?Para de hablar de lo tuyo!: as¨ª nos afecta el ¡®pensamiento rumiante¡¯ y obsesivo de un amigo
La corrumiaci¨®n ha sido objeto de varios ensayos cl¨ªnicos porque no est¨¢ claro que sea sano amplificar los problemas hablando todo el tiempo sobre ellos
Una tesis doctoral puede escribir Silvia L. del asunto X. Todos sus amigos y conocidos saben de qu¨¦ se trata porque nadie ha podido librarse de las largas tertulias en las que, por supuesto, hay que ir con una opini¨®n formada y tomar partido. El tema ha pasado de ser perif¨¦rico a vertebrar todas las conversaciones y, cuando parece que se va a agotar, desgastado despu¨¦s de tantas vueltas, Silvia encuentra una nueva arista y el bucle renace con fuerzas renovadas. A ella, como es l¨®gico, el asunto X la trae de cabeza. No piensa en otra cosa. Y todos con ella.
Estas ideas obsesivas, que entran y salen, se repiten una y otra vez y colonizan su mente, se conocen como pensamiento rumiante. Y se llama as¨ª por la forma de digesti¨®n de las vacas o de cualquier otro mam¨ªfero que rumia. Estos animales asimilan sus alimentos en dos etapas: primero los consumen y luego llevan a cabo la rumia, que consiste en la regurgitaci¨®n del material digerido. Pues este viaje de ida y vuelta del mismo asunto, siempre a medio elaborar y sin terminar de asimilar, ilustra la manera de Silvia de abordar el asunto X. ?Ayudan sus amigos al entrar en el bucle o alguien deber¨ªa pararlo?
¡°Ser¨ªa mejor no rumiar, pero no se elige; es parte del trauma¡±, dice la psicoanalista Mariela Michelena, que describe gr¨¢ficamente c¨®mo ve la vida alguien con un pensamiento obsesivo. ¡°Cuando tienes un trauma, parece que el mundo se llena de post-its record¨¢ndote todo, todo el tiempo. Haces encuestas entre los amigos y sesudos an¨¢lisis de texto de cada WhatsApp. Lo peor es que poco se saca en claro porque cada quien opina y el resultado no es vinculante¡±, a?ade. Al final, Silvia solo se va a quedar con la versi¨®n que reafirme lo que desea creer. Har¨¢ lo que quiera.
Cuando los amigos de Silvia L. quedan para hablar del asunto X ¡ªy lo hacen varias veces al mes, m¨¢s tres o cuatro veces al d¨ªa en WhatsApp¡ª le dan su apoyo y le demuestran que est¨¢n ah¨ª para ella, en las buenas y tambi¨¦n en el bucle infinito. Esta circunstancia se denomina corrumiaci¨®n. Como si todo un reba?o de vacas masticaran y se pasaran de unas a otras el bolo ruminal ¡ªque as¨ª se llama¡ª del carrillo izquierdo al derecho y viceversa.
La corrumiaci¨®n ha sido objeto de varios ensayos cl¨ªnicos porque no est¨¢ tan claro que sea sano amplificar los problemas hablando todo el tiempo sobre ellos y contaminando al c¨ªrculo social, que quiz¨¢s podr¨ªa ayudar m¨¢s al afectado a salir del agujero si fuera posible ampliar las conversaciones a otros asuntos. Un estudio publicado en la revista Cognitive Therapy and Research define la corrumiaci¨®n como ¡°la actividad de analizar repetitiva y pasivamente un problema con alguien cercano, usualmente un amigo¡± y llega a conclusiones ambiguas. Por un lado, asegura que se trata de un comportamiento ¡°predictor de la depresi¨®n¡±, pero por otro concede que fortalece los v¨ªnculos y las relaciones personales. El trabajo, adem¨¢s, da cuenta de una brecha de g¨¦nero: establece que las mujeres son m¨¢s proclives que los hombres a corrumiar con su c¨ªrculo m¨¢s cercano.
¡°Las mujeres comparten con m¨¢s intimidad que los hombres, que suelen hablar m¨¢s de hechos y acontecimientos que de sus emociones¡±, corrobora la psicoterapeuta Isabel Larraburu. En su opini¨®n, ¡°la rumiaci¨®n conjunta, si tiene un matiz negativo como son las quejas, las cr¨ªticas, el malestar, la rabia y todas las emociones que implican sufrimiento, tiene el efecto de engordar y cronificar¡±.
¡°Rumiar unas veces amplifica los problemas y otras, los desgasta¡±, tercia Michelena. Para esta psicoanalista, la rumiaci¨®n que viene despu¨¦s de un trauma es parte del duelo y sirve para agotar los recuerdos. ¡°Por ejemplo, tras la muerte de un ser querido hay una necesidad de repetir obsesivamente sus recuerdos porque esa persona est¨¢ muy presente, pero esa reiteraci¨®n tambi¨¦n ayudar¨¢ a irlos borrando¡±, a?ade.
?Por qu¨¦ corrumiamos?
Durante la corrumiaci¨®n, las personas revisitan mil veces lo sucedido, se imaginan nuevos finales, lo que hubieran dicho y hecho de haber sabido lo que saben ahora y c¨®mo un comportamiento diferente podr¨ªa haber cambiado las cosas. El p¨²blico del rumiante le dar¨¢ o le quitar¨¢ la raz¨®n, aportar¨¢ soluciones, lo que hubieran dicho o hecho ellos, o peor, le recordar¨¢ cu¨¢ntas veces le advirtieron de que el asunto X iba a pasar. Para los expertos, el problema de la corrumiaci¨®n es que, por un lado, es pasiva y, por otro, suele centrarse en pensamientos negativos o en giros hipot¨¦ticos de guion que ya no van a suceder. Un exceso de conjugaciones en subjuntivo que paraliza y sume al rumiante en la m¨¢s absoluta pasividad. ¡°La rumiaci¨®n muchas veces es una ilusi¨®n de control. La fantas¨ªa de que hay algo que hubieras podido cambiar o que puedes cambiar ahora. Y lo cierto es que los ¡®y si hubiera hecho¡¯ o ¡®y si hubiera dicho¡¯ son in¨²tiles. Hay que concentrarse en lo que est¨¢ pasando aqu¨ª y ahora¡±, dice Michelena, que recuerda que la rumiaci¨®n suele ser contraria a la acci¨®n.
La conclusi¨®n com¨²n es que las personas corrumian porque hace sentir mejor. El apoyo social que supone que todos, incluso los pseudoconocidos, se al¨ªen con la causa del afectado es importante para la salud f¨ªsica y emocional. Sin embargo, varios estudios, entre ellos este metaan¨¢lisis, reconocen que, si bien la rumiaci¨®n conjunta, repetitiva e improductiva de un problema se asocia con una alta satisfacci¨®n hacia los amigos, tambi¨¦n tiene ¡°componentes desadaptativos¡± que se relacionan con niveles moderados de depresi¨®n y ansiedad. En este trabajo tambi¨¦n se se?ala que potencia una actitud pasiva.
¡°Yo distinguir¨ªa entre rumiar, que es un relato en bucle, y compartir. Compartir implica un intercambio saludable de informaci¨®n con amigos o seres queridos. Un intercambio de ¡°ida y vuelta¡±, dice Isabel Larraburru, que cree que se rumia para ¡°buscar alivio a una obsesi¨®n hipocondr¨ªaca, o amorosa, o a una queja que no busca respuesta. La rumiaci¨®n puede surgir de una queja habitual y enquistada, de la necesidad de repetir una idea que no tiene soluci¨®n porque es hipot¨¦tica o futura¡±.
La queja como herramienta social
La psiquiatra estadounidense Tina Gilbertson, autora del bestseller Constructive Wallowing, explica en su libro que, dado que las sociedades modernas no son muy buenas expresando los sentimientos, es bastante com¨²n quejarse para intentar liberar una emoci¨®n. ¡°Compartir contenido emocional con alguien es un veh¨ªculo para vincularnos, nos gusta especialmente usar las quejas como una herramienta social¡±, escribe.
Pero lo que advierten los estudios citados es que hacer de la queja el enfoque principal de las relaciones hace que los afectados permanezcan demasiado tiempo en sus dramas, sean grandes o peque?os, y desencadena una respuesta de estr¨¦s. Adem¨¢s, los lazos que se construyen exclusivamente sobre la insatisfacci¨®n mutua son fr¨¢giles, y suelen disolverse una vez que se haya solucionado el problema de uno de los rumiantes.
¡°Creo que ser¨ªa bueno identificar nuestros pensamientos antes de compartirlos. La negatividad en general, si se comunica y comparte, puede contagiar e influir al entorno. La rumiaci¨®n compartida podr¨ªa perpetuar ciertas obsesiones y el catastrofismo depresivo¡±, dice Larraburu que, al igual que Michelena, no cree que la corrumiaci¨®n en s¨ª misma pueda causar ni transmitir a otras personas una depresi¨®n. Es la duraci¨®n del bucle lo que puede intoxicar las relaciones.
Una buena manera de darse cuenta de que uno est¨¢ metido en el bucle de la corrumiaci¨®n es hacerse estas tres preguntas que recomienda la Asociaci¨®n Estadounidense de Psicolog¨ªa: ?Ya he hablado antes de este problema? ?Tengo algo nuevo que contar o me estoy repitiendo? Y, por ¨²ltimo: ?Estoy especulando sobre lo que podr¨ªa haber sido y no fue? Si usted ha entrado en bucle, ya conocer¨¢ las respuestas. Y, probablemente, este sea un buen momento para parar.
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