La chaqueta de Chanel: el misterio de la prenda capaz de poner de acuerdo a todas las generaciones
En pocos aspectos coinciden boomers, mileniales o zetas, pero algo tiene la chaqueta que hizo popular Coco Chanel que consigue el consenso.
A las 11 de la ma?ana de una fr¨ªa jornada de enero de 1983, las salas parisinas del 31 de la rue Cambon volv¨ªan a bullir de expectaci¨®n ante el inminente estreno de Karl Lagerdeld como director creativo de Chanel. La escalera en la que Coco sol¨ªa sentarse a observar sus colecciones recuperaba todo el protagonismo. Por aquel entonces, 12 a?os despu¨¦s de la muerte de su fundadora, la firma de lujo languidec¨ªa, sustentada solo por las ventas de sus perfumes. Y estas tambi¨¦n empezaban a resentirse. Los due?os de la compa?¨ªa, los Wertheimer, sab¨ªan que necesitaban revitalizar la divisi¨®n de moda para mantener la p¨¢tina de esplendor del superventas N?5 y para ello ficharon a aquel alem¨¢n misterioso al que conoc¨ªa todo Par¨ªs.
As¨ª recuerda Andr¨¦ Leon Talley, amigo del k¨¢iser, aquel d¨ªa en sus memorias, En las trincheras de la moda (Superflua): ¡°En esa primera colecci¨®n, Karl trat¨® con irreverencia las d¨¦cadas de refinamiento de Chanel. La ropa era asombrosamente retro, con elementos de la est¨¦tica del dise?o de Chanel de los a?os veinte y treinta, pero sin parecer salida de un archivo¡±. En aquel primer desfile Lagerfeld extrajo todas las claves del lenguaje de la casa y las agit¨® sin ninguna contemplaci¨®n. Las perlas, las cadenas, la camelia, el logo con la doble c, el zapato bicolor y, por supuesto, el traje de tweed, se convirtieron desde entonces en sin¨®nimo de la maison a fuerza de volver incansablemente sobre ellos durante m¨¢s de tres d¨¦cadas.
El recurso funcion¨® (maravillosamente bien) y la chaqueta de lana se erigi¨® como un b¨¢sico atemporal capaz de resistir hasta el paso de la apisonadora de las tendencias. La prenda, que hoy es la estrella de las tiendas de segunda mano de lujo como Vestiaire Collective o de la secci¨®n dedicada al vintage de Farfetch, sigue acaparando titulares. El ¨²ltimo, el que hablaba del traje de segunda mano (de la colecci¨®n p-v 1995) que luci¨® la cantante Olivia Rodrigo para visitar la Casa Blanca y hacerse un selfie con el presidente estadounidense, Joe Biden. ¡°Las b¨²squedas para ¡®Chanel vintage¡¯ han aumentado un 200% intersemanal¡±, apuntan desde el buscador Lyst, ¡°despu¨¦s de que la artista llevase un traje rosa vintage de la marca a la Casa Blanca para promocionar las vacunas para la covid entre los j¨®venes¡±.
Rodrigo no es el ¨²nico miembro destacado de la generaci¨®n zeta que la luce. El muy diverso nuevo casting de Gossip Girl ya ha sido visto con ella y a la vocalista del grupo de pop coreano Blackpink, Jennie, sus fans la llaman la human Chanel, la Chanel humana, por su devoci¨®n hacia la marca.
En los primeros ¡®dosmiles¡¯ las encargadas de rejuvenecer la chaqueta fueron c¨¦lebres mileniales como Mischa Barton o Blake Lively. Pero el ¨¦xito de esta pieza radica precisamente en que no necesita mucho antiaging. No es un cl¨¢sico con olor a naftalina sino uno que ha sido una y otra vez reinterpretado, en primer lugar por el propio Lagerfeld. Esta americana acepta gustosa cualquier nueva enmienda y se presta a ser adaptada al estilo de cualquiera. De cualquiera, eso s¨ª, que tenga al menos un par de miles de euros disponibles.
Pero m¨¢s all¨¢ de su versatilidad, la prenda envuelve otras caracter¨ªsticas que favorecen su ¨¦xito. Aunque quiz¨¢ la m¨¢s relevante hoy sea la que enamor¨® a Leon Talley en los ochenta, su toque retro. ¡°Aumenta r¨¢pidamente el uso de la nostalgia como estrategia principal de marketing, ya que ofrece una influencia reconfortante durante toda la pandemia¡±, se?alan desde la consultora WGSN. Hoy vende la morri?a de un mundo m¨¢s sencillo, en el que no se o¨ªa hablar del coronavirus y la familiaridad que reconforta. En el caso de la chaqueta que nos ocupa, seducen las versiones m¨¢s kitsch de los noventa.
?M¨¢s a su favor? Tambi¨¦n sienta bien. Rematada con una cadena escondida en su bajo para que el peso garantice su correcta colocaci¨®n, toma del armario masculino las ideas fundamentales sobre las que se cimenta la sastrer¨ªa. Cuando Coco apost¨® por ella, hace un siglo, tras investigar los guardarropas de sus amantes, buscaba comodidad, simplicidad y funcionalidad. Pero el ¨¦xito viral del traje de tweed no pertenece a esos primeros a?os de Coco como dise?adora, sino al regreso de una firma af¨ªn a las resurrecciones: cuando en 1954, con 71 a?os, reabre su casa de modas en un mundo entregado a la exuberancia de Dior. Pese a las reticencias iniciales, a la modista le bastaron un par de temporadas para imponer su tailleur. ¡°Su prop¨®sito fue construir un uniforme o una m¨¢quina perfecta con la que vestir el cuerpo femenino, crear un objeto de dise?o aut¨¦ntico, pensado ergon¨®micamente para satisfacer diferentes necesidades: movimiento, elegancia y flexibilidad¡±, escribe Enrica Morini en Storia della Moda. Es entonces cuando la prenda se convierte en sin¨®nimo de la casa, con el apoyo de im¨¢genes imborrables para la cultura popular como aquella de Jackie Kennedy de rosa. Pese a que no se puede ignorar que la maquinaria de la compa?¨ªa est¨¢ detr¨¢s de que el fen¨®meno no decaiga, sorprende que este icono de la moda siga acumulando?instant¨¢neas memorables para el ¨¢lbum de la cultura popular.
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