?Poseer las prendas ya no es el objetivo?: as¨ª ser¨¢ la compra del ma?ana
La ciencia, el mercadeo responsable y las transacciones sostenibles marcar¨¢n la agenda del consumo de moda de los pr¨®ximos a?os.
Buscar alternativas al consumo de moda tal y como lo conocemos es la ¨²nica salida razonable si hablamos de sostenibilidad real. A estas alturas del partido medioambiental, que vamos perdiendo, puede decirse que ya lo hemos probado todo en t¨¦rminos de aplicaciones tecnol¨®gicas orientadas al consumo textil. O casi. De la impresi¨®n 3D a las colecciones virtuales (ropa que no existe en el plano f¨ªsico, como la que puso a la venta la cadena noruega Carlings en 2018), pasando por el e-fitting (probarse la ropa a trav¨¦s de filtros de Instagram o aplicaciones de realidad aumentada) poco queda que avanzar, si no es el traje de Capitana Marvel que permita alterar los colores y estampados a golpe de sensores para poder estrenar modelo personalizado cada d¨ªa.
Estudios recientes certifican que la sostenibilidad marcar¨¢ definitivamente la agenda consumista en breve: el sondeo que la C¨¢mara Nacional de la Moda Italiana realiz¨® durante sus terceros encuentros a prop¨®sito del tema, a principios de 2019 en Mil¨¢n, anuncia que los compradores de mecas como Barneys y Saks en Estados Unidos, Printemps en Francia o La Rinascente en Italia doblar¨¢n sus gastos ¨Cdel 23% al 40%¨C en productos respetuosos con el planeta en los pr¨®ximos cinco a?os. Sin embargo, todos intuimos que en realidad es posible extraer otra conclusi¨®n: podr¨ªamos intentar comprar esa ingente cantidad de ropa que ya est¨¢ en circulaci¨®n, en lugar de adquirir prendas de nueva factura. Consumir, s¨ª, pero sin ¡®gastar¡¯.
?La moda satisface las necesidades psicog¨¦nicas de los consumidores. Cualquier soluci¨®n de compra al respecto tendr¨¢ que reconocer ¨Cy mantener¨C esos beneficios?, expone Mark Summer, profesor de la University School of Design de Leeds, en Fixing Fashion, el cap¨ªtulo indumentario del Comit¨¦ de Auditoria Medioambiental instaurado por el Parlamento brit¨¢nico. He ah¨ª el quid del asunto: que no queremos renunciar al compulsivo ciclo de la inmediatez, al ansioso lo veo-lo quiero-lo compro, as¨ª que ya pueden ir haci¨¦ndonos la terapia sostenible, que no necesitamos m¨¢s cargos de conciencia.
Los estudios dicen que aquello que compramos al satisfactorio tunt¨²n apenas lo vestimos tres veces. ?Este es un modelo caduco. Las marcas sin estrategias sostenibles tienen un serio problema?, concede la consultora y predictora de tendencias brit¨¢nica Geraldine Wharry, que asegura fundamentar su pron¨®stico simplemente en observar la evoluci¨®n de los actuales comportamientos sociales. Goeff Ruddell, analista de la asesor¨ªa internacional Morgan Stanley, aseguraba por su parte en un reciente comunicado que ?los consumidores han alcanzado su techo de felicidad comprando moda. Ya poseen demasiada?. ?Otro cambio de paradigma a la vista?
Mientras, los cient¨ªficos locos de la moda juegan en sus laboratorios. Ya hay programas que permiten realizar prendas de muestra en realidad virtual sin necesidad de producirlas en bucle hasta dar con el patr¨®n adecuado. Otros est¨¢n experimentado con f¨®rmulas de vestir personalizadas y de cero impacto medioambiental que vaya usted a saber cu¨¢ndo, c¨®mo y por cu¨¢nto se comercializar¨¢n (escaneado corporal 3D para ¡®confeccionar¡¯ prendas a medida seg¨²n la necesidad, artilugios de realidad aumentada con los que compartir en comunidad nuestros nuevos looks digitales, inteligencia artificial y tecnolog¨ªa 5G que convierten la ropa en una interfaz). Sin embargo, existen varias soluciones de consumo apa?adas que no tienen nada de ciencia ficci¨®n. V¨¦ase la fulgurante ascensi¨®n del mercado de moda de segunda mano. Desde hace un par de a?os se est¨¢ expandiendo a un ritmo 24 veces m¨¢s r¨¢pido que el de la industria de nueva confecci¨®n, alcanzando un valor de casi 24.000 millones de euros en 2018, seg¨²n informa ThredUP, el mayor portal de venta de ropa usada del mundo. La cuesti¨®n es tan seria que su crecimiento para el pr¨®ximo decenio se augura 1,5 veces mayor que el de la moda r¨¢pida, super¨¢ndola en volumen para 2028.
Vestir sin consumir
Ante semejantes datos, no es de extra?ar que la boutique electr¨®nica Farfetch haya puesto en marcha una versi¨®n ad hoc, Farfetch Second Life, donde vende ropa de segunda mano ¨Cfranca competencia para las ya veteranas Vestiaire Collective y The RealReal¨C, o que algunas marcas est¨¦n empezando a gestionar tama?o negocio por cuenta propia. Movimientos proartesan¨ªa, colecciones a base de reciclaje creativo y regreso al viejo ¡®hazlo t¨² mismo¡¯ aparte, la jugada se redondea con el no menos ascendente servicio de alquiler de ropa virgen, que garantiza al usuario libertad, flexibilidad de armario y m¨ªnima huella ambiental, a decir del informe ?El final del sentido de la propiedad para los productos de moda?, presentado por McKinsey, la consultora de referencia del mundo del lujo, el pasado febrero.
Junto a populares iniciativas digitales, tipo Rent the Runway, ya desfilan por la misma senda cadenas y marcas como Banana Republic, Ann Taylor, Urban Outfitters o H&M (que ofrece esta opci¨®n en su l¨ªnea sostenible, Conscious, en la tienda que inaugur¨® en Palma de Mallorca a finales de 2019). ?Poseer, tener en propiedad una prenda, un bolso o unos zapatos ya no es el objetivo final?, expone Rachel Sttot, analista de la consultora The Future Laboratory. ?De la misma manera que acudimos a canales de suscripci¨®n para escuchar m¨²sica o ver series, tarde o temprano veremos un acercamiento igual a la moda, proporcionado por la inteligencia artificial. La gente podr¨¢ suscribirse a distintos servicios y alquilar prendas por un tiempo determinado en funci¨®n de sus necesidades indumentarias?.
Ah¨ª est¨¢: tecnolog¨ªa y consumo consciente, trabajando unidos para no acabar volviendo al medievo de las modas. Aunque si la visi¨®n de este futuro les va producir pesadillas de estilo, piensen que una de las im¨¢genes m¨¢s emblem¨¢ticas y a¨²n tan relevantes como influyentes de la moda del ¨²ltimo medio siglo, la de la portada del ¨¢lbum Horses de Patti Smith (1975), sali¨® de una tienda de ropa de beneficencia.
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