En la era de la tecnolog¨ªa y los datos, los clientes deben ser los verdaderos ganadores
Tiene sentido obligar a las empresas que acumulan los datos a que hagan posible que los usuarios los compartan con otras empresas. El ¨²nico l¨ªmite deber¨ªa ser el consentimiento y la privacidad
La revoluci¨®n de los datos est¨¢ dando paso a una nueva era, una era de oportunidades para las personas y el planeta. Hoy en d¨ªa, los modelos de negocio de algunas compa?¨ªas se basan en acumular y monopolizar los datos que obtienen de sus clientes. Esta monopolizaci¨®n tiene que acabar para fomentar la innovaci¨®n y la competitividad.
Los datos y la tecnolog¨ªa pueden -y deben- usarse para crear un mundo m¨¢s sostenible, contribuyendo significativamente a abordar dos grandes preocupaciones: la emergencia clim¨¢tica y los retos sociales relacionados con la desigualdad.
Estos fueron los mensajes que tuve el privilegio de plantear esta semana en Las Vegas, en la conferencia anual de Money 20/20 USA, una de las citas de referencia en el mundo de la innovaci¨®n y la tecnolog¨ªa financiera o fintech.
Antes de pasar a explicar los cambios que considero necesarios para que esto suceda, es importante dar un paso atr¨¢s para entender c¨®mo y por qu¨¦ los datos est¨¢n cambiando la forma en la que operan bancos como BBVA.
Tradicionalmente, los bancos han ayudado a sus clientes con sus necesidades b¨¢sicas en torno al dinero, manteni¨¦ndolo seguro, permitiendo que realicen transacciones, proporcionando cr¨¦dito u ofreciendo opciones de inversi¨®n. Esto es lo que llamamos la infraestructura en torno al dinero.
Son muchas las personas que no tienen buenos h¨¢bitos financieros, lo que les lleva a tomar decisiones poco acertadas. Con el uso de la tecnolog¨ªa y los datos, tenemos la oportunidad de tener un impacto m¨¢s profundo en la vida de las personas y sus negocios, y ayudarles a tomar mejores decisiones financieras. De hecho, muchas de las herramientas de BBVA ya contribuyen a este prop¨®sito.
El uso intensivo de los datos es un acelerador esencial para que podamos desarrollar estas soluciones.
Y si pudi¨¦ramos ir m¨¢s all¨¢ de los datos bancarios, su potencial ser¨ªa a¨²n mayor. Imaginemos que las empresas - ya sean bancos u otras compa?¨ªas- pudieran tener acceso a datos generados por sus clientes en otras plataformas. Podr¨ªan utilizarlos para apoyar mejor a sus clientes en muchos aspectos de su vida, o para promover que las empresas tuvieran un enfoque m¨¢s sostenible.
Sin embargo, en la actualidad este intercambio de datos no se est¨¢ produciendo como deber¨ªa.
Los gigantes digitales basan su modelo de negocio en los datos que recopilan a partir de los millones de interacciones diarias con los usuarios de sus plataformas. Mediante el uso de esos datos, estas empresas aportan valor a?adido a sus clientes, lo que hace crecer su negocio, lo que a su vez les permite generar a¨²n m¨¢s datos.
El problema es que en lugar de compartir los datos que recopilan, en su mayor¨ªa simplemente los acumulan y guardan para s¨ª, generando econom¨ªas de escala y entrando en nuevas industrias. Por eso, a menudo se dice que los datos son el nuevo petr¨®leo, pero en realidad son mucho m¨¢s que eso. Los datos no se agotan con el uso, se pueden utilizar m¨²ltiples veces, de manera simult¨¢nea. Ese uso repetido generar¨ªa valor para la sociedad.
Por eso creo que tiene sentido obligar a las empresas que acumulan los datos a que hagan posible que los usuarios los compartan con otras empresas. El ¨²nico l¨ªmite deber¨ªa ser el consentimiento y la privacidad, porque los datos son una prolongaci¨®n de la identidad de cada persona: los lugares en los que ha estado, lo que le gusta, lo que ha comprado, etc.
Esto es, sin duda, un cambio de enfoque fundamental, porque si los datos no son considerados como un activo propio de la empresa que los recopila, entonces el consentimiento se convierte en la puerta de entrada para utilizarlos y obtener valor a?adido para sus verdaderos due?os.
Esto tambi¨¦n implicar¨ªa que si los datos fluyeran libremente, m¨¢s empresas podr¨ªan usarlos, lo que fomentar¨ªa la innovaci¨®n y la competencia.
De hecho, cuando escucho a alguien defender que se deber¨ªa forzar la escisi¨®n de alguna ¡®bigtech¡¯, yo digo que una mejor soluci¨®n ser¨ªa abrir el acceso a los datos que poseen. Si a¨²n as¨ª siguen ofreciendo la mejor propuesta de valor, bien por ellos; pero si no, los usuarios deber¨ªan poder usar otras plataformas.
En definitiva, los clientes deben ser los verdaderos ganadores.
Pero esto no suceder¨¢ por s¨ª solo. Para garantizarlo, necesitamos una regulaci¨®n global y transversal. Actualmente, la regulaci¨®n es compleja y heterog¨¦nea entre las diferentes jurisdicciones.
Si bien la directiva europea de pagos PSD2 gener¨® reticencias en la banca, creo que es una gran idea y deber¨ªa extenderse a los datos de todos los sectores: telecomunicaciones, comercio electr¨®nico, viajes... A todos.
La forma de hacerlo ser¨ªa obligando a compartir los datos en tiempo real, siempre que el cliente as¨ª lo quiera, a trav¨¦s de canales seguros, directos y con un formato estandarizado tal y como establece PSD2.
La coordinaci¨®n internacional para implantar una regulaci¨®n global homog¨¦nea ya se ha producido en el pasado en otros ¨¢mbitos, como la regulaci¨®n financiera a trav¨¦s del Financial Stability Board. Por ello, el G20 deber¨ªa promover una iniciativa similar relacionada con el mundo digital, y los datos en particular, para garantizar que todos podamos beneficiarnos de las enormes oportunidades de la revoluci¨®n digital.
Carlos Torres Vila es presidente del BBVA
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