Busco hombres, por Eva Hache

En Google. Inicio una ardua investigaci¨®n, y para que me haga juego con el especial de esta semana tecleo ?hombres? en el armario de la sabidur¨ªa, y me sorprendo. No me esperaba casi ninguna de las diez primeras entradas.

La primera: Mujeres, hombres y viceversa. Esos hombres. Me niego a creer que sean una muestra de la realidad. Quiz¨¢ sean un ?sue?o de suegra? porque son guapetones y han sido famosos durante una o m¨¢s semanas. Pero en cuanto la suegra deje el Prozac estoy segura de que le dir¨¢ a su hija que por favor se busque un hombre de provecho que pase menos horas que ella en el sal¨®n de la esteticien. Esteticien que, sospecho, les saca pasta bastante como para llamarle estetimil.

La segunda: Wikipedia. En su primera acepci¨®n, define ?hombre? como individuo de la especie homo sapiens, sin distinguir var¨®n o f¨¦mina. Reflexiono. Sapiens significa sabio. ?Qui¨¦n ser¨ªa el que se lanz¨® a la piscina y decidi¨® que, de entonces en adelante, ser¨ªamos llamados sabios? O a m¨ª se me escapa algo o, por lo menos, los participantes del horror de la primera entrada, sin distinguir var¨®n o f¨¦mina, se me salen de la clasificaci¨®n por todos los lados. O en la piscina no hab¨ªa agua y as¨ª se qued¨®.

Tercera: ?Por qu¨¦ los hombres tienen pezones? Pues hombre, yo creo que porque sin ellos quedar¨ªan rar¨ªsimos. Pero el zo¨®logo este de la Universidad de Oxford dice que es una chapuza de la evoluci¨®n. Que, aunque en algunas especies tanto el macho como la hembra amamantan, esto no se lleva en la nuestra y que la apuesta biol¨®gica ganadora consiste en que el macho invierta poco tiempo en la cr¨ªa y lo m¨¢ximo posible en aparearse con el mayor n¨²mero posible de hembras. Esta teor¨ªa ya se la hab¨ªa escuchado yo a alg¨²n espabilao, f¨ªjate. Que era cosa de la naturaleza, no de su pichabrava. Y recuerdo que vi un documental sobre hombres que hab¨ªan dado teta. O sea que si quisieran usar los pezones, podr¨ªan. Y no me parece mal. Pero escuchar el testimonio de unos chicos adolescentes que fueron amamantados por su padre¡­ me daba cosita.

Cuarta: Los 50 errores de los hombres en la cama. ?50! ?Se pueden cometer tantos errores en ning¨²n lado? Desconf¨ªo. En la posici¨®n ocho aparece ?hacerlo sin afeitarse?. Recuerdo alguna pasi¨®n que me hizo pasar dos d¨ªas con la barbilla escocida y m¨¢s feliz que una perdiz. Dejo de leer.

Quinta: P¨¢gina para hombres que ofrece, entre otros t¨®picos, superar inseguridades con consejos como ?Aprovechar las rebajas?. Felicitaos, oh, hombres, ?ya os dan consejos tan est¨²pidos como a nosotras!

Sexta: Una exposici¨®n de hombres desnudos escandaliza Viena. Me acuerdo de que el David de Miguel ?ngel se esculpi¨® a primeros del siglo XVI y me da la risa (por no llorar) nuestra pacater¨ªa del siglo XXI.

S¨¦ptima: Hombres, primera pel¨ªcula de Marlon Brando. Esto s¨ª. ESTO S?.

Octava: Hablemos mal de los hombres. La mayor colecci¨®n de t¨®picos escrita por la t¨ªpica que no se come n¨¢ con el subt¨ªtulo: ?Mientras se busca al pr¨ªncipe azul hay que re¨ªrse de los payasos?. Pues t¨² sigue ri¨¦ndote de los payasos, nena, que cuando llegue el pr¨ªncipe seguro que ser¨¢ soso, aburrido y como mucho te dar¨¢ un beso para que despiertes. Y que sepas que el azul, a menos que sea marino, no va con casi nada. Y el pr¨ªncipe lo mismo ni existe. Me irrito. No sigo. Y, por cierto, ning¨²n enlace porno. Buscad ?mujeres?.