?Por qu¨¦ nos cuesta tanto hacer amigos cuando ya somos adultos?
Algunos expertos opinan que estamos perdiendo habilidades sociales, la capacidad de interactuar o de descifrar el lenguaje no verbal.
No hace mucho que la escritora Krysti Wilkinson publicaba en The Huffington Post un art¨ªculo titulado Somos la generaci¨®n que no quiere relaciones, en el que analizaba las nuevas normas que rigen la amistad, derivadas no solo de las redes sociales ¨Cdejemos de hacerlas responsables de todos los males como si no las hubi¨¦ramos creado nosotros¨C, sino de la sociedad y el modelo de producci¨®n y ocio dise?ado para el nuevo siglo. ¡°Queremos la fachada de una relaci¨®n, pero no queremos el esfuerzo que implica tenerla. Queremos cogernos de las manos, pero no mantener contacto visual; queremos coquetear, pero no tener conversaciones serias; queremos promesas, pero no compromiso real; queremos celebrar aniversarios, pero sin los 365 d¨ªas de esfuerzo que implican. Queremos un felices para siempre, pero sin esforzarnos aqu¨ª y ahora. Queremos tener relaciones profundas, pero sin ir muy en serio. Queremos un amor de campeonato, pero no estamos dispuestos a entrenar¡±. Y Wilkinson continuaba, ¡°queremos descargarnos a la persona perfecta para nosotros como si fuera una aplicaci¨®n nueva; que puede actualizarse cada vez que hay un fallo, guardarse f¨¢cilmente en una carpeta y borrarse cuando ya no se utiliza. No queremos abrirnos; o, lo que es peor, no queremos ayudar a nadie a abrirse¡±.
Standart Life, una compa?¨ªa que proporciona planes de pensiones y productos de ahorro, publicaba el a?o pasado los resultados de un estudio que llev¨® a cabo en el Reino Unido, entre m¨¢s de 3.000 personas de todas las edades. Una de las conclusiones a que se lleg¨® es que los pensionistas tienen m¨¢s amigos cercanos ¨C1 de cada 8 cuentan con m¨¢s de 10 buenas relaciones¨C que el grupo de entre 20 y 30 a?os, en el que s¨®lo 1 de cada diez llegaba a la decena de amistades profundas. Algo sorprendente, porque los psic¨®logos coinciden en que la edad en la que se establecen m¨¢s v¨ªnculos es la adolescencia y temprana juventud, en la que, adem¨¢s, las condiciones de vida: estudios, becas, viajes o pisos compartidos propician la conexi¨®n y el contacto con gente nueva. Claro que cantidad y calidad son t¨¦rminos diferentes y puede que haga falta esperar algunos a?os para catalogar a alguien como ¡®buen amigo¡¯. ?A cu¨¢ntos de entre nuestros seguidores de Facebook podr¨ªamos invitar a nuestro cumplea?os, boda o hacer un viaje con ellos?
Los amigos no solo sirven para tomar ca?as, hacerse selfies o emborracharse los fines de semana. Seg¨²n Marisol Delgado, psic¨®loga y especialista en psicoterapia por la European Federation of Psychologists Associations (EFPA), con consulta en Avil¨¦s, ¡°las relaciones personales son cruciales en la pre adolescencia, porque ¨¦sta es la etapa de la vida en la que el contacto con los dem¨¢s es m¨¢s importante para la construcci¨®n de la identidad. Tener amigos nos proporciona un sentimiento de pertenencia y aceptaci¨®n. Hace que se vayan adquiriendo habilidades de afrontamiento, sentimientos de autoeficacia, sensaci¨®n de satisfacci¨®n. La amistad amortigua el estr¨¦s y el impacto negativo de las cosas, al mismo tiempo que nos ayuda a madurar¡±.
Cronol¨®gicamente, la vida de la mayor¨ªa de la gente sufre un bache relacional entorno a los treinta, que dura una media de 20 a?os. La pareja, los hijos, las obligaciones laborales, el cuidado de familiares ya mayores hace que no se tenga demasiado tiempo para hacer nuevos amigos. Sin embargo, no todos achacan esta introversi¨®n a causas externas o de estilo de vida, sino que algunos expertos, como Daniel Wendler, psic¨®logo y autor de Improve your social skills (Createspace), buscan otras razones, como expon¨ªa en un art¨ªculo de la revista Hopes&fears. La tesis de este experto es que si crear nuevas relaciones, a medida que nos hacemos mayores, es cada vez m¨¢s complicado es porque ¡°como adultos aprendemos a esconder nuestros verdaderos ¡®yos¡¯ a los dem¨¢s. Cuando era ni?o, le contaba a mis amigos mis secretos. Lloraba frente a ellos. No ten¨ªa miedo de decirle a nadie que era mi mejor colega y que lo necesitaba. Pero cuando crec¨ª aprend¨ª a levantar muros. Aprend¨ª que si me comportaba como realmente era a muchas personas pod¨ªa no gustarle, a que si le contaba alg¨²n secreto a alguien, ¨¦ste pod¨ªa dec¨ªrselo a otro. Aprend¨ª a que si presentaba una imagen filtrada y feliz de m¨ª mismo pod¨ªa evitar muchos rechazos, ir a fiestas y eventos sociales, divertirme y luego llegar a casa y sentirme solo porque nunca nadie ver¨ªa la persona que realmente soy¡±(¡) Todos necesitamos levantar muros, parte de ser adulto es aprender a hacerlo. Pero incluso el castillo m¨¢s seguro necesita puertas de acceso. Muchos adultos han olvidado c¨®mo abrir esas puertas, las mantienen cerradas o las abren, de vez en cuando, con miedo a ser da?ados. Creo que esta es la raz¨®n por la que a la gente mayor le cuesta m¨¢s relacionarse¡±.
Mucho Facebook y poco face to face
El problema en que muchos expertos coinciden es que ese patr¨®n de conducta, propia de la edad madura, empieza a darse cada vez m¨¢s temprano, acortando esa ¨¦poca en que la que reina la espontaneidad ¨Cclave para emprender nuevas relaciones¨C, por encima del miedo o los prejuicios. Para Marisol Delgado, ¡°aunque las redes sociales han multiplicado la posibilidad de conocer gente, tambi¨¦n han desvirtuado la forma de hacer amistades y mantenerlas. Los adolescentes adoptan actitudes propias de adultos y, en ese escaparate que es Facebook, muestran su mejor perfil, crean un personaje. Se busca m¨¢s la cantidad de amigos que la calidad. Tras la consigna de la inmediatez, no hay tiempo para cultivar relaciones, quedar con alguien, profundizar. Se buscan efectos inmediatos y, si no se consiguen, se da por perdida la interacci¨®n y se salta a otra¡±.
Un estudio del Pew Research Center llevado a cabo en 2014 y 2015, entre j¨®venes estadounidenses de entre 13 a 17 a?os, arroj¨® datos como que el 57% de las nuevas relaciones que establece este colectivo se hacen digitalmente; y de ellos, solo el 20% de los j¨®venes ven a su amigo online en el mundo real. Enviar mensajes de texto es la forma m¨¢s com¨²n de mantener relaciones, aunque para los chicos compartir videojuegos es tambi¨¦n otra de las formas de estar en contacto. De todos ellos, tan solo el 25% de los j¨®venes ven cada d¨ªa a sus amigos m¨¢s cercanos.
Esta digitalizaci¨®n de las amistades hace, seg¨²n Delgado, ¡°que se pierdan habilidades sociales, que seguramente han formado parte de la evoluci¨®n de la especie. Al no haber contacto visual, no entrenamos ya la capacidad para interpretar las caracter¨ªsticas de la comunicaci¨®n no verbal. Ver a una persona, su aspecto, mirada, postura, movimiento de las manos. Todos estos factores transmiten un mont¨®n de informaci¨®n muy ¨²til que perdemos en la red. Y que cada vez estaremos menos preparados para descifrar¡±. Si el mundo se destruye y ma?ana nos levantamos sin conexi¨®n a Internet, sin ordenadores, ni m¨®viles, las capacidades de intuici¨®n, interacci¨®n o comunicaci¨®n ser¨ªan extremadamente ¨²tiles. Probablemente las mismas que marcaban la diferencia entre sobrevivir o no en un campo de concentraci¨®n nazi durante la Segunda Guerra Mundial.
En opini¨®n de Jorge Garc¨ªa Mar¨ªn, soci¨®logo y profesor de la Universidad de Santiago de Compostela, ¡° el dise?o de las relaciones es una consecuencia clara de la sociedad en que se est¨¢ viviendo. En los modelos capitalistas las necesidades b¨¢sicas se cubren, m¨¢s o menos, pero lo dif¨ªcil es autorealizarse. Impera la filosof¨ªa del individualismo y no del grupo, donde todo es ef¨ªmero. Las cosas duran poco y las relaciones tambi¨¦n. En la pel¨ªcula Wall Street (1987) hay una frase muy significativa que dice Michael Douglas, ¡°si quieres un amigo, ?c¨®mprate un perro!¡±, y resulta que en EEUU ya hay uno de estos animales por cada cuatro habitantes. En el mundo universitario es patente tambi¨¦n esta competitividad m¨¢s que interacci¨®n, y cada vez es m¨¢s dif¨ªcil encontrar estudiantes que quieran implicarse en la representaci¨®n del alumnado. Lo que busca la mayor¨ªa es acabar la carrera cuanto antes, encontrar trabajo, casarse, tener una hipoteca y criar a unos ni?os¡±.
La proliferaci¨®n de p¨¢ginas de contactos, agencias matrimoniales e iniciativas destinadas al connecting people surgen para ayudarnos en nuestras cada vez menos entrenadas habilidades sociales. ¡°Se pueden adquirir ciertas t¨¦cnicas de socializaci¨®n¡±, se?ala Marisol Delgado, ¡°pero de nada valen si no se trabaja en cambiar determinados esquemas cognitivos que impiden el acercamiento, como el miedo al rechazo, a mostrarnos tal como somos o a depender de lo que digan u opinen otras personas sobre nosotros¡±.
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