De un pueblo gallego a los grandes almacenes m¨¢s exclusivos de Londres: la fascinante historia de las blusas de Andi¨®n
Sin conexi¨®n de fibra ¨®ptica y desde un taller familiar fundado en los 70 en mitad del bosque, madre e hija reciben encargos desde todos los rincones del mundo a trav¨¦s de Instagram. Tal es el ¨¦xito, que hasta la cadena londinense Selfridges les ha encargado una colecci¨®n.
?Perdona, no o¨ª tu llamada, me pillaste haciendo fotos por el campo?. As¨ª responde por tel¨¦fono la fundadora de Andi¨®n, marca gallega que en tiempo r¨¦cord ha logrado hacerse un hueco en la industria de la moda gracias a sus blusas rom¨¢nticas de inspiraci¨®n nost¨¢lgica. Su justificaci¨®n no es balad¨ª: ella y su madre, que prefieren mantenerse en el anonimato para que ?todo el protagonismo recaiga en las prendas que crean?, se encargan de todo desde un peque?o taller ubicado en un pueblo de menos de 5.000 habitantes pr¨®ximo a Santiago de Compostela. Cuentan con un reducido equipo de costureras locales, pero son ellas quienes dise?an, buscan los tejidos, tratan con los clientes y hasta disparan las fotos que cuelgan en Instagram, v¨ªa por la que reciben todos los encargos. Lo llevan haciendo as¨ª desde que hace a?o y medio decidieran aventurarse en este proyecto mientras charlaban en una comida familiar.
?Mi madre lleva cosiendo desde los 15 a?os, estudi¨® moda y mont¨® su taller hace tanto tiempo que, para que te hagas una idea, necesit¨® la autorizaci¨®n de mi abuelo para ir al banco y abrirse una cuenta. Hac¨ªa cosas a medida para clientas de la zona y tambi¨¦n para m¨ª. Siempre que llevaba a una boda o un evento algo cosido por ella la gente me preguntaba d¨®nde lo hab¨ªa comprado. As¨ª que pensamos que era una buena idea lanzar nuestra propia marca, a pesar de que a mi madre le daba miedo no vender nada, y a m¨ª, re?ir mucho con ella?, cuenta elocuente la mitad creativa de Andi¨®n.
Ambas se equivocaban. Sus blusas rom¨¢nticas inspiradas en ?la ni?ez, lo regional y lo artesanal? no solo son un ¨¦xito de ventas, sino que han dado paso a vestidos, shorts, calcetines e incluso bolsos que funcionan igual de bien. Tanto que, a pesar de no tener tienda online y contar con 41.000 seguidores en Instagram ¨Ccifra nada desde?able pero discreta si se compara con otras marcas del sector¨C, han llamado la atenci¨®n de los exclusivos almacenes londinenses Selfridges. ?Cuando vi su mail en la bandeja de entrada no quer¨ªa ni abrirlo de los nervios que me entraron. Nos contact¨® una de sus compradoras [buyers] para decirnos que le encantaba el rollo de la marca y que quer¨ªan colaborar?, detalla la dise?adora, de 33 a?os. Dicho y hecho. A pesar de que al principio se sent¨ªan ?m¨¢s perdidas que un pulpo en un garaje?, madre e hija han creado una colecci¨®n c¨¢psula con sus modelos m¨¢s vendidos y un tejido de algod¨®n japon¨¦s exclusivo que ya puede adquirirse ¨Caunque quedan pocas unidades¨C en los grandes almacenes. ?He trabajado durante once a?os en empresas de moda y era yo la que iba a Selfridges en busca de inspiraci¨®n. Ver all¨ª ahora nuestros dise?os es algo que no imagin¨¦ en la vida?, explica emocionada.
Criada entre m¨¢quinas de coser con las que hac¨ªa sus propios modelitos a la Barbie, esta gallega se form¨® en moda siguiendo los pasos maternos y trabaj¨® durante m¨¢s de una d¨¦cada en dos conocidas marcas del sector. Al principio era su madre la que llevaba todo el peso de Andi¨®n mientras ella a¨²n conservaba su empleo anterior, pero la buena acogida la impuls¨® a dejar el trabajo y volcarse en el proyecto. ?En las marcas en las que hab¨ªa trabajado dise?aba otras cosas, pero mi sue?o siempre hab¨ªa sido hacer blusas y vestidos. Esa libertad de hacer lo que me apetec¨ªa sin prisas ni estr¨¦s fue lo que me impuls¨® a tomar la decisi¨®n: quer¨ªa una vida m¨¢s tranquila y dejar de dise?ar prendas como churros. Ahora puedo estar un mes en el que quiz¨¢ no me sale nada, pero al siguiente se me ocurre un vestido espectacular?, confiesa.
En esa originalidad de sus creaciones, siempre especiales y diferentes, pero con un punto de tendencia, radica parte del ¨¦xito de la firma, pero tambi¨¦n se explica por el proceso de fabricaci¨®n y la idea con la que fue concebida. Escogen cuidadosamente los tejidos que dar¨¢n vida a sus prendas y fabrican pocas unidades con cada uno, hasta que se agota por completo y sin tirar ning¨²n excedente. Los interesados en tener una de sus piezas deben escribirles a trav¨¦s de Instagram para recibir la informaci¨®n sobre precios, estampados disponibles y formalizar el pedido. Hay que esperar un mes para recibirlo en casa ¨C?solo coser una camisa nos lleva todo el d¨ªa?¨C y la personalizaci¨®n es tal que incluso adaptan los modelos a las peticiones y medidas de cada cliente. ?Muchas de las telas que usamos son tejidos de los a?os 70 y 80 que ten¨ªa mi madre en el taller, aunque ya casi se nos est¨¢n acabando. Hemos comprado tambi¨¦n algunos vintage en Etsy y restos de f¨¢bricas espa?olas y portuguesas. Como el coronavirus nos ha pillado en medio de todo esto ni siquiera hemos podido ir a¨²n a ferias textiles?, comenta la dise?adora.
A pesar de que tanto Selfridges como peque?as tiendas de toda nuestra geograf¨ªa est¨¢n interesadas en vender las blusas de Andi¨®n, sus fundadoras prefieren ir poco a poco. ?Mi madre ya vivi¨® la crisis en su taller, as¨ª que no queremos volvernos locas. Probablemente si seguimos as¨ª necesitaremos contratar a m¨¢s gente, pero preferimos ir con cautela porque no necesitamos ser Amancio Ortega. Queremos vivir de esto sin que se vuelva desproporcionado o pierda la esencia de marca peque?a con la que surgi¨®?. De ah¨ª que madre e hija prefieran huir de la sobreexposici¨®n medi¨¢tica manteni¨¦ndose en la sombra. ?S¨¦ que vamos a contracorriente en esta era de redes sociales, pero si lo podemos mantener as¨ª lo preferimos. Quiero que digan lo bueno y lo malo del producto, no de mi cara o de mi pelo. Adem¨¢s, yo soy muy t¨ªmida?, a?ade.
En este primer a?o y medio de vida, han perdido la cuenta de las blusas que han fabricado, pero recuerdan algunos encargos tan sorprendentes como el de una clienta extranjera que compr¨® casi toda la colecci¨®n en distintos tejidos. ?No nos lo cre¨ªamos. Igual que nos cuesta procesar cuando nos llega un pedido de una isla que no sabemos ni d¨®nde queda. Aunque en Espa?a es d¨®nde m¨¢s vendemos, nuestras prendas ya han llegado a Guatemala, M¨¦xico, Suiza o Filipinas?. Tambi¨¦n pueden encontrarse, versionadas, en marcas de la competencia, algo que para las creadoras es sin¨®nimo de ¨¦xito y causa de indignaci¨®n a partes iguales. ?Me duele porque son firmas peque?as que saben lo que cuesta hacerse un hueco y me da pena que no desarrollen sus propias ideas. Pero nos quedamos con ser las primeras¡ y con seguir si¨¦ndolo?.
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