?Es la simetr¨ªa la f¨®rmula de la belleza?
Cuanto m¨¢s guapa es una persona, m¨¢s se acerca a la divina proporci¨®n.
Los lados de la cara no son gemelos, son hermanos. Tambi¨¦n en los rostros m¨¢s perfectos que se conocen. Si se traslada el imperativo categ¨®rico de Kant a la simetr¨ªa ¨C¨²ltimo supuesto canon de belleza que se aplica con brocha gorda en el retoque fotogr¨¢fico¨C y se lleva al extremo, el producto es un ser m¨¢s alien¨ªgeno que divino. Lo ha probado en su ¨²ltimo trabajo fotogr¨¢fico la artista alemana Ivonne Thein, quien ha tomado la imagen de varias modelos de pasarela y ha doblado uno de sus lados como en un espejo. ?Me gusta jugar con los l¨ªmites, cuestionar los criterios de lo bello. Parece que lo ¨²ltimo es la simetr¨ªa, as¨ª que la he puesto a prueba.
El resultado es que, al 100%, la simetr¨ªa no nos resulta agradable a la vista?. Angelina Jolie, considerada una de las bellezas universales de hoy, tampoco supera la prueba. Al duplicar su lado derecho, se comprueba que realmente sus rasgos faciales no son tan sim¨¦tricos como parec¨ªan a simple vista. Es m¨¢s, el fruto es una mand¨ªbula mucho m¨¢s dura, la cabeza cuadrada y una distancia entre los ojos que la mayor¨ªa considerar¨ªa escasa. Y eso, ?seg¨²n qu¨¦ criterio? ?Qu¨¦ ingredientes tienen las caras m¨¢s admiradas para traspasar las fronteras culturales, temporales o de raza? La pregunta, que trata de desmontar el mito de que la belleza es subjetiva y, por tanto, no puede calcularse, la plantearon los egipcios, la esboz¨® el arquitecto romano Vitruvio, la respondi¨® Leonardo da Vinci y la retoman ahora las cl¨ªnicas est¨¦ticas, que buscan la manera de ofrecer a sus pacientes la f¨®rmula de la perfecci¨®n.
Y el resultado siempre ha sido el mismo: 1,618, tambi¨¦n conocido como n¨²mero phi o la cifra de la divina proporci¨®n. El modo en que orbitan los planetas da phi; la disposici¨®n de los p¨¦talos de una flor da phi; la relaci¨®n entre las partes del cuerpo de una abeja da phi; las grandes piezas de m¨²sica siguen el patr¨®n del n¨²mero phi. Y la aparente simetr¨ªa del rostro humano ¨Ccon dos ojos, dos orejas, una nariz con dos aletas, una mand¨ªbula que repite su disposici¨®n a izquierda y derecha y la forma de coraz¨®n de los labios¨C responde en realidad a una proporci¨®n cuya perfecci¨®n est¨¢ en phi. La culminaci¨®n de esta teor¨ªa se halla en los rasgos de la Mona Lisa.
Los centros est¨¦ticos en Espa?a ya se han puesto a medir a sus pacientes y, aplic¨¢ndoles unos peque?os retoques, est¨¢n logrando mejorar su aspecto de forma notable, con resultados naturales. En la Cl¨ªnica Mira+Cueto lo llaman armonizaci¨®n facial matem¨¢tica. Un sistema con argumentos cient¨ªficos que huye de copiar los labios de Angelina Jolie, los p¨®mulos de Sof¨ªa Loren, los ojos de Pen¨¦lope Cruz y la nariz de Claudia Schiffer, pero s¨ª sus proporciones. ?Es el conjunto lo que hace que una persona nos resulte atractiva?, explica la doctora Mar Mira, socia del centro m¨¦dico est¨¦tico. ?Si entras al detalle, si mides una cara al mil¨ªmetro, te das cuenta de que tiene asimetr¨ªas, peque?as diferencias que son las que nos dan la individualidad, pero que si son arm¨®nicas, son bellas?.
Cuanto m¨¢s guapa es una persona, m¨¢s se acerca a la divina proporci¨®n. Por ejemplo, en una puntuaci¨®n del 1 al 10, Angelina Jolie obtendr¨ªa un 7,67 en cuanto a aproximaci¨®n a la cifra m¨¢gica de la belleza. Su marido, Brad Pitt, es el que mejor nota saca, un 9,3; y Halle Berry, un 7,36. Esta es la conclusi¨®n a la que ha llegado un estudio de Bioestad¨ªstica del Centro M¨¦dico de la Universidad de Nebraska (EE UU). Para medir la armon¨ªa de los famosos, el grupo de trabajo emple¨® una m¨¢scara elaborada por el cirujano maxilofacial Stephen Marquardt.
El doctor californiano traz¨® un rostro por ordenador, siempre atento al 1,618. Al superponerlo sobre la cara del paciente se puede evaluar si est¨¢ o no bien proporcionada. Otro modo de hacerlo es con el calibrador pie de rey, una herramienta de medici¨®n parecida a una pinza que emplean los escultores para perfeccionar sus obras y que ahora usan tambi¨¦n las cl¨ªnicas de medicina est¨¦tica como principal herramienta.
?Al medir a los pacientes nos damos cuenta de que el peor enemigo de las proporciones es el envejecimiento?, concluye la doctora Mira. ?Con la edad vamos alej¨¢ndonos del n¨²mero phi: se pierde el ¨¢ngulo de la mand¨ªbula que es el que da forma a la cara, los p¨®mulos se caen, los labios pierden ancho¡ Lo ¨²nico que se mantiene es la distancia entre los ojos?. El cirujano Javier de Benito explica por qu¨¦: ?El cambio se produce por la reabsorci¨®n del hueso en determinados sectores. Y es precisamente la estructura ¨®sea la que define las proporciones del rostro. Concretamente, tres partes: las ¨®rbitas, los p¨®mulos y la anchura de las mand¨ªbulas. Quienes tienen m¨¢s definidas estas tres zonas no deben temer tanto a los a?os como el resto.
Si dibujamos una l¨ªnea vertical desde el nacimiento del pelo, pasando por el lagrimal, la parte externa de la nariz y la comisura del labio, hasta la mand¨ªbula (y la repetimos en el otro lado), la secci¨®n que queda en medio apenas siente el paso del tiempo, en todo caso puede bajar un poco la punta de la nariz. Las dos ¨¢reas que quedan fuera son las que m¨¢s sufren: caen las cejas, desciende el p¨®mulo, se profundizan los surcos nasogenianos y salen las l¨ªneas conocidas como marionette (las que prolongan las comisuras hacia abajo), se pierde definici¨®n mandibular.
Estos cambios pueden corregirse con un tratamiento progresivo a base de ¨¢cido hialur¨®nico e hidroxiapatita c¨¢lcica. ?Ambas sustancias se reabsorben con el tiempo?, explica Mira. ?Aplicadas con diferentes grados de reticulaci¨®n (que producen diferentes densidades) y con t¨¦cnicas de proyecci¨®n y de tensado, se consigue aportar carnosidad a algunas zonas y tersura a otras?. ?Y el b¨®tox? ?La toxina botul¨ªnica solamente tiene una funci¨®n muscular, no sirve para crear vol¨²menes?.
El efecto no es inmediato. ?El paciente debe ir cogiendo confianza poco a poco y hay que evaluar los resultados tras cada sesi¨®n?. Seg¨²n defiende Javier de Benito, ?es fundamental que un cirujano pl¨¢stico sea un artista y sepa tratar vol¨²menes y proporciones?. Aunque ¨¦l no cree tanto en la matem¨¢tica del rostro. ?Los americanos siempre miden todo. Por ejemplo, dicen que la proporci¨®n de la nariz tendr¨ªa que ser el 0,64 de la cara. Pero es como dice el famoso cirujano Ivo Pitanguy: ¡°Si t¨² ves el trasero de una mulata caminando por Ipanema, no te paras a medirlo a ver si le faltan o le sobran cent¨ªmetros¡±. El arte no se mide, se observa. Y nos pasamos cuando tratamos de aplicar medidas a todo?.
Sin llevarlas a extremos, Leonardo da Vinci dej¨® escritas las medidas perfectas en El hombre de Vitruvio: ?Desde el nacimiento del pelo hasta la punta de la barbilla es la d¨¦cima parte de la altura de un hombre; desde la punta de la barbilla a la parte superior de la cabeza es un octavo de su estatura [¡]. La distancia desde la parte inferior de la barbilla a la nariz y desde el nacimiento del pelo a las cejas es, en cada caso, la misma y, como la oreja, [equivale a] una tercera parte del rostro?.
Estas proporciones no son solo cuesti¨®n de est¨¦tica, sino tambi¨¦n de salud. Quien cumple con la proporci¨®n ¨¢urea en el rostro es m¨¢s f¨¢cil que lo haga tambi¨¦n a nivel org¨¢nico, lo que favorece sus funciones: los ventr¨ªculos del coraz¨®n, por ejemplo, recuperan su posici¨®n de partida en el punto del ciclo r¨ªtmico card¨ªaco, equivalente a la secci¨®n ¨¢urea, es decir, su movimiento sigue una progresi¨®n num¨¦rica cuyo patr¨®n es phi.
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