La historia cultural del ¡®piercing¡¯: ?por qu¨¦ han rodeado tanto prejuicios al pendiente rebelde?
El perforado de distintas partes del cuerpo, una pr¨¢ctica milenaria en muchas culturas, fue adoptado en occidente por los movimientos contraculturales de los sesenta y setenta. Hoy su uso se ha democratizado, la carga pol¨ªtica que pudo encerrar se ha diluido y su simbolismo ha quedado sepultado bajo su poder ornamental
La aceptaci¨®n general del piercing ha desterrado cualquier atisbo simb¨®lico que este tipo de pendiente pudiera tener en las culturas occidentales. En la actualidad, las posibilidades se multiplican y el piercing sigue ganando nuevos adeptos, aunque no en todo el mundo. Cabe recodar que en algunos lugares, como Corea del Norte, no est¨¢n permitidos al ser considerados un s¨ªmbolo del estilo de vida capitalista, igual que los pantalones pitillo. En Ir¨¢n tampoco se pueden lucir libremente, tal y como han relatado algunas de las mujeres detenidas por la llamada polic¨ªa de la moral. All¨ª, las perforaciones corporales, as¨ª como los tatuajes, pueden ocasionar pena de c¨¢rcel.
En nuestra sociedad, en cambio, el piercing es hoy en d¨ªa un accesorio m¨¢s. Un adorno sujeto a las tendencias con ¨¦xito variable seg¨²n la temporada. En los ¨²ltimos meses, ha recuperado terreno a pasos agigantados y su presencia sobre la alfombra roja, de momento anecd¨®tica, da las primeras pistas de su regreso. Tanto el nostril (como se denomina entre los profesionales a la perforaci¨®n de una de las aletas de la nariz), como el septum (la argolla que atraviesa el punto de uni¨®n de las fosas nasales) han conquistado a iconos de estilo tan poderosos e influyentes. La modelo Gigi Hadid, por ejemplo, sorprendi¨® con un falso septum en los premios CFDA de hace unas semanas. Tampoco se ha resistido la actriz Katie Holmes, rendida desde marzo al piercing de la nariz. Igualmente, la int¨¦rprete Florence Pugh lo lleva en casi todas sus apariciones p¨²blicas.
Bajo la visi¨®n occidental, el piercing puede percibirse como algo relativamente novedoso, popularizado d¨¦cadas atr¨¢s por diferentes tribus urbanas, pero lo cierto es que las perforaciones forman parte de culturas con siglos de antig¨¹edad. Se trata de una t¨¦cnica milenaria que en algunos casos funciona como s¨ªmbolo de estatus (as¨ª suced¨ªa en el Antiguo Egipto), y en otros como rito de iniciaci¨®n a la vida adulta, por ejemplo entre los esquimales que pueblan las regiones ¨¢rticas de Am¨¦rica del Norte desde hace varios milenios. En ?frica, la perforaci¨®n de distintas partes del cuerpo, as¨ª como la dilataci¨®n con grandes adornos, es igualmente una pr¨¢ctica tradicional, extendida entre hombres y mujeres, tambi¨¦n como s¨ªmbolo hacia una nueva etapa vital o como simple elemento de belleza. Igual que en pa¨ªses de Occidente se perforan los l¨®bulos de las ni?as al nacer, en regiones de la India es habitual el piercing en la nariz tambi¨¦n entre las m¨¢s peque?as. Como ornamento, forma parte del ajuar de las novias indias una versi¨®n del piercing en la nariz que se conecta con el cabello a trav¨¦s de una cadena (as¨ª lo luci¨® la actriz india Priyanka Chopra en su boda con Nick Jonas en 2018).
En Occidente, el piercing naci¨® como un s¨ªmbolo de irreverencia y rebeld¨ªa, adoptado por los hippies en los sesenta, el movimiento punk de los setenta y m¨¢s tarde la cultura raver de finales de milenio. El primer estudio de piercing data del a?o 1978, estaba ubicado en West Hollywood (California) y regentado por Jim Ward, para algunos el padre del piercing moderno. A lo largo de los a?os, la carga pol¨ªtica que ha podido encerrar la perforaci¨®n ha ido diluy¨¦ndose y en la actualidad su simbolismo ha quedado sepultado bajo su poder ornamental. Gracias a su buena acogida, ya no es imprescindible acudir a un estudio espec¨ªfico. Cada vez m¨¢s, las firmas de joyer¨ªa explotan este nicho de mercado y ofrecen piercings de alta calidad que, en algunos casos, se pueden realizar en las propias tiendas por piercers?profesionales.
La moda y la m¨²sica contra los prejuicios del ¡®piercing¡¯
En su camino hacia la democratizaci¨®n, el piercing ha sorteado estigmas y prejuicios. As¨ª lo reconoce David Aznar, piercer de Aristocrazy, la primera firma de joyer¨ªa que introdujo en Espa?a este servicio, disponible en algunas de sus tiendas desde 2018: ¡°Sin duda, no tiene nada que ver respecto al a?o 2009, cuando comenc¨¦ en el body piercing¡±, y a?ade que la perforaci¨®n ¡°es una pr¨¢ctica milenaria que gracias a los pioneros del piercing moderno se ha desarrollado hasta lo que es hoy. Ya no es algo minoritario o incluso marginal, sino que es una manera de expresi¨®n, muy personal en muchos casos y que completa a la persona que los lleva¡±.
A comienzos de los noventa, tops como Christy Turlington o Naomi Campbell se dejaron ver sobre la pasarela con discretos pendientes en el ombligo. El emblem¨¢tico septum de Stella Tennant se convirti¨® en inspiraci¨®n para las outsiders amantes de la moda, y poco a poco las perforaciones dejaron de ser una pr¨¢ctica anecd¨®tica y limitada a algunos sectores para empezar a atraer a un p¨²blico m¨¢s general.
Los referentes pop del cambio de milenio tuvieron mucho que ver en la normalizaci¨®n del piercing. Las estrellas de la m¨²sica, m¨¢s libres de jugar con su aspecto que quienes deb¨ªan adaptar su imagen a las exigencias del guion, contribuyeron al ¨¦xito sin precedentes de este tipo de pendientes. Con Britney Spears como estrella planetaria, el?piercing?en el ombligo se convirti¨® en una obsesi¨®n entre buena parte de las adolescentes que quer¨ªan imitarla. El resto suspiraba por tener un pendiente en la nariz como el de Christina Aguilera en la era de Dirrty. O uno en la lengua, la opci¨®n preferida de Mel B, que, en las sesiones de fotos con las Spice Girls, siempre procuraba ense?arlo.
La cacareada est¨¦tica Y2K que triunfa hoy en d¨ªa?no solo se defin¨ªa con pantalones de tiro bajo y vestidos con aberturas. Iconos de masas como Paris Hilton o Lindsay Lohan hicieron del piercing un elemento m¨¢s del vestuario. Fergie, con su ceja agujereada durante la ¨¦poca dorada de Black Eyed Peas, anim¨® a mirar m¨¢s all¨¢ del piercing ombliguero y durante los primeros a?os de este siglo, casi cualquier lugar del cuerpo fue apto para perforarse. ¡°Yo sucumb¨ª a la fiebre del piercing en mi ¨¦poca adolescente. Ser¨ªa 2009 cuando convenc¨ª a una amiga para que me acompa?ara a hacerme un pendiente en el frenillo de la lengua. No fue buena idea. La bola se me ca¨ªa constantemente y termin¨® por infectarse. Aguant¨¦ un tiempo con el piercing, pero la zona estaba cada vez m¨¢s hinchada. Al final mi sentido com¨²n me hizo recapacitar y quit¨¢rmelo para siempre¡±, explica Blanca, de 31 a?os, sobre un piercing frustrado.
El piercing tambi¨¦n alcanz¨® al p¨²blico masculino en esa ¨¦poca de finales de los noventa y comienzos de los a?os 2000. Ellos lo llevaban inspirados por la influencia pop punk de grupos como Blink 182?y, en concreto, de su bater¨ªa Travis Baker (nuevo miembro Kardashian). Otro referente masculino lo encontramos en el sempiterno pendiente en la nariz de Lenny Kravitz (por cierto, durante la relaci¨®n del cantante con Lisa Bonet, ambos lo luc¨ªan a juego). De forma lenta, pero constante, el piercing ha reivindicado su espacio y desde hace una d¨¦cada se percibe como una moda sujeta a distintos picos de popularidad. La peque?a pantalla ha dejado constancia de su uso recurrente a lo largo de los ¨²ltimos a?os: de los adolescentes de F¨ªsica o Qu¨ªmica a los de ?lite o Sex Education, el piercing triunfa como tendencia c¨ªclica.
?Vuelve el ¡®piercing¡¯ o nunca se ha ido?
Despu¨¦s de un tiempo algo olvidado, la moda se afana en recuperar el piercing en todas sus versiones. A las opciones vistas en la alfombra roja, se suman las nuevas referencias de la pasarela en esta temporada de oto?o/invierno. En Louis Vuitton, el septum en clave XL contrastaba en los estilismos de camisa y corbata. La versi¨®n m¨¢s punk y transgresora lleg¨® con Givenchy y sus piercings al estilo Rooney Mara en la adaptaci¨®n cinematogr¨¢fica de Los hombres que no amaban a las mujeres. En el desfile de la firma, las cejas decoloradas de las modelos (otra tendencia que reclama su sitio) subrayaron el poder del doble piercing, que tops como Bella Hadid llevaban en la frente. Por su parte, Balmain o Koch¨¦ apostaron por decorar el labio inferior con dise?os de diferente tama?o.
Los ejemplos son numerosos, pero no es ni mucho menos la primera vez que el piercing se convierte en protagonista. Jean Paul Gaultier hizo un gui?o a la cultura del piercing en su colecci¨®n de primavera 1994, Les Tatouages. Entre la amalgama de referencias tribales, destacaron las falsas perforaciones que llevaban las modelos, entre ellas Rossy de Palma. En julio, Olivier Rousteing present¨® la colecci¨®n Alta Costura de Jean Paul Gaultier?y reimagin¨® aquella colecci¨®n noventera. En la primera fila del desfile, Kim Kardashian y su hija North West lucieron looks coordinados con piercing en la nariz incluidos.
Los ¡®piercings¡¯ m¨¢s buscados del momento
Aunque su presencia en la pasarela y la alfombra roja confirma el regreso del pendiente en la nariz, los dise?os para la oreja siguen siendo los m¨¢s buscados del momento. La piercer Andrea Shaka (@shakatheneedle en redes sociales) corrobora su ¨¦xito: ¡°Ahora mismo, lo m¨¢s demandado son los piercings en las orejas, hacer dise?os adaptados a la anatom¨ªa de cada oreja es lo que m¨¢s est¨¢ de moda, sobre todo en mujeres, pero tambi¨¦n hombres¡±. A lo largo de su jornada, atiende cinco citas diarias de media, donde adem¨¢s de hacer piercings (en un d¨ªa ha llegado a perforar m¨¢s de 20 veces), supervisa el proceso de curaci¨®n: ¡°A m¨ª me gusta que mis clientes cuenten conmigo en todo el proceso, por eso siempre les digo que no tienen un piercing nuevo hasta que no ha cicatrizado¡±. M¨¢s all¨¢ del l¨®bulo y el cart¨ªlago superior de la oreja, esta zona del cuerpo ofrece posibilidades casi ilimitadas a la hora de adornarse.
La nomenclatura es muy amplia y diferencia, entre otros, el conch piercing (en la zona del cart¨ªlago llamada concha, en el centro de la zona exterior), helix (parte superior de la oreja, sobre el cart¨ªlago), flat (perforaci¨®n en el pliegue superior de la oreja), tragus (cart¨ªlago interior) o daith, ubicado en el cart¨ªlago central y popularizado recientemente por su posible efecto contra las migra?as, aunque no hay evidencia cient¨ªfica al respecto. Firmas como Mar¨ªa Tash, Persee o la espa?ola Gold&Roses triunfan con sus piercings de lujo para la oreja, acercando sus propuestas a otro tipo de p¨²blico.
Entre las novedades m¨¢s llamativas en materia de perforaciones destacan los microdermales, una tendencia que surgi¨® alrededor de 2004 y que Aristocrazy acaba de incorporar como una de sus grandes novedades. ¡°El microdermal es una perforaci¨®n vanguardista en el mundo de la joyer¨ªa. Estos son modificaciones corporales en las que se insertan piezas de joyer¨ªa en la piel. Est¨¢n compuestos por el motivo principal de oro de 18 quilates con un sencillo dise?o de un tornillo, un smiley face. Todos ellos llevan una base de titanio, el ¨²nico metal que permite nuestro cuerpo sin provocar un rechazo¡±, explican desde la marca. Las sienes o la parte externa de la mu?eca son algunas de las zonas donde se puede colocar este adorno. En definitiva, las opciones son casi ilimitadas.
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