Banine: una autora secreta sale a la luz 75 a?os despu¨¦s
'D¨ªas del C¨¢ucaso¡¯, libro de memorias de infancia de la azer¨ª exiliada en Par¨ªs, llega al lector en espa?ol
Reci¨¦n terminada la Segunda Guerra Mundial, en el Par¨ªs de 1945 apareci¨® un libro de memorias de una inmigrante azer¨ª que firmaba bajo el seud¨®nimo de Banine. Su verdadero nombre era Umm El-Bansu ?s?dullayeva, y hab¨ªa nacido en Bak¨² en 1905 en el seno de una acaudalada y delirante familia que ella describ¨ªa con humor, gusto por el detalle e inteligencia en las p¨¢ginas de D¨ªas del Ca¨²caso.
La idea del alias se la dio su buen amigo Jean Paulhan, director de La Nouvelle Revue Fran?aise, y parte del grupo de escritores y emigrados, como la rusa Teffi, Marguerite Yourcenar o Paul Eluard que la escritora, fallecida en Par¨ªs en 1992, frecuent¨® en su larga vida de exiliada.
Aquel primer libro de memorias cay¨® en el olvido, y ha tardado casi 75 a?os en ser traducido en 2019 al ingl¨¦s por el sello Pushkin y dar despu¨¦s el salto al resto de Europa. Este verano ha llegado la versi¨®n al castellano publicada por Siruela ¡ªy traducida por Regina L¨®pez Mu?oz¡ª, y tambi¨¦n ha desembarcado en Italia, mientras, la edici¨®n en alem¨¢n se ha retrasado hasta 2021. ¡°La primera vez que supe de D¨ªas del C¨¢ucaso fue hace casi 20 a?os, cuando viv¨ªa en Azerbaiy¨¢n y escuch¨¦ en la radio una dramatizaci¨®n serializada de la historia¡±, cuenta al tel¨¦fono Anne Thompson-Ahmadova, traductora al ingl¨¦s del libro, y responsable en buena medida de la resurrecci¨®n editorial de la ins¨®lita Banine. ¡°El libro realmente ofrece una descripci¨®n muy viva de la atm¨®sfera en un momento muy particular de ese pa¨ªs. Adem¨¢s, ella vivi¨® una vida atribulada. Y lo cierto es que muchos de los asuntos que trata siguen estando encima de la mesa hoy¡±.
Banine era nieta de sendos magnates petroleros (Shamsi ?s?dullayer por parte de padre y Mirza Agha Musa Naghiyer por parte de madre) cuyas familias peleaban furiosamente por el dinero y se debat¨ªan entre la f¨¦rrea tradici¨®n asociada a la modesta vida agr¨ªcola, y la fortuna que brotaba de los pozos empujando la apertura hacia Occidente. Ah¨ª, en esa opulenta bisagra entre viejo y nuevo mundo, creci¨® Banine con una furibunda abuela que despreciaba todo lo que ven¨ªa de fuera y comandaba una corte de ¡°parientes pobres¡±, cubierta con velos y llena de alhajas; con unas t¨ªas que pasaban d¨ªas enteros fumando fren¨¦ticamente y jugando al p¨®quer en la finca donde descansaban en verano; y con un padre viudo que, encargado del boyante negocio familiar, viajaba por Berl¨ªn y Mosc¨² con absoluta soltura, mientras iba retrasando el momento de volver a casarse.
En la futura escritora esa potente mezcla entre tradici¨®n y cosmopolitismo, entre Oriente y Occidente, dio como fruto una ¨¢cida, divertida y desprejuiciada mirada. Hu¨¦rfana de madre, fue atendida y criada, junto a sus tres hermanas, por una rubia institutriz alemana quien, a pesar de estar ¡°rodeada de una familia musulmana fan¨¢tica, en una ciudad todav¨ªa oriental¡±, trat¨® de crear ¡°un clima de canciones infantiles para ni?os rubios, de ¨¢rboles de Navidad con angelitos rosados, de pasteles cargados de crema y sentimentalismo¡±, como recuerda en D¨ªas del C¨¢ucaso. Nada entonces hac¨ªa presagiar el radical giro que tomar¨ªan sus vidas.
La Primera Guerra Mundial y la revoluci¨®n bolchevique dieron un vuelco a la fortuna de la familia. El padre de Banine fue ministro de Comercio en la brev¨ªsima Rep¨²blica Democr¨¢tica de Azerbaiy¨¢n de 1918 a 1920. Al caer el Gobierno fue detenido y el precio para su puesta en libertad fue que su hija de 15 a?os, Banine, se casara con un hombre mucho mayor que le facilit¨® al patriarca un pasaporte para salir del pa¨ªs. A los 18 la autora tambi¨¦n logr¨® salir, dejar atr¨¢s al esposo y v¨ªa Estambul llegar a Par¨ªs a bordo el Orient Express. Nunca m¨¢s volver¨ªa Bak¨².
En la capital francesa arranc¨® una nueva vida que narr¨® en D¨ªas de Par¨ªs, la segunda entrega de sus memorias en la que Thompson-Ahmadova espera ponerse a trabajar pronto. ¡°Pas¨® de tenerlo todo a aprender a ganarse la vida¡±, explica la traductora brit¨¢nica. La familia trataba de sobrevivir vendiendo sus joyas, pero el dinero se evaporaba. Gracias a la segunda mujer de su padre, la sofisticada y culta Tamara Datieva, Banine pronto se puso a trabajar como modelo de alta costura. ¡°Se aburr¨ªa pero aquello le abri¨® los ojos. Conoci¨® a muchas chicas y la mayor¨ªa solo quer¨ªan encontrar un hombre rico¡±, apunta Thompson-Ahmadova. No era el caso de la azer¨ª. Trabaj¨® como secretaria y profesora de m¨²sica antes de ponerse a traducir, entre otros a Dostoievski, y a escribir en peri¨®dicos.
Alemanes en Par¨ªs
En el Par¨ªs ocupado conoci¨® al escritor alem¨¢n Ernst Junger, cuya obra tradujo al franc¨¦s y explor¨® en tres ensayos y con quien mantuvo una estrecha amistad durante 50 a?os. Se conocieron en 1943, cuando ¨¦l formaba parte del ej¨¦rcito alem¨¢n, a trav¨¦s de Wilhelm Blake otro oficial que cortejaba a Banine y que secretamente ayudaba a la Resistencia. Blanke anim¨® a Banine a darle a Junger una copia de su primer libro, un t¨ªtulo anterior a D¨ªas del C¨¢ucaso. Tras el desembarco de Normand¨ªa, Blanke fue denunciado y ahorcado, algo que la escritora no descubri¨® hasta tiempo despu¨¦s. Otro escritor a quien la uni¨® una buena amistad fue al premio Nobel Ivan Bunin, de quien Banine escribi¨® que ¡°llevaba su arrogancia puesta como una toga, para demostrar lo que le diferenciaba del resto del com¨²n de los mortales¡±.
La autora continu¨® trabajando en prensa y escribiendo libros. M¨¢s all¨¢ de los t¨ªtulos que dedic¨® a Junger, escribi¨® sobre su conversi¨®n al catolicismo en Yo elijo el opio. Fue muy amiga de una monja espa?ola, Maria Gloria Capella, y trabaj¨® con inmigrantes reci¨¦n llegados a Francia.
En los a?os ochenta se top¨® con un joven librero alem¨¢n Rolf-Heinrich St¨¹rmer a quien acabar¨ªa nombrando albacea de su obra. En una carta escrita en 2015 a un periodista azer¨ª y hecha p¨²blica en redes sociales, el librero St¨¹rmer describe c¨®mo conoci¨® a Banine a trav¨¦s de Junger y qued¨® fascinado con la vida e historias de la autora. ¡°Ten¨ªa mucho sentido del humor y era muy entretenida, con un coraz¨®n de chica joven m¨¢s que de mujer mayor cascarrabias. No me percat¨¦ de que manten¨ªa una constante lucha contra la depresi¨®n hasta que le¨ª sus diarios tras su muerte¡±, explica. ¡°No ten¨ªa dinero pero siempre la protegieron amigos ricos e influyentes¡±. Siempre vivi¨® alquilada en el distrito 16, en el n¨²mero 40 de Rue Lauriston, donde en los ¨²ltimos a?os, seg¨²n dice su albacea, sal¨ªa poco pero recib¨ªa a los amigos. Pasaba mucho tiempo en una butaca, como ella dec¨ªa, ¡°so?ando como un gato al sol¡±. Muri¨® hace ya 28 a?os y don¨® su cuerpo para evitar, sospecha St¨¹rmer, que sus amigos corrieran con los gastos del entierro.
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