Investigadoras espa?olas descubren un mecanismo ¡®quemagrasas¡¯ contra la obesidad
Un estudio en ratones dirigido por dos cient¨ªficas espa?olas desvela un nuevo mecanismo por el que un tipo de grasa del organismo se quema para producir calor
Un equipo de investigadores dirigido por Guadalupe Sabio, del Centro Nacional de Investigaciones Oncol¨®gicas (CNIO), y Cintia Folgueira, del CNIO y del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC), ha descubierto una nueva v¨ªa por la cual un tipo de grasa corporal llamada parda o marr¨®n se quema para generar calor en los ratones.
El estudio, publicado en Nature Communications, revela un papel central en este mecanismo de una prote¨ªna llamada MCJ, lo que apunta a la posibilidad de regular su funci¨®n para luchar contra la obesidad, una enfermedad que afecta a 650 millones de personas y est¨¢ asociada a trastornos metab¨®licos o cardiovasculares y al c¨¢ncer.
La grasa de nuestro cuerpo almacena energ¨ªa, las cl¨¢sicas calor¨ªas. Esta es una tarea del llamado tejido adiposo blanco, la grasa normal que llevamos bajo la piel; pero la mayor¨ªa de los mam¨ªferos, con pocas excepciones como los cerdos, tenemos un segundo tipo de grasa llamada parda, que se quema para mantenernos calientes en respuesta al fr¨ªo.
As¨ª, la grasa blanca almacena calor¨ªas, mientras que la parda las quema. Esta segunda es abundante en los beb¨¦s y antiguamente sol¨ªa creerse que era casi inexistente en los adultos, pero el descubrimiento de que est¨¢ m¨¢s presente de lo que se pensaba ha convertido este tejido en el objetivo de numerosas investigaciones contra la obesidad.
El color marr¨®n o pardo de este tipo de grasa se debe a su abundancia en mitocondrias, org¨¢nulos presentes en casi todas nuestras c¨¦lulas que son los encargados de producir la energ¨ªa metab¨®lica a trav¨¦s del ox¨ªgeno que inhalamos al respirar. Y, en las c¨¦lulas adiposas, son precisamente las mitocondrias las que albergan el secreto quemagrasas de la grasa parda: gracias a la presencia de un tipo especial de prote¨ªna llamada termogenina o UCP1, sus mitocondrias pueden quemar grasa para producir calor, lo cual nos ayuda a los animales de sangre caliente a luchar contra el fr¨ªo.
Mitocondrias que creen tener fr¨ªo
La UCP1 est¨¢ hoy en el foco de los cient¨ªficos por la posibilidad de regular su funcionamiento para combatir la obesidad. Pero investigaciones recientes han revelado que este no es el ¨²nico mecanismo de la grasa parda para generar calor. Sabio, Folgueira y sus colaboradores han descubierto uno de estos nuevos procesos, independiente de UCP1 y controlado por una prote¨ªna llamada MCJ que anteriormente se hab¨ªa identificado como un represor de la funci¨®n de las mitocondrias en tejidos como el h¨ªgado; la anulaci¨®n de MCJ acelera el metabolismo.
Recientemente, el Grupo de interacci¨®n entre ¨®rganos en las enfermedades metab¨®licas que dirige Guadalupe Sabio en el CNIO, junto con otros colaboradores, ha mostrado que la ausencia de MCJ protege del riesgo card¨ªaco provocado por la falta de ox¨ªgeno. La pista sobre su intervenci¨®n en la obesidad a trav¨¦s del tejido adiposo lleg¨® al observar los niveles de MCJ en la grasa subcut¨¢nea de muestras humanas.
Seg¨²n explica Sabio a SINC, ¡°el grado de activaci¨®n de MCJ en cada persona se relaciona con su salud metab¨®lica¡±. Aunque la grasa parda es minoritaria en el organismo, la grasa subcut¨¢nea, que suma el 90 % del total, contiene tambi¨¦n un tercer tipo llamado beis, que se comporta de forma semejante a la parda.
Cuando Sabio, Folgueira y sus colaboradores eliminaron MCJ en ratones obesos, descubrieron que los animales perd¨ªan peso y generaban m¨¢s calor, replicando observaciones previas de que la activaci¨®n de la grasa parda protege contra la obesidad y las enfermedades metab¨®licas. Simplemente trasplantando a los ratones obesos grasa sin MCJ, consegu¨ªan una reducci¨®n de peso. ¡°Las mitocondrias estaban comiendo grasa y glucosa, quemando todo lo que les llegaba¡±, resume Sabio. Adem¨¢s, las investigadoras descubrieron que las mitocondrias cambiaban de forma hacia una estructura redondeada, t¨ªpica cuando la grasa parda reacciona al fr¨ªo. Al eliminar MCJ, ¡°las mitocondrias creen tener fr¨ªo cuando en realidad no lo tienen¡±.
Perder la MCJ para perder peso
De este modo, MCJ se alza como una nueva y prometedora diana terap¨¦utica en la lucha contra la obesidad, declarada por la Organizaci¨®n Mundial de la Salud como un grave problema de salud p¨²blica global que alcanza proporciones pand¨¦micas. Pero en el camino desde los experimentos en animales hasta la terapia cl¨ªnica hay dos grandes desaf¨ªos principales: primero, si los resultados son aplicables a nosotros. Sabio apuesta que as¨ª es: ¡°los cambios en MCJ relacionados con la obesidad nos indican que en los humanos el funcionamiento puede ser el mismo¡±.
El segundo gran reto consiste en encontrar el modo de neutralizar la funci¨®n de MCJ y que esto no provoque efectos colaterales nocivos. Esta prote¨ªna est¨¢ presente en otros tejidos, y las variadas misiones de los reguladores metab¨®licos en distintos ¨®rganos hacen que a menudo la alteraci¨®n de alguno de ellos pueda afectar a otras funciones. Sin embargo, se?ala Sabio, lo que ya se conoce sobre MCJ apunta a que su eliminaci¨®n es tambi¨¦n beneficiosa, al menos para el h¨ªgado y el coraz¨®n.
En el caso de los ratones del estudio, para eliminar MCJ las investigadoras han empleado un tipo de virus inofensivo y modificado llamado adenoasociado, que se utiliza en terapias g¨¦nicas, pero Sabio opina que quiz¨¢ el modo m¨¢s adecuado para silenciar a MCJ en la grasa humana podr¨ªa ser mediante el uso de nanopart¨ªculas que se dirijan espec¨ªficamente al tejido adiposo; ¡°esto concentrar¨ªa el efecto donde interesa para maximizar su acci¨®n y no diluirla¡±. En todo caso, concluye la investigadora, ¡°descubrir nuevos mecanismos de producci¨®n de calor en la grasa parda es una de las dianas m¨¢s interesantes en el estudio de la obesidad¡±.