser la resistencia¡±.
Cient¨ªficos de la talla de Stephen Hawking y empresarios como Elon Musk han advertido de que un modelo equivocado podr¨ªa representar la mayor amenaza para la humanidad. Aunque Hawking reconoci¨® que la IA m¨¢s rudimentaria, la que existe en la actualidad, es muy pr¨¢ctica, se?al¨® que desarrollarla m¨¢s all¨¢ podr¨ªa desembocar en la singularidad tecnol¨®gica. ¡°Podr¨ªa terminar redise?¨¢ndose a s¨ª misma. Los humanos, incapaces de desarrollarse biol¨®gicamente a la misma velocidad, ser¨ªan sustituidos¡±. Sin embargo, todos los entrevistados para este reportaje conf¨ªan en que no se alcance ese punto. Dorronsoro incluso dice entre risas que esa posibilidad le importa lo mismo que la superpoblaci¨®n de Marte: ¡°?Puede suceder? Pues s¨ª, pero no es una preocupaci¨®n inmediata¡±.
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