Por qu¨¦ S? deber¨ªas hablar con extra?os
Por una vez nuestras madres no ten¨ªan raz¨®n, ya que interactuar con desconocidos tiene beneficiosos efectos psicol¨®gicos, diferentes a los de hablar con personas de nuestro c¨ªrculo social.
Si hay algo que nuestros padres nos repitieron hasta la saciedad cuando ¨¦ramos ni?os es que nunca, jam¨¢s deb¨ªamos hablar con extra?os ni aceptar caramelos de desconocidos. Ahora, sin embargo, los psic¨®logos nos dicen lo contrario y nos animan a charlar con cualquiera que tengamos al lado, en un mundo en el que, aunque compartamos el mismo espacio, la tecnolog¨ªa nos sit¨²a en planetas diferentes, a miles de a?os luz de nuestro vecino de asiento en el metro.
El pasado fin de semana se celebr¨® en Vancouver una iniciativa apodada Say hi to a stranger. La ciudad tiene fama de ser fr¨ªa y poco amigable, por eso algunos se han propuesto hacer algo al respecto. Cada cierto tiempo se celebran jornadas bajo este slogan en las que se anima a los ciudadanos a desobedecer las m¨¢ximas que sus progenitores les inculcaron de peque?os, y a embarcarse en la maravillosa aventura de acercarse a desconocidos y emprender conversaciones con ellos. Y no solo eso, sino que se les invita a tomar fotos o v¨ªdeos de este ¡°singular acontecimiento¡± y colgarlos en las redes sociales. La primera convocatoria de Say hi to a stranger fue en noviembre del 2013 y le han seguido varias, en las que no faltan nunca las fiestas con entrada libre para favorecer los encuentros.
Al otro lado del charco, en Londres, Amy Dicketts barajaba la misma idea y decidi¨® crear el Commute blog. Cuando Amy va en metro habla con sus compa?eros de vag¨®n, les hace fotos y cuenta sus historias, algunas de ellas tan fascinantes que nos hacen pensar en toda esa interesante y sorprendente informaci¨®n que flota a nuestro alrededor constantemente, pero a la que somos incapaces de acceder por pereza, verg¨¹enza, miedo al rechazo u otras mil razones. En sus viajes en el suburbano londinense Dicketts ha conocido a un gay homosexual ruso, emo cuando era ni?o, que huy¨® de su pa¨ªs para evitar la homofobia; un dramaturgo embarcado en un proyecto de teatro intergeneracional en Hackney, en el que trabaja con mujeres de la tercera edad y chicas j¨®venes; una mujer que padece de insomnio y que aprovecha las largas noches en blanco para escribir, una bailarina de burlesque o dos punkies que confiesan, sin rubor, ser admiradoras ac¨¦rrimas de Beyonc¨¦. ?
Uno puede pensar que no necesita hablar con extra?os, teniendo familia y amigos dispuestos a conversar. Sin embargo, los psic¨®logos est¨¢n convencidos de que interactuar con desconocidos tiene otros beneficios, diferentes a los de hacerlo con personas de nuestro c¨ªrculo social.
Seg¨²n cuenta un art¨ªculo de CBS News, titulado Talking to strangers can boost your happiness level, Elizabeth Dunn, profesora de psicolog¨ªa de la University of British Columbia, en Canad¨¢, llev¨® a cabo un experimento al constatar que su novio de la ¨¦poca de estudiante, Benjamin, actuaba de dos formas cuando estaba de mal humor: descargaba su enfado en ella, porque sab¨ªa que pod¨ªa hacerlo y eso no le reportaba grandes consecuencias; o se iba y hablaba con alg¨²n desconocido en la calle, con el que se mostraba muy amable y educado. Dunn quiso profundizar en este fen¨®meno y comprob¨®, gracias a la ayuda de otras parejas, que cuando la gente interactuaba con desconocidos se comportaban de forma agradable, lo que contribu¨ªa a subirles el ¨¢nimo. El estudio de esta psic¨®loga descubri¨® tambi¨¦n que este tipo de contacto no solo hac¨ªa que las personas estuvieran m¨¢s alegres, sino que les ayudaba a sentirse parte de la comunidad.
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?Y si en vez de mirar al m¨®vil charl¨¢semos un poco con alguien en el metro?
Corbis
Un ejemplo m¨¢s de c¨®mo la comunicaci¨®n es una excelente herramienta para el desarrollo personal. Seg¨²n la psic¨®loga Marisol Delgado, especialista en psicoterapia por la European Federation of Psychologists Associations (EFPA) y con consulta en Avil¨¦s, ¡°tal vez este aspecto sea el m¨¢s interesante, ya que hablar con extra?os y que alguien te escuche, contribuye al fortalecimiento de la identidad, a la construcci¨®n del yo, a la autoestima. Podemos aportar algo, somos tenidos en cuenta, formamos parte del mundo y no solo de la familia o de nuestro peque?o c¨ªrculo de amistades. El ser humano tienen la gran suerte de contar con el lenguaje. Es verdad que muchos animales se comunican entre ellos, pero es otro tipo de intercambio de informaci¨®n. Nosotros podemos elaborar todo un an¨¢lisis de la realidad, expresar nuestros sentimientos e incluso, utilizar el lenguaje para hablar del lenguaje. Adem¨¢s, cuando ponemos en palabras nuestros pensamientos, estamos vivi¨¦ndolos de nuevo, redise?¨¢ndolos. Este es el gran poder de la terapia psicol¨®gica, que se basa en hablar¡±.
El pasado a?o se llev¨® a cabo otro experimento respecto a las bondades de tratar con extra?os, que recog¨ªa un art¨ªculo de la revista Business Insider. Nicholas Epley y Juliana Schroeder, investigadores de la Universidad de Chicago, quisieron comprobar el efecto de hablar con desconocidos, y para ello utilizaron un tren de esa ciudad. A un grupo de personas, en su trayecto hacia el trabajo, se les dio instrucciones de que hablaran con el que ten¨ªan al lado sobre cualquier cosa. A un segundo grupo, se les prohibi¨® hablar con nadie y un tercero ten¨ªa que hacer lo que hace habitualmente en el viaje. Posteriormente se le hicieron preguntas sobre esta experiencia y el primer grupo fue el que la calific¨® m¨¢s positivamente. Cuanto m¨¢s larga hab¨ªa sido la conversaci¨®n con el vecino de asiento, m¨¢s valoraciones positivas se hac¨ªan y la gente abandonaba el tren con un mejor estado de ¨¢nimo. Los que no hab¨ªan interactuado con nadie calificaban peor el trayecto y sal¨ªan con la misma disposici¨®n con la que hab¨ªan entrado. Otro aspecto que destap¨® esta prueba fue el hecho de que, en principio, la gente cree que interactuar con extra?os es mucho m¨¢s dif¨ªcil de lo que en realidad es. Pero cuando se atreven a hacerlo, reconocen que la mayor parte de la gente es abierta, amable y comunicativa, y que disfrutan mucho de la experiencia.
Seg¨²n Delgado, ¡°existe un gran miedo a contactar con alguien que no conocemos. Pensamos que vamos a molestarlo, que nos va a dar una mala contestaci¨®n, que vamos a quedar en rid¨ªculo y perdemos muchas ocasiones de conocer a gente interesante. Y esto se agrava en el caso de las relaciones afectivas. La mayor parte de la gente no sabe como iniciar una conversaci¨®n con alguien que le gusta, estamos perdiendo esta habilidad social, que las generaciones anteriores desarrollaban m¨¢s que nosotros. Por supuesto que cabe la posibilidad de que la otra persona no nos corresponda, pero hay que correr riesgos. Hoy es posible que alguien en una discoteca vea a un chico o una chica que le guste y no se acerque en toda la noche. Lo peor de todo es que cuando se va a casa lo hace acompa?ado de un sentimiento de frustraci¨®n¡±.
Esta timidez, sin embargo, no parece acusarse en las redes sociales. Evitamos el contacto con el que se sienta al lado en la barra del bar, con la mujer que est¨¢ codo con codo en el autob¨²s o con el compa?ero de viaje, en un vuelo de tres horas de duraci¨®n. Pero, al mismo tiempo, estamos suscritos a webs de contactos para buscar pareja o hacer amigos. ¡°En las redes sociales falta toda esa comunicaci¨®n que tenemos en el face to face, la no verbal, que habla mucho de nosotros y que es lo que hace que nos sintamos m¨¢s vulnerables. Por eso estamos m¨¢s desinhibidos y ese miedo desaparece. Porque, como dice el psic¨®logo y te¨®rico de la comunicaci¨®n, Paul Watzlawick, ¡°es imposible no comunicar¡±.
Las pautas que da esta psic¨®loga para atreverse a abordar a desconocidos son simples. ¡°Si iniciamos una conversaci¨®n y vemos que esa persona no es receptiva, lo mejor es dejarlo. No hay que empezar por temas serios o personales sino cosas m¨¢s simples, y hay que tratar de crear una conversaci¨®n y no un mon¨®logo. Es decir, hablar pero tambi¨¦n escuchar. Tenemos muy poca capacidad de o¨ªr al otro y los estudios demuestran que la gente tiende a desconectar y a no poner atenci¨®n en su interlocutor a los 3 ¨® 4 minutos. Es tambi¨¦n importante inculcarles a los ni?os otros mensajes y lo mejor, en estos casos, es tener a los adultos como modelos. Ellos son los que deben demostrarle al ni?o en que contextos es seguro o no acercarse a desconocidos. Recuerdo una vez que mi marido y yo fuimos a un pueblecito cerca de Toronto, a un concierto de Aretha Franklin. Cenamos en un restaurante y entablamos conversaci¨®n con una pareja que estaba a nuestro lado. No lo olvidar¨¦ en mi vida, hablamos durante toda la cena y fue muy agradable. Luego ellos se levantaron y se fueron antes. Cuando fuimos a pagar, el camarero nos dijo que la pareja sentada a nuestro lado hab¨ªa liquidado nuestra cuenta. La bondad de los extra?os¡±.
Tan importante es comunicarse que uno de los s¨ªntomas de la vejez, y de que uno se acerca lentamente a la muerte, es que se va dejando de hablar. ¡°En algunos casos puede que sea por un deterioro cognitivo, pero tambi¨¦n hay ancianos que no sufren este problema y dejan de hablar porque sienten que nadie les escucha, que no interesa ya lo que dicen. La depresi¨®n tambi¨¦n conlleva una p¨¦rdida de la comunicaci¨®n. De hecho, una terapia que hacemos con depresivos es la t¨¦cnica de la activaci¨®n conductual, en la que se le asignan peque?as tareas que llevan impl¨ªcito un cierto contacto social¡±, comenta esta psic¨®loga. As¨ª que ya saben. Hablen, mientras puedan. Tambi¨¦n con extra?os.
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