?Pedante y muy serio?: c¨®mo el teletrabajo nos mostr¨® una faceta desconocida de nuestra pareja
El confinamiento saca a la luz la manera en que nos comportamos en la oficina, hasta entonces, inaccesible para nuestros compa?eros de piso y familiares
Cuando a Celia Sanz le toc¨® cambiar la oficina por su sof¨¢ en pandemia, a su novio H¨¦ctor Blanco le toc¨® currar en la cama. No hab¨ªa otra opci¨®n en su peque?o piso madrile?o de 40 metros. Para los que comparten vivienda, el coronavirus ha supuesto una especie de Gran Hermano. De pasar escasas horas en casa, a semanas enteras sin salir. No solo ha ocurrido para los que viven en pareja, tambi¨¦n para matrimonios con hijos o compa?eros de piso. Pero para algunos, aquel simp¨¢tico y gracioso compa?ero de piso se ha transformado en otra persona, en ocasiones, muy distinta a la que cre¨ªa conocer. ?Qu¨¦ hay detr¨¢s de estos papeles laborales alternativos??
M¨¢s de un a?o despu¨¦s de que la mascarilla forme parte de nuestra atm¨®sfera, casi tres millones de espa?oles contin¨²an teletrabajando. En la mayor¨ªa de los hogares, las escenas en el sal¨®n de casa apenas han variado. Sanz, de 30 a?os, se r¨ªe de que su novio le diga que parece algo ¡°pedante¡±, que se vuelve demasiado formal con sus tecnicismos, que no la reconoce. Lo mismo le ocurri¨® con su pareja a la bi¨®loga Marta Jim¨¦nez, de 30 a?os. ¡°Nos pasamos el d¨ªa haciendo tonter¨ªas, cantando y bailando chorradas. En la cocina, en la ducha¡ es un no parar¡±. Dice que en su casa son amantes del espect¨¢culo, pero que la pandemia les trajo algo inesperado: la exposici¨®n permanente de la personalidad que muestran en el trabajo del otro. ¡°?Pero qui¨¦n anda ah¨ª?¡°, se dec¨ªa Jim¨¦nez las primeras veces que escuch¨® a su novio durante las videollamadas. ¡°?Es que le cambia hasta el tono!¡±, se sorprend¨ªa. Cuenta que de pronto conoci¨® su voz m¨¢s grave, que le vio muy recto, demasiado serio.?Nada que ver con aquel que sale de la habitaci¨®n al terminar la reuni¨®n virtual. ¡°Mucho m¨¢s payaso¡±, se mofa ahora ella.
?Por qu¨¦ cambiamos tanto nuestra actitud y nuestro comportamiento? Jos¨¦ Maria Peir¨®, catedr¨¢tico de Psicolog¨ªa Social y del Trabajo y portavoz del Consejo General de Psicolog¨ªa de Espa?a, explica que esta forma de ser responde a lo que en psicolog¨ªa se denomina gesti¨®n de impresiones: ¡°Cuando nos relacionamos con otros tenemos conductas para influir en la forma en que nos perciben. Lo hacemos para potenciar o para proteger una imagen y que no nos la deterioren¡±. B¨¢sicamente, existen dos motivos principales por los que cualquiera, en el trabajo, cambia su forma de actuar. Seg¨²n Peir¨®, ¡°cuando nos relacionamos en cualquier aspecto, tenemos ideas y aspiraciones de qu¨¦ queremos, as¨ª como qu¨¦ esperamos de las personas con las que nos relacionamos. Tenemos expectativas y somos coherentes¡±.?
Para Dolors Liria, experta en Psicoterapia, salud profesional y psic¨®loga en el Colegio Oficial de Psicolog¨ªa de Catalu?a, estos comportamientos dispares responden a la necesidad de adaptaci¨®n: ¡°Es diferente si la relaci¨®n con el interlocutor es sim¨¦trica o asim¨¦trica¡±. No es lo mismo comunicarse con un jefe que con un compa?ero. Uno no da una ¡°palmadita¡± en la espalda al primero.
En esencia, interiorizar o ser conscientes de los cambios de actitud sobre uno mismo es positivo.? ¡°Si una persona se transforma ¨Cde lo personal a lo laboral¨C porque est¨¢ convencida de que es bueno, eso se llama aprender. Pero si siempre se simula una especie de cara que no sale, puede ocasionar un estr¨¦s muy fuerte¡±, puntualiza el experto Peir¨®. De modo que cambiar es l¨®gico, pero hay que establecer l¨ªmites si no se quiere llegar al s¨ªndrome del impostor: ¡°El problema viene cuando tratamos de demostrar algo muy diferente a lo que ya somos. Si no se hace bien, saldr¨¢ a la luz. Y si lo haces tan bien que no te descubren, crear¨¢ problemas. Se muere de ¨¦xito¡±.
Cuando en una relaci¨®n se difuminan lo laboral y lo privado, descubrir facetas desconocidas hasta entonces de nuestra pareja o compa?eros de piso puede cuestionar el dilema sobre la autenticidad de nuestros seres queridos, como le ocurri¨® a la bi¨®loga Jim¨¦nez al escuchar el tono grave de su novio en el trabajo. Seg¨²n el psic¨®logo Peir¨®, ¡°en una relaci¨®n de dos personas que est¨¢n construyendo su propia vida, siempre se descubren nuevas facetas, as¨ª que la sorpresa puede ser positiva¡ o no¡±. Para Jim¨¦nez y su pareja, los meses de convivencia intensiva les han servido para analizar sus flaquezas y puntos fuertes, lo bueno y lo malo. Y despu¨¦s de todo, han seguido cantando y bailando sin pudor. Quiz¨¢ por eso hasta se han comprometido: ¡°Nos hemos dado cuenta de que hasta con el trabajo de por medio nuestras vidas son muy compatibles¡±.
Sin embargo, para muchos, descubrir que su pareja tiene una actitud demasiado autoritaria, o que tiene un comportamiento t¨®xico o que no es capaz de gestionar las emociones en su trabajo tampoco es grata sorpresa. Al teletrabajar, observa la psic¨®loga Liria, ¡°facilitamos que nuestra pareja sea observadora. Esto comporta una revelaci¨®n de una parte de nosotros que hasta ese momento era inaccesible¡±. La pandemia, asegura, ha expuesto a nuestro entorno situaciones en las que tenemos dificultad, y esto depender¨¢ de c¨®mo lo viva cada uno. ¡°Si est¨¢s trabajando y discutes en una videollamada, no te gusta que te observen¡±, dice Liria. Quiz¨¢ eso explique las ganas de tantas personas por volver a la oficina. Quique Mart¨ªn, un profesor gaditano de 50 a?os que vivi¨® la pandemia con su mujer y sus dos hijos, lo tiene claro: ¡°Cre¨ªamos que el teletrabajo estaba bien, pero tampoco hay que pasarse¡±.?
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