Explotar la imagen de la ¡®mujer madura¡¯ para agotar prendas de 1.000 euros en dos horas: el regreso de Phoebe Philo
La primera edici¨®n de la firma hom¨®nima de la dise?adora brit¨¢nica confirma las buenas noticias para la moda, necesitada m¨¢s que nunca de la mirada femenina
El negocio ya est¨¢ hecho. Apenas 12 horas despu¨¦s de su lanzamiento, m¨¢s de la mitad de la colecci¨®n de debut de Phoebe Philo con su nombre hab¨ªa volado de las estanter¨ªas virtuales en phoebephilo.com. ?La falda asim¨¦trica de viscosa negra despeluchada? Agotada. ?La blusa de sat¨¦n negro stretch con pa?uelo vers¨¢til incorporado? Sin existencias. ?El mono de cashmere con cuello camisero y bolsillos cargo? Finito. ?Los jers¨¦is de lana merino y yak? Ni en negro ni en blanco estucado. ?La gabardina de algod¨®n color chocolate, ligeramente marcada de hombreras? Imposible. Y as¨ª hasta un 60 por ciento largo del centenar de piezas, sold out de ¨®rdago, incluidos los distintos mocasines y pumps de tac¨®n discreto (entre seis y nueve manejables cent¨ªmetros), los collares de plata y oro ba?ado en plata, las gafas oversize, los guantes de piel y hasta esos pantalones sastre de patas generosas a desarmar al gusto, de la cintura al bajo, mediante cremalleras traseras con los que la brit¨¢nica vuelve a reclamar el t¨ªtulo de dise?adora de las mujeres. De las que puedan pag¨¢rselo, al menos.
Antes incluso que el valor como producto de moda de las propias prendas, un destilado/puesta al d¨ªa de aquel minimalismo con el que Philo hizo de la C¨¦line con acento agudo una etiqueta de culto fenomenal entre 2007 y 2017, han sido las cifras a pagar por ellas lo primero que incendi¨® las redes sociales nada m¨¢s ponerse a la muy esperada venta, sobre las cuatro de la tarde de ayer lunes. Los precios, en efecto, dinamitan las ilusiones del com¨²n de los mortales: las chaquetas y abrigos ascienden de los 2.000 a los 13.000 euros, los pantalones van de 800 a m¨¢s de 1.000, los vestidos andan entre los 2.800 y los 14.000 (lo que tiene coser lentejuelas a mano), los zapatos est¨¢n en 990 y las botas, en 1.400, y no busquen bolsos por menos de 6.000. Para las econom¨ªas abultadas no supone problema alguno, claro. El rango, para el caso, responde a la actual escalada del lujo, de Bottega Veneta a Dior o The Row, la etiqueta de las gemelas Olsen que llenaba el hueco philofita hasta la fecha. Tampoco hay que olvidar que detr¨¢s de la operaci¨®n retorno de la esquiva creadora est¨¢ el grupo LVMH, que no perdona beneficios.
La estrategia no es nueva, que el sector lleva d¨¦cadas explot¨¢ndola, pero s¨ª m¨¢s rentable que nunca: m¨ªnima producci¨®n a precios de PIB de pa¨ªs del ahora llamado Sur Global. La escasez del producto espolea su deseo y lo convierte en aspiracional, mientras el coste prohibitivo garantiza la exclusividad. Y as¨ª siempre salen las cuentas. Esta primera andanada de Phoebe Philo se limita a un centenar de unidades por art¨ªculo (excepto el voluminoso abrigo de sarga de viscosa bordado con hilos peinados, un trabajo manual de 300 horas, bajo pedido), dice la marca v¨ªa comunicado de prensa que para evitar el derroche textil en aras de la sostenibilidad. Lo que significa ¡°un modelo de negocio responsable que equilibra producci¨®n y demanda, produciendo notablemente menos de la demanda prevista¡± y se traduce como hype morrocotudo. La compra en la web tambi¨¦n se limita a una unidad por art¨ªculo, medida disuasoria para quienes pudieran sentir la tentaci¨®n de arramblar con las prendas para sacarles luego r¨¦dito en el boyante mercado de la reventa a precios a¨²n m¨¢s desorbitados. Que pasar¨¢ de todos modos, que nadie lo dude.
Mientras, la colecci¨®n ¨Cprimera bater¨ªa de las tres ediciones (sic) que se suceder¨¢n hasta diciembre, de ah¨ª su nombre, A1¨C se desdibuja en el ruido. Lastrado por el marketing de la anticipaci¨®n, el resultado no va a cambiar desde luego el rumbo de la moda (de hecho, sigue al mil¨ªmetro sus actuales derroteros), sin una propuesta de ruptura, ni siquiera una nueva silueta. ?Americanas sobretalladas de cintura entallada y hombros armados a estas alturas del partido? Groundbreaking, que dir¨ªa aquella. Tampoco podemos obviar la sobresaturaci¨®n de la est¨¦tica/estilo Philo que la ha sobrevenido durante en su ausencia. Sin embargo, lo que hay es suficiente para colmar las expectativas parejas al sello Phobe Philo. La ejecuci¨®n se aprecia b¨¢rbara, ejecutada impecablemente en taller propio (una de las condiciones de la dise?adora para su regreso). Los tejidos y materiales, excelsos, de calidades que no abundan. Y el relato, aunque reconocible, se permite incluso licencias: aqu¨ª se habla, por supuesto, el lenguaje de la versatilidad, adaptabilidad, utilidad, comodidad, durabilidad y sentido com¨²n, pero ahora tambi¨¦n hay giros de jerga femenina mucho m¨¢s fluida, tanto que ciertas prendas no parecen responder a g¨¦neros (v¨¦anse las gabardinas, las chaquetas y pantalones cargo, los jers¨¦is de punto pesado at ease, la joyer¨ªa o ya no digamos los bolsos). Eso, y una sugerente vuelta de tuerca erotizante a la pulcritud monjil marca de la casa que termina de modernizar la narraci¨®n.
Mucho del alcance de la brit¨¢nica como creadora tiene que ver con la mirada femenina que impone no solo sobre sus dise?os, sino adem¨¢s en su imagen de marca. El revelador juego de zonas er¨®genas y otros sutiles detalles perversos que propone de repente funcionan precisamente por eso (aunque artificios como las cremalleras desnudistas de los pantalones estrella de colecci¨®n ya los us¨® no hace mucho uno de sus alumnos aventajados, Peter Doh). A la misma premisa responde la ¨Cen este caso s¨ª¨C sorprendente iconograf¨ªa en la que abunda la campa?a de promoci¨®n, con la que se acerca por primera vez al cuerpo desnudo de la mujer madura. Philo, que este a?o cumpli¨® los 50, es perfectamente consciente de qui¨¦n es su principal valedora/compradora y qu¨¦ espejo tiene que ponerle delante para que se sienta identificada con su visi¨®n. Por fin, sin filtros. Liderado por Daria Werboby, musa desde sus d¨ªas en C¨¦line (que en noviembre har¨¢ los 40), el contingente de modelos que representan esta edici¨®n A1 incluye mujeres de distintas edades. Y, venga sorpresas, de color.
No, no todo iban a ser v¨ªtores y loas en el retorno de Phoebe Philo. Algunos activistas afro han aprovechado para volver a airear su presunto problema con la diversidad ¨¦tnica, hasta el punto de acusarla de racismo. ¡°Est¨¢ en su derecho porque es su pasarela, y yo estoy en el m¨ªo porque es mi dinero¡±, solt¨® Iman durante una charla con el rapero y productor Sway Callowy en su programa radiof¨®nico Sway¡¯s Universe, el a?o pasado, a prop¨®sito de su boicot al trabajo de la dise?adora, que nunca cont¨® con modelos de color ni en los desfiles ni en las campa?as de C¨¦line (solo el ¨²ltimo a?o en la direcci¨®n creativa de la firma francesa se desmarc¨® fichando a las afroamericanas Brix Walton y Selena Forrest). Como los males nunca vienen solos, tampoco han faltado las voces que lamentan el poco tallaje de las prendas de la colecci¨®n, que no superan la 42 (en realidad, una 40 aqu¨ª). No es poco problema para alguien que ha estado fuera de juego seis a?os en un terreno, el de la moda, que acusa los cambios sociales m¨¢s que nunca a ritmo vertiginoso.
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