?Es un dolor que se enquista?: congelar amigos o c¨®mo poner distancia con alguien para recalibrar la relaci¨®n
Las relaciones de amistad no son est¨¢ticas. En ocasiones, si sentimos que algo va mal, es buena idea tomar distancia y para reflexionar sobre c¨®mo continuar (si lo hacemos).
Cuando Manuela empez¨® a ir a la universidad, not¨® que poco a poco la relaci¨®n con la que hab¨ªa sido su mejor amiga en el instituto, que hab¨ªa empezado una carrera distinta, ya no le resultaba tan placentera. ¡°Yo ve¨ªa que ella ten¨ªa unas exigencias hacia m¨ª que yo no pod¨ªa cumplir. Si ella quer¨ªa hacer algo y yo prefer¨ªa no ir, por ejemplo, le sentaba muy mal¡±, explica. Poco a poco, se fue distanciando. ¡°No es que tomes una decisi¨®n consciente de que vas a dejar a esa persona en la nevera, pero de alguna manera decides que ya no sacas el mismo placer. Notas que el tiempo que pasas con esa persona ya no es positivo. Entonces te alejas¡±, cuenta.
Tener amigos es bueno para la salud (y no tenerlos es malo), pero las amistades que pasan por una ¨¦poca en la que generan malestar no son inocuas. Las interacciones sociales negativas, que muchas veces se dan con gente cercana, est¨¢n relacionadas con un aumento de la actividad proinflamatoria, con el riesgo de hipertensi¨®n, y tienen efectos negativos en nuestra autoestima. Ese alejamiento es tambi¨¦n, en cierto modo, una forma de protegerse.
Aun as¨ª, la historia de Manuela, que ahora tiene 39 a?os y prefiere no compartir su nombre real, y su amiga tiene un final feliz. Como estaban en la misma pandilla y frecuentaban los mismos sitios, nunca llegaron a perder el contacto del todo. Y, finalmente, la relaci¨®n se descongel¨®. ¡°Pasan los a?os, maduras, te haces mayor, todo eso ya deja de tener tanta importancia, y valoras otras cosas. Valoras lo que la otra persona te puede ofrecer y no le pides m¨¢s de lo que te puede dar, y ah¨ª es cuando todo empieza a ir bien¡±, cuenta la entrevistada. La amistad ha vuelto.
Los vaivenes amistosos no son nada extra?o, especialmente en ¨¦pocas en las que hay muchos cambios en la vida. Los distanciamientos son algo que ocurre muchas veces de forma natural y sin que haya un malestar detr¨¢s de ellos, pero en otras ocasiones s¨ª los causa algo inherente a la propia relaci¨®n. De forma consciente o inconsciente, una parte decide poner a la otra en la nevera o en el congelador. Dar un paso atr¨¢s, recalibrar esa amistad, ver si se puede salvar (porque se quiere salvar) y c¨®mo hacerlo.
¡°Es buena idea distanciarse si vemos que hay algo que no nos hace sentir bien¡±, explica Mireia Cabero, profesora colaboradora de los estudios de Psicolog¨ªa y Ciencias de la Educaci¨®n de la UOC y directora de Cultura Emocional P¨²blica. ¡°Cuando percibo cierto malestar cada vez que estoy con esa persona o la pienso, ese malestar es indicador de que hay algo que no funciona bien entre nosotras¡±, asegura.
Tras esa retirada, la experta indica que son necesarios tres pasos. Primero, analizar y aceptar lo que nos pasa. Despu¨¦s, poder comprenderlo. ¡°?Qu¨¦ dice de m¨ª que me sienta as¨ª?, ?qu¨¦ dice de lo que necesito?, ?qu¨¦ dice de lo que me genera esa persona?¡±. Por ¨²ltimo, una llamada a la acci¨®n, decidir c¨®mo se va a gestionar la situaci¨®n, qu¨¦ tiene que pasar para que nos podamos volver a acercar a esa persona cuya amistad queremos mantener.
Porque esa es una caracter¨ªstica de estas amistades congeladas: en principio, no se busca cortar por lo sano con ese amigo. ¡°Seguramente tenga que ver con el coste-beneficio de la relaci¨®n. Cuando nos aporta m¨¢s cosas positivas que negativas, aunque se est¨¦ pasando un momento duro o dif¨ªcil, vale la pena simplemente tomar distancia un tiempo¡±, explica Nathalie Lizeretti, psicoterapeuta y coordinadora del Grupo de Trabajo de Inteligencia emocional del Colegio Oficial de Psicolog¨ªa de Catalu?a (COPC). Eso s¨ª, tomar distancia y no trabajar en qu¨¦ pasa no sirve para nada, aclara.
Habr¨¢ tambi¨¦n ocasiones en las que la amistad no sobreviva a ese enfriamiento. ¡°Es posible volver, pero requiere que nos hagamos cuatro preguntas de oro¡±, indica Pablo Fern¨¢ndez Berrocal, catedr¨¢tico de Psicolog¨ªa y director de Laboratorio de Emociones y del M¨¢ster de Inteligencia Emocional de la Universidad de M¨¢laga (UMA). ¡°¡®?Puedo confiar en mi amigo/a o me genera desconfianza?, ?es una amistad sincera o es una relaci¨®n interesada e instrumental?, ?es leal, me puedo fiar de esa persona? Y, finalmente, ?es una relaci¨®n rec¨ªproca, o unidireccional o asim¨¦trica?¡¯. Si la respuesta a varias de las preguntas anteriores es negativa,?no merece la pena mantener esta relaci¨®n. Hay muchos peces en el r¨ªo de la amistad y es muy importante saber elegir a los aut¨¦nticos amigos¡±, se?ala.
Lo mejor es siempre hablarlo
Hace unos a?os, en el Twitter brit¨¢nico se hizo viral un tuit en el que se compart¨ªa un mensaje que dec¨ªa ¡°?Tienes la capacidad emocional/mental para que me descargue contigo unos minutos sobre algo m¨¦dico/relacionado con el peso?¡±.
I want to chat briefly about this text that I received from a friend last week: pic.twitter.com/cfwYx3tJQB
— Melissa A. Fabello, PhD (@fyeahmfabello) November 18, 2019
La autora del tuit compart¨ªa ese mensaje, que le hab¨ªa enviado una muy buena amiga, como ejemplo de algo muy positivo. Aunque ten¨ªan el tipo de relaci¨®n en el que claro que no hay que pedir permiso para algo as¨ª, hacerlo ten¨ªa en cuenta que no siempre estamos en el estado emocional adecuado para atender correctamente a nuestras personas m¨¢s cercanas. El tuit fue ridiculizado: ?a qu¨¦ clase de amigos hay que pedirles permiso para contarles nuestros dramas?
Sin embargo, si esa persona no est¨¢ en ese momento ¨®ptimo, a lo mejor contesta mal o no escucha bien o escucha pero pensando en que en realidad son sus problemas los que deben ser escuchados. Si la situaci¨®n se repite, quiz¨¢ una de las dos personas acabe iniciando ese distanciamiento. Una decisi¨®n que suele ser unilateral y una consecuencia de no hablar las cosas.
¡°En las amistades sucede lo que hemos construido conjuntamente¡±, explica Mireia Cabero, de la UOC. ¡°Si hemos tenido la habilidad de poder construir una relaci¨®n donde la comunicaci¨®n sea abierta, donde podemos explicar c¨®mo nos sentimos, hay un espacio m¨¢s abierto para explicarnos. ¡®Mira, me he dado cuenta de que ¨²ltimamente, cuando te explico lo que me sucede, me ayudar¨ªa m¨¢s si en lugar de darme consejos, me escucharas y me ayudaras a pensar a m¨ª¡¯, por ejemplo. Deber¨ªa no pasar nada m¨¢s que esto, pero para poder tener una conversaci¨®n as¨ª de abierta es imprescindible haber creado el contexto previamente: de confianza, humildad¡¡±, se?ala.
Cuando se dan estas condiciones, los distanciamientos por malestar se pueden evitar, pero tambi¨¦n comprender y aceptar. As¨ª, la experta indica que, cuando se est¨¢ en el otro lado, es decir, cuando se nota que un amigo se est¨¢ alejando, tambi¨¦n es buena idea hablar con la persona. ¡°Es mejor preguntar si todo va bien. Y aceptarlo, porque las personas no deben sentirse juzgadas, sino aceptadas en su distanciamiento.? No hace falta preguntar si el problema es conmigo espec¨ªficamente, es m¨¢s un qu¨¦ tal est¨¢s, un puedo hacer algo por ti. Si la otra persona dice que lleva un tiempo en el que le apetece m¨¢s estar lejos, se acepta y no pasa nada¡±, explica.
En este caso, tambi¨¦n es recomendable (e inevitable) mirarse a uno mismo y, como explica Pablo Fern¨¢ndez Berrocal, de la UMA, hacerse de nuevo esas mismas preguntas, pero sobre nuestro grado de implicaci¨®n emocional en esa relaci¨®n: ¡°?Puede mi amigo confiar en m¨ª?, ?es mi amistad sincera o interesada?¡?.
Estar en ese otro lado suele ser doloroso. Manuela tambi¨¦n lo vivi¨® con otra amiga muy cercana, que de pronto not¨® que se alejaba. ¡°Empiezas a notar que cada vez habla menos contigo, que se empieza a reservar m¨¢s cosas, y que est¨¢ distante. Emocionalmente es dif¨ªcil asumir que una persona te est¨¢ haciendo el vac¨ªo, sobre todo porque normalmente cuando pasan estas cosas no es una situaci¨®n que afrontes directamente, no se lo dices a la otra persona. Simplemente ves que est¨¢ ocurriendo y te lo vas tragando. Y eso es un dolor que se te enquista porque no lo hablas con nadie¡±, recuerda.
Sin embargo, ella s¨ª lo quiso hablar pasado un tiempo. ¡°Me arm¨¦ de valor, harta de comerme el tarro, y le pregunt¨¦ si hab¨ªa dicho o hecho algo. Me dijo que me lo hab¨ªa inventado, que no hab¨ªa pasado nada¡±, cuenta. La amistad cercana, como era de esperar, no volvi¨®. ¡°Ahora hablamos de vez en cuando. Qu¨¦ tal y eso. ¡®Tenemos que quedar¡¯; nunca lo hacemos. Pero yo estoy mejor porque s¨¦ que no estaba en mi mano si ella no era honesta para decirme con confianza qu¨¦ pasaba¡±, reflexiona.
Muchas de las amistades congeladas no llegar¨¢n nunca al deshielo, pero otras, como muestra el caso de Manuela con su amiga del instituto (el congelamiento no es raro, de hecho, en amistades que vienen de la infancia o adolescencia), s¨ª lo har¨¢n. Pasados los a?os y en distintas etapas vitales, ¡°es como una relaci¨®n nueva con una persona vieja¡±, indica Nathalie Lizeretti, del COPC. O quiz¨¢s hay¨¢is cambiado ambos tanto que sea como una relaci¨®n nueva entre dos personas nuevas que resulta que compartieron un trocito de sus historias hace unos a?os.
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