Neuroderechos: aterriza en el Congreso el peligro de los implantes cerebrales y las tecnolog¨ªas para leer la mente
Los diputados escuchar¨¢n al neurocient¨ªfico espa?ol Rafael Yuste, que pretende impulsar una normativa que proteja la privacidad de los pensamientos como ha conseguido en Chile, Brasil y EE UU
Rafael Yuste siente sobre sus hombros un peso similar al de Robert Oppenheimer, el l¨ªder del proyecto Manhattan que desarroll¨® la bomba at¨®mica. En su caso, el arma que le quita el sue?o ¨Dy que a¨²n no se ha detonado¨D es la neurotecnolog¨ªa, ¨¢mbito en el que es experto de primer orden. Este neurocient¨ªfico espa?ol de la Universidad de Columbia, que convenci¨® a la Casa Blanca de que invirtiera cientos de millones para mapear el cerebro, sabe que las tecnolog¨ªas de lectura de la mente son reales y peligrosas. Implantes para conectar el cerebro a las m¨¢quinas, dispositivos que inducen recuerdos, aparatos que leen los pensamientos: ya se desarrollan en laboratorios de todo el mundo y por compa?¨ªas como la de Elon Musk, que ya ha implantado su primer chip en un humano. Por eso, desde 2017 Yuste viaja por todo el mundo para conseguir que los gobiernos protejan con leyes los neuroderechos, los derechos de la mente humana. Ya lo ha conseguido en Chile, Brasil, M¨¦xico y EE UU. La semana que viene aterriza con toda esa convicci¨®n en el Congreso de los Diputados, para que Espa?a se incorpore a ese club de vanguardia y sea el primer pa¨ªs europeo que defienda legalmente la privacidad de los pensamientos.
¡°Voy con la mejor intenci¨®n del mundo, a lograr un consenso de todos los partidos pol¨ªticos. Es parte de mis deberes, convencer a todo el espectro, desde los independentistas hasta Vox, porque esto es lo que hemos logrado en otros pa¨ªses¡±, explica Yuste por videoconferencia. El lunes 26, el neurocient¨ªfico presentar¨¢ ante las se?or¨ªas la pel¨ªcula Theatre of Thought (teatro del pensamiento), que ha rodado junto con el famoso cineasta Werner Herzog para alertar sobre los riesgos de las neurotecnolog¨ªas para la privacidad, la identidad y el libre albedr¨ªo. El martes 27, a puerta cerrada con los diputados, se producir¨¢ un di¨¢logo con especialistas sobre las implicaciones ¨¦ticas de los avances en neurociencia.
¡°El objetivo es no solamente pasarlo bien discutiendo este tema, sino enfilar la posibilidad de hacer un proyecto de ley en Espa?a que cubra este terreno, promover una ley espec¨ªfica de protecci¨®n, como est¨¢ ocurriendo en otros sitios¡±, reconoce Yuste, presidente de la Fundaci¨®n Neuroderechos. ¡°As¨ª se incorporar¨¢, aunque tarde, pero m¨¢s vale tarde que nunca, a todo lo que est¨¢ ocurriendo en el resto del mundo con este tema¡±, explica el espa?ol, codirector del Centro de Neurotecnolog¨ªa de Columbia. Yuste, madrile?o, lamenta que mucha gente se cree que es chileno, porque consigui¨® conmover a los legisladores de ese pa¨ªs antes que los del suyo propio.
¡°Este es un tema en el que m¨¢gicamente se pone de acuerdo todo el mundo porque a nadie le gusta la idea de que le lean el pensamiento¡±, dice entre risas. Al neurocient¨ªfico no le asustan las dificultades de la pol¨ªtica espa?ola para alcanzar consensos: lo ha logrado en entornos pol¨ªticos tan polarizados como Chile, Brasil, M¨¦xico y EE UU. En este ¨²ltimo pa¨ªs ha conseguido su ¨¦xito m¨¢s reciente, este mes: el Estado de Colorado ratificar¨¢ la primera ley de protecci¨®n del cerebro del mundo, t¨¦cnicamente hablando. En Chile y en Brasil se consigui¨® antes, pero no mediante normativas espec¨ªficas, sino con un reconocimiento m¨¢s abstracto en enmiendas constitucionales.
El escenario espa?ol para sumar a izquierda y derecha es propicio, puesto que ya se han puesto de acuerdo en lo importante, el dinero, con la firma de dos de las administraciones m¨¢s enfrentadas de Espa?a, las que dirigen Pedro S¨¢nchez e Isabel D¨ªaz Ayuso. El cuartel general del desarrollo de los neuroderechos ser¨¢ el futuro Centro Nacional de Neurotecnolog¨ªa, Spain Neurotech, que contar¨¢ con una plantilla de 400 empleados y una financiaci¨®n de 200 millones hasta 2037: el 60% lo aportar¨¢n el Gobierno central y los fondos europeos y el 40% la Comunidad de Madrid (78 millones) y la Universidad Aut¨®noma de Madrid, en cuyo campus estar¨¢ ubicado.
En este Centro Nacional de Neurotecnolog¨ªa habr¨¢ un equipo de 30 personas, ¡°el grupo m¨¢s importante del mundo¡±, en palabras de Yuste, ¡°trabajando en el ¨¢mbito de los neuroderechos desde el punto de vista cient¨ªfico-m¨¦dico, tecnol¨®gico, pero tambi¨¦n jur¨ªdico, ¨¦tico, filos¨®fico, con la intenci¨®n de llevar el abordaje de derechos humanos para incrustarlo en medio de la neurotecnolog¨ªa en todo el mundo¡±. El impulso cient¨ªfico de este centro, junto a Yuste, lo realizan Jos¨¦ Carmena, de la Universidad de California-Berkeley, y ?lvaro Pascual-Leone, de la Universidad de Harvard.
Ayuso ha mostrado especial inter¨¦s en la iniciativa Spain Neurotech, ya que visit¨® a Yuste en Columbia cuando estuvo en Nueva York en octubre. Y el Gobierno de S¨¢nchez ha impulsado desde el principio el valor de estos nuevos derechos mentales. La secretar¨ªa de Estado de Digitalizaci¨®n e Inteligencia Artificial incluy¨® los neuroderechos en su Carta de Derechos Digitales de 2021 (punto XXVI). Y la vicepresidenta Nadia Calvi?o aprovech¨® la presidencia rotatoria de la UE para que una treintena de pa¨ªses los reconocieran en octubre de 2023 en la Declaraci¨®n de Le¨®n, ¡°primer documento europeo que establece principios ¨¦ticos para el desarrollo y uso responsable de las neurotecnolog¨ªas, con un enfoque centrado en el ser humano¡±. Un portavoz de la secretar¨ªa de Estado reivindica adem¨¢s otros esfuerzos que han ¡°contribuido a fortalecer el debate sobre los neuroderechos a nivel europeo e internacional¡±. Pero todav¨ªa no hay en Espa?a nada con rango normativo.
Oficina C
La reuni¨®n de Yuste con los diputados la propicia la Oficina de Ciencia y Tecnolog¨ªa del Congreso, la llamada Oficina C, que se dedica a asesorar mediante informes sobre temas espec¨ªficos para mejorar el conocimiento del Legislativo en cuestiones t¨¦cnicas. En su ¨²ltima ronda de informes incluyen uno sobre los avances en neurociencia, y la reuni¨®n de la semana que viene coincide con la presentaci¨®n en la c¨¢mara de estos documentos. En el debate a puerta cerrada del martes tambi¨¦n participar¨¢n Pascual-Leone, Mavi S¨¢nchez Vives (de ICREA) y Liset Men¨¦ndez de la Prida (del Instituto Cajal, CSIC), que han colaborado en la elaboraci¨®n del informe para los diputados, como el propio Yuste.
En el documento tambi¨¦n se recogen los neuroderechos, que sus impulsores definieron en un art¨ªculo en la revista Nature de 2017, y que hoy se resumen en cinco: derecho a la identidad personal, por integrar cerebros con tecnolog¨ªa y la influencia de los algoritmos; al libre albedr¨ªo, porque las herramientas tecnol¨®gicas comprometen la autonom¨ªa humana; a la privacidad mental, el m¨¢s urgente, porque ya se puede recopilar la informaci¨®n cerebral; al acceso equitativo, para no aumentar las desigualdades existentes; y a la protecci¨®n contra sesgos, para corregir prejuicios en algoritmos y prevenir la discriminaci¨®n.
¡°La neurotecnolog¨ªa va directamente a la esencia del ser humano, que es nuestro cerebro, por eso para nosotros es muy normal abordar el problema desde el punto de vista de los derechos humanos¡±, afirma Yuste. De momento, las ¨²nicas objeciones que ha encontrado en su proselitismo han sido los de algunos grupos de presi¨®n corporativos: ¡°Todo el mundo est¨¢ de acuerdo cuando se lo cuentas, excepto algunas partes de la industria tecnol¨®gica que lo ven como una amenaza y que no quieren ninguna regulaci¨®n¡±. En todo caso, asume que su trabajo ¡°es hablar con todos y lograr convencerles, de manera que sea much¨ªsimo m¨¢s f¨¢cil si se presenta despu¨¦s una proposici¨®n de ley, para que tenga un apoyo r¨¢pido y vaya sin problemas¡±.
En su documental, Herzog le pregunta a un cient¨ªfico: ¡°?Podr¨ªas en el futuro leer mi mente y conocer mi pr¨®xima pel¨ªcula antes incluso de filmarla?¡±. Mientras se resuelven dudas preocupantes como esta, algunos cient¨ªficos esperan que se legisle antes de que podamos leer, y manipular, la mente de Herzog. Y la de cualquier otro humano.
Puedes seguir a MATERIA en Facebook, X e Instagram, o apuntarte aqu¨ª para recibir nuestra newsletter semanal.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.