¡°Somos madrastras¡±: c¨®mo un colectivo intenta liberar de prejuicios negativos a un rol leg¨ªtimo
La brasile?a Pri dos Santos lidera un movimiento que, entre otras cosas, quiere que la R.A.E retiro del diccionario la definici¨®n peor connotada de un papel que en versi¨®n masculina no tiene mala prensa
Recordemos a la madrastra de La Cenicienta, que Disney adapt¨® en 1950 del cuento que los hermanos Grimm publicaron en 1812. Resulta que, en la versi¨®n inicial, el padre no mor¨ªa, simplemente se casaba con otra mujer, mala, mal¨ªsima, al enviudar.
?Hizo algo ese se?or para evitar el maltrato de su nueva esposa y sus dos hijastras a cenicienta? ?no se enter¨®? ?a qu¨¦ se dedicaba mientras la madrastra obligaba a la ni?a a hacer las tareas ingratas, la humillaba, o la defenestraba al desv¨¢n? ?No le contaba su hija por la noche lo que hab¨ªa sucedido? ?era un padre ausente? No lo sabemos. Quiz¨¢ para no tener que abordar este asunto espinoso, Disney decidi¨® matarlo, de tal manera que Cenicienta era una hu¨¦rfana total, desamparada y sola en manos de tres espantosas mujeres. La madre buena era la madre muerta, la madre mala era la madre viva.
Podr¨ªamos citar m¨¢s ejemplos de narraciones de la cultura popular (por ejemplo, Sonrisas y l¨¢grimas) que sin duda han contribuido a que en el imaginario colectivo la palabra madrastra tenga tantas consideraciones negativas, sea tan ingrato el t¨¦rmino, nos lleve a lugares inh¨®spitos y a mujeres arp¨ªas, casadas o viudas de hombres ¡®inocentes¡¯ a veces, pasivos siempre. Y no solo en los cuentos, tambi¨¦n en el folclore, en los mitos la palabra se percibe mal, se ve como algo desfavorable.
Vamos ahora a casos reales. Priscilla, de 30 a?os, fue hijastra antes de ser madrastra y madrastra antes de ser madre. Hab¨ªa le¨ªdo como todas las ni?as aquellos cuentos y en su cabeza se qued¨® grabada esa imagen. Se vino a Espa?a desde su Brasil natal para jugar balonmano profesional en el Bera Bera, que tuvo que dejar pronto por una lesi¨®n. Ten¨ªa 25 a?os, estaba sola y desubicada en Donosti, buscando ayuda m¨¦dica para sus roturas de ladrum de hombro y del tend¨®n de Aquiles. As¨ª lleg¨® a un readaptador f¨ªsico de 39 a?os, divorciado y con una hija de tres. Se enamor¨®.
Descubri¨® pronto en esa relaci¨®n inusual cosas de ella y del mundo en general que no sab¨ªa: que pod¨ªa sentir celos de una ni?a peque?a, que el miedo estaba presente todos los d¨ªas, que los sentimientos encontrados eran posibles, que la connotaci¨®n negativa de la palabra ¡®madrastra¡¯ segu¨ªa intacta desde los tiempos de Cenicienta, y que viv¨ªa como si le hubiera hecho da?o a alguien. ¡°Lo pas¨¦ fatal, no conoc¨ªa a nadie en m¨ª misma situaci¨®n, no encontraba referencias para poder guiarme y ubicarme, ten¨ªa la sensaci¨®n de estar ante un desaf¨ªo¡±, aclara Priscilla.
As¨ª que, c¨®mo no, recurri¨® a Internet y all¨ª conoci¨® a Mari Camardelli, creadora de una comunidad de madrastras muy potente de Brasil que estaban consiguiendo, entre otras cosas, normalizar el rol. ¡°Ver que exist¨ªan me tranquiliz¨® mucho. Ven¨ªa de unas semanas angustiosas, hab¨ªa ido al parque con la hija de mi pareja y all¨ª otra ni?a le pregunt¨® si yo era su madre. Yo le contest¨¦ que no, que yo era ¡®la novia de su padre¡¯, y despu¨¦s me vine abajo. Llor¨¦ mucho porque yo quer¨ªa un t¨¦rmino que conectara con la ni?a. La palabra hijastra, en Espa?a, tambi¨¦n suena fatal, tan mal como madrastra. Y aqu¨ª en el norte creo que suena peor a¨²n que en otros lugares¡±, me cuenta Priscilla. Por si faltaba algo, como no acababa de dominar a¨²n el castellano acudi¨® a la RAE y se encontr¨® con dos segundas acepciones de la palabra madrastra, para conocer con exactitud a qu¨¦ nos refer¨ªamos en este pa¨ªs, en pleno 2024 cuando pronunci¨¢bamos la palabra en cuesti¨®n:
1. Cosa que incomoda o da?a
2. Madre que trata mal a sus hijos
¡°Yo, que a los 11 a?os tuve una madrastra maravillosa (sus padres se separaron y el padre se volvi¨® a casar), nunca entend¨ª esa explicaci¨®n. Era una mujer incre¨ªble, de muy buenos valores. Mi padre era m¨¢s irresponsable y ella estaba pendiente. Ten¨ªan custodia compartida y yo lo viv¨ª todo con mucha normalidad, con mucho amor¡±, cuenta Priscilla. El runr¨²n del concepto de los cuentos infantiles desapareci¨® con la buena experiencia, y cuando ella de pronto se vio convertida en madrastra, pens¨® que todo ir¨ªa bien. Lo afront¨® con mucha ilusi¨®n, el primer contacto fue estupendo y empezar una ¡°familia reconstituida¡±, le pareci¨® lo m¨¢s normal del mundo. ¡°Pero de pronto¡±, cuenta, ¡°vas al m¨¦dico con la ni?a y el m¨¦dico te mira con cierta reticencia cuando le dices que no eres la madre biol¨®gica¡±. Sigue: ¡°Te das cuenta de que si un padrastro se entrega con los ni?os es un padrazo, pero si lo hace una madrastra, est¨¢ intentado ocupar el lugar de la madre, tiene aviesas intenciones¡±. De pronto se ve observada, juzgada, por otras mujeres en la puerta del colegio, se descubre por un instante en una especie de competici¨®n con la ni?a, sin que la ni?a sea ni siquiera consciente. Se descubre a s¨ª misma explic¨¢ndole a los adultos que madrastra no es malo. ¡°Me di cuenta cuando empec¨¦ a investigar que, en las relaciones heteronormativas, es como que, si ella no aporta un ni?o a la relaci¨®n, siempre ser¨¢ una ¡®mujer de segunda¡¯¡±. Con toda esa carga mental repentina, con el descubrimiento de la web brasile?a se propuso traerla a Espa?a. De ah¨ª naci¨® su proyecto Somosmadrastras, donde un mont¨®n de mujeres como ella, de hijastras, de madres biol¨®gicas, encuentran sosiego, amparo, explicaciones, para tener ¡°relaciones m¨¢s ligeras, pac¨ªficas y emocionalmente sanas para nosotros y nuestras familias¡±, tal y como explica en la web. En Instagram cuentan con m¨¢s de 10.000 seguidores.
Volvamos un momento a lo de ¡®mujer de segunda¡¯. Hace poco, una de las madrastras que se acercan a su web, le cont¨® su angustia en forma de pregunta. ¡°Vamos a tener un beb¨¦ y me afecta mucho pensar que ¨¦l ya ha pasado por todo esto con alguien, que ya se cas¨® que form¨® un hogar y de alguna manera siento que la importancia que le da ahora es distinta. La ex nos roba tanta energ¨ªa, est¨¢ tan presente en nuestras vidas... antes no me afectaba, pero ahora que yo ser¨¦ madre primeriza quisiera que ¨¦l sintiera los mismos nervios y la misma ilusi¨®n que yo¡ ?Te ha pasado?¡±. Con la cuesti¨®n ¡°queda claro el da?o que hace esas creencias de que solo es v¨¢lido cuando le das el primog¨¦nito¡±, contesta Pri.
Pero ?de verdad en pleno siglo XXI estamos a¨²n con esto? ?De verdad con tantas familias diversas, con el feminismo implantado, con tantas mujeres resueltas, independientes, con tanta informaci¨®n, con tanto apoyo psicol¨®gico hay todav¨ªa reticencias, resquemores, oscuridades, sobre la madrastra?, le pregunt¨¦ a Pri en nuestro primer encuentro. ¡°S¨ª, s¨ª. A m¨ª me cost¨® mucho aceptar el rol como tal. Me di cuenta de que me costaba aceptar la comunicaci¨®n de mi marido con su ex¡ En mi cabeza, de pronto, yo era algo inaceptable, aun habiendo tenido madrastra. Me cost¨® gestionar emociones desagradables, los celos, la envidia, que quiz¨¢ es pecado, aprender a reprimirlo todo. Y eso lo hice sola¡±, respondi¨®.
Pero llegaron en tromba las otras mujeres, a trav¨¦s de esa web, de grupos de whaps y se dio cuenta de que todas hab¨ªan tenido las mimas depresiones, los mismos miedos, las mismas inseguridades, de que todas las madrastras que se acercaban viv¨ªan a ratos un infierno interior. Porque anterior al mito de la mala madre, estaba ya el de la mala mujer. As¨ª que, todo mal. La web fue creciendo, los encuentros fueron cada vez m¨¢s enriquecedores, m¨¢s bals¨¢micos y cuando se incorpor¨® la psic¨®loga Patricia Burlaud Gomes, se hizo la luz. Les ense?a, entre otras cosas a ser compasivas con ellas mismas, a entender que no son malvadas por el simple hecho de ser madrastras, que el hecho de que sientan celos de pronto no las convierte en la madrastra de Blancanieves.
¡°A m¨ª me dio las claves para conectar con mi hijastra, ayud¨¢ndome a poner l¨ªmites y a ser responsable de lo que quiero para m¨ª. Recuerdo que un d¨ªa, mi hijastra de 3 a?os lleg¨® y yo solo solo quer¨ªa apartarme y dormir. Patricia me dijo que una persona adulta ten¨ªa que afrontar sus miedos, deb¨ªa tener claro que cuando se conviv¨ªa con una criatura era una responsabilidad cuidarla y protegerla y que si no lo hac¨ªa as¨ª nunca tendr¨ªamos una relaci¨®n saludable¡±. Parece una obviedad, pero cuando est¨¢s metida en un pozo extra?o lleno de sentimientos encontrados, algo as¨ª puede ser clarificador, tal y como apuntan en sus encuentros otras madrastras que se unen.
?Pero qu¨¦ encuentra una si acude a somosmadrastras? Para empezar, la posibilidad de conocerse m¨¢s, de poner nombre a pensamientos diversos y oscuros. A tener claro que compartir aprendizaje y miedos con mujeres en tu misma situaci¨®n te da poder¨ªo. A entender que una madrastra tambi¨¦n educa, que la pareja ha de decidir d¨®nde llegar. ¡°Yo, por ejemplo, en la primera sesi¨®n recomiendo hablar con las parejas y clarificar cosas. Hay padres que exigen que las mujeres quieran a sus hijos como si fueran propios, me he encontrado con la angustia que eso genera¡±, dice Pri, que, como embajadora y administradora de la web, atiende a las mujeres de habla hispana a veces a trav¨¦s de Instagram, como el ¨²ltimo encuentro que tuvieron ayer mismo, liderado tambi¨¦n por Patricia. A veces son consultas individuales, a veces son en grupo, y siempre aparece alguna pregunta nueva, y lo mejor, alguna respuesta nueva.
Una de las madrastras, Soledad, asegura que ella buscaba sentirse acogida, en esencia. Todas las que se acercan llegan con culpa porque la palabra que les conecta con la criatura ya les condena de inicio, las bloquea un poco, y quieren conocer a m¨¢s mujeres como ellas. Empiezan a buscar y resolver sentimientos encontrados: soledad, celos, angustia, ansiedad. Buscan su espacio, la pertenencia, tener voz, muchas veces no puedes hablar de ello con nadie y eso es devastador.
Para Juni, de 34 a?os, descubrir esta web fue bals¨¢mico. ¡°Poco despu¨¦s de empezar a ser madrastra, me sent¨ª perdida del todo. No ten¨ªa una experiencia mala pero s¨ª pensamientos que pens¨¦ que eran malos. Pensaba que no era normal sentirme como me sent¨ªa. Pero cuando descubr¨ª a Pri todo cambi¨®. No solo mi manera de pensar, tambi¨¦n la manera de ver la palabra madrastra como algo malo. Empec¨¦ a darle valor, a convertirla en parte de mi vida como algo natural, a ver m¨¢s all¨¢, a sentir cari?o por otras mujeres como yo¡±, asegura.
Asist¨ª al encuentro de Instagram liderado por la psic¨®loga responsable de la web Empowermum dirigido a madres divorciadas, y al que se fueron uniendo decenas de mujeres. Se habl¨®, en una charla tremendamente clarificadora, sobre la citada romantizaci¨®n de la maternidad. ¡°Pensamos que los hijos son nuestros, y eso hace que cueste mucho ver normal que est¨¦n con otra persona sobre todo si es la nueva pareja de tu ex. Ese pensar que te va a quitar el puesto es horrible¡ Tengo claro que esta falta de sororidad de las dos partes viene de todo lo que nos han metido en la cabeza, del amor rom¨¢ntico de las pelis¡¡±, dec¨ªa la psic¨®loga, para quien, la comunicaci¨®n es clave, aunque sean conversaciones inc¨®modas. ¡°A veces nos vemos teniendo comportamientos sarc¨¢sticos con nuestra pareja o de irritabilidad, cuando por ejemplo se viven situaciones en las que la madre biol¨®gica, que quiere volver con su pareja, env¨ªa videos entra?ables del ni?o en com¨²n, para validar emociones¡±, contaban.
Nunca se est¨¢ preparada para tener conversaciones sobre acuerdos complejos. ¡°Nos imagin¨¢bamos bailando, riendo y bes¨¢ndonos, mientras prepar¨¢bamos la comida en la cocina, pero no pactando cosas m¨¢s prosaicas¡±, dec¨ªa Pri. En el encuentro se hizo mucho hincapi¨¦ en la necesidad de buscar ayuda, apoyos, grupos en com¨²n, cuando la situaci¨®n no es cordial. ¡°Esta criatura no es mi hijo, pero hemos decidido hacerlo as¨ª, y si queremos vamos a rebajar la intensidad, vamos a dar espacio, vamos a poner l¨ªmites¡±. Hubo una pregunta: ?qu¨¦ pasa si la madre biol¨®gica me insulta? Dif¨ªcil, claro. ¡°Cuando ves que hay mala fe por parte de la madre biol¨®gica, hay que usar el mail, no el whasp, por ejemplo. No debemos perder de vista que hemos de salvaguardar nuestro bienestar emocional. Que todo esto no solo depende de ti y que no te puedes hacer responsable de lo que hace esa otra persona¡±, respond¨ªa. ¡°Tambi¨¦n falta tomar conciencia de que cuando nos divorciamos tenemos que pasar por abrir la mente y pensar que mi manera no es la ¨²nica manera y cuando nuestros hijos van a casa de la otra parte, lo har¨¢ a su manera y mientras est¨¦n bien cuidados y atendidos, no hay que pretender nada m¨¢s¡±, conclu¨ªa la psic¨®loga.
La palabra madrastra, con el prefijo ¡°mad¡±, viene de maternar, como madrina, aunque dec¨ªa Pri que las madrastras no son ni?eras y que sin duda no tienen la obligaci¨®n de cuidar, pero a los adultos funcionales, a la madrastra en concreto, les sale de manera natural participar: si voy a hacer la cena la hago para todo. Qued¨® claro en el encuentro que la situaci¨®n es una monta?a rusa, que es normal que todo el mundo sienta eso, que no se est¨¢ sola, que no se es ning¨²n bicho raro, que hay un viaje con muchas curvas donde el amor propio es important¨ªsimo y que hay que cuidarse con aquello que a una la haga feliz, y buscar a otras madrastras y crear red.
Hay algo m¨¢s. Ayudadas por la psic¨®loga, descubren que lo que se siente en realidad es que la sociedad rechaza la palabra, que lleva, de nuevo a la competencia entre mujeres, que es algo que vende, cuentan, y sienten esa rivalidad. Los padres suelen ser super pasivos en todo eso, suelen evitar en conflicto y en muchos casos no saben bien c¨®mo actuar. ¡°As¨ª que mi objetivo, dice Pri, es deconstruirlas. As¨ª todo ser¨¢ m¨¢s ligero¡±. Junto a ese, Pri tiene otros dos grandes proyectos: escribir un libro para romper los estigmas que quiere que se llame ¡°Ser madrastra es un acto pol¨ªtico¡±. La pretensi¨®n es dejar claro que hay que romper el sistema, el patriarcado, porque ¡°cuando decimos que somos madrastras hacemos ruido, molestamos. Cuando somos capaces de no competir con la biol¨®gica, tambi¨¦n molestamos. El hombre no es un premio, no es un trofeo, ah¨ª rompemos el sistema pol¨ªtico, estructural. Es algo super anticuado y se habla muy poco de esto. De esto y del romanticismo de la maternidad¡±.
El segundo prop¨®sito nos lleva al inicio de este art¨ªculo y a la RAE, a esas acepciones tan ingratas. Me cuenta algo que pas¨® en Brasil en 2019. Si uno buscaba en Google la palabra profesora en ese pa¨ªs, una de las definiciones que aparec¨ªa era: ¡°prostituta con la que los adolescentes comienzan en la vida sexual¡±. El concepto era un ¡®brasileirismo¡¯, que se viraliz¨® en redes sociales y levant¨® debates sobre el perpetuo machismo. El t¨¦rmino profesor en cambio solo mostraba dos acepciones: el que profesa una creencia y el que ense?a.
El asunto produjo tanto malestar y tanto revuelo que Google tuvo que retroceder y poco despu¨¦s, junto a la expresi¨®n profesora solo aparec¨ªa ¡°mujer que ense?a o ejerce el profesorado¡±. Justo eso es lo que quiere conseguir Pri Dos Santos: que el diccionario, que la RAE, retire esas dos acepciones de madrastra, ¡°tan estereotipadas, tan prejuiciosas, tan mis¨®ginas¡±.
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