Anna Wintour, ?el fin de la editora de moda m¨¢s poderosa?
Los rumores que aseguran su salida de ¡®Vogue¡¯ se han intensificado despu¨¦s de que sus personas de confianza hayan abandonado la revista. La mujer de las eternas gafas de sol ya mantiene un perfil m¨¢s popular y acaba de firmar colaboraci¨®n (y anuncio) con Nike.
El d¨ªa que Anna Wintour deje Vogue ser¨¢ algo as¨ª como cuando Roger Federer anuncie que abandona el tenis. El deportista es probablemente el ¨²nico ¨ªdolo confeso de la editora de moda (le dedic¨® incluso una columna admitiendo que se hab¨ªa saltado alg¨²n desfile con tal de asistir a uno de sus partidos) y es tan exitoso, elegante y respetado en el mundo del deporte como lo es ¡®la Wintour¡¯ en la industria de las revistas femeninas. Mientras que el tenista sigue acumulando t¨ªtulos a sus 36 a?os, la editora de moda m¨¢s famosa y poderosa del mundo podr¨ªa tener contados los n¨²meros de Vogue, revista que dirige desde 1988. La noticia de su partida se comenta en los mentideros de la industria y ha acaparado titulares intermitentemente desde hace a?os, pero no deja de cobrar fuerza las ¨²ltimas semanas.
Son varios los motivos que apuntan a su inminente salida y aunque el pasado mes de abril Cond¨¦ Nast (grupo editorial al que pertenece la publicaci¨®n y del que tambi¨¦n es directora art¨ªstica) neg¨® categ¨®ricamente los rumores, estos se han multiplicado despu¨¦s de que dos importantes miembros de su equipo abandonaran el cargo hace unos d¨ªas. Seg¨²n publica Business of Fashion, Tonne Goodman (directora de moda) y Phyllis Posnick (directora ejecutiva de moda) dejan sus puestos y, aunque seguir¨¢n vinculadas a la cabecera, su salida se traducir¨¢ en un cambio de imagen y rumbo de la misma. Un movimiento de renovaci¨®n que podr¨ªa ser culminado con la salida de Wintour en favor de un perfil m¨¢s digital (y asequible, puesto que su sueldo se estima en dos millones de d¨®lares anuales). Algunas revistas estadounidenses del sector apuntan a que la mujer del eterno corte de pelo bob y gafas de sol podr¨ªa abandonar su cargo este mismo mes de julio. Antes dejar¨ªa listo el n¨²mero de septiembre (conocido como The September Issue, el ejemplar m¨¢s importante del a?o) y un posible reportaje de la boda de su hija, Bee Shaffer, que acaba de ¡®hermanar¡¯ Vogue USA y Vogue Italia al casarse con el hijo de la desaparecida Franca Sozzani, que estuvo al mando de la edici¨®n italiana.
No ser¨ªa sorprendente que el reinado de Wintour llegara a su fin teniendo en cuenta que sus hom¨®logos en otras publicaciones de Cond¨¦ Nast est¨¢n dejando paso a nuevas caras. Graydon Carter dej¨® la direcci¨®n de Vanity Fair tras 25 a?os (y fue sustituido por Radhika Jones, a la que, por cierto, Anna mir¨® por encima del hombro por llevar medias estampadas con zorritos), Cindy Leive abandon¨® Glamour despu¨¦s de 16 a?os y Alexandra Shulman dijo adi¨®s a la edici¨®n brit¨¢nica de Vogue tras 25. Los cambios en la direcci¨®n del grupo tambi¨¦n son tangibles en sus revistas espa?olas. Fuentes an¨®nimas especulan con que la protagonista involuntaria de El diablo se viste de Prada podr¨ªa estar buscando un puesto en el Consejo de la Moda Brit¨¢nico ¨CBFC, por sus siglas en ingl¨¦s¨C con el af¨¢n de volver a su tierra natal. Teniendo en cuenta las confidencias y risas compartidas entre ella y la reina Isabel II en la semana de la moda londinense, no ser¨ªa disparatado verla ocupando este cargo.
Wintour es el ¨²ltimo basti¨®n de la ¨¦poca en la que los directores de las revistas viv¨ªan como aut¨¦nticas estrellas del rock. Carter cobraba dos millones de d¨®lares anuales al mando de Vanity Fair y ten¨ªa su propio avi¨®n privado. Su sustituta ingresar¨¢ una cuarta parte ¨C500.000¨C y viajar¨¢ al lado de otros pasajeros como todo hijo de vecino. La ¨¦poca de sueldos descabellados que Tina Brown relataba en su libro The Vanity Fair Diaries tiene los d¨ªas contados y los grupos editoriales prefieren sustituir los sueldos m¨¢s altos por rostros m¨¢s j¨®venes y baratos. El perfil de Wintour ya no encaja en los nuevos tiempos de recortes en los que incluso las cabeceras estadounidenses m¨¢s poderosas trabajan con hasta un 30% de presupuesto menos que en los d¨ªas de gloria. Que deje vacante su puesto como mujer m¨¢s poderosa de la moda, tal y como la conocemos, es cuesti¨®n de tiempo.
Entre tanto, Wintour mantiene un perfil m¨¢s afable y cercano los ¨²ltimos tiempos. La implacable editora, responsable del ¨¦xito de muchos grandes dise?adores y de la desdicha de aquellos que no contaban con su aprobaci¨®n, mantiene su rictus impasible en la primera fila de los desfiles, pero acepta propuestas impensables hace a?os. Se marc¨® un cameo en la pel¨ªcula de moda del verano, Ocean¡¯s 8 (en el que, por cierto, se dedicaba a ver un partido de tenis haciendo honor al principio de estas l¨ªneas), y hace unos d¨ªas sali¨® a la luz el anuncio que ha protagonizado para Nike con motivo de la colecci¨®n de zapatillas que han dise?ado juntos. En las im¨¢genes, Wintour no solo lanza canastas en su despacho, sino que se ironiza con el t¨¦rmino Awok, acr¨®nimo de Anna Wintour Okey, el sello de aprobaci¨®n que escribe en las p¨¢ginas de la revista que pasan su filtro y que, adem¨¢s, aparece en la suela de las sneakers. Por un momento abandona sus inseparables ¡®Manolos¡¯ (lleva luciendo el mismo modelo con m¨ªnimos cambios desde hace a?os) y se calza un par de botas de baloncesto como si nada. As¨ª la editora demuestra ¨Cpor si alguien tuviera dudas¨C que es una celebridad en s¨ª misma capaz de firmar colaboraciones como si fuera Rihanna. Y prueba tambi¨¦n que comparte filosof¨ªa con Victoria Beckham: a ninguna de las dos le hace falta alardear de sonrisas en p¨²blico para dejar claro que saben re¨ªrse de s¨ª mismas y reinventarse.
En los treinta a?os que lleva al mando de la influyente cabecera, haciendo y deshaciendo a su antojo los cimientos de la moda contempor¨¢nea, los rumores de su salida han sido insistentes. Tras la publicaci¨®n en 2009 del documental The September Issue, que contribuy¨® sobremanera a alimentar el mito lanz¨¢ndola al estrellato,?The New York Times afirm¨® que podr¨ªa ser reemplazada por la editora de Vogue Francia, Carine Roitfeld, y algunos de sus seguidores m¨¢s ac¨¦rrimos crearon camisetas para pedir su salvaci¨®n al grito de ¡®Save Anna¡¯. ?Manejar¨¢ Sarah Jessica Parker la moda cuando Anna Wintour se retire?, se preguntaba The Atlantic en 2014. ?Dejar¨¢n todos Vogue ahora que Grace Coddington lo ha hecho?, interpelaba Page Six un par de a?os despu¨¦s. Wintour ha demostrado que es capaz de sobrevivir a todo tipo de titulares y pol¨¦micas (incluso despu¨¦s de que varios fot¨®grafos hist¨®ricamente vinculados a la cabecera ¨CBruce Weber, Mario Testino y Patrick Demarchelier¨C hayan sido acusados de acoso sexual). Algunos dicen que esta es la definitiva y que Edward Enninful podr¨ªa tomarle el relevo. De cumplirse las predicciones el front row de las semanas de la moda no volver¨¢ a ser el mismo sin su atenta mirada oculta bajo sus famosas gafas de Chanel. Habr¨¢ que conformarse con sus apariciones en los torneos de tenis m¨¢s exclusivos. Al menos, hasta que Federer siga sus pasos.
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