La coherencia de la extravagancia

La mejor Ic¨ªar Bolla¨ªn ha vuelto. Afirmaci¨®n quiz¨¢ injusta porque el mantenimiento constante del list¨®n de calidad en las carreras art¨ªsticas es poco menos que imposible, pero, tras una d¨¦cada y media de pel¨ªculas desiguales, la directora de Te doy mis ojos ha compuesto en La boda de Rosa una tragicomedia que se mete en las tripas desde la primera secuencia hasta la ¨²ltima, sin un solo resquicio, perfecta en todos los ¨¢mbitos art¨ªsticos, preciosa, divertida, agobiante, absurda, festiva y diab¨®licamente aterradora y feliz. Como la vida misma.

Bolla¨ªn ha contado a lo largo de su carrera con guionistas de todo tipo, desde profesionales de prestigio mundial como Paul Laverty, su pareja sentimental y escritor habitual de Ken Loach, en Tambi¨¦n la lluvia y El olivo, hasta literatos como Julio Llamazares en Flores de otro mundo. Tambi¨¦n ha elaborado algunas de sus historias en solitario: en su radiante y espont¨¢neo debut, Hola, ?est¨¢s sola?, y en la muy decepcionante Katmand¨². Pero con Alicia Luna parece haber una qu¨ªmica especial, al menos vistos desde fuera los resultados de sus dos libretos conjuntos, Te doy mis ojos, Goya a la mejor pel¨ªcula de 2003, y La boda de Rosa, en la que ambas consiguen algo muy dif¨ªcil: narrar de tal modo uno de esos actos extravagantes que de vez en cuando saltan a los medios de comunicaci¨®n, que el hecho no solo acaba convirti¨¦ndose en algo lejos del disparate sino en la decisi¨®n m¨¢s coherente que una persona pueda tomar.

Candela Pe?a, espectacular, plena de matices, comanda un reparto prodigioso en el que Sergi L¨®pez, Nathalie Poza, Ram¨®n Barea y la fabulosa revelaci¨®n que es Paula Usero bordan unos papeles muy hermosos en sus recovecos: gente dispar con sus gracias y sus desgracias, sus ego¨ªsmos, sus errores y sus (pocos) aciertos, es decir, como cualquiera de nosotros. Criaturas a la deriva en situaciones de enorme credibilidad, con los m¨®viles atronando a cada momento de necesaria intimidad, dialogadas por las guionistas con ternura, humor y dolor, y visualizadas por Bolla¨ªn con un enorme cari?o por sus personajes, con independencia de sus imperfecciones: ?esos planos abiertos sobre la soledad!

Se hablar¨¢ de feminismo y de sororidad alrededor de La boda de Rosa, donde puede que algunos solo vean seres humanos, con independencia de su sexo. Pero este cr¨ªtico ha rebuscado a su alrededor y ha encontrado no pocos ejemplares femeninos de Rosas, con sus peculiares caracter¨ªsticas, y en cambio le cuesta vislumbrar un solo paradigma masculino.