El experimento de Silicon Valley con el salario b¨¢sico universal
Una ONG fundada por Chris Hughes, cofundador de Facebook, invierte un mill¨®n de d¨®lares en un proyecto pionero en EEUU
La ciudad de Stockton, de 300.000 habitantes, a unos 130 km de San Francisco, no ha salido muchas veces en las noticias nacionales. Y las veces que lo ha hecho no han sido precisamente buenas noticias: en 2012, declar¨® la mayor suspensi¨®n de pagos municipal de EE UU como consecuencia de la crisis financiera. Sus ingresos medios anuales son 46.033 d¨®lares por familia (en San Francisco son 95.000), y un 15% de sus habitantes se sit¨²an por debajo del nivel de pobreza. Solo est¨¢ a hora y media en coche de Silicon Valley, pero es, probablemente, su gran ant¨ªtesis. Dos realidades del capitalismo estadounidense dentro del mismo pa¨ªs, dentro del mismo estado, casi pared con pared.
Hoy es noticia otra vez, pero esta vez es por algo mucho m¨¢s positivo. A 125 vecinos de Stockton cuidadosamente seleccionados les ha tocado una especie de loter¨ªa. Desde febrero pasado y durante 18 meses, una mano benefactora les va a ingresar 500 d¨®lares en una tarjeta de d¨¦bito que les regal¨® el alcalde. Puede no parecer mucho, pero le sirve a Susie Garza, por ejemplo, para pagar su cuenta del m¨®vil, llevar a su perro al veterinario, y comprar regalos de cumplea?os para sus nietos. El dinero no trae condiciones: pueden hacer con ¨¦l lo que les venga en gana. Y Garza, tras su paso por la c¨¢rcel y haber conseguido dejar atr¨¢s la adicci¨®n a las drogas, ya est¨¢ sintiendo los beneficios no solo econ¨®micos. ¡°Nunca he podido permitirme estas cosas. Me hace sentirme independiente, como si de verdad tuviera algo m¨ªo¡±; a?ad¨ªa en declaraciones a Associated Press el pasado mes de julio, tras seis meses participando en el programa. Ella es uno de los beneficiarios elegidos para contar su historia a unos pocos medios. Porque el proyecto no es secreto, ni mucho menos, pero est¨¢ celosamente monitorizado por un equipo de investigadores, que van a registrar la evoluci¨®n de cada persona que participa y elaborar un informe final.
El empuj¨®n financiero fundamental ha venido del Economic Security Project. Fundado por Chris Hughes, Natalie Foster y Dorian Warren en 2016, es una organizaci¨®n que se dedica a apoyar, financiar e investigar las posibilidades de implantar un salario b¨¢sico universal en EEUU. Una posible soluci¨®n a la p¨¦rdida de puestos de trabajo que la automatizaci¨®n (el uso de m¨¢quinas y robots) y la inteligencia artificial traer¨¢n consigo. Para un grupo de figuras relevantes del mundo tecnol¨®gico, la Soluci¨®n, con may¨²sculas. Entre los convencidos est¨¢ Chris Hughes, y, con la colaboraci¨®n de un alcalde jovenc¨ªsimo y radical, ha podido poner en marcha el primer proyecto a nivel municipal en una ciudad grande de EEUU. A principios de a?o donaron el mill¨®n de d¨®lares que ha permitido poner en marcha un proyecto pionero, que costar¨¢ tres millones en total y estar¨¢ financiado completamente por dinero privado.
El proyecto se llama Demostraci¨®n del Empoderamiento Econ¨®mico de Stockton (Stockton Economic Empowerment Demonstration) y el alcalde Michael Tubbs, el alcalde m¨¢s joven de una ciudad de m¨¢s de 100.000 habitantes en todo EEUU, lo ha abrazado con convicci¨®n. As¨ª defend¨ªa el programa cuando se puso en marcha a principios de a?o: ¡°Stockton va a ser un ejemplo para todo el resto del pa¨ªs. La pobreza es algo inmoral y, sencillamente, no deber¨ªa existir. La gente que vive angustiada por falta de dinero no le falta car¨¢cter o fuerza de voluntad: les falta dinero¡±.
¡°Nuestro objetivo es investigar c¨®mo afecta no s¨®lo a las finanzas, sino al bienestar de una persona, este concepto de tener un ingreso garantizado fijo todos los meses¡±, explica a EL PA?S Retina Natalie Foster, co fundadora de la organizaci¨®n que ha financiado el proyecto. ¡°Tuvimos la suerte de conocer al alcalde Tubbs y darnos cuenta que ten¨ªamos un objetivo com¨²n: sacar la idea del salario b¨¢sico garantizado del mundo de lo te¨®rico y ponerla en pr¨¢ctica de verdad. Permitir que impactara en personas reales con historias reales¡±.
Algunas de esas historias, por ejemplo, son la de Tom¨¢s Vargas Jr, que ha usado el dinero para pagar un profesor particular para sus hijos durante el verano y sacarse un segundo t¨ªtulo universitario. Adem¨¢s, Vargas, que trabaja como manager en una compa?¨ªa de log¨ªstica, se ha permitido el lujo de dejar de trabajar de manitas por las tardes y pasar m¨¢s tiempo con su familia. Asegura que poder leer a sus hijos por las noches es un lujo que antes no ten¨ªa. O la de otra mujer que solo quiere usar el nombre de Denang, y que con sus finanzas seriamente comprometidas tras un accidente laboral de su marido, ten¨ªa que pellizcarse para poderse creer que le llegaba este dinero del cielo.
Historias cuidadosamente seleccionadas, sin duda. Uno de los objetivos del proyecto es separar la idea de dependencia o pereza con que se asocia con frecuencia a los receptores de la ayuda estatal. Por ejemplo, en la mayor¨ªa de los programas de ayuda sociales que existen en EE UU al receptor de la ayuda se le pone bajo la lupa: los tests de drogas o los interminables papeleos para demostrar elegibilidad son la norma. El concepto de salario b¨¢sico universal (ingreso garantizado o incondicional son otros de los t¨¦rminos utilizados) va intr¨ªnsecamente ligado a la idea de no poner condiciones, y de confiar en la capacidad de la gente de usar, al menos mayoritariamente, el dinero de forma inteligente y ¨²til.
Nuevo empuje, idea vieja
La idea del salario b¨¢sico universal, por supuesto, no es una idea reciente ni ha nacido en Silicon Valley. Se fragu¨® en Europa a lo largo de los siglos XVIII y XIX. En EEUU, Martin Luther King la propon¨ªa en uno de sus libros y, aunque pueda parecer extra?o, un presidente tan improbable como el republicano Richard Nixon la puso en pr¨¢ctica de manera experimental en los 60 (experimento supervisado, ni m¨¢s ni menos, que por Dick Cheney y Donald Rumsfeld, director y subdirector respectivamente de la Oficina de Oportunidades Econ¨®micas). En Holanda, Finlandia, Canad¨¢, ha habido proyectos piloto respaldados por el estado. Pero en EEUU, gran parte del empuje reciente viene de Silicon Valley.
¡°Estamos en un momento de la historia de EEUU muy necesitados de ideas atrevidas. Cada vez m¨¢s gente se da cuenta de que es necesario reequilibrar la econom¨ªa. Una cuarta parte de los trabajadores con trabajos a tiempo completo necesitan alg¨²n tipo de ayuda o subsidio porque no llegan a fin de mes. Y los trabajos se van a hacer cada vez m¨¢s precarios en la nueva econom¨ªa. Un ingreso garantizado que proporcione seguridad, estabilidad, es ese tipo de idea atrevida que puede ayudar a cambiar las cosas¡±, argumenta Foster.
¡°Lo m¨¢s interesante del proyecto de Stockton es que nos va a ofrecer ejemplos concretos, con cara y nombre y apellidos, de lo que las personas reales pueden hacer con un ingreso de efectivo extra al mes¡±, explica el profesor Matt Zwolinski, de la Universidad de San Diego, experto en el tema. ¡°En t¨¦rminos de ciencia social, no creo que podamos sacar mucha informaci¨®n relevante, porque es un proyecto peque?o en escala: dura unos pocos meses y la cantidad de dinero no es muy elevada. Por ejemplo, nadie va a dejar su trabajo por 500 d¨®lares al mes solo durante un a?o y medio. Pero es ¨²til porque plantea la propuesta y se habla de ella en los medios, y al americano medio le empieza a sonar menos extravagante y lejana¡±.
Los investigadores del proyecto de Stockton van a medir la evoluci¨®n, entre otras cosas, en el sentimiento de relevancia social de sus beneficiarios: es decir, cu¨¢nto perciben que importan a la sociedad. ¡°Los efectos positivos de tener un dinero asegurado al mes se perciben a corto y a muy largo plazo. En los experimentos realizados en Canad¨¢, por ejemplo, se pudo comprobar que la gente invert¨ªa m¨¢s en su educaci¨®n, y pod¨ªa permitirse pasar m¨¢s tiempo con su familia. Esto a su vez revierte en un bienestar prolongado en el tiempo, en mayor conexi¨®n con la gente que te rodea, e incluso, en menos gasto sanitario, porque tambi¨¦n tiene efectos duraderos sobre la salud¡±, explica Zwolinski, quien precisa que una cantidad m¨¢s habitual que se maneja cuando se habla de salario universal garantizado es 1.000 d¨®lares al mes. ¡°Tiene que ser una cantidad que no sea un sustituto de un salario exactamente, sino un suplemento, un extra. La gente sigue necesitando tener un trabajo, pero tiene m¨¢s margen, para trabajar menos, para hacer otras cosas que son ¨²tiles socialmente¡±.
Idea radical
Zwolinski reconoce, sin embargo, que la idea sigue siendo radical y pr¨¢cticamente en las ant¨ªpodas de la cultura laboral de EEUU, una sociedad que valora por encima de todas las cosas la capacidad de salir adelante ¡°por s¨ª mismo¡±. De hecho, el experimento de Nixon fracas¨®. Aunque se demostr¨® que efectivamente, la mayor¨ªa de la gente buscaba un trabajo y se manten¨ªa activa a pesar de recibir un ingreso fijo todos los meses, su aplicaci¨®n m¨¢s generalizada no obtuvo mayor¨ªa en el Congreso. En Alaska, cada residente recibe un dividendo de los ingresos por venta de crudo desde 1982, y un estudio realizado el a?o pasado demostr¨® que no ha disminuido la cantidad de gente en el mercado laboral. Otro estudio en Carolina del Norte en 2010 demostraba algo similar en la comunidad de nativos americanos que reciben parte de los ingresos de un casino desde mediados de los 90.
Pero lo cierto es que el americano medio no sabe nada de estos ejemplos y la opini¨®n p¨²blica en general no considera el salario universal como una idea practicable. Un ejemplo: Andrew Yang, uno de los candidatos a las primarias dem¨®cratas para las elecciones generales del a?o que viene, es un empresario de ¨¦xito de Silicon Valley que ha decidido hacer del salario b¨¢sico universal su plataforma de campa?a. En el ¨²ltimo debate televisado con nueve de sus contrincantes, cuando plante¨® su idea para resolver los problemas del capitalismo estadounidense con un dividendo de libertad?(freedom dividend) para cada estadounidense mayor de 18 a?os, la reacci¨®n de los dem¨¢s fue un¨¢nime. Se rieron. El salario b¨¢sico universal se sigue viendo por la mayor¨ªa como una idea quijotesca y absurda.
¡°En realidad, hemos avanzado much¨ªsimo en los ¨²ltimos a?os. La idea ahora est¨¢ presente en los programas de campa?a de candidatos dem¨®cratas que no se consideran radicales. La llaman de otra manera, como Kamala Harris con su Lift the middle class?(un plan para dar una cantidad fija mensual a familias de clase media con ingresos por debajo de 100.000 d¨®lares al a?o), Juli¨¢n Castro con su Working Families First Credit, o Corey Booker con su rise credit, pero es b¨¢sicamente el mismo concepto: ofrecer un suelo econ¨®mico, una base garantizada, para dar un respiro a las familias y como manera eficaz de luchar contra la pobreza¡±, explica Foster.
Zwolinski coincide: que un concepto revolucionario forme ahora parte de alguna manera de propuestas pol¨ªticas reales es algo inesperado y ¡°asombroso¡±. Mientras tanto, 125 personas de Stockton lo viven como una realidad que, de momento, les est¨¢ funcionando
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