5 reglas para convivir en vacaciones con gente que no soportas
O c¨®mo apa?¨¢rselas para que todo nos resbale, como el agua.
Hay una felicidad contenida en ese ¨²ltimo d¨ªa de trabajo antes de marcharnos de vacaciones, cuando la energ¨ªa ya se han anticipado a esos d¨ªas de descanso; pero la mente, obediente, cumple con sus deberes hasta el ¨²ltimo momento. Hay una alegr¨ªa no disimulable cuando nos despedimos de los colegas y el ¨¢nimo se recrea un esa perspectiva de los d¨ªas libres, caprichosos y hedonistas.
Pero este para¨ªso de endorfinas puede verse contaminado con la idea de tener que pasar un tiempo con personas que nos caen gordas; volver a ver a la familia pol¨ªtica, porque este a?o no hay dinero para viajes y hay que irse al pueblo de los padres, o convivir con la pareja y los hijos. En ocasiones, confortables a tiempo parcial pero que soportan peor las exposiciones m¨¢s prolongadas. Los psic¨®logos ya han bautizado este s¨ªndrome como el estr¨¦s vacacional que, adem¨¢s de entra?ar el alterne con gente con la que no simpatizamos, lleva impl¨ªcita la presi¨®n de pas¨¢rselo bien, de exprimir los d¨ªas hasta sacarles todo el jugo, de hacer todo lo que no hemos hecho a lo largo del a?o y de reincorporarse al trabajo tan relajados y complacidos como beb¨¦s.
No hay ¨¦xito sin una buena planificaci¨®n
Seg¨²n Marisol Delgado, psic¨®loga con consulta en Avil¨¦s y especialista en psicoterapia por la European Federation of Psychologists Associations (EFPA), una de las primeras cosas imprescindibles para que las vacaciones sean ese periodo l¨²dico y reparador, ¡°es una buena toma de decisiones a la hora de planificarlas. Quiz¨¢s en el mundo laboral o en otros ¨¢mbitos no tengamos tanta libertad o margen de actuaci¨®n, pero en nuestro tiempo libre deber¨ªamos mandar nosotros. Esto se traduce en que podemos decir no, sin mayores consecuencias, a planes que no nos apetecen, elegir o llegar a acuerdos sobre el destino y evitar o limitar el tiempo de interacci¨®n con personas que no son de nuestro agrado. Cada vez m¨¢s integrantes de parejas se toman una semana de vacaciones para estar solos, con sus respectivas familias o para irse con sus amigos de toda la vida. Hay tambi¨¦n que planear un poco el esp¨ªritu de las vacaciones. ?qu¨¦ se va a hacer?, ?qu¨¦ esperamos de ellas?, ?cu¨¢l es nuestra idea del descanso o la diversi¨®n? Lo ideal es que las personas que vayan juntas compartan los mismos gustos, pero como esto no siempre es posible habr¨¢ que pactar. Uno puede irse a la playa y el otro a ver museos o pasear por la ciudad y luego se ven juntos al final del d¨ªa, para cenar¡±.
Pilar, 37 a?os, (Madrid) sol¨ªa pasar cada verano una semana con sus amigas del instituto. Era un ritual que compart¨ªan desde hace tiempo. El a?o pasado acudi¨® a estas vacaciones con un novio reci¨¦n estrenado, con el que sal¨ªa desde hac¨ªa solo dos meses. A sus amigas no les gust¨® la idea y se sintieron ¡®traicionadas¡¯, porque el esp¨ªritu de aquel encuentro era una reuni¨®n de chicas y un desconocido romp¨ªa toda la magia. El gallo en medio de tantas gallinas tampoco se sinti¨® muy a gusto, ya que ¨¦l era el elemento discordante. Pilar acab¨® rompiendo con su pareja e intentando recuperar la confianza perdida entre sus ex compa?eras de clase. Un caso de mala planificaci¨®n, de proyecto abocado al fracaso mucho antes de empezar.
Marca distancias
¡°No conviene mezclar personas de ¨¢mbitos distintos de nuestra vida en el mismo espacio¡±, apunta Delgado, ¡°porque puede salir mal y porque pueden tener intereses opuestos y posicionarnos a nosotros en medio, sin saber muy bien a qui¨¦n debemos satisfacer. Familia-amigos, trabajo-amigos son combinaciones peligrosas. Por otro lado, irse de vacaciones con alguien del ¨¢mbito laboral, como un jefe o un socio, puede ser arriesgado, porque los roces que surjan durante el veraneo pueden dejar su huella y tener consecuencias en el lugar de trabajo. Tampoco es una buena idea compartir nuestro periodo de descanso anual con alguien a quien hemos conocido hace muy poco. Los viajes son la prueba de fuego, ya que entra?an una convivencia de 24 horas. Yo tengo grandes amigas con las que jam¨¢s ir¨ªa a ning¨²n sitio. Si la relaci¨®n de amistad o sentimental, acaba de empezar y todav¨ªa no conocemos bien a la otra persona, mejor probar primero con un fin de semana o un puente, pero no apostar quince d¨ªas o un mes con alguien que no sabemos como se comporta, ya que podr¨ªa amargarnos las vacaciones¡±.
?Analiza por qu¨¦ te irrita
En principio, vivir con alguien quince d¨ªas no deber¨ªa ser una tarea tan dif¨ªcil, especialmente en un ambiente tan relajado y placentero como, se supone que son, las vacaciones. Tan solo ser¨ªa necesario un poco de buena educaci¨®n y el establecimiento de unas normas b¨¢sicas de convivencia. Sin embargo, la realidad es a menudo muy distinta, las chispas saltan a la m¨ªnima y el aguante sin limites que exhibimos en el ¨¢mbito laboral parece haberse convertido, junto al apacible mar o la monta?a, en sensibilidad extrema.
La madre de un ex novio m¨ªo viv¨ªa en Madrid con su marido, con el que viajaba a Galicia cada verano. All¨ª pasaban una semana en casa de la familia de ¨¦l. Siete d¨ªas que ella exprim¨ªa al m¨¢ximo y que eran la causa de todos sus males para el resto del a?o. Obviamente, no tragaba a su suegra y, por lo que parece, ten¨ªa sobradas razones; pero ?realmente ten¨ªa la se?ora un radio de acci¨®n de tantos kil¨®metros que llegaba hasta la capital y sus consecuencias duraban 365 d¨ªas?
Nadie tiene tanto poder sobre otros, a menos que queramos d¨¢rselo; levantarle un altar, rezarle cada d¨ªa y tener as¨ª alguien a quien culpar de todos nuestros fracasos. La escritora y bloguera neozelandesa, Karyn Van Der Zwet, est¨¢ desde hace a?os fascinada por entender los mecanismos del comportamiento humano e investiga y estudia en campos como la psicolog¨ªa, antropolog¨ªa o neurolog¨ªa. Uno de sus libros, Why people drive you crazy? (?Por qu¨¦ algunas personas nos sacan de nuestras casillas?), trata de explicar este fen¨®meno. A veces incontrolable y meramente qu¨ªmico. Seg¨²n esta autora, los encontronazos con otras personas se deben a los diferentes temperamentos -que ella clasifica como b¨²ho, liebre, mariposa y tortuga-, ya que unos combinan mejor que otros, lo que da lugar a incontrolables reacciones biol¨®gicas.
A menudo, las actuaciones de los dem¨¢s reflejan nuestro propio ¨¢nimo o situaci¨®n interior, que no queremos ver en nosotros pero que censuramos en los dem¨¢s. Casi siempre, el odio sin motivo hacia el otro encierra una lecci¨®n que debemos aprender sobre nosotros mismos. La pregunta del mill¨®n no es por qu¨¦ esta persona es tan irritante, sino por qu¨¦ lo que hace nos disgusta tanto a nosotros.
Usa los ¡®mensajes yo¡¯
Cuando estamos en terreno ¡®enemigo¡¯ o debemos compartir casa, yate, o tienda de campa?a con alguien que destapa nuestro peor yo, hay estrategias para sobrevivir y evitar el conflicto. ¡°Limitar el tiempo de exposici¨®n, respetar los espacios diferenciados ¨Cincluso dentro de la pareja¨C, intentar fijar unas reglas ¨Cpor ejemplo, sobre la limpieza de la casa o el uso de servicios-, son cosas b¨¢sicas¡±, apunta Delgado. ¡°Hay que ser tolerante y amable pero tampoco ceder en todo porque sino nos convertiremos en v¨ªctimas que un d¨ªa saltaremos llenas de rencor. Algo que yo siempre aconsejo es usar los ¡°mensajes yo¡±, que no implican reproches sino respeto hacia uno mismo; pero hay que combinarlos con espacios compartidos. Por ejemplo, ¡®he pensado que esta ma?ana prefiero quedarme a leer o ir solo a dar un paseo. Ya nos veremos luego en la comida¡±.
Otro aspecto que a?ade presi¨®n al id¨ªlico periodo de descanso es el hecho de que, a menudo, esperamos demasiado de ¨¦l. Creamos grandes expectativas que casi nunca se cumplen y nos sentimos frustrados. Esperamos que nada nos duela y muchas veces el cuerpo utiliza el periodo de descanso para quejarse y decirnos lo que est¨¢ mal; ya que durante el resto del a?o trata de mantenerse al cien por cien y dar la talla. Algo muy com¨²n en trabajadores estresados es que se enfermen en vacaciones, lo que se traduce en la guinda al pastel del descontento. Mientras las parejas que nunca tienen relaciones esperan que el agua de mar y los ba?os de sol los conviertan en sex machines. Milagros a Lourdes, no en Torrevieja (Alicante).
Los amigos de filosofar -entre los que, no se si afortunada o desafortunadamente, me encuentro- aprovechar¨¢n los d¨ªas libres para rehacer sus vidas emocionales, sincerarse con la pareja e hijos, hacer planes de futuro, dise?ar otras vidas, abrirse en canal y desnudarse emocionalmente frente a otros. Actividad que puede entra?ar un sinf¨ªn de peligros. Seg¨²n Delgado, ¡°esto puede ser bueno o malo. Depende de c¨®mo lo hagamos. Si se trata de empezar a rumiar poniendo el foco de atenci¨®n en lo que no funciona, no va a tener un buen fin. Si se hace desde un punto de vista constructivo puede ser interesante, aunque hay que dosificarlo y no convertir las vacaciones en una sesi¨®n de terapia¡±.
S¨¦ Suiza y busca un mediador en las peleas
Antes de desenterrar el hacha de guerra, hay que asegurarse de que la lucha merece la pena. ?Es razonable tirar por la borda nuestras vacaciones y bienestar porque los que comparten chalet se niegan a fregar los platos y a saca la basura, a pesar de nuestra insistencia? ?No es mejor abrazar por una semana la suciedad o encargarse de la gesti¨®n de residuos antes que montar el pollo?
Si a¨²n as¨ª, la guerra ha empezado, Marisol Delgado aconseja no tomarse las cosas personalmente y usar mediadores en caso de que la comunicaci¨®n sea ya imposible. No tomar partido por ninguno de los contendientes y, si se pasa muy mal, abortar las vacaciones. Viajar solo es uno de los grandes placeres de la vida. Se conoce m¨¢s gente, se fija uno m¨¢s en los peque?os detalles y las lecturas son siempre la mejor compa?¨ªa.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.