As¨ª se genera una falsa pol¨¦mica: los v¨ªdeos de influencers rusas rompiendo bolsos de Chanel y la realidad de las sanciones
Tax Free env¨ªa un mail a los comerciantes espa?oles en el que recuerda la normativa: no se pueden vender productos de m¨¢s de 300 euros en Rusia o para su uso en Rusia.
Despu¨¦s de que varios medios se hicieran eco de las protestas de un reducido grupo de influencers rusas que rompieron sus bolsos de Chanel en protesta por la supuesta ?rusofobia? de la casa francesa, puesto que no les permit¨ªa comprar sus art¨ªculos si iban a llev¨¢rselos de vuelta a Rusia, Innova TaxFree ha recordado las nuevas medidas de la Uni¨®n Europea.?El ¨²ltimo reglamento,?pactado por los pa¨ªses miembros para imponer sanciones a Rusia por la invasi¨®n a Ucrania, limita la exportaci¨®n o venta de productos de lujo por un valor unitario superior a 300 euros a personas que residan en Rusia y vayan a pasar dichos productos por la aduana. En consecuencia, Innova TaxFree no podr¨¢ proceder a la emisi¨®n ni al pago de reembolsos del IVA. La nueva directriz, que no impide comprar m¨²ltiples art¨ªculos por un valor menor a 300 euros, ata?e fundamentalmente a las grandes casas de lujo, cuyos art¨ªculos acostumbran a tener un precio superior.
Las historias comenzaron a aparecer en los medios esta ¨²ltima semana, despu¨¦s de que Victoria Bonya,?modelo, presentadora e influencer de belleza de origen ruso, publicase un v¨ªdeo en su cuenta de Instagram en el que destrozaba un bolso de Chanel delante de sus m¨¢s de 9 millones de seguidores: ?Si la casa Chanel no respeta a sus clientes, ?por qu¨¦ tenemos que respetar nosotros a Chanel??, dec¨ªa antes de romper el bolso con unas tijeras de cocina. Unos d¨ªas m¨¢s tarde fue el turno de la presentadora rusa Marina Ermoshkina, quien sigui¨® el ejemplo de su compatriota y rompi¨® otro bolso de la firma, esta vez con unas tijeras de podar. La reacci¨®n de estas dos mujeres tuvo lugar despu¨¦s de que?Liza Litvin dise?adora de interiores, relatase a trav¨¦s de sus sociales una experiencia que fue recogida por el diario sensacionalista brit¨¢nico DailyMail, donde acusaba a la firma francesa de ?rus¨®foba? porque no pudo comprar sus productos en una tienda de Dubai:??Las tiendas occidentales piden datos de identificaci¨®n, y cuando das un n¨²mero ruso, lo vendedores dicen: ahora vendemos a los rusos solo bajo la promesa de que no llevar¨¢n los productos a Rusia y que no los usar¨¢n all¨ª?, explic¨®, acusando a la marca de discriminarla por su origen. ?Rusofobia en acci¨®n. Yo misma la experiment¨¦?.
A pesar de la repercusi¨®n que estas acciones han tenido en medios de todo el mundo, la llamada a la acci¨®n de estas influencers con millones de seguidores mediante?hashtag #ByebyeChanel, con el que se pretend¨ªa organizar un boicot a marca, apenas ha tenido repercusi¨®n entre otros usuarios (rusos o no) en redes sociales. Actualmente, hay poco m¨¢s de cien publicaciones asociadas al hashtag en Instagram, siendo muchas de ellas p¨¢ginas de noticias haci¨¦ndose eco del llamativo v¨ªdeo de Bonya, es decir, la propia informaci¨®n retroalimenta la viralidad. El escaso ¨¦xito de su iniciativa puede deberse a lo residual de la protesta, ?cu¨¢ntas personas en Rusia pueden verse ahora mismo afectadas por las supuestas acusaciones que estas influencers lanzan contra una firma de lujo? O tambi¨¦n puede deberse a que, de no haber aparecido en tantos medios, el contenido no hubiese llegado a ser noticia.
?En los l¨ªmites de la econom¨ªa de la atenci¨®n, los conflictos siempre provocan que mire la gente?, escrib¨ªa la periodista y escritora Jia Tolentino en un ensayo dedicado a la identidad en Internet dentro de su libro ¡®Falso Espejo¡¯. El v¨ªdeo de una mujer destrozando a tijeretazos un bolso mientras acusa a la marca de ?rusofobia? es m¨¢s atractivo que la aburrida y burocr¨¢tica realidad que se esconde detr¨¢s. En esta ¨¦poca de competici¨®n por la acumulaci¨®n de atenci¨®n y de reacciones, las publicaciones se tornan performativas para ser m¨¢s eficaces y los medios caen en la misma b¨²squeda por atenci¨®n. De esta manera, la performance?residual de unas pocas influencers parece m¨¢s grande de lo que es en realidad, puesto que indigna (si atendemos a sus argumentos de discriminaci¨®n), enfurece (en tanto que nos coloca en una posici¨®n superior de personas preocupadas por ?problemas de verdad?) o incluso divierte (puesto que son mujeres rompiendo bolsos) y, por tanto, se comparte.? Tal y como apuntaba Delia Rodr¨ªguez,?autora del ensayo ¡®Memecracia: Los virales que nos gobiernan¡¯ en un art¨ªculo en Verne?en el que diseccionaba las razones y motivos detr¨¢s de los grandes fen¨®menos de Internet, ?se sabe que para que la viralidad suceda debe mediar una emoci¨®n humana?. Sea cual sea.
En este caso, parece que solo dos?influencers?han partido a tijeretazos sus bolsos atendiendo a las publicaciones de Instagram, lo que refuerza la idea de que somos los propios medios quienes estamos haci¨¦ndonos eco de una noticia en un uso interesado y manipulador de la viralidad. De hecho, como han recordado representantes de la firma francesa a Business of Fashion o la propia BBC, la casa de la camelia solo est¨¢ aplicando las sanciones europeas contra Rusia que se aplican a todos los art¨ªculos de lujo. Seg¨²n el BOE: ?Queda prohibido vender, suministrar, transferir o exportar, directa o indirectamente, art¨ªculos de lujo enumerados en el anexo XVIII, a cualquier persona f¨ªsica o jur¨ªdica, entidad u organismo en Rusia o para su uso en Rusia?. Es decir, ning¨²n residente en el pa¨ªs, sea de la nacionalidad que sea, podr¨¢ llevarse de vuelta ninguno de los art¨ªculos detallados en el anexo VXIII, que son, entre otros: caballos, caviar y sus suced¨¢neos, trufa, vinos (incluidos los espumosos), cervezas, aguardientes y bebidas espirituosas, cigarros puros y cigarritos, perfumes, aguas de tocador y productos de cosm¨¦tica, incluidos los productos de belleza y de maquillaje, art¨ªculos de cuero, de guarnicioner¨ªa y de viaje, bolsos de mano y art¨ªculos similares y ropa, complementos y zapatos (independientemente del material con que est¨¦n fabricados). En definitiva, ni es solo Chanel, ni tiene que ver con los ciudadanos rusos.
En todo caso, un representante de la firma francesa ha declarado al medio especializado?Business of fashion que la marca est¨¢ trabajando para mejorar el modo en el que solicitan la informaci¨®n de residencia a sus clientes. ?Reconocemos que este proceso ha decepcionado a algunos de nuestros clientes. Pedimos disculpas por cualquier malentendido que esto pueda haber causado, ya que dar la bienvenida a todos nuestros clientes, sin importar de d¨®nde vengan, es una prioridad para Chanel?. Los v¨ªdeos de las influencers?contin¨²an publicados. Que la realidad no estropee un buen viral.
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