Maquillaje de g¨¦nero: sombra aqu¨ª, sombra all¨¢
Estas im¨¢genes, construidas con la ayuda de maquilladores del teatro, del cine, del cabar¨¦ y de novia, nos sirven para analizar las t¨¦cnicas caracter¨ªsticas de cada medio y para tomarle el pulso al gremio.
No son los que m¨¢s ganan, ni los m¨¢s aplaudidos. Echan de menos el reconocimiento, m¨¢s medios y un convenio que regule su profesi¨®n. ?En EE UU, los maquilladores tienen un sindicato [Local 706]?, recuerda Sylvie Imbert, premiada con un Goya por el maquillaje de Blancanieves. Esta asociaci¨®n celebr¨® el pasado enero su 75 aniversario. La efem¨¦ride sirvi¨® para medir el pulso al sector. Como en Europa, se quejan del paro, la inestabilidad y la bajada de los sueldos. Pero no todo son sinsabores. Los maquilladores compensan los recortes con creatividad y grandes dosis de imaginaci¨®n. Adem¨¢s, su arte vive una edad de oro. Los materiales y las t¨¦cnicas han evolucionado ¨Clas bases son m¨¢s ligeras; los pigmentos, transl¨²cidos; los l¨¢pices, waterproof¨C y las plataformas se han multiplicado: las televisiones experimentan con nuevos formatos; las revistas, con las nuevas tecnolog¨ªas (Internet, el iPad¡) y el teatro y el cabar¨¦ cuelgan el cartel de No hay entradas. Otra buena noticia: ?En Espa?a se han multiplicado los puntos de venta y el acceso a las mejores marcas. ?Ahora encuentras de todo: MAC, Make Up Forever, Nars¡?, afirma el maquillador Agostino Faggiano.
01. En el cine reina el claroscuro
?La gente entiende el glamour, verte colgada del brazo de un famoso, el Goya. Pero no comprende el d¨ªa a d¨ªa, los tiempos, el esfuerzo¡?. El trabajo de Sylvie Imbert luce mucho; se nota en los gestos, las expresiones y en la interpretaci¨®n. Pero es una labor en la sombra. El p¨²blico la olvida tras ver la pel¨ªcula. Ni siquiera la comenta. Esta francesa, afincada en Madrid desde finales de los 80, es maquilladora de cine. Una de las mejores. Y una de las premiadas. El pasado febrero se llevo un Goya por Blancanieves. ?Es extra?o, llega a destiempo: terminamos de rodar hace dos a?os y ahora se nos reconoce. Pero me siento orgullos¨ªsima. Ha sido el reto y la mejor creaci¨®n de mi vida?. Acumula m¨¢s de 20 a?os en el sector y un pu?ado de logros. Aqu¨ª van varios: El artista y la modelo, La piel que habito, Los girasoles ciegos, Abre los ojos¡
Esta ma?ana ha tra¨ªdo sus armas secretas: la m¨¢scara Iconic y el fondo Nude de Dior, los polvos amarillos de L¡¯Eclerc, las sombras marrones de Bobbi Brown y el Eye Kohl de MAC. En menos de una hora ha transformado a la int¨¦rprete Juana Acosta en Estella, la protagonista de Grandes esperanzas (el estreno de su versi¨®n cinematogr¨¢fica est¨¢ previsto para el mi¨¦rcoles). ?Lo m¨ªo es el cine de ¨¦poca. Pero es dif¨ªcil. Requiere documentarse a fondo. Pablo Berger [director de Blancanieves] nos prepar¨® un disco duro con m¨¢s de 90 cintas mudas. Y vi muchas corridas de la ¨¦poca, aunque no me gusten los toros [la protagonista acaba siendo matadora]?. La calle tambi¨¦n le inspira. ?Est¨¢ llena de matices. Basta con sentarse en una terraza y dibujar lo que ves. Hay que guardar esos bocetos y usarlos m¨¢s tarde?.
?Los secretos de su t¨¦cnica? ?Trabajar los claroscuros, son la base de todo. Si con la cara lavada te pones frente a un espejo, apagas la luz y colocas una vela al nivel del ment¨®n, surgen las sombras que hay que potenciar?. El contraste es esencial, sobre todo en Blancanieves para la que tambi¨¦n tuvo que fabricar looks a medida. ?Estuvimos tres horas pegando los pelos del hombre lobo?, recuerda. El filme de Pablo Berger es una excepci¨®n: Imbert cont¨® con un equipo de 28 peluqueros y maquilladores y con un mes para prepararse. ?Un lujo en Espa?a?, asegura. Y a?ade: ?Existe la falsa creencia de que en el cine se vive a cuerpo de rey y no es as¨ª. La crisis ha empeorado las cosas. No me gusta hablar de sueldos¡ pero s¨ª dir¨¦ que la tarifa se negocia por semanas. Antes se sol¨ªa trabajar ocho semanas por cada proyecto. La financiaci¨®n ha menguado, as¨ª que ahora se rueda en seis¡ Si haces un filme al a?o, eres mileurista?, sentencia.
Imbert es traductora e int¨¦rprete de formaci¨®n. ?Empec¨¦ traduciendo en una pel¨ªcula de la Warner y termin¨¦ maquillando?. ?Y por qu¨¦ se qued¨® en Espa?a en vez de volver a Francia, donde existen subvenciones del 25% por pel¨ªcula? ?Aqu¨ª hay excelentes t¨¦cnicos y creadores. Los franceses, ingleses y estadounidenses alucinan con su maestr¨ªa cuando vienen de visita. Un ejemplo es Paco Delgado; ha logrado una nominaci¨®n a los Oscar a mejor vestuario sin ir de la mano de Almod¨®var o Amen¨¢bar?.
La modelo, que ha sido maquillada por Agostino Faggiano, luce un vestido de tul con aplicaciones de DelPozo.
Santiago Esteban
02. Minimalismo nupcial, s¨ª quiero
El a?o pasado se celebraron 161.724 bodas en Espa?a, seg¨²n el Instituto Nacional de Estad¨ªstica. Las tradiciones est¨¢n cambiando, los enlaces civiles han desbancado a los religiosos (hoy son m¨¢s de la mitad; 95.993). Pero el banquete, la ceremonia, los invitados y el vestido se mantienen. Los espa?oles siguen cas¨¢ndose a lo grande y desembolsando una millonada: 16.500 euros por matrimonio, seg¨²n un estudio de la Federaci¨®n de Usuarios y Consumidores Independientes.
Un denominador com¨²n a todos los enlaces: la novia quiere estar perfecta. ?La clave es la naturalidad. Abusar de los productos es un error porque se corre el riesgo de restar protagonismo a la personalidad de la mujer?, razona Agostino Faggiano, un maquillador especializado en moda y con una larga trayectoria en el sector.
Una prohibici¨®n: las bases espesas. ?Prefiero no pasarme con el fondo para taponar completamente un granito?. ?Las reglas b¨¢sicas de un estilismo nupcial? Un primer, un corrector de ojeras y una m¨¢scara de pesta?as transparente. Un truco para irradiar el cutis consiste en mezclar unas gotas de iluminador con la base. En los ojos, funcionan los pigmentos marrones, los terracota y los crema. Para agrandarlos, lo suyo es sustituir el cl¨¢sico l¨¢piz negro por uno blanco.
?Es m¨¢s f¨¢cil trabajar con una modelo, pero quiz¨¢ sea m¨¢s interesante hacerlo con un famoso?, opina Faggiano. Este experto, nacido en Calabria hace 48 a?os, se instal¨® en Madrid en 1991. ?Coincidi¨® con un momento dulce: empezaron a abrirse nuevas revistas y canales. He coqueteado con el cine y la televisi¨®n. Experimentar permite mejorar. Pero prefiero la moda: es donde m¨¢s libertad tenemos. En el cine o en el teatro, dependemos de un guion, una ¨¦poca, de la psicolog¨ªa de los personajes¡?. Sus referentes son t¨®tems de los pinceles: Pat McGrath y Fran?ois Nars. ?Antes maquillaba en muchos desfiles; sobre todo, en Mil¨¢n y Par¨ªs¡ Pero en Espa?a no me apetece. Un equipo de maquillaje no deber¨ªa hacer 10 pasarelas diarias. No es sano f¨ªsica ni mentalmente. Prefiero limitarme a cuatro antes de que me exploten en 40 a la semana, como sucede aqu¨ª?. Faggiano se considera afortunado. Sirva de ejemplo su primer trabajo: ?Me toc¨® una top y me sali¨® fatal. Estaba muy agobiado¡ Ella se dio cuenta, me tranquiliz¨® y ayud¨®?. Y hoy ¨¦l es uno de los mejores.
La actriz viste una blusa con mangas en tul y con un lazo en el cuello de Red Valentino. El maquillaje lo ha realizado S¨°nia Bosch.
Santiago Esteban
03. Los ojos hablan en el teatro
La mayor¨ªa no disfruta de una n¨®mina, ni de seguridad social, ni de estabilidad laboral; buena parte del gremio se dedica a engarzar proyectos y a hacer malabares para subsistir. ?Los teatros p¨²blicos s¨ª suelen hacer contratos, pero los privados no. Por eso, muchos somos aut¨®nomos?, explica S¨°nia Bosch, jefa de Maquillaje del Teatro Mar¨ªa Guerrero (Madrid). Sin embargo, el g¨¦nero no est¨¢ en crisis: nunca tanto p¨²blico ha acudido al teatro. Las butacas se llenan por la experiencia del directo. Internet no hace sombra al escenario.
Hay problemas. Buena parte de las salas dependen de organismos p¨²blicos que tardan casi un a?o en pagar a actores, t¨¦cnicos y maquilladores. La Federaci¨®n Estatal de Asociaciones de Empresas de Teatro y Danza (Faeteda) se queja, adem¨¢s, de que el dinero de la taquilla se dedica a saldar deudas municipales. Tercer contratiempo: el reciente tijeretazo del 30% a la cultura. El madrile?o Teatro Real ha pasado de una subvenci¨®n de 13.150.350 euros (en 2012) a 8.983.294 (en 2013), por ejemplo. ?El producto se ha abaratado y el personal se ha recortado?, insiste Bosch. El resultado: se tiende a prescindir del maquillador. Los contratados como Bosch cobran entre 1.300 y 2.000 euros al mes. El resto se dedica a explotar la versatilidad de la profesi¨®n maquillando a novias y a celebridades.
Bosh, de Girona y de 40 a?os, prob¨® en la moda; pero lo suyo es el teatro. ?El directo engancha. El p¨²blico no sabe lo que sucede entre bambalinas. Los maquilladores y peluqueros vestimos de negro, para que no se nos vea?. Lo normal es que dispongan de segundos para retocar o caracterizar. ?En Kafka enamorado [hasta el 28 de abril] contamos con menos de 10 segundos para cambiar un bigote?. Le gustan los retos: ?El maquillaje de Fele Mart¨ªnez en Flor de oto?o era adrenalina pura: lo transform¨¢bamos de hombre a mujer en un suspiro?. Un dato a tener en cuenta: no da tiempo a desmaquillar y trabajar un nuevo look de cero; se elabora sobre el anterior.
Otra singularidad: no hay c¨¢maras y el p¨²blico se sit¨²a de tres a diez metros. ?C¨®mo se las apa?an para que el espectador reconozca a los actores? La clave es el l¨¢piz. Sirve para perfilar rasgos, agrandar cejas, marcar p¨®mulos, oscurecer las sombras y dibujar las bananas de los ojos: los delineadores dramatizan el rostro. El iluminador ¨Cclave en otros estilismos¨C queda desterrado. ?El actor se mueve, viste ropa de invierno en verano y se sit¨²a bajo los focos. Suda mucho. Cuanto m¨¢s brillos le pongamos, peor. Por eso empleamos polvos matificadores. Las t¨¦cnicas teatrales no son las mismas que las editoriales. Bosch conoce el medio fotogr¨¢fico. Trabaj¨® en una agencia de modelos.
Cuando maquilla a Miren Ibarguren, la actriz de A¨ªda y de Lifting (Teatro Santa Isabel, Madrid), se adapta: ?Para una obra, no se embellece al personaje, se caracteriza. Se pueden crear protagonistas imperfectos, feos, imaginarios¡ Nuestro aliado es el t¨¦cnico de luces. Colaboramos mano a mano. Los focos son cenitales y los filtros de colores pueden arruinar o mejorar un maquillaje?. Es como un engranaje, como un gran caleidoscopio. ?Peluquer¨ªa, vestuario, direcci¨®n¡ Todos colaboran para construir un papel?. Le sobran an¨¦cdotas. ?Quiz¨¢ la m¨¢s llamativa sucedi¨® durante la representaci¨®n de Roberto Zucco. Un actor se hizo da?o y vino el Samur. No era nada grave, pero su sangre se confund¨ªa con la artificial?.
La actriz, dj, cantante y modelo lleva un vestido de Oscar de la Renta. El maquillaje es la versi¨®n moderna, seg¨²n Natalia Belda, del look de Liza Minnelli en Cabaret.
Santiago Esteban
04. Renacimiento de las variet¨¦s
Experimenta un renacer. El cabar¨¦ triunfa en Espa?a. En la capital, por ejemplo, coexisten una decena de espect¨¢culos de este tipo. En Barcelona y Valencia se celebran varios m¨¢s. Su ¨¦xito se debe a varias razones. La primera es social, el p¨²blico lo necesita como catarsis. Este g¨¦nero retrata la situaci¨®n actual con sarcasmo.
La segunda es econ¨®mica. Las compa?¨ªas no son caras, sus n¨²meros son baratos y las salas donde se celebran son de bajo coste. Cabar¨¦ de caricia y puntapi¨¦, en el Teatro Alfil; Showtime Burlesque, en el Arenal; La mirilla, en El Garaje Lumi¨¨re: estas obras invitan a re¨ªrse de los problemas y comparten el gusto por el do-it-yourself. El sector busca nuevas f¨®rmulas: hay clases burlesque para aprender acrobacias y striptease (Los placeres de Lola, la tienda de juguetes sexuales, imparte estos talleres).
The Hole se celebra por segundo a?o consecutivo en el Teatro Calder¨®n Ha?gen-Dazs de la capital. Este espect¨¢culo, donde act¨²a Vinila von Bismark, es una producci¨®n de gran formato, con muchos m¨¢s actores y numeritos que la media. ?Tuvimos un maquillador, pero dur¨® un mes. La crisis obliga y ahora me maquillo yo. De todos modos, casi siempre me arreglo y me peino sola?, admite la actriz y cantante granadina. Le encanta aprender de los expertos. ?Me gusta que me pinten?. ?Sus t¨¦cnicas burlesque favoritas? ?Perfilar con iluminadores, rasgar el p¨®mulo con colorete, trazar un eyeliner generoso pero respetuoso con la forma del ojo y trabajar las cejas?, detalla la modelo de 27 a?os.
Durante la sesi¨®n con S?Moda, Vinila suma otras t¨¦cnicas a su registro: ?Su rostro es perfecto, se le puede hacer de todo?, explica Natalia Belda, maquilladora profesional, de 32 a?os. Y a?ade: ?Vengo a las sesiones con los deberes hechos; veo fotos de la famosa o la maniqu¨ª con la que voy a trabajar y analizo qu¨¦ le sienta bien. Me gusta jugar, pero un personaje no es una modelo. Con una actriz se debe dialogar?, Vinila no le para los pies. El resultado es una versi¨®n moderna del look de Liza Minnelli en Cabaret. Sus c¨®digos: ?Sombra verde, eyeliner recto, cejas marcadas, pesta?as postizas, labios granates y brillantes, y una piel, jugosa. Belda lo tiene claro.
La clave de todo maquillaje es el cutis. ?Mi reto es el primer¨ªsimo primer plano; perfeccionar hasta el m¨ªnimo detalle. Me gusta dejar un lienzo transl¨²cido?. ?Y qu¨¦ le llama la atenci¨®n del estilo burlesque? ?Es divertido: est¨¢ lleno de posibilidades?. Y tanto. En EE?UU, donde las grandes estrellas de este g¨¦nero ¨CJudy Collins, John Pizzarelli, Barbara Cook¡¨C ganan hasta 60.000 d¨®lares a la semana, son los j¨®venes los que est¨¢n renovando el espect¨¢culo. Como en Espa?a, en ese pa¨ªs han cerrado salas importantes, pero han abierto otras m¨¢s underground que alimentan nuevos formatos, como el cabar¨¦ gay.
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