?Cuanto m¨¢s ruidosas se han vuelto las mujeres, m¨¢s han crecido sus cejas?: historia cultural del pelo en los ojos
Las dos l¨ªneas que coronan los ojos no son una cuesti¨®n solamente pr¨¢ctica, ni siquiera est¨¦tica. Son fundamentales para ayudarnos a comunicarnos y llevan desde la antig¨¹edad dibujando en el rostro el ¡®zeitgeist¡¯ femenino.
Las cejas son un asunto serio. Primero, porque son un gran negocio (de hasta 122 millones de d¨®lares al a?o solo en EE.UU, seg¨²n el grupo de investigaci¨®n global NPD), con infinidad de cosm¨¦ticos y tratamientos para embellecerlas. Segundo, porque parecen haberse convertido en la obsesi¨®n de belleza de la d¨¦cada, desde que en 2014 Cara Delevingne acapar¨® portadas de revistas y desfiles de moda con su famoso ce?o oscuro y las Kardashian hicieron ?mainstream? el trazo intenso. La pandemia no hizo m¨¢s que dar m¨¢s protagonismo a la mirada y desde entonces cada vez m¨¢s voces se?alan que las cejas tambi¨¦n son algo emocional: dan pista de c¨®mo vivimos.
Si te parece que el bombo que se les da hoy a las cejas es exagerado piensa en c¨®mo lo debieron vivirlo las mujeres en el Antiguo Egipto. En aquella sociedad se entend¨ªan como un s¨ªmbolo de vida o muerte: si fallec¨ªa un gato, un animal preciad¨ªsimo en la ¨¦poca, sus due?as se afeitaban las cejas como s¨ªmbolo de duelo. El resto del tiempo las dejaban crecer y las embellec¨ªan con kohl. Esa est¨¦tica de a.c. todav¨ªa resuena en tiempos modernos: Elizabeth Taylor se dibuj¨® dos enormes cejas para convertirse en Cleopatra en 1963 y Kim Kardashian reprodujo el look en una portada de Harper¡¯s Bazaar de 2011.
Las cejas, en realidad, est¨¢n ah¨ª por una cuesti¨®n tan pr¨¢ctica como biol¨®gica: ayudan a evitar que la suciedad, el sudor y el agua caigan en la cuenca del ojo. Las dejas, adem¨¢s, cumplen con otra funci¨®n casi m¨¢s importante, que tiene que ver con la conexi¨®n humana. Las egipcias no estaban solas. Las mujeres en la antigua Grecia usaban antimonio en polvo para realzar sus cejas y algunas se pon¨ªan postizos hechos con pelo de cabra te?ido, que se pegaban en el hueso superciliar con goma de los ¨¢rboles, seg¨²n la Enciclopedia del cabello de Victoria Sherrow. M¨¢s tarde, en la Inglaterra isabelina muchas mujeres acabaron perdiendo el pelo de sus cejas por usar un maquillaje facial que les te?¨ªa la cara de blanco pero que tambi¨¦n mataba el pelo porque b¨¢sicamente conten¨ªa plomo. Otro salto en el tiempo nos puede llevar hasta 1919, cuando el qu¨ªmico estadounidense T.L. Williams desarroll¨® un producto inspirado en la costumbre de su hermana de mezclar vaselina con carb¨®n para oscurecer sus arcos y pesta?as. A?os m¨¢s tarde su invenci¨®n se convirti¨® en el primer producto lanzado por la marca de cosm¨¦ticos Maybelline.
Desde entonces el concepto de la ceja ideal ha fluctuado mucho. Ana Llorente (doctora de Historia del Arte y docente del ¨¢rea de Moda de ESNE, Universidad de Dise?o y Tecnolog¨ªa) nos ayuda a contextualizar c¨®mo la representaci¨®n de la mirada femenina, centrada en las cejas, ha variado a lo largo del tiempo. Si miramos 100 a?os atr¨¢s, en la d¨¦cada de 1920, ?la llamada primera ola de feminismo hab¨ªa concluido, conduciendo a un periodo de liberaci¨®n femenina, especialmente en pa¨ªses como Estados Unidos. En paralelo, el fin de la Primera Guerra Mundial, que hab¨ªa fomentado la incorporaci¨®n laboral de la mujer, deton¨® una reacci¨®n psicosocial definida por la entrega al ocio y disfrute de la vida?. Y en aquella d¨¦cada, conocida como los Roaring Twenties, naci¨® un nuevo prototipo de mujer, la flapper, que el cine se encarg¨® de encumbrar en la iconograf¨ªa popular: ?Se trataba de mujeres que fumaban y frecuentaban bares donde escuchar y bailar, especialmente el tan de moda jazz, al tiempo que manten¨ªan una imagen a medio camino entre la sexualizaci¨®n con sus labios rojos y faldas acortadas por primera vez en la historia, y lo ani?ado y andr¨®gino con el pelo corto (a lo gar?onne) y vestidos de corte recto que ocultaban sus formas?, cuenta esta historiadora. Se distingu¨ªan por sus cejas ?extremadamente delgadas y con un perfil recto, a?adiendo vaselina para aportar brillo?, algo que personific¨® la actriz de cine mudo Clara Bow.
El cine se convirti¨® en el entetenimiento de la d¨¦cada y este auge cre¨® el icono de las estrellas de Hollywood. La propia Bow, pero tambi¨¦n Jean Harlow y?Marlene Dietrich?comenzaron a influir en las tendencias de la moda, los cosm¨¦ticos y, por supuesto, las cejas. Estas actrices popularizaron las cejas ultrafinas depiladas, imitando pr¨¢cticas de la ¨¦poca isabelina y del Asia medieval. El fot¨®grafo Cecil Beaton dijo una vez de Dietrich: ?En lugar de cejas, se ha dibujado antenas de mariposas en la frente?.
Pero para cuando termin¨® la d¨¦cada, las cosas cambiaron. ?Estados Unidos estaba marcado por las consecuencias de la Gran Depresi¨®n de 1929, que obligar¨ªa a las mujeres a perder sus trabajos y regresar a sus casas adoptando de nuevo un rol recluido a lo dom¨¦stico. En Europa, se vive el periodo de entreguerras marcado por el ascenso de los fascismos. Frente a ello, iconos como Harlow -con sus reconocibles cejas finas aunque ya no rectas, sino dibujando un arco- ejemplificaban el glamour sensual y escapista del cine de la d¨¦cada?, expone Llorente.
El comienzo de la Segunda Guerra Mundial en 1939 tuvo un impacto en todo el mundo, con tremendas consecuencias pero tambi¨¦n m¨¢s peque?as. El per¨ªodo de racionamiento afect¨® a las tendencias de la industria de la belleza y de la moda, ya que las mujeres eran necesarias en el lugar de trabajo y ten¨ªan menos tiempo para arreglarse. Las rutinas de belleza se simplificaron hacia estilos de f¨¢cil mantenimiento. Aspirantes a estrellas de cine como Audrey Hepburn, Lauren Bacall y, m¨¢s tarde, Marilyn Monroe y Elizabeth Taylor, influyeron a la hora de construir un nuevo canon de belleza femenina que realzaba la mirada, con cejas arqueadas y m¨¢s dram¨¢ticas. A medida que avanzaba la d¨¦cada y la guerra amainaba, las cejas se volvieron m¨¢s prominentes, bien arregladas y, a menudo, combinadas con un lustroso labio rojo cereza.
Aunque Hollywood segu¨ªa siendo una f¨¢brica global de iconos, en ese momento la artista mexicana?Frida Kahlo?llevaba con orgullo su caracter¨ªstica uniceja y, a menudo, ilustraba su estilo como una forma de expresi¨®n creativa en su trabajo.
As¨ª llegamos a los a?os 60, una d¨¦cada que introdujo el maquillaje expermiental para acompa?ar a la moda de esp¨ªritu libre de la ¨¦poca. ?Los Swinging Sixties tomaron Londres como su centro de gravedad. Las mujeres comienzan a liderar la segunda ola de feminismo, lo cual repercute en una nueva liberaci¨®n femenina. As¨ª, se construyen estereotipos como el de la Single Girl; esto es, una chica independiente, trabajadora, cuyo objetivo en la vida deja de ser el matrimonio y la construcci¨®n de una familia?, reflexiona Ana Llorente. Esto se traduce en tendencias m¨¢s variadas, aupadas por la m¨²sica disco y la floreciente vida nocturna: ?Se ve mucho eclecticismo, con estilos muy diferentes. Permanecen las cejas pobladas de las d¨¦cadas de los cuarenta y cincuenta, con iconos como Edie Sedgwick?, musa de Warhol, que incursion¨® en estilos de cejas experimentales al te?irlas con de oscuro para que contrastaran fuertemente con su cabello blanco platino. Al mismo tiempo, ?actrices como Sophia Loren se depilaban por completo la ceja para luego perfilarla con trazos cortos y precisos. Otros estilos de ceja muy fina y algo arqueada nos los aporta la modelo Twiggy?, recuerda esta historiadora.
Ana Llorente apunta que esta experimentaci¨®n en la iconograf¨ªa femenina no est¨¢ exenta ?de una paralela y perversa sexualizaci¨®n de la mujer a trav¨¦s de las identidades que la moda construye con los objetivos de fot¨®grafos como ¡°los tres terribles? (David Bailey, Terence Donovan y Brian Duffy), y Helmut Newton y Guy Bourdin?.
?En la d¨¦cada de los 80, tras la llegada al poder de Margaret Thatcher en Reino Unido, se vive una transformaci¨®n social de la mujer que alimenta sus ambiciones profesionales. La moda respondi¨® a trav¨¦s del estilo power dressing?, rememora Llorente. En general, el lema de la d¨¦cada era algo as¨ª como ?cuanto m¨¢s grande, mejor?, y mientras crec¨ªan las hombreras, las u?as y los cardados, las cejas femeninas se volvieron m¨¢s grandes. ?No se prescinde de la ceja muy depilada y arqueada, pero comienza a entrar con fuerza la ceja ¡°bushy¡±, muy gruesa y despeinada, dando una impresi¨®n de pesadez?, nos cuenta esta historiadora, que pone como ejemplo a la actriz Brooke Shields.
A finales de la d¨¦cada, las tendencias de la moda hab¨ªan agotado todo lo exagerable y, de repente, una sensaci¨®n de minimalismo invadi¨® la moda y la belleza, que se denomin¨® ?heroin chic?. As¨ª, las cejas cuidadas pero de aspecto natural se convirtieron en las preferidas, con referentes como la supermodelo Christy Turlington o las nuevas modelos de la d¨¦cada, como Devon Aoki. Poco a poco, se fueron volviendo m¨¢s extremas: ?Es la d¨¦cada de la tercera ola de feminismo en la que se propaga el movimiento ¡°Girl Power¡±, con un importante impulso para la defensa de los derechos de las mujeres?, contextualiza Ana Llorente. En la iconograf¨ªa colectiva, recuerda, ?se impone una ceja muy depilada, fina, muy arqueada y prolongada hacia arriba?, con musas como Jennifer Aniston (la ?novia de Am¨¦rica? y la mujer m¨¢s famosa del planeta en el momento), Drew Barrymore (el ?juguete roto? de la d¨¦cada) o Pamela Anderson (el nuevo icono del sexy femenino). ?Toneladas de ¨ªconos de los 90 adoptaron la ceja delgada en una especie de revival de los a?os 20 y para cuando termin¨® la d¨¦cada mujeres de todo el mundo depilaban sus cejas hasta dejarlas como dos fin¨ªsimas l¨ªneas.
Las cejas de principios de siglo fueron una continuaci¨®n de estos delgad¨ªsimos arcos, basta mirar fotos de archivo de Angelina Jolie o Christina Aguilera. No fue hasta la d¨¦cada de 2010 cuando soltamos las pinzas, para descubrir que aquellas que las hab¨ªan depilado en exceso durante a?os no lograban hacer crecer el vello de nuevo. Esto dio alas al desarrollo de tratamientos espec¨ªficos para las cejas, desde b¨¢lsamos y sueros hasta tratamientos para estimular el crecimiento. En estos a?os el boom por las redes sociales y los m¨®viles con c¨¢mara nos hicieron tomarnos selfis: nunca nos hab¨ªamos mirado en tantas fotos, as¨ª que el maquillaje se convirti¨® en una herramienta imporante. As¨ª naci¨® el concepto de ?ceja de Instagram? (#instagrameyebrow) o ?ceja HD? (ppor su alta definici¨®n), pensada no tanto para la vida real como para la digital.
Hoy en d¨ªa las cejas se han concertido en una caracter¨ªstica definitiva del estilo de una persona, extendiendo la moda m¨¢s all¨¢ de la ropa. Ya sean decoloradas, afeitadas, maquilladas o te?idas, nada est¨¢ fuera de la mesa cuando se trata de cejas porque personalizar la apariencia es un valor al alza en el mundo que nos rodea.
Mariona Villanova es facialista ¨Cy una de las fundadoras de La Bombonera, un sal¨®n de masajes y rituales de bienestar en Barcelona¨C y hace unos d¨ªas hac¨ªa una interesante reflexi¨®n en Instagram sobre c¨®mo han cambiado las cejas femeninas en el tiempo: ¡°?Y ahora? ?qu¨¦ est¨¢ de moda? Cejas pobladas, gruesas, oscuras, largas e incluso desordenadas. ?Es esto una coincidencia? Cuanto m¨¢s ruidosas y asertivas se han vuelto las mujeres, m¨¢s grandes han crecido sus cejas. El g¨¦nero femenino en general ya no desea ser t¨ªmido o pasivo, y se lo estamos haciendo saber al mundo a trav¨¦s de nuestros rostros¡±, nos cuenta v¨ªa email. En su opini¨®n, ?las cejas de las mujeres coinciden con su voz en la sociedad¡±.
¡°Las mujeres estamos en un momento social muy importante. Ya no solo no queremos ser t¨ªmidas o pasivas sino que tambi¨¦n hay cierto enfado. Enfado por tanta carga, por la violencia y la injusticia y adem¨¢s, existe una rebeld¨ªa contra los estereotipos de c¨¢nones est¨¦ticos que nos esclavizan. Las cejas grandes podr¨ªan tambi¨¦n verse como una rebeld¨ªa a tantos dictados est¨¦ticos, simbolizando un camino hacia una belleza m¨¢s natural, m¨¢s relajada, cambiante, ¨²nica y m¨¢s ligada a la salud¡±, opina esta facialista. ¡°Ahora se llevan las cejas muy pobladas, ligeramente desordenadas y largas: las cejas pobladas denotan temperamento y car¨¢cter dominante; unas cejas desordenadas y despeinadas se?alan cierto enfado¡±.
8.000 d¨®lares por las cejas perfectas
El Olimpo de las cejas ¨Ccomo de casi toda la est¨¦tica¨C est¨¢ hoy en Los ?ngeles. All¨ª coexisten distintos profesionales dedicados al dise?o y cuidado de las mismas, desde cirujanos expertos en trasplantes hasta dise?adores de cejas, que ofrecen tratamientos que pueden llegar a costar 8.000 d¨®lares. Al parecer, las cejas m¨¢s deseadas son las de Kim Kardashian, Megan Fox y Angelina Jolie: todas ellas marcadas, oscuras y pobladas. Kirstie Streicher es una de las Brow Artists m¨¢s demandadas por su t¨¦cnica de microfeathering, con la que rellena, da forma y peina las cejas consiguiendo un ¡°efecto pluma¡±. En su canal de Instagram suele compartir consejos para cuidarlas en casa. Hace solo unos d¨ªas hablaba de una forma muy com¨²n, que ella llama la ceja de forma redondeada (?The Rounded Brow Shape?, en ingl¨¦s) y que acent¨²a las ojeras o la sensaci¨®n de hinchaz¨®n periorbital por su forma circular alrededor del ojo. Esto sucede cuando el arco de la ceja est¨¢ en el medio de esta, en lugar de colocarse en el borde exterior y asegura que tiene f¨¢cil soluci¨®n con un l¨¢piz de cejas: basta con colorear la parte inferior del arco interno que conecta la l¨ªnea hasta el arco, con lo que se consigue un efecto inmediato de realce y encuadre de los ojos, resaltando el hueso de la ceja, lo que a su vez resalta el p¨®mulo.
En efecto, la industria cosm¨¦tica lleva un par de a?os intentando capitalizar toda la simbolog¨ªa de la ceja y convertirla en un producto m¨¢s con infinidad de cosm¨¦ticos para embellecerla. Sin embargo, la ceja perfecta no existe, porque su forma y su expresi¨®n son algo absolutamente personal. Nos lo asegura M¨®nica Ce?o, una de las primeras en traer a nuestro pa¨ªs el dise?o de cejas, hace ya dos d¨¦cadas. ¡°Yo viv¨ªa en Nueva York en los a?os 90 y all¨ª todas las neoyorquinas iban siempre con las cejas perfectas¡±, nos cuenta. Al volver a Madrid ten¨ªa claro que el dise?o de cejas triunfar¨ªa as¨ª que lo incluy¨® entre los servicios de The Lab Room, un estudio de belleza en un apartamento decorado por el interiorista Miguel Domingo tomando como referencia los salones de belleza t¨ªpicos de los a?os 40 creados por Est¨¦e Lauder o Helena Rubinstein, con servicios como peluquer¨ªa, maquillaje, faciales, masajes y, por primera vez en Madrid, cejas. ¡°Las cejas son el marco de los ojos. Pueden levantar una mirada o si no tienen la forma adecuada entristecerlas o alterar la expresi¨®n del rostro¡±, asegura. ¡°La frase que m¨¢s vemos es no me gustan las cejas finas¡±, nos cuenta, por parte de mujeres que se entregaron a la est¨¦tica de hace 20 a?os y que hoy quieren recuperar una expresi¨®n que transmita m¨¢s fuerza. ¡°Hemos visto aut¨¦nticos desastres en generaciones anteriores que segu¨ªan la moda de un depilado excesivo. Por eso ahora hay tantas t¨¦cnicas para arreglarlos¡±. Entre las m¨¢s demandadas, en este y en otros tantos salones que ahora pueblan la capital, est¨¢n la micropigentaci¨®n (que consiste en inyectar en la dermis un pigmento con el objetivo de colorear los huecos), el microblading (una t¨¦cnica de maquillaje permanente que se realiza utilizando peque?as agujas para rellenar con color las ¨¢reas deseadas), los sombreados (un tratamiento que dibuja miles de puntitos en lugar de l¨ªneas gruesas) o laminados de cejas (un tratamiento semipermanente que consigue un efecto de ceja peinada hacia arriba, alisando el pelo rebelde y fijando la forma deseada).
Sin embargo, insiste Ce?o, toda ceja es personal y tambi¨¦n deber¨ªa serlo su dise?o, teniendo en cuenta factores como la forma del rostro, la de los ojos o la simetr¨ªa facial. ¡°No hay ceja perfecta universal¡±, dice, quiz¨¢ porque cada una cuenta una historia diferente.
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