100 a?os de an¨¦cdotas sorprendentes que han convertido a Chanel n?5 en el perfume m¨¢s legendario de la historia
El libro ¡®El N? 5 de Chanel. Biograf¨ªa no autorizada¡¯ indaga, despu¨¦s de m¨¢s de 30 a?os de investigaci¨®n, en las historias que rodean la fragancia m¨¢s vendida de todos los tiempos.
A mediados de los a?os ochenta, unos ladrones intentaron hacerse con la suculenta carga de un cami¨®n de 38 toneladas a rebosar de un solo producto: frascos de Chanel N? 5. La polic¨ªa, sin embargo, trunc¨® sus planes. Despu¨¦s de un mes siguiendo sus pasos, les interceptaron en la autopista del Norte, a la altura de la regi¨®n de la Isla de Francia, cuando se dispon¨ªan a cometer el robo. La brigada rode¨® el viejo Simca y la furgoneta Volkswagen de los cacos antes de que simulasen un accidente en el ¨¢rea de peaje para bloquear al cami¨®n.
Con esta an¨¦cdota comienza El N? 5 de Chanel. Biograf¨ªa no autorizada (Superflua) de Marie-Dominique Leli¨¨vre. La autora de Saint Laurent, chico malo, la biograf¨ªa m¨¢s aplaudida del dise?ador enamorado de Marrakech editada en Espa?a tambi¨¦n por Superflua, ha pasado 30 a?os tras la pista de la fragancia m¨¢s vendida de la historia. ?Tuve la precauci¨®n de guardar en mi bolso algunos documentos, que devoro mientras espero un taxi, y un frasco de extracto N? 5 [¡]?, cuenta en el libro sobre ese primer contacto que le empuj¨® a semejante tarea herc¨²lea. En la obra, desentra?a algunos de los mitos que rodean a la fragancia, certificando algunos y desmontando otros. Aqu¨ª van algunos de ellos.
El germen ruso
Hasta un laboratorio de Z¨²rich se traslad¨® la autora para dilucidar una de las grandes leyendas que rodean al perfume: que se inspira en otro anterior ruso. El qu¨ªmico perfumista Philip Kraft pone su cerebro y sus medios al servicio de la investigaci¨®n. Kraft asegura que, con 20 a?os, ley¨® un texto de 1991 que emparentaba a Chanel N?5 con el ya desaparecido Rallet N? 1. El erudito en perfumer¨ªa Michael Edwards aport¨® las declaraciones,?en su libro?Perfume Legends: French Feminine Fragrances de 1998, de algunos perfumistas de Grasse, principal regi¨®n de producci¨®n de flores de las casas de moda, que corroboraban la teor¨ªa, pero apuntando a otro aroma, Bouquet de Catherine.
Pero ?qu¨¦ perfumes son estos? Al parecer, Bouquet de Catherine se cre¨® en 1913 para conmemorar el tricentenario de la dinast¨ªa Romanov en Rusia. Pero su lanzamiento fracas¨®: conmemoraba a Catalina la Grande, emperatriz de origen germano, en el punto m¨¢s cr¨ªtico en las relaciones ruso-alemanas. Tras la Revoluci¨®n de 1917, se comercializ¨® en Francia con lavado de cara: pas¨® a denominarse Rallet N? 1.
?Y qui¨¦n se encontraba detr¨¢s de estas creaciones? Precisamente Ernest Beaux, nariz responsable de Chanel N? 5 que por aquel entonces ejerc¨ªa de director t¨¦cnico de la firma A. Rallet & Co. en Mosc¨², proveedora oficial de la corte imperial rusa.
Para resolver el enigma, Kraft consigui¨® una muestra de Rallet N? 1 de una coleccionista ucraniana Victoria Frolova, que accedi¨® a ceder unas gotas de su preciado bien entusiasmada por el proyecto. Tambi¨¦n unas gotas del agua de ba?o del mismo nombre del erudito y creador de perfumes estadounidense Philip Goutell. Gracias a ellas pudieron desentra?ar el secreto de la f¨®rmula original y replicarla. La conclusi¨®n: si bien no huele estrictamente id¨¦ntico, el concepto se parece.
El origen del nombre
En el imaginario colectivo predomina una teor¨ªa: se bautiz¨® con el n¨²mero de la muestra que convenci¨® a Coco Chanel de todas las que le present¨® Beaux. Lo relat¨® el mismo perfumista el 27 de febrero de 1946 en el centro de conferencias Maison de la Chimie. La revista Industrie de la Parfumerie se encarg¨® de inmortalizarlo en negro sobre blanco. ?Vine a presentarle mis creaciones, dos series: del 1 al 5 y del 20 al 24. Ella escogi¨® algunas, incluida la que ten¨ªa el n¨²mero 5, y a la pregunta ¡®?Qu¨¦ nombre habr¨ªa que darle?¡¯, la se?orita Chanel respondi¨®: ¡®Presento mi colecci¨®n de vestidos el 5 de mayo, el quinto mes del a?o, as¨ª que dejaremos el n¨²mero que lleva y ese n¨²mero (sic) 5 le traer¨¢ suerte'?.
Leli¨¨vre desmonta la afirmaci¨®n del nariz. Gabrielle no present¨® su colecci¨®n el 5 de mayo, sino una el 5 de febrero y otra el 5 de agosto. Como dijo un disc¨ªpulo de Beaux, Constantin Weriguine: ?Beaux ten¨ªa un gran don para la narraci¨®n?. El cuento, claro, hac¨ªa so?ar m¨¢s que la explicaci¨®n de las mol¨¦culas que lo compon¨ªan. La escritora propone otras alternativas, igualmente m¨¢gicas. Por un lado, la quinta constelaci¨®n zodiacal, la de Leo, bajo la cual naci¨® la dise?adora. Por otro, Les Cinq Doigts (Los cinco dedos), t¨ªtulo de una pieza para piano que ?gor Stravinski compuso con cinco notas el 24 de enero de 1921 en Garches, mientras se encontraba en casa de Coco. La verdad permanecer¨¢ siendo un misterio.
Unas ganancias pobres y un largo litigio
Las indagaciones de Leli¨¨vre le llevaron a los Archivos nacionales franceses, donde encontr¨® una copia de los estatutos de Les Parfums Chanel. Cu¨¢l fue su sorpresa al descubrir que Coco solo pose¨ªa 60 acciones de 600, a un valor de 700 francos cada una. Como bien indica la periodista, el acuerdo para la constituci¨®n de la sociedad se cerr¨® deprisa y corriendo. ?Cread una sociedad si quer¨¦is¡ A m¨ª no me interesa meterme en esos asuntos. Yo aportar¨¦ mi tarjeta de visita y me contentar¨¦ con el 10% del capital. Por lo dem¨¢s, asumo que soy la due?a de todo?, habr¨ªa declarado Gabrielle.
No queda claro qu¨¦ motiv¨® a la dise?adora a desentenderse as¨ª de esta sociedad, si fue pura vanidad, desconocimiento o el convencimiento de que la venta mayoritaria de su perfume insignia se concentrar¨ªa en sus tiendas, que los estatutos le permit¨ªan seguir usando como puntos de comercializaci¨®n de la esencia. De esta forma, Pierre y Paul Wertheimer se convert¨ªan en socios mayoritarios.
Invitada en abril de 1931 por el productor Samuel Goldwyn a dise?ar vestuarios en Hollywood, se dio cuenta de que sus perfumes se comercializaban en todos los grandes almacenes de Nueva York, donde hizo escala a su vuelta de Los ?ngeles. En cinco a?os, las ventas se hab¨ªan quintuplicado. Chanel N? 5 empezaba a proporcionar mucho dinero, pero no a ella.
A partir de su consciencia, empez¨® un largo proceso por el cual Gabrielle Chanel busc¨® recuperar lo que consideraba suyo. Tras varios a?os de litigio, con episodios oscuros que han tachado a Coco de colaboracionista del r¨¦gimen nazi (consta una carta de su pu?o y letra fechada a 3 de junio de 1941 dirigida al Comisariado General de Asuntos Jud¨ªos, con la intenci¨®n de recuperar su empresa) y que Leli¨¨vre narra con maestr¨ªa, la restituci¨®n lleg¨® a finales de los cuarenta.
La demanda de Coco fue desestimada en Francia, pero en Estados Unidos la ley protege a los accionistas minoritarios. Pierre?Wertheimer empez¨® ofreciendo 50.000 d¨®lares por a?o y un 0,5 % sobre las ventas. Coco, como respuesta, puso primero a la venta los perfumes que hab¨ªa creado lejos de la sociedad, y ante el embargo que logr¨® Pierre, se los regal¨® a los mandamases de los grandes almacenes de Manhattan: Saks, Bergdorf Goodman, Bloomingdale¡¯s¡ ?Obsequios para sus esposas, h¨¢ganme saber qu¨¦ opinan?. La estrategia gan¨® el partido y se lleg¨® a un acuerdo. Pierre resarci¨® a Coco con una indemnizaci¨®n de 350.000 d¨®lares (3,5 millones de euros actuales) en concepto de da?os e intereses. Y la modista empezar¨ªa a cobrar el 2% sobre las ventas a nivel mundial de sus perfumes, esto es, alrededor de un mill¨®n de d¨®lares anual, que hoy equivaldr¨ªan a 10 millones de euros.
?Qu¨¦ se pone para dormir?
El 7 de abril de 1952, la revista Life Magazine dedic¨® su portada a una entonces desconocida Marilyn Monroe. El n¨²mero contaba con un reportaje sobre las j¨®venes promesas de Hollywood, entre las que se encontraba la actriz. Dentro, cuatro p¨¢ginas con im¨¢genes del mito er¨®tico de esa d¨¦cada y una entrevista. En ella, mencion¨® el N? 5 de forma espont¨¢nea. ?Una vez un tipo me pregunt¨®: ¡®Marilyn, ?qu¨¦ se pone para dormir?¡¯ y le contest¨¦ que solo me pongo Chanel N? 5?.
Ni siquiera le tuvo que preguntar el periodista, ella lo solt¨®. Con esta sencilla frase y sin mencionar la desnudez, daba rienda suelta a la imaginaci¨®n del lector. La elecci¨®n del perfume no fue casual: se decantaba por uno franc¨¦s, que la rociaba de sofisticaci¨®n europea. En marzo de 1955, se tom¨® la famosa fotograf¨ªa en la que se roc¨ªa con la fragancia. No se incluy¨® en el reportaje para el que se encarg¨® la sesi¨®n, y pas¨® a formar parte de un lote de un centenar de negativos que, en 1985, se encontr¨® por casualidad en un hangar de Brooklyn. En los a?os noventa, la compa?¨ªa Chanel difundi¨® ampliamente aquella imagen tan largo tiempo olvidada.
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