As¨ª consigui¨® Brigitte Macron ser m¨¢s popular que su marido
La esposa del presidente franc¨¦s ha superado en popularidad a su marido aportando transparencia a un rol tradicionalmente ingrato, con el estilo como arma.
Muchos franceses, o por lo menos los que son susceptibles de seguir cuentas de Instagram de tributo a famosos, saben que ¡°BriBri¡± no es Britney Spears ni una imitadora de Rihanna, a la que sus fans conocen como ¡°RiRi¡±. BriBri no es otra que Brigitte Macron, la primera dama francesa m¨¢s popular de las ¨²ltimas d¨¦cadas. El hashtag #BriBriFirstLady tiene 1565 publicaciones (una de las ¨²ltimas, un robado de un beso en los pasillos del El¨ªseo que recuerda a las amorosas escenas de los Obama que captaba Pete Souza) y fue idea del creador de la cuenta @brigittemacronfanpage (m¨¢s de 37.000 seguidores). No es la ¨²nica dedicada a la antigua profesora de teatro. Tambi¨¦n est¨¢n @thebrigittestyle (56.000 seguidores), escrita en ingl¨¦s, @brigittemacronnews, que mantiene al d¨ªa de la agenda de la primera dama a sus m¨¢s de 32.000 abonados, @brigittemacron1 y @brigittecestchic entre otras.
Las secciones de comentarios de todas ellas suelen estar pobladas de los habituales corazones, exclamaciones de ¡°chic¡± y ¡°j¡¯adore¡±, muchas banderas tricolores y alguna que otra historia personal, como la @marie.kerkhove, que comentaba que ella se identificaba con Macron porque tiene 64 a?os frente a los 47 de su marido y ¡°las miradas de los otros no son siempre f¨¢ciles¡±.
Al 67% de sus paisanos les cae bien Brigitte Macron, seg¨²n la ¨²nica encuesta m¨¢s o menos fiable sobre el tema que se ha llevado a cabo sobre el tema, y que hizo Paris Match el pasado verano. Esos n¨²meros superan ampliamente a los de su marido, que ¨¦sta semana ha ca¨ªdo a un ¨ªndice de aprobaci¨®n de un r¨¢cano 25% a decir de una medici¨®n del Journal du Dimanche. Nunca resulta muy justo comparar la popularidad de una figura simb¨®lica y casi decorativa, como es una Primera dama, con la de un mandatario, y menos de uno que acumula tanto poder como un presidente de la rep¨²blica francesa. Pero lo cierto es que Brigitte Macron tiene mejor prensa que cualquiera de sus predecesoras inmediatas, seg¨²n la misma encuesta de Paris Match, con la ¨²nica excepci¨®n de Bernardette Chirac. El perfil de Macron, una madre y abuela de provincias que se divorci¨® para casarse con el amor de su vida, que result¨® ser su alumno y compa?ero de pupitre de su hija, es obviamente muy distinto del de Chirac, una matriarca de or¨ªgenes nobles que tuvo su propia carrera pol¨ªtica a nivel local y a quien se consider¨® una parte importante de la reelecci¨®n de su marido en 2002.
Tras una d¨¦cada y media en la que ese rol, el de esposa del presidente, ha estado ocupado por figuras mercuriales y muy pol¨¦micas, desde Cecilia Sarkozy a Valerie Trierweiler (a la que Fran?ois Hollande dej¨® por la actriz Julie Gayet) pasando por Carla Bruni, la opini¨®n p¨²blica francesa parec¨ªa estar apreciando cierta ausencia de drama.
Brigitte Macron ha ayudado a despejar el rol de la mujer del presidente, que permanec¨ªa desdibujado desde la instituci¨®n de la Quinta Rep¨²blica en 1958. A principios de su presidencia, que siempre se ha definido como ¡°jupiterina¡±, Emmanuel Macron hizo un conato de darle relieve a ese papel y acercarlo al de las First Ladies estadounidenses. Aquello se fren¨® tras una r¨¢pida recogida de firmas y el papel sigue siendo menor, aunque Brigitte Macron tiene derecho a un equipo y algo de presupuesto. Lo que s¨ª se ha introducido es una mayor transparencia. El El¨ªseo publica en su web todas sus actividades, como por ejemplo las visitas a centros para menores autistas y a escuelas que trabajan contra el bullying, dos causas que parece haberse hecho propias.
Otras actividades no hace falta consultarlas en web alguna porque acaban en todas las portadas y abren todos los informativos, como las ocasiones en las que los Macron se han encontrado con los Trump. Tras la visita de estado de los franceses a Washington, Brigitte revel¨® a Le Monde que Melania le hab¨ªa parecido ¡°muy divertida¡± y mostr¨® l¨¢stima por una mujer que ¡°no puede salir sola ni abrir una ventana de la Casa Blanca¡±.? En esa misma entrevista, la antigua profesora dijo que no pretend¨ªa ser un ¡°jarr¨®n decorativo¡± y habl¨® de los conjuntos de Louis Vuitton que suele lucir en los actos p¨²blicos y que, dijo, le sirven como ¡°piel protectora¡± ante las miradas ajenas. Sus conjuntos, desde el tres piezas azul beb¨¦ que llev¨® para la toma de posesi¨®n de su marido, al que luci¨® la semana pasada en los actos de conmemoraci¨®n del Armisticio, suelen repetir una serie de elementos: formas r¨ªgidas, faldas que acaban antes de la rodilla, hombros estrictos y estrechos, puntuados por hombreras, y, casi siempre, botones dorados de estilo militar.
Ese estilo tan definido, que debe mucho a los 60 y al estilo atildado de un primer Yves Saint Laurent (s¨®lo hay que pensar en los abrigos de S¨¦verine en Belle de Jour) o un Courr¨¨ges aburguesado, ha recibido algunas cr¨ªticas por el precio de las prendas ¨Cque nadie espere de ella que vista de Zara¨C e incluso por su estilo. La comentarista pol¨ªtica Anne-?lizabeth Moutet, cercana a la derecha y firmante de la famosa tribuna anti #MeToo, que dijo que ¡°la elecci¨®n de Nicolas Gh¨¨squiere como modista no es la mejor. Aunque tenga cuarentaitantos est¨¢ anclado en el pasado. Ella tiene un cuerpo estrecho y esas chaquetas con hombreras no le quedan bien¡±. Pero, por lo general, ha sido bien aceptado y ha ayudado a convertir a Macron en un modelo de c¨®mo vestir m¨¢s all¨¢ de los 60.
El creador del hashtag #BriBriFirstLady, que se presentaba en la edici¨®n francesa de Grazia tan solo como ¡°Olivier, de 43 a?os¡±, valoraba precisamente eso: ¡°Asumir su feminidad y reinventarla para una mujer de 60 a?os ya es en si un acto militante¡±. Entre otras cosas, ¡°BriBri¡± hace eso emitiendo se?ales de tener una vida sexual activa con su pareja en p¨²blico. Olivier a?ad¨ªa: ¡°Creo incluso que encarna, casi a su pesa, un nuevo feminismo, aunque podemos subrayar la aparente paradoja entre la enorme libertad que desprende y el hecho de encarnar un papel protocolario muy cl¨¢sico¡±.
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