¡°Aunque estemos meses sin hablar nada cambia¡±: ?funcionan las amistades no presenciales?
La frase ¡°aunque estemos meses sin hablar, es vernos y es como si no hubiera pasado el tiempo¡± hace que algunos den por sentadas las relaciones con amigos y las descuiden. ?Hasta qu¨¦ punto es necesario el contacto para que no se deterioren?
Es muy probable que en alguna ocasi¨®n haya escuchado la expresi¨®n ¡°aunque estemos meses sin hablar, es vernos y es como si no hubiera pasado el tiempo?, una frase tan asentada e interiorizada que ha terminado por calar en la forma en la que en ocasiones, nos enfrentamos a las amistades y al papel que tenemos en ellas. Fue en X donde @estebanalmansa hizo una valoraci¨®n al respecto. ¡°Esto no deber¨ªa ser as¨ª y es una sentencia con tintes bastante ego¨ªstas, si me dej¨¢is a?adir. La amistad, al igual que cualquier relaci¨®n que se quiera mantener a medio y largo plazo, se debe mimar y cuidar. Bebe de compartir momentos juntos, de la comprensi¨®n, del cari?o y del apoyo¡±, asegura.
Aunque las relaciones sociales aumentan el sentido de pertenencia a un grupo, reducen el estr¨¦s y mejoran la salud mental, el s¨ªndrome de la amistad menguante acecha a una sociedad cada vez m¨¢s aislada. ¡°En una ¨¦poca en la que estamos m¨¢s conectados que nunca, la soledad nos asola, tambi¨¦n, m¨¢s que nunca. Parecer¨ªa que, dado que estamos siempre compartiendo nuestra vida en redes sociales, tendr¨ªamos que sentirnos m¨¢s vistos y acompa?ados. Sin embargo, la realidad es que nuestros v¨ªnculos se vuelven cada vez m¨¢s vac¨ªos o, como dir¨ªa el soci¨®logo Zygmunt Bauman, m¨¢s l¨ªquidos. ?C¨®mo puede ser que mantengamos conversaciones con personas que est¨¢n a kil¨®metros de distancia de nosotros y que a la vez nos sintamos tan lejos de aquellas que nos acompa?an en nuestro d¨ªa a d¨ªa?¡±, escribe en el libro Mejores amigos Alicia Gonz¨¢lez.
Cuando pedimos a la psic¨®loga que opine de quienes aseguran que no hace falta ver a los amigos a menudo para que la relaci¨®n sea s¨®lida, hace una aclaraci¨®n. ¡°Sin duda, define un tipo muy concreto de relaci¨®n totalmente saludable como lo puede ser cualquier otra. Normalmente ocurre en relaciones de amistad a distancia. Evidentemente, si no hay roce, no hay tampoco expectativa de contacto seguido, de socorro, de apoyo diario¡ por lo tanto, tampoco hay decepciones. No obstante, este tipo de relaci¨®n, como las dem¨¢s, requiere de cuidado, de contacto cada cierto tiempo, etc. Si no, ninguna relaci¨®n se sostiene. Ambas personas se sienten c¨®modas con el tipo de vinculaci¨®n que tienen en la que cada una tiene su vida y el d¨ªa que se ponen de acuerdo para verse, se priorizan, se cuidan, se escuchan, se ponen al d¨ªa y se apoyan. Es una relaci¨®n mucho m¨¢s relajada, genuina y construida a base de recuerdos, de historias mantenidas en el tiempo y de amor¡±, explica.
Pero no siempre el contexto es tan id¨ªlico y, seg¨²n explica, Gonz¨¢lez se puede dar el caso en el que ¡°cuando llevas tiempo sin hablar con un amigo, te duele esa distancia emocional y ese limitado contacto, cuando lo recibes como falta de inter¨¦s o frialdad y, de repente, le ves, es obvio que te duela, que notes un vac¨ªo, una distancia f¨ªsica y emocional. Por eso es tan importante que, en este segundo caso, quien est¨¦ sufriendo pueda verbalizarlo porque, a veces, esa frialdad que sentimos por parte de alguien, no es falta de inter¨¦s, sino que puede que est¨¦ pasando por un momento de mucho estr¨¦s, o de mucho dolor, o por una situaci¨®n compleja que le absorbe¡ y nos estaremos quedando con el marco incompleto de la historia por no hablar¡±, dice.
Sin embargo, el psic¨®logo Buenaventura del Charco, autor del libro Te est¨¢s jodiendo la vida: Olv¨ªdate de tu mejor versi¨®n y s¨¦ t¨² mismo, cree que este tipo de relaciones son totalmente factibles ¡°cuando hay una conexi¨®n genuina con otra persona¡±. ¡°Hay que entender que si bien la calidad del v¨ªnculo suele requerir de una cantidad, una vez forjada esa conexi¨®n e intimidad, no suele hacer falta esa cantidad para poder mantener la calidad, por as¨ª decirlo¡±, dice a S Moda.
Como explica Sheila Liming en Hanging Out: The Radical Power of Killing Time, cuando somos j¨®venes, las interacciones sociales parecen suceder casi por arte de magia, como si fuera algo org¨¢nico. Pero, con el paso del tiempo, hemos de esforzarnos cada vez m¨¢s para que sucedan, por lo que cada reuni¨®n o encuentro se torna m¨¢s r¨ªgido, como si pr¨¢cticamente fuera un deber m¨¢s en nuestra apretada agenda. Como aclara a The Guardian, ¡°todos conocemos a alguien que sabemos carece de tiempo para interactuar de forma social con nosotros, por lo que esa sensaci¨®n genera la impresi¨®n de que esa amistad est¨¢ en una especie de limbo, como si fuera una especie de obligaci¨®n¡±.
No hemos de olvidar que estar ocupado se ha convertido para muchos en el nuevo s¨ªmbolo de estatus, como si una interminable concatenaci¨®n de exigencias laborales y de planes hiciera a quien carece de tiempo libre mejor. Incluso el ghosting sentimental ha invadido la dimensi¨®n de las amistades ante la emersi¨®n de los que podr¨ªamos denominar ¡°canceladores de planes cr¨®nicos¡±, esos que por norma, anulan cualquier quedada planeada.
Amistades intermedias y adverbios subjetivos
Aunque muchas personas creen que al ver a un amigo tras mucho tiempo en el que ni tan siquiera se ha hablado apenas, necesariamente faltan piezas del puzzle de la relaci¨®n que compone esa amistad, Buenaventura del Charco no lo cree necesariamente as¨ª. ¡°S¨ª, pueden faltar datos, biograf¨ªa y hasta cierta inercia, pero creo que donde ha habido una conexi¨®n genuina, eso sigue ocurriendo. Tambi¨¦n depende mucho de c¨®mo cada persona conceptualiza la amistad. Por eso yo siempre apuesto por las experiencias y vivencias m¨¢s subjetivas, por lo que me despierta hablar con el otro, m¨¢s que pasarlo por mi ?marco mental? de lo que es una amistad y cada cu¨¢nto debe producirse el encuentro¡ Eso casi siempre me lleva a juzgar la experiencia¡±, se?ala. Cree que en realidad, lo que se necesita es un l¨¦xico m¨¢s completo que sirva para hablar de unas figuras intermedias que no son amigos, pero tampoco personas que nos son indiferentes. ¡°Hablamos de esas personas que se cruzan por nuestra vida y que causan un impacto o un sentimiento a pesar de que no se recorra una gran parte del camino con ellos. Personalmente, he vivido cosas as¨ª con amigos de parejas, con personas que coincides en una situaci¨®n muy concreta como un curso de formaci¨®n y similares. Es gente que deja una buena sensaci¨®n en el interior y un profundo recuerdo. Deber¨ªan inventarse palabras para ese tipo de relaciones¡±, opina.
Alicia Gonz¨¢lez, aunque s¨ª considera necesario ver a menudo a una amistad, quiere analizar el adverbio. ¡°Quiz¨¢s para una madre de dos ni?os, a menudo es una vez cada 10 d¨ªas, para una directiva es una vez a la semana y para una persona que no trabaje, o que no tenga responsabilidades o que tenga un horario muy flexible, es dos o tres tardes a la semana. La clave es el equilibrio y el respeto al v¨ªnculo y conseguirlo requiere de una comunicaci¨®n asertiva y emp¨¢tica en la que ambos miembros se sientan cuidados y vistos, y que cuando no sea as¨ª, se ponga en marcha esa conversaci¨®n en la que se ajuste el ritmo, la presencia y el contacto¡±, asegura.
El que llama VS el llamado
En las amistades suele haber una parte que siempre se esfuerza m¨¢s por mantener la relaci¨®n viva, algo que como asegura del Charco, es habitual en todo tipo de relaciones, pues se tiende a seguir un patr¨®n, una din¨¢mica que se forja en los primeros tiempos de la misma. ¡°Por eso, hay relaciones en las que uno suele ser el que organiza los encuentros o el que propone las actividades frente a otro. A nuestro cerebro le encanta automatizar procesos, y simplemente nos dejamos arrastrar por esa inercia. Todos somos los que llamamos a alguien y los que somos los llamados por otra persona, y creo que no debemos demonizar eso, sino simplemente ver si la relaci¨®n es satisfactoria para m¨ª en lugar de qui¨¦n llama a qui¨¦n¡±, dice. Sin embargo, Gonz¨¢lez explica que no es algo justo para quien siempre ha de insistir. ¡°Si a¨²n as¨ª esa persona sigue cumpliendo con su rol sin expresar su malestar durante el tiempo, van a pasar dos cosas. O que la otra persona no va a ver que la situaci¨®n le est¨¢ molestando a su amigo, por lo que no va a sentir que est¨¢ haciendo algo mal, o que llegue el d¨ªa en el que quien ha de esforzarse extra se canse, deje de saludar y de intentar quedar repentinamente, con enfado o decepci¨®n. La otra persona se lo tomar¨¢ como una sorpresa injusta¡±, explica. Las amistades, como las relaciones sentimentales, no han de darse por sentado jam¨¢s y han de ser cuidadas y trabajadas.
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