?Qu¨¦ pasar¨ªa si intent¨¢ramos no dormir?
A mediados del siglo XX dos adolescentes fueron pioneros en el estudio del sue?o, cuya importancia para la salud es cada vez m¨¢s patente
El siguiente texto es un fragmento del libro ?Por qu¨¦ so?amos? Y otras grandes preguntas sobre dormir y el sue?o, de Pablo Barrecheguren (Plataforma Editorial) reci¨¦n publicado. Es un viaje por la ciencia de los sue?os, desde los l¨²cidos hasta el impacto en la salud de un buen descanso. Poco a poco se van resolviendo preguntas sobre el sue?o, siendo la m¨¢s sencilla de todas: ?podemos vivir sin dormir?
Durante las vacaciones de Navidad de 1963, los adolescentes Randy Gardner y Bruce McAllister decidieron aprovechar esos d¨ªas para iniciar un proyecto de ciencias: ver cu¨¢nto tiempo puede estar una persona sin dormir. Al parecer, Randy y Bruce se jugaron a suertes lanzando una moneda qui¨¦n ser¨ªa el que no dormir¨ªa y qui¨¦n vigilar¨ªa si el sujeto experimental se dorm¨ªa o no. Le toc¨® a Randy aguantar despierto lo m¨¢ximo posible. ?Cu¨¢nto crees que aguant¨®?
Como todo fue muy improvisado, pronto los chavales de diecisiete a?os se dieron cuenta de que el trabajo era demasiado para los dos, as¨ª que pidieron ayuda a un colega en las tareas de vigilancia de Randy, y a los pocos d¨ªas se les uni¨® el investigador William Dement, de la Universidad de Stanford, quien fue uno de los pioneros en estudiar el sue?o a nivel cl¨ªnico. William hab¨ªa le¨ªdo en un peri¨®dico sobre el proyecto de ciencias de los chicos y quiso involucrarse junto con un m¨¦dico de la Marina de los Estados Unidos, John J. Ross. Esto debi¨® aliviar bastante a los padres de Randy, ya que en esa ¨¦poca no hab¨ªa datos para saber qu¨¦ iba a pasar, y supongo que una cierta supervisi¨®n cl¨ªnica les tranquiliz¨® un poco, aunque tambi¨¦n cabe preguntarse por qu¨¦ ning¨²n adulto detuvo a Randy, ya que realmente no sab¨ªan qu¨¦ pod¨ªa pasar.
Al parecer, el truco principal para mantener despierto a Randy fue mantenerlo activo realizando actividades f¨ªsicas, especialmente baloncesto. De hecho, incluso he llegado a leer que Randy mejor¨® en su juego a lo largo de los d¨ªas de insomnio forzoso, aunque una posibilidad es que simplemente mejorara por la cantidad de horas de pr¨¢ctica diaria que jugaba. Tambi¨¦n le iban haciendo algunas pruebas para evaluar sus capacidades cognitivas, sus sentidos..., y aunque inicialmente Randy se mostraba optimista, incluso animado, pronto empezaron a quedar patentes algunas cosas: a partir del tercer d¨ªa, Randy empez¨® a experimentar alucinaciones, y pasados los primeros d¨ªas, su estado fue deterior¨¢ndose. ¡°No hubo m¨¢s subidas, solo bajadas y m¨¢s bajadas. Era como si alguien estuviera limando con papel de lija mi cerebro. Mi cuerpo se arrastraba, y mi mente estaba destrozada¡±, escribi¨®.
Est¨¢ documentado que paulatinamente se fueron viendo afectadas sus capacidades de percepci¨®n, sufri¨® cambios en el olfato, problemas de memoria, atenci¨®n, cambios de humor, perdi¨® progresivamente agilidad verbal, su memoria empeor¨® y su habla tambi¨¦n se vio afectada: lleg¨® a un punto en el que le costaba hasta charlar porque, entre otras cosas, se distra¨ªa tanto que era incapaz de mantener una conversaci¨®n. En estos momentos finales, se alcanz¨® un punto donde Randy era incapaz de hacer las pruebas cognitivas que se le planteaban porque ten¨ªa ya tan poca capacidad de concentraci¨®n que perd¨ªa continuamente el hilo de lo que estaba haciendo. Durante el ¨²ltimo d¨ªa se le describe como casi let¨¢rgico, inexpresivo y mon¨®tono en el habla. Finalmente, Randy se durmi¨® transcurridos 11 d¨ªas y 25 minutos.
Randy durmi¨® durante 14 horas seguidas antes de despertarse para ir al ba?o. En los d¨ªas siguientes, su patr¨®n de sue?o fue recuperando la normalidad y las evaluaciones realizadas no han encontrado que Randy sufra secuelas a largo plazo por la experiencia. Sin embargo, esta historia tiene muchas pegas que impiden sacar conclusiones: quiz¨¢ la m¨¢s importante es que es muy probable que Randy experimentara microsue?os, brev¨ªsimos instantes en los que su cerebro pasaba de estar despierto (vigilia) a estados de consciencia similares a estar dormido, lo cual ya de entrada significar¨ªa que Randy no habr¨ªa estado algo m¨¢s 264 horas seguidas despierto. Otro punto relevante es que, al parecer, ocasionalmente durante esos d¨ªas tom¨® alguna Coca-Cola, as¨ª que hubo un poco de cafe¨ªna alterando el experimento. Adem¨¢s, recordemos que Randy era un adolescente y, como veremos m¨¢s adelante, las necesidades de sue?o de un adolescente no son las mismas que las de un ni?o, un beb¨¦, un adulto o un anciano. Tambi¨¦n hay que contar tanto con las limitaciones t¨¦cnicas de la ¨¦poca como con que algunos factores, como, por ejemplo, la supuesta mejora f¨ªsica jugando al baloncesto, no se midieron con la precisi¨®n adecuada (al menos para lo que ahora se considera riguroso). Lo cual me lleva al ¨²ltimo punto, y es que este experimento falla en muchos puntos de dise?o, entre ellos uno de los m¨¢s obvios es que es un proyecto realizado poniendo a prueba a una ¨²nica persona, cuando las investigaciones m¨¢s preliminares suelen trabajar con grupos de, como m¨ªnimo, diez a veinte personas (y esta cifra puede crecer hasta las decenas de miles de personas, o incluso m¨¢s). En definitiva, a nivel t¨¦cnico el experimento fue una chapuza, y muy criticable a nivel ¨¦tico. Esto obviamente no es culpa de Randy o Brand, que nada ten¨ªan de formaci¨®n neurocient¨ªfica.
Aunque hay personas que afirman haber conseguido superar el r¨¦cord de Randy (por algunas pocas horas, tampoco os esper¨¦is nada muy lejano a esos once d¨ªas sin dormir), se suele decir que nadie va a superar este r¨¦cord, ya que las instituciones que registran estas cosas, como el Guinness World Records, hace tiempo que no verifican este tipo de marcas para evitar que alguien se haga da?o intent¨¢ndolo, ya que existe un riesgo real bastante considerable. Y, por el mismo motivo, tampoco hay experimentos cient¨ªficos para ver cu¨¢nto tiempo aguanta una persona sin dormir, as¨ª que gran parte de la informaci¨®n sobre qu¨¦ ocurre si una persona pierde la capacidad de dormir viene de los casos cl¨ªnicos en los que un problema de salud genera una situaci¨®n similar. Aqu¨ª destacan los pacientes con insomnio familiar fatal o quienes padecen s¨ªndrome de Morvan.
Por un lado, tenemos el insomnio familiar fatal; las personas que lo padecen fallecen pasados de 8 a 72 meses desde que empiezan a manifestar los s¨ªntomas. La palabra ¡°familiar¡± hace referencia a que se trata de una enfermedad hereditaria, aunque muy poco frecuente, ya que es la enfermedad hereditaria de prote¨ªnas pri¨®nicas m¨¢s rara. Este tipo de enfermedades, sean hereditarias o no, y entre las cuales la m¨¢s conocida es la de Creutzfeldt-Jakob, se caracterizan porque la causa es un prion (un prion es un tipo de prote¨ªna bastante problem¨¢tica que es capaz de convertir a otras prote¨ªnas similares en priones, haciendo que cada vez haya m¨¢s priones y menos prote¨ªnas ?normales?). Si imaginamos las prote¨ªnas como distintos tipos de fruta, y cada fruta la tenemos en una cesta diferente, los priones ser¨ªan como una pieza de fruta podrida: al colocar, por ejemplo, un prion manzana en la cesta de las manzanas, poco a poco las manzanas (las prote¨ªnas manzana) alrededor del prion se ir¨¢n convirtiendo en manzanas podridas (nuevos priones tipo manzana), que pudrir¨¢n al resto de manzanas a su alrededor, y as¨ª hasta que todo el cesto est¨¦ podrido. Aunque todav¨ªa hay muchos puntos del origen de la enfermedad que no est¨¢n claros, la idea general es que en el insomnio familiar fatal los pacientes heredan cambios gen¨¦ticos que hacen que en alg¨²n momento fabriquen los priones que generan la enfermedad, la cual se caracteriza por una serie de s¨ªntomas, entre los cuales destaca un profundo insomnio.
Y, por otro lado, tenemos el s¨ªndrome de Morvan, que es una situaci¨®n completamente distinta porque se trata de una enfermedad autoinmune, es decir, provocada por un funcionamiento err¨®neo del sistema inmunitario del paciente. Hay muy pocos casos documentados de este s¨ªndrome, el cual tiene un amplio abanico de s¨ªntomas que van desde contracciones musculares involuntarias a dolorosos calambres en los m¨²sculos, alucinaciones, un profundo insomnio en la mayor¨ªa de los casos, e incluso hay casos que presentan otros s¨ªntomas tan dispares como estre?imiento o sudoraci¨®n excesiva. El insomnio es un punto importante del s¨ªndrome, ya que est¨¢ presente casi en el 90 % de los casos, y el paciente puede experimentar grados muy profundos de p¨¦rdida de sue?o, pero, a diferencia de lo que ocurre en el insomnio familiar fatal, en la gran mayor¨ªa de los casos esta enfermedad no es letal: nueve de cada diez casos acaban remitiendo espont¨¢neamente, mientras que el 10 % de pacientes fallece.
Durante muchos a?os, los fallecimientos tanto por el s¨ªndrome de Morvan como por insomnio familiar fatal se han utilizado como un argumento definitivo para afirmar que los seres humanos no podemos sobrevivir sin dormir. Sin embargo, esta afirmaci¨®n se est¨¢ discutiendo bastante porque tiene varios puntos flacos: quiz¨¢s, el punto principal es que son enfermedades muy complejas y bastante desconocidas en las que los pacientes desarrollan muchos problemas m¨¢s all¨¢ del insomnio, as¨ª que no necesariamente es la falta de sue?o la causa del fallecimiento. Adem¨¢s, son situaciones muy excepcionales: por ejemplo, solo hay documentada aproximadamente una veintena de casos de s¨ªndrome de Morvan que presentan des¨®rdenes de sue?o. Y, adem¨¢s, hay bastante complejidad en concretar c¨®mo se presenta el insomnio en estas enfermedades, ya que el sue?o no es un proceso homog¨¦neo y pueden estar fallando m¨¢s unas partes del sue?o que otras; a lo cual debemos sumar la posibilidad de que los pacientes pueden estar experimentando microsue?os que, en parte, alivien su falta de sue?o.
Pablo Barrecheguren es doctor en Biomedicina especializado en Neurobiolog¨ªa y autor de ?Por qu¨¦ so?amos? Y otras grandes preguntas sobre dormir y el sue?o.
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