Ipecacuana, la planta que mat¨® a Karen Carpenter, la estrella consumida por la anorexia
El anuncio de su fallecimiento hace 40 a?os por fallo card¨ªaco ocultaba el envenenamiento causado por su adicci¨®n a la ra¨ªz de un remedio ancestral
La reci¨¦n publicada biograf¨ªa de una estrella pop de los 70, Karen Carpenter, ha sacado a la luz que el anuncio de su fallecimiento por fallo card¨ªaco ocultaba una muerte debida al lento envenenamiento derivado de su adicci¨®n a la ra¨ªz de ipecacuana, un ancestral remedio ind¨ªgena proscrito de la pr¨¢ctica cl¨ªnica desde finales del siglo XX.
La ipecacuana, una vieja conocida de la fitoterapia tropical
La historia escrita de la ipecacuana (Carapichea ipecacuanha), la ¡°planta del borde del camino que te hace sentir enfermo¡± en lengua tup¨ª, comienza cuando lleg¨® a Europa de la mano de Willem Piso, en cuya Historia Naturalis Brasiliae (1648) se cita por primera vez como un febr¨ªfugo y em¨¦tico utilizado por los nativos amaz¨®nicos. El m¨¦dico Helvetius la utiliz¨® para tratar la disenter¨ªa que padec¨ªan algunos familiares de Luis XIV. Luego, la planta desapareci¨® de la historia de la farmacopea hasta reaparecer en el siglo XVIII en la f¨®rmula magistral del celeb¨¦rrimo Polvo Dover, un curalotodo a base de ra¨ªz molida de ipecacuana, opio y sulfato de potasio que, como la moderna aspirina, fue muy popular para tratar todo tipo de procesos febriles durante doscientos a?os.
Disenter¨ªa amebiana
En lo que se refiere a la disenter¨ªa, cuyos terribles efectos mataban miles de enfermos empapados por v¨®mitos y diarreas sanguinolentas, uno de los primeros hitos para su erradicaci¨®n se produjo en 1875, cuando Fedor L?sch descubri¨® una ameba (conocida hoy como Entamoeba histolytica) en las heces de un paciente que sufr¨ªa esa enfermedad.
En 1961, despu¨¦s de vencer dificultades investigadoras que parec¨ªan insuperables, Louis Klein Diamond logr¨® cultivar la ameba in vitro. La misma d¨¦cada en que se identific¨® E. histolytica se descubri¨® que dos g¨¦neros bacterianos, Salmonella y Shigella, causaban otras formas de disenter¨ªa. Pronto se comprob¨® que la ra¨ªz de ipecacuana no ejerc¨ªa efecto alguno sobre esas bacterias, lo que la convirti¨® en un elemento diagn¨®stico eficaz de las intoxicaciones alimentarias.
Clorhidrato de emetina
A principios del siglo XIX, la Escuela Qu¨ªmica de Par¨ªs descubri¨® que la ra¨ªz de ipecacuana conten¨ªa dos poderosos alcaloides, cefaelina y emetina (metilcefealina), que provocaban v¨®mitos y diarrea continuos. La emetina se obtiene mediante extracci¨®n directa de la ra¨ªz de ipecacuana o mediante metilaci¨®n de la cefaelina en laboratorio.
La emetina tiene muchas capacidades farmacol¨®gicas. En las c¨¦lulas eucariotas inhibe la s¨ªntesis proteica, impidiendo el enlace de las cadenas pept¨ªdicas. En mam¨ªferos bloquea la fosforilaci¨®n oxidativa mitocondrial, interrumpiendo el funcionamiento de la respiraci¨®n celular y provoca importantes alternaciones en el coraz¨®n y el sistema nervioso.
La pr¨¢ctica hospitalaria demostr¨® que era extremadamente eficaz para erradicar la disenter¨ªa por amebiosis, pero presentaba considerables dificultades pr¨¢cticas. Para empezar, el paciente ten¨ªa que permanecer en reposo completo durante el tratamiento. Adem¨¢s, deb¨ªa administrarse mediante inyecci¨®n y se necesitaba ajustar la dosis con precisi¨®n. Por otro lado, era imprescindible mantener una estrecha observaci¨®n para detectar reacciones en el tracto gastrointestinal (v¨®mitos y diarrea), el sistema nervioso (polineuritis) y, sobre todo, alteraciones cardiovasculares potencialmente mortales, incluidas hipotensi¨®n y taquicardia.
Si aparec¨ªa cualquiera de ambas, el tratamiento deb¨ªa suspenderse inmediatamente porque, a pesar de adoptar precauciones estrictas, no eran raros los casos de muerte s¨²bita.
A partir de 1950 se buscaron tratamientos alternativos eficaces por v¨ªa oral y libres de efectos card¨ªacos potencialmente letales. Finalmente, se consigui¨® el ¨¦xito con diloxanida para la amebiasis intestinal y con metronidazol para la forma hep¨¢tica.
Ipecacuana y v¨®mito
El polvo de ipecacuana es un inductor eficaz y seguro del v¨®mito (tasa de ¨¦xito del 90 % al cabo de veinte minutos), por lo que resultaba muy ¨²til para el lavado de est¨®mago en casos de envenenamiento. Solo ocasionalmente produce complicaciones graves como rotura del es¨®fago o del est¨®mago, neumomediastino, neumoperitoneo y neumon¨ªa por aspiraci¨®n.
Por un lado, el polvo irrita directamente el est¨®mago y el intestino superior y, por otro, una vez absorbido en el torrente sangu¨ªneo, act¨²a indirectamente sobre los quimiorreceptores del ¨¢rea postrema del bulbo raqu¨ªdeo, que controla los v¨®mitos en mam¨ªferos.
En la d¨¦cada de 1990 hubo un amplio consenso para abandonar su uso em¨¦tico reemplaz¨¢ndola por la instilaci¨®n de carb¨®n activado. Una vez suprimido su uso hospitalario, sigui¨® utiliz¨¢ndose incontroladamente como droga por enfermos con anorexia nerviosa y bulimia, cuyo abuso llegaba a producir un s¨ªndrome cl¨ªnico que incluye miopat¨ªa, neuropat¨ªa, convulsiones y muerte s¨²bita.
Karen lleg¨® a pesar 40 kilos
En 1975, en la cima de su carrera, Karen lleg¨® a pesar 40 kilos. Llevaba a?os luchando contra la anorexia nerviosa, una enfermedad de la que apenas se sab¨ªa nada y de la que todav¨ªa se desconoce su causa exacta. En 1982, cuando pesaba solo 34 kilos y su aparato digestivo estaba tan da?ado que solo pod¨ªa ser alimentada por v¨ªa intravenosa, se puso en tratamiento psicol¨®gico.
Confes¨® que pod¨ªa ingerir m¨¢s de noventa laxantes a base de ipecacuana de una vez y 10 p¨ªldoras diarias de un medicamento a base de Levotiroxina, una forma sint¨¦tica de la tirosina, la hormona tiroidea que acelera el metabolismo. En 1983, su madre la encontr¨® desmayada en su habitaci¨®n. Lleg¨® con vida al hospital, pero su coraz¨®n no aguant¨®. La autopsia lo revel¨® todo: su cuerpo conten¨ªa grandes dosis de ipecacuana que hab¨ªa utilizado como inductor del v¨®mito.
Han pasado 40 a?os desde que muri¨®. Al menos consuela saber que su voz sigue siendo un regalo perfecto para recordar a una joven desgraciada que en 2023 hubiera cumplido 73 a?os.
Manuel Peinado Lorca es catedr¨¢tico de Universidad. Director del Real Jard¨ªn Bot¨¢nico de la Universidad de Alcal¨¢, Universidad de Alcal¨¢.
Este art¨ªculo fue publicado originalmente en The Conversation.
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