Adictos al #blessed, ?plastas pero felices?
Tras el omnipresente hashtag #feelingblessed hay un movimiento de autoayuda que cree haber encontrado el secreto de la felicidad
Se puede acusar a las redes sociales de muchas cosas, pero no se puede decir que nos hayan hecho cerrados de mente. Si hace tan s¨®lo un par de a?os escuch¨¢bamos a alguien decir que se sent¨ªa bendecido, deduc¨ªamos que hab¨ªa encontrado la fe o que hab¨ªa sido captado por una secta religiosa. Hoy en cambio, leemos cada dos por tres el dichoso #feelingblessed y nos resulta lo m¨¢s natural del mundo.
Para aquellos que no se dediquen a perder el tiempo en Instagram, la expresi¨®n se utiliza para expresar gratitud por lo que se tiene. Un eufemismo para el ¡®mirad qu¨¦ bien me va¡¯ de toda la vida. A primera vista podr¨ªa parecer patrimonio de modelos espirituales como Giselle B¨¹ndchen (una de las que se siente m¨¢s bendecidas, ahora diversifica con #gratitude), pero ha perdido sus connotaciones new age o religiosas para convertirse en un recurso la mar de ¨²til para mostrar tus logros vitales sin perder la humildad. Los Kardashian, Lewis Hamilton, una bloguera con aspiraciones o alguien que se relame con la quinoa org¨¢nica, de repente todos hemos sido tocados por la mano divina. En el momento en el que se escribi¨® este art¨ªculo, el hashtag #blessed se ha utilizado 47,161,675 veces, #feelingblessed m¨¢s de 800.000. Vivimos una aut¨¦ntica sobredosis de bendiciones.
?Una foto publicada por Gisele B¨¹ndchen (@gisele) el
?
La muletilla es algo m¨¢s que una nueva incorporaci¨®n a la ef¨ªmera jerga digital. Tras unas pocas letras existe un amplio movimiento de autoayuda que amenaza con arrebatarle el protagonismo al mindfulness. Los adeptos afirman que es m¨¢s f¨¢cil que la meditaci¨®n y que r¨¢pidamente se aprecian los resultados. Ya existen un centenar de aplicaciones dedicadas a la gratitud y otros tantos libros sobre el tema: un ejemplo es The Grateful Diaries, en el que la periodista Janice Kaplan relata el experimento que result¨® en el mejor a?o de su vida.
La idea de que dar gracias por lo que tenemos nos hace m¨¢s felices ya se encuentra en mantras y oraciones, y recientemente se han publicado varios estudios que avalan la teor¨ªa. Este a?o la asociaci¨®n estadounidense de psic¨®logos difundi¨® una investigaci¨®n que relacionaba la buena salud cardiaca con una actitud agradecida. Seg¨²n su investigaci¨®n, aquellos que dan las gracias al mundo, duermen mejor, se cansan menos y tienen mejor humor. La Universidad californiana de Berkley va a¨²n m¨¢s lejos y ha dedicado 5.6 millones de d¨®lares (unos 5 millones de euros) para promover la pr¨¢ctica y la ciencia de la gratitud.
Carla White fund¨® la primera de las apps dedicadas a la gratitud, que consiste en llevar un diario digital de las cinco cosas que alegran el d¨ªa. La dise?adora y consultora web, cay¨® en una depresi¨®n tras la muerte repentina de su padre. Un d¨ªa se puso a escribir un diario de gratitud, y en escasos dos meses hab¨ªa dejado de sentirse tan mal. La experiencia la llev¨® a crear la aplicaci¨®n y a predicar las bondades de la pr¨¢ctica. White asegura que ese diario que comenz¨® cuando estaba deprimida es lo m¨¢s importante en toda su trayectoria vital. Seg¨²n las recomendaciones de su web Happy Tapper, nuestro cerebro tiene una tendencia a buscar lo negativo (probablemente una t¨¦cnica de supervivencia desde tiempos ancestrales), y si dedicamos a la gratitud cinco minutos diarios durante un plazo tres semanas lograremos modificar h¨¢bitos, reconectar la mente y por tanto, obtener m¨¢s bienestar. La aplicaci¨®n ofrece la opci¨®n de ahorrarles a los dem¨¢s tus buenaventuras y mantener el diario en privado. Lo de atesorar hashtags jubilosos no es para todo el mundo.
La periodista de The Telegraph, Radhika Sanghani, asumi¨® el reto 100happydays (que consiste en publicar una imagen de algo que nos hace feliz durante 100 d¨ªas) y seg¨²n cont¨® en un art¨ªculo, acab¨® sinti¨¦ndose m¨¢s infeliz que cuando lo acometi¨®. Sac¨® de sus casillas a sus amigos, se obsesion¨® con encontrar cosas que fotografiar, y aburri¨® a sus seguidores en Twitter. Sanghani se dio cuenta de que tras el experimento su presencia en las redes sociales se hab¨ªa vuelto m¨¢s egoc¨¦ntrica, poco realista y fr¨ªvola.
Eso mismo podr¨ªa decirse de toda nuestra presencia online, sea cual sea el hashtag. Podr¨ªa decirse que Instagram y Facebook se inventaron para tener la oportunidad de mostrarnos m¨¢s felices. Eso de disfrutar de la dicha en privado ya es cosa de otra ¨¦poca.
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