Guerra a los pendientes en beb¨¦s: ?a favor o en contra?
Kylie Jenner, peque?a del clan Kardashian, acaba de reabrir el debate tras agujerearle las orejas a su hija de cinco meses. Una pediatra, una psic¨®loga y una experta en igualdad nos dan su opini¨®n.
Kylie Jenner, peque?a del clan Kardashian, acaba de reabrir el debate. La multimillonaria hecha a s¨ª misma m¨¢s joven de todos los tiempos, seg¨²n Forbes, publicaba un v¨ªdeo junto a su hija Stormi en redes sociales y sus seguidores no tardaron en reparar en que la beb¨¦ de cinco meses llevaba pendientes. ?No impongas tus preferencias est¨¦ticas dolorosas en los cuerpos de los beb¨¦s que no tienen voz?, escrib¨ªa en Twitter Vonny Leclerc, colaboradora de The Guardian. Otros tantos comentarios en la misma direcci¨®n se mezclaron con las experiencias de mujeres hispanas, indias o africanas que aseguraban llevar las orejas perforadas desde la m¨¢s tierna infancia sin mayor problema. La confrontaci¨®n de opiniones del patio de Twitter es sintom¨¢tica de un debate que, de cuando en cuando, vuelve a aparecer en medios y conversaciones cotidianas. ?Es necesario esperar a que las ni?as tengan edad suficiente para elegir si quieren agujerearse las orejas o los padres pueden decidir por ellas? ?Son los pendientes una marca de g¨¦nero en la infancia que deber¨ªa superarse?
En Estados Unidos ¨Cal igual que en el Norte de Europa¨C la tradici¨®n de ponerle pendientes a las beb¨¦s no est¨¢ tan arraigada como en Espa?a o Latinoam¨¦rica y suele ser frecuente que las chicas se los hagan durante la adolescencia o una vez cumplida la mayor¨ªa de edad. En nuestro pa¨ªs, la tradici¨®n de agujerear las orejas de las ni?as existe desde tiempos inmemoriales (la costumbre est¨¢ tan arraigada que ni siquiera hay estudios que expliquen su origen o su significado) y la mayor¨ªa de las mujeres adultas espa?olas probaron la aguja antes que los potitos. Sin embargo, muchos padres se cuestionan ahora si es l¨ªcito intervenir el cuerpo de sus reto?os sin su consentimiento.
?Hace tiempo llevar pendientes s¨ª que era determinante para distinguir el beb¨¦ ni?o de la ni?a, y era casi obligatorio hacerlo. Actualmente ya no reviste tanta trascendencia ni condiciona demasiado el futuro de las ni?as, pues pueden dejar de ponerse pendientes si no quieren llevarlos?, explica a S Moda Juana Gallego, directora del Observatorio para la Igualdad de la?Universidad Aut¨®noma de Barcelona (UAB) y codirectora del M¨¢ster de G¨¦nero y Comunicaci¨®n de la UAB. ?Ahora bien, yo soy partidaria de no hac¨¦rselos, y que sean ellas las que tomen la decisi¨®n cuando les apetezca, igual que hacen los chicos, que se hacen agujeros o piercings cuando quieren, pero no se les impone desde el nacimiento. Es una cuesti¨®n que muy bien pueden elegir las personas cuando crecen, y no deben ser los padres/madres los que decidan por las ni?as?, a?ade la experta en igualdad.
Desde el punto de vista m¨¦dico, los reci¨¦n nacidos apenas sienten dolor al taladrarse las orejas. Y, desde luego, es mucho menor que el que experimentar¨¢ un adulto. ?El cart¨ªlago de un beb¨¦ es tan blandito que la molestia que sienten al ponerle los pendientes es m¨¢s peque?a que la que provoca una vacuna. Muchas veces lloran m¨¢s cuando se le ajusta la tuerca que durante la perforaci¨®n en s¨ª?, cuenta Virginia D¨ªaz-Arg¨¹elles, pediatra experta en neonatos en la cl¨ªnica Santa Elena de Madrid. Seg¨²n concede la doctora, lo m¨¢s importante es utilizar unos pendientes hipoalerg¨¦nicos y elegir un momento en el que el beb¨¦ est¨¦ tranquilo, por ejemplo, despu¨¦s de tomar el pecho. ?Esperar 48 horas desde el nacimiento para pon¨¦rselos es suficiente. En muchos hospitales se ofrece este servicio y las propias enfermeras los colocan. En las farmacias, sin embargo, piden que el beb¨¦ haya sido vacunado contra el t¨¦tanos por prevenci¨®n, pero lo cierto es que est¨¢n protegidos contra esta enfermedad gracias a la vacuna de la madre?, a?ade. Y puntualiza: ?En cualquier caso es decisi¨®n de los padres pero, bajo mi experiencia, sigue siendo muy frecuente ponerlos?.
Los pendientes son un regalo muy com¨²n por parte de familiares y amigos tras el nacimiento de una ni?a, antes si quiera de saber si los padres tienen pensando hacerle los agujeros. Junto a los vestidos rosas, los lazos descomunales y los pijamas azucarados, siempre se cuelan un par de aretes, unas perlitas o unos brillantes. Y por femenino que el resulte el look de la beb¨¦, para muchos no estar¨¢ claro que se trata de una ni?a si sus orejas permanecen intactas. Razones suficientes para que muchos padres se animen con los pendientes y motivos de sobra para que a otros tantos les espante la idea. ?El trato que recibe un ni?o y una ni?a es diferente desde el nacimiento. A un ni?o se le trata de una manera mucho m¨¢s en¨¦rgica, mientras que con las ni?as se tiene m¨¢s delicadeza. El que un beb¨¦ no lleve pendientes puede ense?arnos a comportarnos con ¨¦l de una manera neutra, independientemente del sexo?, apunta la psic¨®loga sanitaria B¨¢rbara Zapico. En su opini¨®n, los pendientes est¨¢n asociados a un g¨¦nero y, por tanto, a unas expectativas que se ?deben? cumplir a largo plazo. ?Si el ni?o no se siente a gusto con su g¨¦nero y no cumple lo que se espera de ¨¦l, puede suponer una sensaci¨®n de frustraci¨®n. Sin embargo, si desde peque?as las ni?as no llevan pendientes, las expectativas generadas sobre ellas a largo plazo pueden desvanecerse desde ese inicio, dando lugar a una menor frustraci¨®n?, se?ala la experta.
En el caso de que los padres decidan esperar, la pregunta es recurrente: ?a qu¨¦ edad una ni?a es suficientemente madura o est¨¢ preparada para elegir si quiere agujerear su cuerpo? ?No creo que exista una edad determinada?, contesta la psic¨®loga. ?Hay ni?os/as que llevan pendientes desde el nacimiento y otros que con 15 a?os ya tienen medio cuerpo con piercings, consentido por sus padres. La pregunta ser¨ªa, ?a qu¨¦ edad es uno lo suficientemente maduro como para saber que si se hace un agujero en la oreja es porque realmente quiere y no porque est¨¦ socialmente aceptado??, plantea la especialista.
Mientras que muchas agradecen a sus padres no haber tenido que pasar por el trance ni el dolor en edad consciente, otros tantos se empe?an en derribar una tradici¨®n destinada, quiz¨¢, a perderse. ?Creo que tender¨¢ a desaparecer, aunque como las costumbres son tan persistentes y tan dif¨ªciles de cambiar, puede que a¨²n tarde un poco?, sostiene Gallego. Kim Kardashian (que le puso un par de diamantes a su hija North West antes de su primer cumplea?os), Gisele B¨¹ndchen (que inmortaliz¨® a la suya en Instagram con pendientes de oro a los siete meses) o Klo¨¦ Kardashian (¨ªdem), entre otras madres de renombre, seguir¨¢n mientras tanto destapando la caja de Pandora cada vez que decidan taladrar las orejas de sus reto?os y compartirlo con el mundo.
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