Pedro Mujica: ¡°No conozco ni una tecnol¨®gica que se haya preocupado por la ¨¦tica¡±
El objetivo de Mujica, quien acaba de lanzar el proyecto IANetica del centro de innovaci¨®n Las Naves del Ayuntamiento de Valencia, es simple y complicado: que la t¨¦cnica deje de prevalecer sobre el ser humano
Dos palabras van, vienen y vuelven durante toda la entrevista; y eso que a Pedro Mujica (Las Palmas de Gran Canaria, 1970) carrete no le falta. Tecnolog¨ªa y humanismo son sus referencias constantes, lo que le lleva a presentarse como defensor de una corriente filos¨®fica como el tecnohumanismo, que cada vez incorpora a un mayor n¨²mero de adeptos. Toda una reconversi¨®n para un licenciado en ciencias de la computaci¨®n.
Mujica ha impulsado el proyecto IANetica del centro de innovaci¨®n Las Naves del Ayuntamiento de Val¨¨ncia. Esta uni¨®n de ambos campos es la que, en su opini¨®n, le ha llevado a defender con vehemencia un movimiento a¨²n minoritario dentro de esta era digital. ¡°?Qu¨¦ es el tecnohumanismo? Tan sencillo como la uni¨®n entre pensamiento y tecnolog¨ªa para ponerla al servicio del ser humano¡±, responde.
Tan sencillo no resulta cuando las diferentes revoluciones industriales han arrinconado al pensamiento ¨¦tico y filos¨®fico. Una constante fruto, seg¨²n sus propias palabras, de una supervivencia empresarial basada en maximizar los beneficios y la productividad ante un mercado voraz y muy competitivo. ¡°No conozco ni una tecnol¨®gica que se haya preocupado o dedicado a este pensamiento. La mayor¨ªa no ha contemplado suficientemente este pensamiento. Hasta hace relativamente poco, los objetivos estaban centrados solo en la innovaci¨®n y el progreso¡±, sostiene. Una tendencia que conviene revertir para minimizar el riesgo en cuatro ¨¢reas llamadas a dominar lo que resta de siglo: inteligencia artificial, biotecnolog¨ªa, armamento y guerras y medio ambiente.
Mujica conoce especialmente los peligros que se ciernen sobre la inteligencia artificial. Su discurso no enga?a. En el seno de las organizaciones han de convivir ¨¦ticos y fil¨®sofos con tecn¨®logos y cient¨ªficos ¨C¡°tienen que aprender unos de otros¡±, a?ade¨C. En su cabeza se agolpan demasiados casos en los que las humanidades han sido testimoniales. Comienza el recorrido con Google, un plato fuerte. ¡°Abri¨® un comit¨¦ de ¨¦tica que dur¨® poco, quiz¨¢s por la dificultad que entra?aba integrar algo tan nuevo en su organigrama. Eso s¨ª, ya tiene sus propios principios ¨¦ticos internos sobre inteligencia artificial para no usarla en el desarrollo de armas¡±, zanja.
Facebook tambi¨¦n aparece en esta lista de dudosa reputaci¨®n, aunque con ciertos matices desde sus comienzos en 2004. Su fundador, Mark Zuckerberg, ten¨ªa estudios que aseguraban que poner un refuerzo en las publicaciones, como son los famosos likes, segregaba dopamina y lo convert¨ªan en adictivo. ¡°Ha creado un comportamiento que psic¨®logos y psiquiatras tratan hoy en d¨ªa. No obstante, ha entendido la importancia de integrar el pensamiento en sus equipos de trabajo, y est¨¢ contratando fil¨®sofos para su ¨¢rea de inteligencia artificial¡±, razona.
Una posible soluci¨®n discurre por lo que ha acu?ado como IAn¨¦tica. Es decir, incluir la ¨¦tica en la era de la inteligencia artificial. Por el momento es un proyecto en el centro de innovaci¨®n Las Naves de Valencia, pero anhela que su aproximaci¨®n traspase fronteras. Llega en un buen momento. De acuerdo con la consultora Gartner, la d¨¦cada reci¨¦n iniciada estar¨¢ dominada por los algoritmos y el machine learning. La Uni¨®n Europea present¨® en febrero un Libro Blanco, todav¨ªa abierto hasta el 19 de mayo, en el que descansar las normas que regir¨¢n esta materia, as¨ª como los usos permitidos para convertir al continente en referente mundial.
El tecn¨®logo especifica que la inteligencia artificial es buena para solventar problemas concretos, como replicar comportamientos cognitivos. Sin embargo, su desarrollo solo ha tenido en cuenta las capacidades t¨¦cnicas. ¡°Es necesario integrar la ¨¦tica y la filosof¨ªa para el desarrollo tecnol¨®gico. Hasta ahora hemos estado m¨¢s concentrados en la innovaci¨®n. La tecnolog¨ªa ya no puede estar desligada del pensamiento.¡±, precisa. Un cambio cocinado a fuego lento. El contexto no invita a que cambie de la noche a la ma?ana. Este nuevo renacimiento innovador requiere de m¨¢s tecnoeducaci¨®n, antropocentrismo y puentes de uni¨®n entre pensadores y cient¨ªficos.
M¨¢quinas que aprenden de los humanos
Lo ¨²ltimo que pretende Mujica es detener en seco el progreso, sino ralentizarlo para reflexionar sobre las consecuencias, anticipar escenarios indeseados. Las m¨¢quinas replican el comportamiento humano. La inteligencia artificial no es autoconsciente. Si repite patrones nocivos la raz¨®n no es otra que la mala programaci¨®n desarrollada por sus creadores. Esas redes neuronales que construyen o el aprendizaje profundo al que llegan no nace del algoritmo. ¡°No podemos avanzar al ritmo que lo hac¨ªamos sin entrar en un debate ¨¦tico. Hay que pensar qu¨¦ mundo estamos creando y qu¨¦ le depara al ser humano si seguimos por los mismos derroteros¡±, argumenta.
La crisis del coronavirus tambi¨¦n se cuela en la conversaci¨®n a ra¨ªz de la velocidad desbocada impuesta por la digitalizaci¨®n. Lamenta que el frenazo haya venido de la mano de una emergencia sanitaria global. Un impasse que ha de servir tanto para ser conscientes del cambio que se avecina, que de alguna forma ya hemos comenzado, como para comprender que la reflexi¨®n no era accesoria. ¡°Tenemos que adaptarnos a la nueva sociedad digital y prepararnos mediante la educaci¨®n y el conocimiento, fomentando la solidaridad a nivel mundial, para que este esfuerzo sea conjunto y alcance a toda la humanidad por igual¡±, advierte.?
Reh¨²ye de cualquier tipo de pron¨®stico. M¨¢s a¨²n en un contexto vol¨¢til, al que nadie se atreve a poner fecha de caducidad o delimitar sus consecuencias. Su ¨²nica certeza es que lo digital y lo virtual dominan el siglo XXI. Las personas conviven en este entorno. Han adoptado con naturalidad sus caracter¨ªsticas. Lo que ahora les toca es situarse en el centro y decidir qu¨¦ camino recorrer. Dejar atr¨¢s la alabanza gratuita a la t¨¦cnica. Pensar que es beneficiosa sin cuestionarla m¨ªnimamente. ¡°La tecnolog¨ªa tiene que ayudarnos a crear el mejor mundo posible que podamos imaginar. Para ello, necesitamos impulsar debates, problemas ¨¦ticos, acercar el conocimiento, mejorar la regulaci¨®n y construir equipos de trabajo h¨ªbridos¡± concluye.
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