La historia de un paciente con amnesia que ayuda a entender para qu¨¦ sirve la memoria
Fragmento del libro ¡®El cerebro, el teatro del mundo¡¯, en el que Rafael Yuste, neurocient¨ªfico espa?ol, explora c¨®mo funciona el principal ¨®rgano del cuerpo humano y c¨®mo crea la realidad
Francis Crick, que era genial, dec¨ªa que la memoria y el aprendizaje son ¡°todo cambio que hace un cambio¡± en el sistema nervioso. Es decir, seg¨²n Crick, pr¨¢cticamente todo lo que pasa a nuestro alrededor, si cambia de alguna manera el cerebro, por peque?o que sea el cambio, ya es una memoria. Esta definici¨®n tan amplia incluye muchas cosas que tradicionalmente consideramos memorias o recuerdos, como la contrase?a de internet, el sitio donde est¨¢ aparcado el coche, qui¨¦n eres, d¨®nde vives y qui¨¦nes son tu familia. Pero tambi¨¦n se incluye en esta definici¨®n tan amplia de memoria la realizaci¨®n de tareas aprendidas, como, por ejemplo, lavarse los dientes, ya que la informaci¨®n para llevar a cabo esta tarea est¨¢ en el cerebro.
?Para qu¨¦ sirve la memoria? Para que este modelo del mundo tenga la informaci¨®n necesaria con el fin de predecir bien el futuro, de una manera evolutivamente correcta y ¨²til. Los mecanismos que utiliza el cerebro para aprender y almacenar estos aprendizajes son muchos y muy distintos, pero esencialmente todo lo que hacen es atrapar las estad¨ªsticas de las cosas que ocurren en el mundo; es decir, las probabilidades de que algo ocurra, especialmente las relaciones causales entre las cosas, de causa y efecto. Nuestro cerebro y el de otros animales est¨¢n perfectamente dise?ados para darse cuenta de que las causas tienen un efecto, algo que, si lo pensamos bien, es imprescindible para estimar qu¨¦ va a ocurrir en el futuro. Si miramos el reloj y vemos que llegamos tarde al aeropuerto, calculamos con una certeza del cien por cien que no estaremos ba?¨¢ndonos en Canarias ma?ana. Estas relaciones de causa y efecto a veces son tan importantes que las aprendemos de inmediato, sin olvidarlas nunca en toda la vida; basta con que ocurran una vez: si metemos el dedo en un enchufe, nos da un calambre. Este tipo de aprendizaje inmediato es algo que nos distingue de las computadoras, que necesitan mucho entrenamiento para captar las propiedades estad¨ªsticas del mundo y las relaciones causales entre las cosas. Las m¨¢quinas reciben muchos m¨¢s calambres.
Pero, adem¨¢s de captar el mundo de una manera fiel y estad¨ªstica, la memoria es important¨ªsima para nosotros porque nuestros recuerdos son nuestra identidad, nuestro yo. Esto es algo que vemos dolorosamente cuando una persona querida padece alzh¨¦imer, se le van olvidando las cosas y las personas, van desapareciendo su personalidad y su identidad, poco a poco, delante de nuestros ojos. Este tipo de experiencia cl¨ªnica significa que nosotros no somos m¨¢s que el modelo del mundo que tenemos en el cerebro, en el que evidentemente hay una parte que se refiere a nuestro propio cuerpo y a nuestra propia vida; cuando se va desintegrando el modelo, desaparecemos. Pero, para dar un tono m¨¢s positivo a esta idea, lo contrario pasa con los ni?os peque?os: seg¨²n van adquiriendo conocimiento del mundo, su modelo del mundo se va desplegando y se van convirtiendo en personas.
Pero, ?c¨®mo funcionan la memoria y el aprendizaje? ?Cu¨¢les son los mecanismos utilizados por el cerebro para atrapar estas relaciones causales que pasan volando por delante de nuestra vida, como si fuesen moscas? La historia empieza con un chico norteamericano que se llamaba H. M. Era brillante y, un d¨ªa, montando en bicicleta, se cay¨® y se golpe¨® la cabeza, con tan mala fortuna que empez¨® a sufrir crisis epil¨¦pticas. Algunos tipos de epilepsia son debidos a traumas craneoencef¨¢licos. En el caso de H. M., estas descargas eran tan fuertes que le imped¨ªan hacer vida normal. Su vida se convirti¨® en una crisis epil¨¦ptica tras otra. Para solucionar este tormento, se someti¨® a un tratamiento de neurocirug¨ªa, en el que le extirparon las partes del cerebro involucradas en la generaci¨®n de estas crisis. Aunque parezca brutal, los tratamientos quir¨²rgicos tan dr¨¢sticos de extirpaci¨®n de ¨¢reas cerebrales todav¨ªa se utilizan en casos de epilepsia muy severa, que no se puede controlar con f¨¢rmacos, algo que nos demuestra lo mucho que tenemos que aprender para ayudar a estos pacientes de una manera que sea menos invasiva e irreversible.
Volvamos a la historia de H. M. Su neurocirujano, que deb¨ªa ser un fiera, le extirp¨® con gran efectividad toda una zona de la corteza temporal del cerebro que inclu¨ªa los dos hipocampos completos. Pues bien, a partir de la cirug¨ªa, la epilepsia qued¨® eliminada. ?xito total. Pero H. M. de inmediato empez¨® a padecer un problema de memoria muy curioso. Nuestro paciente pod¨ªa recordar sin ning¨²n problema todas las cosas que hab¨ªan ocurrido antes de la cirug¨ªa, pero, desde que se despert¨® en la cama del hospital, no pod¨ªa almacenar en su memoria ning¨²n dato, evento, conversaci¨®n o cosa nueva que le sucediese. Segu¨ªa teniendo la misma inteligencia y pod¨ªa seguir haciendo todas las cosas que hac¨ªa antes: moverse, andar, comer, hablar y re¨ªr; incluso pod¨ªa aprender tareas nuevas que requer¨ªan movimiento o coordinaci¨®n visual. Pero, cada vez que la psic¨®loga que le atend¨ªa entraba en su habitaci¨®n a hablar con ¨¦l, la recib¨ªa como si fuera una desconocida, una persona nueva, porque no se acordaba de haberla visto nunca, aunque le hubiese visitado el d¨ªa anterior. Esto es un caso cl¨ªnico que denominamos ¡°amnesia anter¨®grada¡±, p¨¦rdida de memoria a partir de una lesi¨®n (o de la neurocirug¨ªa, en este caso).
El caso de H. M. y otros parecidos de pacientes con neurocirug¨ªas del l¨®bulo temporal demostraron que el hipocampo es necesario para el almacenaje de memoria porque, si lo quitamos, ya no almacenamos, aunque nos acordemos de todo lo anterior. Es decir, el almacenaje de la memoria es distinto de la memoria. H. M. ten¨ªa sus recuerdos antiguos intactos, pero no pod¨ªa a?adir nada nuevo. Lo curioso del caso es que el hipocampo es necesario para almacenar solo ciertos tipos de recuerdos, los que llamamos declarativos o epis¨®dicos, cosas que se pueden contar con palabras, o bien experiencias vividas. Pero hay otros recuerdos, sobre todo de tareas, como aprender a copiar dibujos, que H. M. no ten¨ªa ning¨²n problema en aprender y almacenar. Aunque la amnesia anter¨®grada de H. M. solo se limitaba a recuerdos epis¨®dicos, era como un inv¨¢lido, ya que para funcionar en sociedad es imprescindible recordar muchas cosas. Podemos lavarnos los dientes, andar, comer y hablar, pero, si queremos ir a la compra, no recordaremos d¨®nde pusimos el dinero o qu¨¦ tenemos que comprar. H. M. nunca se recuper¨® y vivi¨® el resto de su vida en instituciones m¨¦dicas.
El cerebro, el teatro del mundo
Título: El cerebro, el teatro del mundo
Autor: Rafael Yuste
Publicación: 10 de septiembre de 2024
Colección: Contextos
Editorial: Ediciones Paidós
Páginas: 224
Precio: 20,90€