Coronavirus: el teletrabajo no era esto
Es probable que muchas empresas se vean forzadas a dar teletrabajo a sus colaboradores sin tener ninguna pol¨ªtica previa, sin haber preparado las herramientas y los canales de comunicaci¨®n necesarios
Con la alerta sanitaria por el coronavirus, ha aumentado el inter¨¦s general por el teletrabajo porque su implantaci¨®n permite reducir las posibilidades de contagio en los centros de trabajo y los medios de transporte. Adem¨¢s, con el cierre de centros educativos en varias comunidades aut¨®nomas, ha comenzado a destacar tambi¨¦n su valor como medio para mantener la actividad de muchas familias que no tendr¨¢n con qui¨¦n dejar a sus hijos durante el horario laboral. Hasta aqu¨ª muy bien: se confirma, como ya sab¨ªamos, que el teletrabajo puede ser una herramienta valiosa en situaciones de emergencia.
El problema es que las emergencias no son situaciones normales y no permiten el desarrollo de una labor en remoto con las garant¨ªas necesarias para que las personas que lo desempe?an sean productivas. Para que funcione, debe planificarse y gestionarse adecuadamente. Esto no est¨¢ pasando en la actual situaci¨®n, lo que puede llevar a unos malos resultados generalizados al implantar un teletrabajo de emergencia que estar¨¢ desde el inicio abocado al fracaso desde el punto de vista productivo.
Para empezar, es probable que muchas empresas se vean forzadas a que sus colaboradores trabajen desde casa (por cuidado de hijos, por cuarentena o por simple prudencia) sin tener ninguna pol¨ªtica previa, sin haber preparado las herramientas y los canales de comunicaci¨®n necesarios y sin replantearse el modo de dirigir el trabajo cuando la gente no est¨¢ en el despacho de al lado. En consecuencia, a los trabajadores les faltar¨¢n soportes fundamentales y experiencia previa.
Adem¨¢s, con el cierre de centros educativos muchos teletrabajadores sobrevenidos se encontrar¨¢n con los ni?os en casa, lo que dificultar¨¢ enormemente su posibilidad de concentrarse y mantener un ritmo de trabajo normal. El teletrabajo no es un sustituto de las tareas de cuidado sino un modo diferente de organizar el trabajo. Nadie trabaja bien teniendo que ocuparse al mismo tiempo de una o varias personas dependientes, por eso el trabajo en remoto normal se lleva a cabo cuando los ni?os est¨¢n en la escuela o las personas dependientes en su centro de d¨ªa. Cualquier otra situaci¨®n es excepcional y no puede esperarse de ella resultados normales.
Por estas razones, desde mi punto de vista es probable que este experimento del teletrabajo de urgencia d¨¦ resultados negativos en t¨¦rminos de productividad. Lo que me preocupa es que estos malos resultados sirvan de excusa para que las empresas, en el futuro, rechacen implantar este modo de trabajo de modo estable.
Pero, en realidad, son las circunstancias excepcionales y la falta de planificaci¨®n en las empresas lo que dificultar¨¢ la productividad, no el trabajo en remoto en s¨ª. Es decir: si se cree que el teletrabajo es esto que estamos haciendo ahora a toda prisa, nos equivocamos. Esta modalidad tiene un potencial de mejora de la productividad, as¨ª como de la conciliaci¨®n y la satisfacci¨®n de los trabajadores, que ahora probablemente no se producir¨¢. Acept¨¦moslo y no culpemos al teletrabajo de ello.
Aportaciones
Pero eso no quiere decir que el teletrabajo de emergencia no aporte nada a las empresas. Gracias a ¨¦l, muchas empresas podr¨¢n continuar con sus actividades a pesar de las dificultades. Quiz¨¢s no ser¨¢n tan eficientes como en su modo habitual de trabajar, quiz¨¢s habr¨¢ problemas para comunicarse, gente que no sabr¨¢ c¨®mo acceder al sistema de la empresa, jefes preocupados por no saber qu¨¦ hacen sus colaboradores (consejo: que les llame)... pero la actividad podr¨¢ continuar en marcha.
Pero el valor del teletrabajo no es solamente productivo, sino tambi¨¦n social. Gracias al ¨¦l ser¨¢ socialmente viable que los ni?os no acudan a los centros educativos. Y tambi¨¦n gracias a ¨¦l la poblaci¨®n de riesgo y las personas en cuarentena podr¨¢n seguir trabajando desde sus casas, disminuyendo el riesgo para s¨ª mismas y para los dem¨¢s. Es esta utilidad social del teletrabajo la que debemos valorar ahora, y dejar la utilidad productiva para tiempos de normalidad.
Eva Rimbau Gilabert es profesora de los Estudios de Econom¨ªa y Empresa en la UOC.
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