?Qu¨¦ es y c¨®mo se conoci¨® la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob?
Recientemente se ha abierto una investigaci¨®n para esclarecer la muerte de un bioqu¨ªmico que estudiaba esta enfermedad y ten¨ªa miles de muestras no autorizadas en su laboratorio de Barcelona
En 1920, en un congreso de neur¨®logos alemanes, el pat¨®logo Alfons Maria Jakob present¨® el caso de una paciente, mujer de 52 a?os y ama de casa, que empez¨® con descoordinaci¨®n de los movimientos voluntarios (ataxia), reflejos tendinosos intensos y postura r¨ªgida. M¨¢s tarde present¨® movimientos espasm¨®dicos y acab¨® sin poder andar. No mucho despu¨¦s, antes de fallecer de neumon¨ªa, present¨® s¨ªntomas de confusi¨®n, desorientaci¨®n y una grave demencia. Otros dos pacientes suyos, de treinta y cuatro y cuarenta y dos a?os, desarrollaron parecidos s¨ªntomas y las autopsias de los tres coincidieron en mostrar una amplia neurodegeneraci¨®n en la corteza cerebral y los ganglios profundos del cerebro (ganglios basales). El tambi¨¦n alem¨¢n Hans-Gerhard Creutzfeldt hab¨ªa descrito anteriormente un caso similar, tanto en los s¨ªntomas como en la histopatolog¨ªa de las autopsias, pero a Jakob no le pareci¨® tan claro como sus propios casos que ¨¦l consider¨® exponentes de una nueva y rara forma de demencia presenil cuyo nombre hoy conocemos como enfermedad de Creutzfeldt-Jakob. Ahora, seg¨²n ha adelantado EL PA?S, se acaba de abrir una investigaci¨®n para esclarecer las causas de la muerte de un bioqu¨ªmico que estudiaba la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob en un laboratorio de la Universidad de Barcelona y que falleci¨® en 2022, a los 45 a?os, tras manifestar s¨ªntomas compatibles con la dolencia que investigaba. En su laboratorio se han hallado miles de muestras no autorizadas, algunas de ellas potencialmente infectivas. La investigaci¨®n podr¨ªa acabar confirmando el contagio del cient¨ªfico y el car¨¢cter letal de la enfermedad, para la que a¨²n no se conoce una cura.
Su origen se conoci¨® lejos de Alemania, en lugares tan insospechados como Islandia y Nueva Guinea. Primero fue en el Instituto de Patolog¨ªa Experimental de Reikiavik, donde el m¨¦dico Bj?rn Sigurdsson investig¨® las causas de una epidemia que padec¨ªan las ovejas del norte del pa¨ªs y que empezaba con tropiezos y temblores de la cabeza y acababa produciendo par¨¢lisis de las patas y de todo el cuerpo. El nombre de esa epidemia, ¡°rida¡±, deriva del island¨¦s para ataxia o temblores. Sigurdsson crey¨® que su origen eran ovejas que en 1933 hab¨ªan sido llevadas all¨ª desde Alemania, y como en sus an¨¢lisis no detect¨® par¨¢sitos o bacterias que justificaran el mal, acab¨® imput¨¢ndolo al contagio de un posible virus de acci¨®n lenta, con m¨¢s de un a?o de incubaci¨®n. La sospecha gan¨® terreno cuando se demostr¨® que el agente infeccioso y la rida pod¨ªan ser transmitidos inoculando en las cabras sanas extractos cerebrales de las cabras enfermas.
La rida es considerada hoy una forma de tembladera o scrapie, enfermedad que afecta a las cabras y ovejas haciendo que pierdan el equilibrio y se froten y ara?en en ¨¢rboles, rocas y vallas, origin¨¢ndose calvas de lana en el cuerpo. La autopsia de los animales enfermos muestra una amplia degeneraci¨®n neuronal, sobre todo en el tronco del enc¨¦falo. El agente infeccioso, supuestamente el virus de progresi¨®n lenta propuesto por Sigurdsson, se transmite y expande por las heces que dejan los animales enfermos en la hierba que los sanos comen. La enfermedad es silenciosa durante a?os hasta que aparecen los primeros s¨ªntomas.
Sorprendentemente, algo parecido a la tembladera se observ¨® tambi¨¦n en la primera mitad del siglo XX en los habitantes de la tribu fore de Okapa, una subprovincia de Nueva Guinea. Sus miembros todav¨ªa practicaban el canibalismo y muchos mor¨ªan de una rara enfermedad llamada kuru, nombre que tambi¨¦n significa ?temblar?. Como en las ovejas islandesas, la enfermedad en los nativos empezaba con problemas de equilibrio y ligeros temblores de la cabeza y las extremidades, avanzando en meses hacia una incapacidad para a hablar, caminar o controlar los movimientos, adem¨¢s de demencia y cambios emocionales progresivos. La muerte no tardaba m¨¢s de dieciocho meses y a veces menos de medio a?o.
La autopsia de los enfermos mostr¨® degeneraci¨®n del cerebro, particularmente de los ganglios basales, y una considerable atrofia del cerebelo. La enfermedad se parec¨ªa mucho, tanto en los s¨ªntomas como en la neuropatolog¨ªa, a la de los rumiantes islandeses, una similitud que se confirm¨® cuando primates no humanos fueron inoculados con extractos cerebrales de v¨ªctimas humanas del kuru y tras un per¨ªodo de incubaci¨®n de seis meses a cuatro a?os mostraron tambi¨¦n los mismos s¨ªntomas que los nativos de Nueva Guinea, quienes contra¨ªan el kuru comiendo la carne humana de sus difuntos en rituales de duelo, pero atribu¨ªan la enfermedad a brujer¨ªa. Como era de esperar, la eliminaci¨®n del canibalismo acab¨® con la enfermedad.
Fue por entonces, cuando el m¨¦dico estadounidense de origen h¨²ngaro Daniel Carleton Gajdusek, que visit¨® el lugar de la epidemia, no tard¨® en observar la similitud entre los s¨ªntomas y la patolog¨ªa del kuru y los de la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob, mostrando asimismo que pod¨ªa ser transmitida a primates no humanos inoculando en sus cerebros extractos procedentes de biopsias humanas portadoras del agente infeccioso. Se pensaba que estas enfermedades, llamadas gen¨¦ricamente ¡°encefalopat¨ªas espongiformes¡±, deb¨ªan ser causadas por un agente infeccioso del tipo virus lento propuesto por el island¨¦s Sigurdsson. Sin embargo, a pesar de los esfuerzos de Gajdusek y otros investigadores, ese posible virus no aparec¨ªa por ning¨²n lado.
Fue entonces, en 1982, cuando Stanley B. Prusiner, experto en virolog¨ªa y neuropatolog¨ªa de la Universidad de California en San Francisco, logr¨® obtener extractos cerebrales purificados que transmit¨ªan la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob y que conten¨ªan una sustancia de car¨¢cter proteico que denomin¨® ¡¤prion¡± (part¨ªcula proteica infecciosa). La hip¨®tesis de que una prote¨ªna pudiera ser el agente de una enfermedad infecciosa origin¨® mucho escepticismo, pero eso no desanim¨® a Prusiner que, dos a?os m¨¢s tarde, en 1984, volv¨ªa a sorprender a la comunidad cient¨ªfica mostrando que el gen que codifica tal prote¨ªna se encuentra en el genoma de muchos mam¨ªferos, incluido el hombre. Resultaba incre¨ªble que el prion, presunto agente de grav¨ªsimas lesiones neurodegenerativas, fuera sintetizado normalmente en nuestro propio organismo.
Por su descubrimiento de los priones, Stanley B. Prusiner recibi¨® en 1997 el Premio Nobel en Fisiolog¨ªa y Medicina, y, por sus investigaciones sobre el kuru, en 1976 a Daniel Carleton Gajdusek se le concedi¨® tambi¨¦n el Premio Nobel de Fisiolog¨ªa y Medicina. Desgraciadamente, el historial cient¨ªfico de este ¨²ltimo qued¨® empa?ado cuando algunos a?os despu¨¦s fue condenado a diecinueve meses de prisi¨®n por una acusaci¨®n de pederastia que ¨¦l mismo acab¨® reconociendo. Se exili¨® m¨¢s tarde en Europa, donde muri¨®.
Materia gris es un espacio que trata de explicar, de forma accesible, c¨®mo el cerebro crea la mente y controla el comportamiento. Los sentidos, las motivaciones y los sentimientos, el sue?o, el aprendizaje y la memoria, el lenguaje y la consciencia, al igual que sus principales trastornos, ser¨¢n analizados en la convicci¨®n de que saber c¨®mo funcionan equivale a conocernos mejor e incrementar nuestro bienestar y las relaciones con las dem¨¢s personas.
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