?Condiciona lo que pensamos el lugar en el que vivimos? ?Y al rev¨¦s?
Las miles de urbanizaciones y chal¨¦s construidos durante el ¡®boom¡¯ inmobiliario¡¯ contribuyeron a forjar una clase media en Espa?a de un color pol¨ªtico determinado. Un ensayo analiza c¨®mo el urbanismo influye en la ideolog¨ªa de los ciudadanos
Enrique Pastor, concejal de Juventud y Tiempo Libre en la serie La que se avecina, lleva 12 a?os avisando al que entra en su piso: ¡°Cuidado, sal¨®n a doble altura¡±. Es, sin embargo, un sal¨®n a doble altura rid¨ªculo y pretencioso, pues nada m¨¢s entrar ya est¨¢s pisando en falso. Hermosa met¨¢fora de Mirador de Montepinar, la urbanizaci¨®n en la que transcurre la ficci¨®n creada por los hermanos Alberto y Laura Caballero. ¡°En su inicio¡±, escribe Jorge Dioni, autor del ensayo La Espa?a de las piscinas (Arpa, 2021), ¡°la serie mostraba la euforia econ¨®mica del cambio de siglo, los problemas de las promociones hechas con prisa, sin equipamientos ni servicios ni comercio¡±. O sea, las ventajas del campo a 15 minutos del centro, un lugar seguro y tranquilo en el que formar una familia. ¡°Con la crisis, llegaron los problemas: desclasamiento, precariedad, pisos compartidos, la ayuda de la generaci¨®n anterior e incluso un desahucio¡±, escribe. Es la serie espa?ola de nuestro tiempo (desde luego, la m¨¢s vista y la m¨¢s longeva), ¡°igual que Los Serrano reflej¨® el optimismo, la apertura cultural y la ortodoxia econ¨®mica de Zapatero o, antes, M¨¦dico de familia mostr¨® que volv¨ªa a estar de moda ser de derechas¡±, dice Dioni.
¡°Claro que el urbanismo tiene ideolog¨ªa¡±, dec¨ªa el arquitecto Antonio Renalias en EL PA?S en 2014. ¡°No es lo mismo que sea un promotor el que se beneficie de una actuaci¨®n a que se produzca una plusval¨ªa invisible como es la calidad de vida de los ciudadanos¡±. ?Es as¨ª? Mar¨ªa Victoria G¨®mez, profesora de Sociolog¨ªa Urbana en la Universidad Carlos III de Madrid, cree que s¨ª, aunque matiza: ¡°?A tal forma urbana corresponde una ideolog¨ªa X? No, no lleguemos a eso. El mundo siempre es m¨¢s complejo¡±, dice. ¡°La referencia es muy antigua: la idea cl¨¢sica de que la existencia crea conciencia. Si t¨² est¨¢s todo el d¨ªa en un determinado grupo, o te alojas en un sitio donde la gente es como t¨², y practicas deportes como el golf o la h¨ªpica, tu forma de ver el mundo se va adecuando a ese universo. Porque la ordenaci¨®n urbana, cuando lo que hace es agrupar a gente muy homog¨¦nea, desvirt¨²a la propia idea de ciudad. Ciudad remite a diversidad y a encuentro intercultural, a la convivencia de los diferentes, y esto lo que genera es una burbuja de gente igual¡±.
La profesora entiende adem¨¢s necesaria la perspectiva feminista del urbanismo. Se trata, dice, de una idea interesante: c¨®mo la ordenaci¨®n urbana puede contribuir a una vida muy sencilla y mejor para las mujeres. ¡°Qu¨¦ dimensiones debe tener una ciudad para no tener inseguridad cuando vamos solas por la calle, o facilitar la tarea de los cuidados, ya que somos las principales cuidadoras: empujar una silla de ruedas, un carrito de beb¨¦¡ Un urbanismo m¨¢s humano, m¨¢s vivible, menos supeditado al uso del coche¡±.
La Espa?a de las piscinas surgi¨® para dar respuesta a un fen¨®meno, el del color que en los mapas electorales ahora empieza a mudar de forma natural: el del naranja Ciudadanos por el azul PP. Por qu¨¦ y c¨®mo la mayor¨ªa de los cinco millones de viviendas construidas en Espa?a durante el boom inmobiliario son islas verdes ¡ªpor las zonas comunes¡ª y azules ¡ªpor las piscinas¡ª situadas en las afueras de las ciudades y en las que reside buena parte de la llamada clase media aspiracional de nuestro pa¨ªs. ¡°J¨®venes familias con ni?os peque?os. Los hijos y los nietos de la Espa?a vac¨ªa. Un mundo hecho de chal¨¦s, urbanizaciones, hipotecas, alarmas, colegios concertados, m¨²ltiples coches por unidad familiar, centros comerciales, consumo online, seguro m¨¦dico privado... Un mundo que favorece el individualismo y la desconexi¨®n social y cuya importancia pol¨ªtica es hoy fundamental, pues de ¨¦l depende la evoluci¨®n del mapa pol¨ªtico, sobre todo, el voto conservador¡±, resume el libro. Una palabra clave: PAU (Plan de Actuaci¨®n Urban¨ªstica) y un ojo sobre ella, la del escritor Jorge Dioni.
¡°Hay un momento en que todas las instituciones abren el camino para irte fuera de la ciudad mediante ayudas. Es una manera liberal de vivir muy espa?ola: deducciones por todo¡±, dice el autor al tel¨¦fono. Cita otra serie espa?ola, la tercera temporada de Mira lo que has hecho, de Berto Romero. ¡°El matrimonio se va a un chal¨¦ y enseguida empieza a desconfiar de todo el mundo, esos no me suenan, hay que poner una alarma. Se acaba situando la seguridad entre las primeras preferencias, sobre todo si los medios bombardean con noticias de ocupaci¨®n, anuncios de alarmas... Si vives en el centro de la ciudad todo ese discurso te suena a chino, pero si sales de tu vivienda unifamiliar a las ocho de la ma?ana y vuelves a las ocho de la tarde, no te suena a chino, sino a una posibilidad¡±, admite. ?Cu¨¢l es el urbanismo neoliberal? ¡°Es el urbanismo que se hace de espaldas a la calle, un urbanismo al que la calle no le importa. Salvo para coger el coche. Una avenida de seis carriles es peor que un muro. Te plantan eso y no lo pasas, ya est¨¢¡±.
Del coche es experto C¨¦sar Mosquera, exconcejal de Urbanismo de Pontevedra, la ciudad que los empez¨® a desterrar del centro urbano en 1999 para construir un n¨²cleo plenamente peatonalizado que cosecha premios mundiales desde hace a?os. ¡°El proceso urban¨ªstico funcion¨® siempre como un acorde¨®n. Roma era mucho m¨¢s urbana de lo que fue despu¨¦s la Edad Media. Porque el urbanismo depende del tipo de sociedad y de las din¨¢micas que tenga, como el sistema productivo¡±, explica. Y el pol¨ªtico nacionalista (BNG) plantea una pregunta respecto a los PAUS: ¡°?Se dise?an para que la gente sea m¨¢s conservadora o la gente m¨¢s conservadora busca esas soluciones?¡±. Los modelos urban¨ªsticos, defiende, se mueven seg¨²n las necesidades. Pone el ejemplo del Par¨ªs del siglo XIX. ¡°Hay un urbanismo directamente dise?ado por cuestiones de seguridad: las grandes avenidas de Par¨ªs fueron hechas porque el ej¨¦rcito y la polic¨ªa no pudieron trabajar bien en la revoluci¨®n de 1848 (total, que luego les plantaron la revoluci¨®n de 1871). Pero en esas grandes avenidas ya pod¨ªa entrar el Ej¨¦rcito¡±.
?Pontevedra? ¡°Se hizo con mucho trabajo y mucho conocimiento. Una ciudad densa, con interacci¨®n social. Hab¨ªa una corriente de opini¨®n que era recuperar las ciudades como centro de socializaci¨®n y no como m¨¢quina productiva. Eso llevaba a que la gente marchase de las ciudades, hacerlas invivibles. Y claro que hay una ideolog¨ªa, no tanto en relaci¨®n al eje izquierda-derecha como que si t¨² defiendes una ciudad que defienda en su centro el peque?o comercio o grandes superficies, calles llenas de peatones o de coches¡¡±. La profesora Mar¨ªa Victoria G¨®mez recuerda que la utop¨ªa se remonta mucho tiempo atr¨¢s, y subraya: ¡°Tom¨¢s Moro imagina Utop¨ªa, s¨ª. Y esa idea perfecta de c¨®mo ver el mundo Tom¨¢s Moro la materializa en una isla. Algo como lo de los falansterios de Fourier: para ser felices, hay que tener estas determinadas caracter¨ªsticas f¨ªsicas y alojarnos en un entorno de determinadas caracter¨ªsticas. En fin¡±.
En su ensayo, Jorge Dioni disecciona la famosa campa?a de Ikea: ¡°Bienvenido a la rep¨²blica independiente de tu casa¡±. ¡°Vamos a la parte chunga¡±, dice Dioni: ¡°En un v¨ªdeo sobre la g¨¦nesis de la campa?a, una persona de la empresa se?alaba que, tras un estudio sobre la importancia social de la vivienda en Espa?a, decidieron que la base ideol¨®gica ten¨ªa que ser la reconquista de la casa como refugio; la libertad del hogar frente a la dictadura de la calle, sentenciaba [el publicista Toni Segarra, autor del anuncio] al sentarse en un sof¨¢. Pura escuela de Chicago¡±.
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