El beb¨¦ de Nirvana no est¨¢ solo: denuncias hist¨®ricas a grupos por usar su imagen sin permiso
El medi¨¢tico caso de Spencer Elden no es la primera colisi¨®n judicial entre las caras de ¨¢lbumes de ¨¦xito y los grupos que prefirieron pedir perd¨®n antes que permiso a sus modelos. ¡°Me arruinaron la vida¡±, sostiene uno de ellos.
La noticia de la denuncia a Nirvana por parte de Spencer Elden, el beb¨¦ que apareci¨® desnudo en la portada del m¨ªtico disco Nevermind, no solo ha gozado de un inusitado eco medi¨¢tico en la opini¨®n p¨²blica, sino que ha reabierto el debate sobre los l¨ªmites de la privacidad y los derechos de imagen. La demanda presentada recientemente en un juzgado californiano asegura que Elden, que persigue un d¨®lar en una piscina en la imagen tomada hace 30 a?os, aparece ¡°representado como un trabajador sexual¡± y por tanto busca una indemnizaci¨®n econ¨®mica por ¡°los da?os que ha sufrido y seguir¨¢ sufriendo de por vida¡±. Aunque el recorrido legal de la misma es visto con escepticismo por los juristas expertos en la materia, esta no es la primera disputa legal derivada de la imagen de la presentaci¨®n de un ¨¢lbum.
Uno de los casos m¨¢s similares al de Nirvana tuvo lugar hace justo ahora una d¨¦cada, con otra de las portadas m¨¢s conocidas del pop-rock internacional de este siglo. Su protagonista fue la modelo Ann Kirsten Kennis, que se convirti¨® en la inesperada musa del grupo Vampire Weekend luciendo un polo amarillo de Ralph Lauren en la cubierta del disco Contra. Kennis demand¨® en 2010 al grupo, al sello discogr¨¢fico y al fot¨®grafo por valor de dos millones de d¨®lares, por utilizar sin su permiso una antigua polaroid, tomada en los ochenta y de la que ella ni siquiera se acordaba. Fue su hija adolescente la que le avis¨® de su lanzamiento y la modelo y el grupo llegaron a un acuerdo econ¨®mico para desestimar los cargos por una cantidad nunca revelada.
Id¨¦ntica resoluci¨®n tuvo otra batalla legal surgida ese mismo a?o, esta vez con un astronauta como v¨ªctima. La cantante brit¨¢nica Dido, referencia del pop de principios de siglo, fue llevada a los tribunales por Bruce McCandless II, el primer astronauta que flot¨® por el espacio sin correajes de sujeci¨®n, all¨¢ por 1984. Dido utiliz¨® la foto para ilustrar su tercer ¨¢lbum de estudio Safe Trip Home, publicado en 2008 y ¨¦xito de ventas, y aunque apenas se vislumbra a McCandless, se vio tambi¨¦n obligada ¨Cjunto a la agencia Getty y la discogr¨¢fica Sony¨C a compensar la infracci¨®n de sus derechos de imagen con tal de no acudir a juicio.
¡°Me han arruinado la vida¡±. As¨ª de expeditivo se mostraba David Fox en las p¨¢ginas de The Times para explicar los efectos que tuvo en ¨¦l que la banda rock Placebo eligiera para su trabajo de debut un retrato suyo de cuando ten¨ªa 12 a?os. Seg¨²n cuenta, la instant¨¢nea fue tomada por un primo fot¨®grafo, que m¨¢s tarde la vendi¨®. El ¨¦xito del disco provoc¨® que fuera acosado por sus compa?eros en el colegio y, a la postre, su fracaso escolar. ¡°Mi cara estaba en todas partes y nadie me quer¨ªa a su lado¡±, explic¨®.
Otras veces las demandas llegan por aludidos que ni siquiera aparecen en las portadas, como la interpuesta contra Cardi B en 2019 por un hombre llamado Kevin Brophy Jr. que alega que el tatuaje que aparece en la portada Gangsta Bitch Music Vol. 1 es el suyo. En la car¨¢tula, un hombre con el tatuaje de un tigre luchando contra una serpiente le realiza sexo oral a la rapera neoyorquina, y Brophy Jr., que jam¨¢s ha conocido en persona a Cardi B, le reclama cinco millones de d¨®lares por el uso no autorizado del dise?o. A la espera de la resoluci¨®n judicial, lo que ya es patente es el enfado monumental de la int¨¦rprete de ¨¦xitos como I Like It, que lamentaba que ¡°un pedazo de mierda tratara de sacarle su dinero¡±. ¡°Este disco ni siquiera recaud¨® un mill¨®n de d¨®lares¡ Estas son cuatro horas que me han quitado de mi tiempo, mi trabajo y mi maternidad¡±, expuso en su declaraci¨®n ante el juez.
M¨¢s precavidos fueron Los Beatles ¨Cy en especial su discogr¨¢fica EMI¨C a la hora de reclutar el collage de rostros famosos de su portada m¨¢s ic¨®nica, la de Sgt. Peppers Lonely Hearts Club Band. Fue Wendy Hanson, secretaria de su agente Brian Epstein, la encargada durante una semana de contactar y pedir permiso a los personajes vivos representados en la fotograf¨ªa. Sin embargo, no parece que le diera tiempo a hablar con todos, ya que el cantante Dion DiMucci, uno de los artistas m¨¢s populares en la escena musical estadounidense durante los a?os sesenta, confes¨® que nadie le pidi¨® su consentimiento. ¡°No me preguntaron, pero estoy en buena compa?¨ªa¡±, evoc¨®.
Por su parte, y haciendo honor a su leyenda, los Rolling Stones pensaron que era mejor pedir perd¨®n que permiso a la hora de publicar la cubierta de Some Girls, una de sus obras incunables y que guarda cl¨¢sicos del tama?o de Beasts of Burden. El dise?ador Peter Corriston se bas¨® en un anuncio publicitario de una marca de pelucas para elaborar un fotomontaje que ironizaba sobre la cultura celebrity y en el que aparec¨ªan retratadas algunas de las mayores estrellas de la ¨¦poca junto a los integrantes de la banda. Pese a que fue el propio Mick Jagger el que decidi¨® lanzar el trabajo sin la autorizaci¨®n de sus protagonistas, en cuanto lleg¨® a las tiendas actrices como Raquel Welch, Liza Minelli (en nombre de su madre, Judy Garland), Lucille Ball y Farrah Fawcett amenazaron con emprender acciones legales y la primera edici¨®n tuvo que ser retirada de manera fulminante de las estanter¨ªas. Hoy, 43 a?os despu¨¦s de su lanzamiento, la percepci¨®n p¨²blica al respecto ha cambiado tanto que incluso hay filtros en Internet que convierten la imagen de cualquier usuario en una de las modelos vetadas de la ilustraci¨®n de Corriston.
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