Ellos piensan que la pareja les ata pero ellas rompen mucho m¨¢s: anatom¨ªa de una ruptura en 2023
Una pareja hoy es un pacto en continua revisi¨®n. Analizar por qu¨¦ se rompe nos lleva a hablar de contradicciones, feminismo, motivos de celebraci¨®n y caminos por andar.
Que el ¡®para siempre¡¯ vive horas bajas no es nada nuevo. Sabemos ¨Cnos lo dijo el INE en 2021¨C que un matrimonio en Espa?a dura 16,5 a?os de media, pero aun as¨ª lo intentamos, a riesgo de acabar como Scarlett Johansson y Adam Driver en Historia de un matrimonio, deshaciendo cada nudo que ataba una vida en com¨²n con la mayor entereza posible.
Sin embargo, y aunque escenas como las de esa pel¨ªcula y las de muchas otras sobre separaciones dolorosas sigan siendo una realidad, algo est¨¢ cambiando en nuestra forma de percibir y vivir las rupturas. As¨ª lo indica el estudio La gesti¨®n de la intimidad en la sociedad digital, que combina los datos de la ¨²ltima Encuesta Social General Espa?ola (ESGE) de 2018 y los de la Encuesta de Fecundidad del INE de ese mismo a?o con 80 entrevistas realizadas en 2021 a personas de todo el pa¨ªs. Su premisa es que para entender el presente de las parejas heterosexuales hay que analizar las rupturas informales. Los divorcios y las separaciones legales ¨Cque siempre han obtenido m¨¢s atenci¨®n¨C tan solo suman un 15,5% del total de rupturas en Espa?a. La mayor¨ªa, el 76,6%, son rupturas de relaciones no institucionalizadas. As¨ª, si nos fijamos solo en los divorcios, ?observaremos que son solo la punta del iceberg y que excluimos de la ecuaci¨®n dos de cada tres rupturas?, explica Jos¨¦ Manuel Jim¨¦nez, integrante del equipo de soci¨®logos autores del estudio.
La primera conclusi¨®n, de la que parten las dem¨¢s, es que el estigma que antes conllevaba una ruptura ha desaparecido. Los soci¨®logos Juan Gonz¨¢lez y Miguel Requena, autores de Tres d¨¦cadas de cambio social en Espa?a, apuntan a la consolidaci¨®n de nuevas formas familiares, la secularizaci¨®n de la sociedad y la transformaci¨®n de los roles de g¨¦nero como m¨®viles de esta desaparici¨®n. Adem¨¢s de las causas estructurales, otras han de tenerse en cuenta para hablar de lo que Jose Manuel Jim¨¦nez llama ?procesos de emparejamiento semejantes a un tiovivo?. La m¨¢s importante, el coste de oportunidad. ?Internet aumenta las posibilidades de conocer a muchas m¨¢s personas de forma r¨¢pida y flexible y esto, irremediablemente, puede suscitar la duda de si se ha elegido la mejor opci¨®n?, explica Jim¨¦nez. Tambi¨¦n la b¨²squeda constante de nuevos est¨ªmulos, ?una tendencia hacia el hedonismo, hacia una b¨²squeda de experiencias nuevas que provoca la necesidad de nuevas parejas que emocionen constantemente?, a?ade.
Las bases de una relaci¨®n son m¨¢s emocionales e inciertas
Esta coyuntura ayuda a entender el porqu¨¦ detr¨¢s de todas esas rupturas informales mientras explica el cambio en las bases sobre las que se construye una relaci¨®n en la actualidad. Anta?o una relaci¨®n se parec¨ªa m¨¢s a un territorio estable, m¨¢rmol o granito, hoy tiene mucho m¨¢s que ver con el barro. ?Hace cuatro d¨¦cadas, la pareja se fundamentaba sobre cuestiones objetivas ¨Cla familia, la seguridad econ¨®mica¨C; ahora, la base son elementos m¨¢s subjetivos, emocionales y comunicativos; la satisfacci¨®n de ambos miembros?, concluye Jim¨¦nez. ?Los aspectos ¨ªntimos tienen mucha m¨¢s relevancia que aquellos m¨¢s visibles?, a?ade Luis Manuel Ayuso, otro de los autores, y los datos corroboran. Hoy lo m¨¢s importante para el 80% de espa?oles a la hora de unirse en pareja es la implicaci¨®n en las tareas dom¨¦sticas, el feminismo comienza a aparecer con fuerza en las estad¨ªsticas. Pero la segunda raz¨®n es completamente ¨ªntima: la satisfacci¨®n en las relaciones sexuales (para un 64,9%). Estos datos est¨¢n extra¨ªdos de una encuesta que el CIS lanz¨® el pasado marzo a una muestra de 2.491 personas. Que tenga menos dinero (6,7%) o que sea menos atractivo (11,7%) es lo ¨²ltimo en la lista. Una pareja es un pacto privado que, como escribe la soci¨®loga Eva Illouz en El fin del amor, est¨¢ en continua revisi¨®n. ?Ya no basta solo con querer. Sentirse querido, acompa?ado y satisfecho es fundamental en el proceso de equilibrio diario de la negociaci¨®n de la vida en pareja?, concluye Jim¨¦nez.
L. tiene 27 a?os y llevaba 11 con su novio. Hace unos meses, decidi¨® terminar la relaci¨®n. ?No me hab¨ªa hecho nada malo, ni yo a ¨¦l, pero el tiempo pasa y las vidas van cada una por un lado. Si van en paralelo, pero nunca se cruzan, yo no soy feliz porque busco algo que t¨² no me puedes dar. Vida solo hay una y no pod¨ªa seguir por ese camino?, cuenta. ?Empezamos muy j¨®venes ¨Ccon 15 a?os¨C y constru¨ª mi vida haci¨¦ndome a ¨¦l. Necesitaba construirla por mi lado, sin nadie que me cohibiera o me cortara ante nada?. La historia de L. es tambi¨¦n la de muchas otras rupturas, seg¨²n se extrae de los datos del ESGE de 2018. La primera causa es el desamor (elegida como principal por el 19,7% de los 2.408 encuestados), seguida de la diferencia de objetivos e intereses (14,85%) ¨Cvidas en paralelo que nunca se cruzan¨C y cansancio (12,65%). ?En los a?os 80, predominaban las causas objetivas ¨Cadiciones, problemas econ¨®micos, educaci¨®n de los hijos¨C: desde los 90 hasta ahora, las subjetivas y relativas a la propia satisfacci¨®n de los miembros de la pareja son m¨¢s y m¨¢s protagonistas?, explica Jim¨¦nez. El contraste es evidente si nos fijamos en las causas que menos llevan a la ruptura, seg¨²n los encuestados: los hijos (elegida por un 0,7% de los encuestados) y los problemas econ¨®micos (0,8%).
El sesgo de g¨¦nero en las rupturas
Como en el caso anterior, suele ser la mujer quien, en las parejas heterosexuales, toma la decisi¨®n de acabar con el noviazgo (en un 52,4% de ocasiones), con una gran diferencia respecto al hombre (33,1%), o a una decisi¨®n tomada de mutuo acuerdo (14,5%). Sucede lo mismo con los divorcios. Los autores del estudio asocian esto a ?los cambios en los roles de g¨¦nero y de valores, y la mejora de la posici¨®n de la mujer en la sociedad?. Unos cambios que, como muestra el ¨²ltimo bar¨®metro de la Fundaci¨®n FAD sobre Juventud y G¨¦nero (2021), son asimilados a distinto ritmo por hombres y mujeres. ?Mientras entre las mujeres avanza la tendencia hacia una percepci¨®n m¨¢s igualitaria de la pareja, en los hombres encontramos una cierta persistencia de las visiones tradicionales de g¨¦nero?, concluye el estudio. Se sigue cayendo en la idea, por ejemplo, de que el chico debe proteger a su chica (un 41,8% en ellos frente al 25,4% en ellas), o asumir que una pareja necesariamente limita tu libertad (lo piensan 3 de cada 10 chicos, el doble que en ellas). Como ya afirmaba la autora Anna J¨®nasd¨®ttir en su libro El poder del amor: ?le importa el sexo a la democracia?, ?el amor de pareja es precisamente uno de los ¨¢mbitos donde m¨¢s se reproduce la desigualdad de g¨¦nero en las sociedades formalmente igualitarias?.
Para Carla Vall, abogada penalista y crimin¨®loga, y experta en la prevenci¨®n de violencias de g¨¦nero, existe una relaci¨®n entre que sea la mujer quien toma la iniciativa de romper y esta diferencia en la asimilaci¨®n de los cambios. La ruptura viene marcada por roles, actitudes e incluso aptitudes. Eso de ¡®no pienso aprender esto, porque de eso te encargas t¨²¡¯. Vienen muy marcadas por la mentalidad, por una conducta machista y porque en el fondo, cuando rascas un poco, sale todo esto?, apunta. Es lo que la sex¨®loga y experta en salud sexual y reproductiva Laura C¨¢mara llama ¡®la trampa del autoconocimiento¡¯, cuando explica que uno de los principales motivos de insatisfacci¨®n sexual en las mujeres parte de que ?el autoconocimiento no es el fin de todos nuestros males. No depende solo de nosotras, sino de la voluntad de los dos miembros de la pareja de querer deconstruir ciertos supuestos para aprender otros?. He ah¨ª la trampa. Esto es cosa de dos. No basta con que una de las partes cargue ese peso sobre sus hombros.
Violencia f¨ªsica y emocional en los procesos de ruptura
No todos los datos son desesperanzadores. Las relaciones son m¨¢s cortas, pero m¨¢s satisfactorias. El 99,4% de j¨®venes (de 18 a 29 a?os) con pareja ¨Cque han vivido desde muy pronto estos nuevos c¨®digos¨C est¨¢n satisfechos con su relaci¨®n, seg¨²n los ¨²ltimos datos del CIS, de 2017. En las mujeres, el aumento de satisfacci¨®n entre 2013 y 2017 ¨C11,6 puntos porcentuales¨C es mucho m¨¢s significativo que en los hombres ¨C2,4 puntos¨C. Sin embargo, y a pesar de que nos hayamos liberado del estigma, las rupturas siguen teniendo sus riesgos f¨ªsicos y emocionales ¨Csobre todo para las mujeres¨C y, como sociedad, tenemos pendiente aprender a transitarlas de una forma sana. Seg¨²n un estudio publicado en la Revista Espa?ola de Investigaci¨®n Criminol¨®gica, ?en Espa?a, uno de cada tres feminicidios se produce en un contexto de separaci¨®n?.
Tampoco podemos olvidar el papel de la violencia emocional. ?Al individualizar y privatizar las relaciones, las formas de romper son m¨¢s flexibles y fr¨¢giles?, explica Jim¨¦nez. El 44% de los j¨®venes entre 18 y 34 a?os afirmaban haber cortado una relaci¨®n a trav¨¦s de internet en un estudio de CENTRA (Centro de Estudios Andaluces) de 2021. Un modelo que facilita el ghosting, el haunting, el pocketing y dem¨¢s pr¨¢cticas t¨®xicas. Un modelo con el que caemos en el riesgo de lo que la soci¨®loga Eva Illouz llama ¡®mercantilizar el amor¡¯: ?Las relaciones contempor¨¢neas se terminan, se rompen, se desvanecen y se evaporan (¡) La libertad personal se ejerce de manera incesante por v¨ªa del derecho a no involucrarse en relaciones, o bien a desvincularse de ellas?, escribe en El fin del amor. Es el caso del novio de M., que estuvo ?goteando cari?o durante los ¨²ltimos meses hasta desaparecer, para 3 meses despu¨¦s resurgir de entre los muertos diciendo que hab¨ªa sido tan buena con ¨¦l desde el principio que le dio miedo esa sensaci¨®n, y por eso decidi¨® cortar?. La de M. tambi¨¦n es la historia de otras muchas rupturas, la parte agria de esta mayor libertad. Analizar c¨®mo acaba una relaci¨®n nos sirve de prisma para observar todas las contradicciones del amor moderno. Para navegarlas y evitar caer en lo anterior, dos palabras m¨¢gicas: responsabilidad afectiva.
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