Los Rom¨¢nov, un caso abierto
Un comit¨¦ de investigaci¨®n confirma que los restos hallados en Yekaterimburgo pertenecen al zar Nicol¨¢s II y su familia, fusilados por los bolcheviques en 1918, pero la iglesia no reconoce la evidencia cient¨ªfica


¡°Los disparos acabaron con la vida de Nikol¨¢i Rom¨¢nov. Ya no est¨¢ y por mucho que los abades oren por su salud, no resucitar¨¢¡±. Un relato lapidario en forma de editorial en el diario Pravda (La verdad) anunci¨® el 19 de julio de 1918 el fusilamiento del zar por parte de los bolcheviques. ¡°Nicol¨¢s II era esencialmente una figura miserable¡±, remarca el barroco texto, ¡°un s¨ªmbolo de un r¨¦gimen bestial de sangre y violencia contra el pueblo, un r¨¦gimen de l¨¢tigo, palo, horca, tortura, libertinaje refinado, verborrea religiosa, aventuras militares y paz hip¨®crita¡±, que luc¨ªa una corona ¡°manchada de sangre obrera¡±. El art¨ªculo, destacado en el n¨²mero 149? del diario fundado por Vladimir Lenin y que fue la publicaci¨®n oficial del Partido Comunista de la URSS, no dedic¨® ni una l¨ªnea al resto de miembros de la familia Rom¨¢nov, tambi¨¦n fusilados aquella madrugada del tumultuoso verano de 1918. Un escueto panfleto distribuido en algunas ciudades y presumiblemente editado seg¨²n las instrucciones de las autoridades mencion¨® algo m¨¢s tarde que la zarina, Alejandra Fi¨®dorovna, y el zar¨¦vich Aleks¨¦i hab¨ªan sido trasladados a un lugar seguro. Era falso.
Nikol¨¢i Aleks¨¢ndrovich Rom¨¢nov fue ejecutado en la madrugada del 17 de julio de 1918 en Yekaterimburgo. El ¨²ltimo zar de Rusia, de 50 a?os, que hab¨ªa abdicado en 1917 y que permanec¨ªa bajo custodia de los bolcheviques; su esposa, la zarina Alejandra (46); las grandes duquesas Olga (22), Tatiana (21), Mar¨ªa (19) y Anastasia (17) y el zar¨¦vich Aleks¨¦i (13) tambi¨¦n fueron asesinados en la casa del ingeniero Nikol¨¢i Ip¨¢tiev, en la que hab¨ªan estado recluidos durante semanas; y con ellos el m¨¦dico de la familia, el cocinero, un ayudante de c¨¢mara y una doncella. All¨ª, en el s¨®tano de la casona amarilla erigida en un promontorio con una visi¨®n clave de la ciudad de los Urales, el bolchevique Y¨¢kov Yurovski les ley¨® la sentencia de muerte y acto seguido un escuadr¨®n abri¨® fuego.

Fue una carnicer¨ªa, explica el historiador Sergu¨¦i Sokolov en las escalinatas de la Iglesia del Salvador sobre la Sangre Derramada, levantada hoy donde estaba la casa de Ip¨¢tiev. El s¨®tano era peque?o, las v¨ªctimas se agolpaban unas encima de otras. Las grandes duquesas hab¨ªan cosido sus joyas en el cors¨¦, para poder llevarlas con seguridad cuando fuesen rescatadas por el antiguo ej¨¦rcito zarista (llamado Movimiento Blanco tras la Revoluci¨®n de Octubre) y los diamantes y piedras preciosas las protegieron en parte de las balas. Fueron rematadas a bayonetazos.
El escuadr¨®n bolchevique transport¨® entonces los cuerpos hasta la mina de Ganina Yama, a unos 16 kil¨®metros de Yekaterimburgo. Sin embargo, no result¨® ser lo suficientemente profunda. As¨ª que la noche siguiente, volvieron a por los cad¨¢veres y buscaron otro lugar. En un punto del camino, el cami¨®n se averi¨® y el escuadr¨®n bolchevique termin¨® por cargar los cuerpos y enterrarlos en dos puntos distintos de un bosque de los Urales. Nunca se ha podido determinar con evidencia documental, seg¨²n Sokolov, si la decisi¨®n de ejecutar a los Rom¨¢nov fue de Lenin y las autoridades de Mosc¨² o si se tom¨® en el soviet local, ante el avance del Ej¨¦rcito Blanco.
Hoy, m¨¢s de un siglo despu¨¦s de aquella ominosa noche de verano, la saga de misterio, asesinatos y mitos sigue viva. La iglesia ortodoxa, con una enorme influencia en Rusia, no reconoce que los restos hallados muchos a?os despu¨¦s sean de la familia Rom¨¢nov. Y el caso sigue abierto. Las averiguaciones sobre los restos mortales de Nicol¨¢s II y su familia ocupan ya una treintena de vol¨²menes en una investigaci¨®n oficial, a los que hace unas semanas se a?adi¨® un cap¨ªtulo m¨¢s cuando el comit¨¦ ruso encargado determin¨®, tras efectuar nuevos an¨¢lisis de ADN, que las evidencias encontradas en 2007 en un segundo punto de aquel bosque pertenecen al zar¨¦vich Aleks¨¦i y a la gran duquesa Mar¨ªa. La seguridad de que sean ellos, precisa una nota del comit¨¦ de investigaci¨®n, es del 99,9%. La jerarqu¨ªa ortodoxa sigue inamovible. Con el benepl¨¢cito del presidente ruso, Vlad¨ªmir Putin, abrieron hace a?os su propia investigaci¨®n.

Solo un par de cruces de acero, varias coronas de flores y una peque?a placa indican que, en medio de la hierba, a unos pasos de un camino de tierra descuidado llamado Vieja Carretera Kaptikovskaya, estuviese enterrada durante a?os la familia imperial rusa. El lugar donde los bolcheviques arrojaron finalmente sus cuerpos en dos fosas, alejadas unos metros una de otra, est¨¢ desierto. Apenas recibe visitantes. Sin embargo, a unos kil¨®metros, en la mina de Ganina Yama, donde durante muchos a?os se pens¨® que se hab¨ªan esparcido sus cenizas, se ha erigido un complejo religioso con varias iglesias, un monasterio y memoriales en honor a la familia imperial asesinada que recibe miles de visitantes cada a?o. Es aqu¨ª donde los Rom¨¢nov ascendieron a las alturas, considera Aleks¨¦i Arsenov, uno de los portavoces del monasterio de los Portadores de la Santa Pasi¨®n, frente a la antigua mina, en la que ahora se alzan enormes retratos en blanco y negro de los zares y sus hijos.
El caso ha acarreado un gran pol¨¦mica desde hace d¨¦cadas. En 1979, un ge¨®logo y un dramaturgo sovi¨¦ticos tuvieron acceso al antiguo diario de Y¨¢kov Yurovski, el jefe del escuadr¨®n de bolcheviques que ejecut¨® a la familia y, siguiendo sus instrucciones, hallaron la primera de las fosas. ¡°Se asustaron tanto que terminaron por devolver dos de los cr¨¢neos all¨ª donde los hab¨ªa encontrado y depositaron tambi¨¦n una cruz de madera tallada. Ten¨ªan p¨¢nico a las represalias¡±, explica Nikol¨¢i Neuimin, jefe del departamento de Historia de la Dinast¨ªa Rom¨¢nov del Museo de Arqueolog¨ªa de los Urales.
En aquellos a?os, la ejecuci¨®n de la familia Rom¨¢nov era un enorme tab¨², explica Sokolov, profesor asociado del departamento de Historia de la Universidad Federal de los Urales. ¡°Durante a?os, el escuadr¨®n bolchevique presumi¨® de su haza?a. La casa Ip¨¢tiev, donde la familia fue ejecutada, se lleg¨® a tomar como una especie de museo y aquel lugar era una etapa casi obligatoria para las escuelas y la gente del partido en visita a Yekaterimburgo durante los a?os veinte. Despu¨¦s, en la d¨¦cada de los treinta, se hizo el silencio y el tema del asesinato de los Rom¨¢nov junto a sus sirvientes, miembros del pueblo, se volvi¨® extremadamente delicado¡±, se?ala el profesor.
Finalmente, en 1991, durante la ¨¦poca de la perestroika y la apertura de la URSS, un equipo de especialistas de Yekaterimburgo recibi¨® permiso para investigar el caso y hall¨® y desenterr¨® la primera de las dos fosas cerca de la vieja carretera de arena de los Urales. En ese equipo estaba Neuimin, que muestra otros objetos encontrados en las tumbas: un pedazo de vestido, un cord¨®n¡ Solo localizaron la primera de las dos fosas: los restos de nueve personas, que fueron analizados en Rusia y otros pa¨ªses, incluso con ayuda de la NASA.
Pero faltaban evidencias respecto a dos de los ejecutados. Y eso aliment¨® los mitos y leyendas que planeaban desde hac¨ªa d¨¦cadas de que una de las hijas del zar, tal vez con el zar¨¦vich, hab¨ªa escapado, explica Neuimin. En 2007, se hall¨® la segunda fosa con los restos que, de nuevo, han sido confirmados por el comit¨¦ de investigaci¨®n ruso.
Explicaci¨®n plausible
La inmensa mayor¨ªa de expertos del caso remarca que los investigadores han reunido una gran cantidad de pruebas y una explicaci¨®n plausible sobre lo que le ocurri¨® a la familia. Para la iglesia ortodoxa, no es suficiente. ¡°La investigaci¨®n a¨²n no est¨¢ terminada¡±, remarca el arcipreste de la Iglesia de la Sangre, Maxim Menyailo. ¡°Cuando los investigadores presenten todas sus pesquisas y entreguen el material a la iglesia, el patriarca lo revisar¨¢ y decidir¨¢. La iglesia casi nunca se gu¨ªa por peritajes sino que quiere ver un signo espiritual, que en ocasiones se presenta cuando canoniza a los santos. Ese presagio es lo que siempre falta a la gente. Nunca bastar¨¢ con los resultados puramente cient¨ªficos¡±, a?ade el religioso en uno de los salones del museo de los Rom¨¢nov, junto a la Iglesia sobre la Sangre Derramada, donde se exponen decenas de iconos de la familia zarista. Uno de ellos incluso ha viajado al espacio con uno de los cosmonautas rusos, como explica Tatiana Romanyuk, directora del Museo de la Familia Real de Yekaterimburgo.
Hace dos d¨¦cadas, Nicol¨¢s II, su familia y el m¨¦dico que fue asesinado junto a ellos fueron canonizados por su ¡°humildad, paciencia y mansedumbre¡± durante su encarcelamiento y ejecuci¨®n. Son ¡°portadores de la pasi¨®n¡±, una f¨®rmula que identifica a los creyentes que, como Cristo, soportaron el sufrimiento y la muerte a manos de enemigos pol¨ªticos. Excepto Aleks¨¦i y Mar¨ªa, est¨¢n enterrados en San Petersburgo.
Los pocos descendientes que quedan de la familia real rusa tambi¨¦n se han mostrado cautos con el caso, reabierto una y otra vez. La duquesa Mar¨ªa, actual cabeza de la casa imperial, no tomar¨¢ ninguna decisi¨®n referente al reconocimiento de los restos del zar¨¦vich y la gran duquesa Mar¨ªa mientras la iglesia ortodoxa no se pronuncie al respecto, precisa Alexandr Zak¨¢tov, representante de la casa imperial Rom¨¢nov.
¡°Cualquier an¨¢lisis gen¨¦tico da una probabilidad de un 99,999999%, pero no es 100%. Y la iglesia solo puede reconocerlo cuando no haya ni un m¨ªnimo atisbo de duda. Teol¨®gicamente, con esa probabilidad siempre hay una posibilidad y peligro¡±, resalta el arcipreste Maxim Menyailo. ¡°La pregunta principal no es sobre el reconocimiento de los restos sino sobre si la sociedad ha entendido qu¨¦ ocurri¨® cuando asesinaron a la familia del zar, c¨®mo un r¨¦gimen revolucionario usurpador cometi¨® un execrable crimen¡±.
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