El grito de Amanda Knox para intentar recuperar su nombre
El estreno de la pel¨ªcula de Matt Damon Stillwater, inspirada vagamente en el controvertido asesinato por el que la joven fue primero condenada y luego exonerada, ha llevado a Knox a denunciar el acoso medi¨¢tico sufrido durante los ¨²ltimos 14 a?os.
¡°?Me pertenece mi nombre? ?Y mi cara? ?Qu¨¦ pasa con mi vida? ?Y con mi historia? ?Por qu¨¦ se utiliza mi nombre para hablar de sucesos en los que no tuve nada que ver? Vuelvo a estas preguntas una y otra vez porque otros siguen benefici¨¢ndose de mi identidad, y de mi trauma, sin mi consentimiento¡±. Con esta dureza arranca la amarga y poderosa protesta, con m¨¢s esp¨ªritu de ensayo que de fr¨ªo comunicado, que Amanda Knox ha publicado en Medium y en su cuenta de Twitter con motivo del estreno de la pel¨ªcula Stillwater, dirigida por Tom McCarthy y protagonizada por Matt Damon. La estadounidense de 34 a?os, condenada y posteriormente absuelta por el asesinato en Perugia de su compa?era de piso, Meredith Kercher, ha cargado as¨ª contra la supuesta influencia que su historia tiene en el desarrollo de los hechos que cuenta el filme, estrenado en el pasado festival de Cannes y que acaba de aterrizar en las salas de Estados Unidos.
En Stillwater, que llegar¨¢ a nuestro pa¨ªs bajo el t¨ªtulo de Cuesti¨®n de sangre, Matt Damon interpreta a un perforador de pozos de petr¨®leo natural de Oklahoma que viaja hasta Marsella para tratar de sacar a su hija (Abigail Breslin) de la c¨¢rcel, acusada del asesinato de una amiga que ella niega haber cometido. En el camino, marcando todas las casillas del melodrama familiar hollywoodiense, encontramos un padre coraje, familias desestructuradas, un inter¨¦s rom¨¢ntico en forma de atractiva traductora francesa y, por supuesto, sexo. A pesar de las diferencias evidentes no solo con el punto de partida del crimen sino con el desarrollo de la investigaci¨®n, tanto Damon como el propio director de la cinta, Tom McCarthy, conocido por la oscarizada Spotlight, han aludido a la historia de la estadounidense como fuente de inspiraci¨®n durante la campa?a de promoci¨®n, buscando as¨ª quiz¨¢ un eco medi¨¢tico atractivo para los potenciales espectadores. Una oportunidad de marketing que tampoco ha dejado pasar la prensa generalista o especializada a la hora de publicar informaci¨®n sobre la pel¨ªcula y que enerva a la aludida.
¡°Cada cr¨ªtica de Stillwater que he le¨ªdo me menciona, para bien o para mal. Algunos se refieren a m¨ª como una persona condenada por asesinato, dejando fuera de forma interesada mi absoluci¨®n definitiva¡±, escribe la joven. Tambi¨¦n rese?a extractos concretos de piezas publicadas por medios como Vanity Fair y The New York Times, que utilizan expresiones como ¡°la s¨®rdida saga de Amanda Knox¡±. ¡°Ese no es un gran adjetivo para ver situado junto a tu nombre¡±, denuncia, ¡°sobre todo cuando describe hechos que t¨² no causaste, sino que has sufrido¡±.
Amanda Knox fue condenada a 26 a?os de c¨¢rcel por el asesinato de su compa?era de piso en aquel 1 de noviembre de 2007, la estudiante brit¨¢nica Meredith Kercher. Tambi¨¦n lo fueron su novio de aquella ¨¦poca, el italiano Raffaele Sollecito, y un traficante de drogas marfile?o, Rudy Guede. Tras cuatro a?os en prisi¨®n y ocho a?os de batalla judicial, el Tribunal Supremo italiano los absolvi¨® por falta de pruebas, siendo Guede el ¨²nico que sigue cumpliendo condena por el crimen. A pesar de la sentencia absolutoria, Knox ya hab¨ªa sido sentenciada por parte de la opini¨®n p¨²blica y la prensa amarillista, que vio en ella a un perfecto personaje de tabloide, por muy prefabricado o calumnioso que este fuera. Una bella y privilegiada veintea?era, s¨®rdida y calculadora, adicta al sexo y cuya supuesta culpabilidad se ve¨ªa ratificada por su falta de empat¨ªa durante el juicio, en el que se mantuvo g¨¦lida y sin ceder al llanto o al abatimiento.
Como muestra de la persecuci¨®n sensacionalista y mis¨®gina, la web Gawker recopil¨® en 2013 los m¨¢s de treinta sobrenombres o figuras ret¨®ricas que le hab¨ªa dedicado la prensa en aquellos a?os. Amanda The Ripper (Amanda La destripadora), Luciferina, Foxy Knoxy (Zorrita Knoxy) o Enchanting Witch (Bruja Encantadora) fueron algunos de ellos. En su regreso a Estados Unidos, que Knox firmara un contrato millonario para contar en un libro su versi¨®n de la historia o que participara en una docuserie de Netflix volvi¨® a dar alas a aquellos que, pese a la resoluci¨®n, hab¨ªan encontrado a su bruja id¨®nea y ya ten¨ªan la hoguera encendida. La templanza de Amanda Knox no daba el perfil de una mujer inocente v¨ªctima de una chapuza policiaca ¨Cdurante la investigaci¨®n no se respetaron los protocolos de recolecci¨®n de pruebas y procesamiento¨C y judicial.
¡°Al dejar a un lado mi inocencia en la ficci¨®n y mi falta absoluta de participaci¨®n en los hechos, al borrar el papel de las autoridades en mi injusta condena, McCarthy refuerza la imagen de que soy una persona culpable y poco fiable. Y con Matt Damon como gran estrella, ambos se beneficiar¨¢n econ¨®micamente de esta dramatizaci¨®n de la ¡°saga Amanda Knox¡± que a buen seguro deja a muchos espectadores pregunt¨¢ndose, ¡®A lo mejor la verdadera Amanda estaba involucrada de alguna forma¡±, sostiene la de Seattle. Knox critica tambi¨¦n que el cineasta no se pusiera en contacto con ella o sus familiares para pedirles su visi¨®n sobre una trama que en ella no duda en destripar hasta el desenlace.
Sus palabras han dado pie a un interesante debate en las redes sobre la potestad de uno mismo sobre su nombre, identidad, rostro o pasado, teniendo en cuenta que la memoria colectiva carece de esa opci¨®n implantada por Google para borrar cualquier rastro digital de una persona o hecho en concreto. Si, como afirman sus responsables, se pretend¨ªa tomar como referencia la historia de Amanda Knox, ?por qu¨¦ no seguirla de manera fiel durante todo su desarrollo? ?Por qu¨¦ distorsionar los hechos por meros fines dram¨¢ticos y emborronar el recuerdo ya de por s¨ª vago y contaminado de uno de los episodios m¨¢s controvertidos de este siglo sin el consentimiento de su protagonista? ?Es ¨¦tico parapetarse en el escudo de ¡®obra de ficci¨®n¡¯ para desligarse de cualquier responsabilidad sobre los efectos que un trabajo pueda tener en el honor y dignidad de un tercero? De momento, algunos periodistas que mencionaron a Amanda Knox en sus cr¨®nicas sobre Stillwater ya han pedido disculpas p¨²blicas y ella misma ha extendido una invitaci¨®n a Damon y McCarthy para acudir al podcast que presenta, Labyrinths. El cineasta respondi¨® a la pol¨¦mica en Variety explicando que su obra no est¨¢ basada en la experiencia personal de la joven, sino que es pura ficci¨®n. ¡°Se inspira en aspectos de hechos reales, como muchas otras pel¨ªculas, pero trata sobre el viaje de Bill Baker (el personaje interpretado por Damon), su relaci¨®n con su hija Allison, y una mujer francesa y su hija peque?a que conoce en el camino. Las preguntas que plantea la pel¨ªcula sobre la identidad estadounidense y la autoridad moral son las que me impulsaron a hacerla¡±.
I feel like a big bozo for using the phrase "Amanda Knox saga" as a shorthand in my review of STILLWATER. Apologies to Amanda, who eloquently lays out why everyone in the media needs to do better with our choices, especially when it comes to real lives. https://t.co/BWFqFjtFHq
— Katie Walsh (@katiewalshstx) July 29, 2021
Ya en 2017, y ante el acoso social y medi¨¢tico que sigui¨® sufriendo Knox en su vuelta a la cotidianidad ¨Cdice ser perseguida por acosadores y paparazzi¨C, la joven confes¨® que much¨ªsimas personas le hab¨ªan aconsejado cambiarse de nombre, pero que rechazaba la idea porque ¡°no hab¨ªa nada malo¡± en ser Amanda Knox. Sin embargo, en las ¨²ltimas frases de su ensayo, lamenta que no se le permita volver al anonimato del que disfrutaba antes de viajar a Perugia. ¡°Mi ¨²nica opci¨®n es sentarme impasible mientras otros contin¨²an distorsionando mi personaje, o luchar por restaurar una buena reputaci¨®n que fue equivocadamente destruida. Es una ardua batalla. Probablemente no tendr¨¦ ¨¦xito. Pero he estado aqu¨ª antes. S¨¦ lo que es enfrentarse a probabilidades imposibles¡±.
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