Spotify Wrapped o la trampa de explotar (gratis) el s¨ªndrome de la protagonista de la pel¨ªcula
Un a?o m¨¢s, la plataforma convierte sus listas personalizadas de lo mejor del a?o en m¨²sica en un ejercicio de marketing viral. ?Por qu¨¦ no cuestionamos sus m¨¦todos?
Este a?o Spotify se ha convertido en nuestra t¨ªa Carmen. O d¨ªcese de ese familiar querid¨ªsimo para el que?siempre, siempre, y sin importar el contexto o el porqu¨¦, somos la persona m¨¢s lista de todas, la que puede con todo y con lo que se proponga, su reina del martes santo: la mejor de todas. Hace unos d¨ªas, como todos los dem¨¢s y como cada a?o, toc¨® caer en ese ejercicio de marketing viral que es su Spotify Wrapped, el resumen anual de escuchas personalizado que publica la plataforma cada mes de diciembre y que conf¨ªa en esa regla no escrita del capitalismo de plataforma en la que todos aceptamos vendernos como marcas segmentadas y pulidas para hacernos m¨¢s apetecibles unos a otros. ?A qui¨¦n no le gusta cuantificarse, sentirse especial y psicoanalizarse con una buena lista de datos sobre uno mismo, haciendo balance sobre su estado an¨ªmico mel¨®mano en el a?o m¨¢s horribilus que recuerde?
Fue picar en esa trampa narcisista, hacer clic sobre los stories de la plataforma, e iniciarse un d¨¦j¨¤ vu a esos subidones de ego en cada visita (o llamada) a la t¨ªa Carmen. Ah¨ª estaba el m¨®vil grit¨¢ndonos piropos, mintiendo, sin importar nada m¨¢s que subirnos la moral: ??Eres una vanguardista!?, ??Mira que has sido moderna en el a?o m¨¢s dif¨ªcil¡ has descubierto a 230 artistas!?, ??Nada te contiene o te limita, si hasta escuchaste esto ¨Cuna canci¨®n que no recuerdo haber buscado o escuchado en mi vida, la verdad¨C antes de que alcanzara 50.000 escuchas, solo te falta inventar un color millennial!?. Como pasa con esa defensa constante e hiperb¨®lica de buenas intenciones que nuestra t¨ªa Carmen se empe?a en hacer sobre nuestra persona, lo mejor de mi a?o en Spotify, en realidad, hab¨ªa sido bastante decepcionante. Como 2020 en general. Mi lista no era lo bastante?underground ni refinada ni elitista o burbujeante como para hacerme la interesante con el resto compartiendo capturas en chats o redes. Mi wrapped, de haber sido sincero, hubiese sido?un ¡®vaya, otra b¨¢sica de confinamiento que se pas¨® dos meses de encierro escuchando a Dua Lipa imagin¨¢ndose en su videoclip de workouts¡®.
Todas hemos sido vanguardistas y seres de luz inigualables e irrepetibles en la lista de Spotify Wrapped de 2020, la m¨¢s emocional y que m¨¢s ha apelado a la empat¨ªa de las que se recuerdan a tenor de los acontecimientos coronav¨ªricos. La campa?a que empez¨® con listas de reproducci¨®n personalizadas anualmente, peg¨® un giro de volante en 2017 cuando, como analiza?y viene siguiendo cada a?o Liz Pelly, pidi¨® a sus oyentes que ?fueran lo suficientemente valientes como para compartir su historial de escucha?. Fue ah¨ª cuando se convirti¨®, instant¨¢neamente, en una campa?a anual que consigue millones de acciones en redes sociales durante d¨ªas de forma completamente gratuita para la plataforma. Desde entonces, cada diciembre, la compa?¨ªa env¨ªa gr¨¢ficos personalizados a los usuarios con sus h¨¢bitos de escucha y a los m¨²sicos que tienen colgada su m¨²sica una especie de tarjetas de puntuaci¨®n donde les muestra los pa¨ªses de origen y las reproducciones de sus temas. Instant¨¢neamente, esa informaci¨®n pasa a compartirse voluntariamente durante d¨ªas y de forma compulsiva, invadiendo los feeds de todo el planeta, desde Twitter a Instagram y chats de WhatsApp, amplificando el estatus de marca de Spotify a niveles alt¨ªsimos, hasta tal punto de generar FOMO (Miedo a perderse algo) a todos aquellos que no lo tienen y no pueden compartir, tambi¨¦n, su lista de lo mejor del a?o.
Si Mariah Carey se frota las manos (y bromea con ello) cada Acci¨®n de Gracias anunciando que ya es temporada de All I Want for Christmas y de multiplicar?royalties, en los cuarteles de Spotify, la compa?¨ªa que mejor ha mercantilizado nuestros estados de ¨¢nimo segmentados a otras marcas, andan igual cada inicio de diciembre sabiendo el impacto que supone desvelar su wrapped a sus usuarios. O como resumi¨® en 2018 Haley Weiss en The Atlantic, lo de Spotify y su ¡®lo mejor del a?o¡¯ es ?un golpe magistral de publicidad gratuita y confianza del consumidor cuando nuestra fe en las empresas de tecnolog¨ªa es hist¨®ricamente baja?.
?Por qu¨¦ triunfa tanto este ejercicio de marketing viral? ?Por qu¨¦ todos caemos en su trampa a?o tras a?o y compartimos su imagen, sin cuestionarnos, como sucede con otras empresas insignia del capitalismo de plataforma, qu¨¦ supone amplificar el consumo de una empresa? donde los artistas que explotan llevan tiempo denunciando las condiciones a las que se someten? Su ra¨ªz y cebo est¨¢ en explotar a nuestra costa el s¨ªndrome del protagonista de la pel¨ªcula. Esa afecci¨®n que apela a nuestro narcisismo m¨¢s primigenio y que apela a ese fen¨®meno psicol¨®gico en el que todos nos creemos los protagonistas de la pel¨ªcula que se rueda en nuestro entrorno. Todo lo que haga la persona que lo sufre (caminar por la calle, escuchar m¨²sica de forma sentimental mientras mira melanc¨®lico por la ventana un d¨ªa de lluvia, entrar a una fiesta donde todos le conozcan y saludar a los presentes a lo Uno de los nuestros) responder¨¢ a esos h¨¢bitos que hemos asumido f¨ªlmicamente como v¨¢lidos y a la altura de las circunstancias del protagonista. Una versi¨®n m¨¢s de aquello que se escribi¨® en Alta Fidelidad: ??Escuchaba m¨²sica pop porque estaba deprimido, o estaba deprimido por escuchar m¨²sica pop??.
Curiosamente, el fen¨®meno de creernos una y otra vez el protagonista principal ha alcanzado cotas bastante c¨®micas en las redes. Tal y como recoge en una de sus ¨²ltimas newsletters Hayley Nahman, ha sido en TikTok donde m¨¢s nos hemos re¨ªdo del s¨ªndrome del protagonista de la pel¨ªcula. All¨ª se ha cocinado el meme ?Soy el personaje principal?, donde j¨®venes estadounidenses han practicado m¨²ltiples versiones (virales) sobre este tic nuestro de creernos el centro del universo como en todas esas pel¨ªculas con las que nos educamos sentimentalmente. Como en todas esas listas de lo mejor del a?o de nuestro Spotify. No hay mejor plan, y cebo, que el de hacernos creer que somos el mejor personaje de la pel¨ªcula que est¨¢n grabando a nuestro alrededor. Aunque todos sepamos que, como cuando nos lo dice nuestra t¨ªa Carmen, todo eso sea mentira y el guion (y producci¨®n) est¨¦ podrido.
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