?C¨®mo ser¨¢n los desfiles del futuro?
Las herramientas digitales probablemente no sustituir¨¢n a los shows de moda, pero est¨¢n cambiando tanto el lugar que ocupan en la industria como nuestras expectativas sobre ellos.
Se dice que Charles Frederick Worth fue el padre de la moda porque, aparte de ser el primero en firmar sus creaciones e imponer su gusto a sus clientas, comenz¨® a utilizar sosies (dobles) para presentar sus propuestas en la privacidad de su sal¨®n de Costura. Desde entonces, el desfile ha estado ligado ¨ªntimamente a la moda, hasta el punto de ser considerado la culminaci¨®n necesaria de cualquier colecci¨®n y el escaparate publicitario imprescindible para todo dise?ador.
En 1984, Thierry Mugler pone a la venta entradas para ver su desfile en el Zenith Club de Par¨ªs. Se venden cerca de seis mil. Margiela har¨ªa lo propio, aunque con un ¨¦xito de convocatoria mucho menor, en 1989. Han pasado m¨¢s de ochenta a?os desde el nacimiento de los desfiles de moda, ocho d¨¦cadas marcadas, primero por los desfiles para compradores en las tiendas o los ateliers de los dise?adores y despu¨¦s por las pasarelas consagradas a las celebrities y la prensa especializada.
Los desfiles, cada vez m¨¢s espectaculares y teatralizados, comienzan a parecerse a eventos cercanos al concierto de rock. En 2006 Dolce&Gabbana sientan en el front row a BryanBoy y Tavi Gevinson al lado de Anna Wintour, dando a entender que, a efectos medi¨¢ticos, importan m¨¢s los observadores de los vestidos que los vestidos mismos. Y, sobre todo, que el periodismo de moda debe dejar paso a un tipo de cr¨ªtica mucho m¨¢s ¡°democr¨¢tica¡±.
En 2011, Nicola Formichetti, director creativo de Mugler, logra que Lady Gaga presente su nuevo tema en mitad de su desfile. No vende entradas, pero cientos de miles de espectadores aguardan expectantes a que comience la emisi¨®n en streaming. En poco m¨¢s de dos d¨¦cadas, el desfile pasa de ser ¡°el nuevo teatro¡±, como dir¨ªa Liza Minelli, a convertirse en una especie de evento semimasivo e interplanetario, algo as¨ª como una Super Bowl para iniciados que gente de todas las partes del planeta puede disfrutar? en tiempo real mientras opina sobre el resultado.
Hoy d¨ªa, que existen m¨¢s de 100 fashion weeks, los calendarios de las capitales m¨¢s importantes acogen desfiles oficiales, extraoficiales, privados y multitudinarios y, sobre todo, que las marcas low cost comienzan a presentar sus propuestas en estas mismas semanas, la pasarela est¨¢ dejando de ser considerada la ¨²nica meta de una firma de moda. Menos a¨²n cuando el streaming y otras herramientas digitales le han hecho ganar adeptos pero perder cierto car¨¢cter especial y exclusivo.
Sin embargo, esa estrategia llevada a cabo por Tom Ford para recuperar la expectaci¨®n y que consisti¨® en presentar sus colecciones a puerta cerrada ante un n¨²mero muy reducido de invitados s¨®lo funcion¨® un par de temporadas.? Este mes desfilar¨¢ ante cerca de mil personas e incluso ha abierto una convocatoria para que los bloggers asistan a su desfile. Y es que probablemente la soluci¨®n no pase por negar la evidencia y regresar al pasado.? Una colecci¨®n que no puede compartirse en Facebook, Twitter o Instagram ejerce al principio la fascinaci¨®n de lo privado pero al poco tiempo acaba por perder el inter¨¦s.
Tampoco se trata de que estos formatos hayan revolucionado algo tan definitorio de la moda como es el desfile, pero podr¨ªa decirse que desde que existen el fashion film, las plataformas sociales y las retransmisiones en directo, podemos vislumbrar distintas alternativas futuras que restan protagonismo a las pasarelas pero las convierten en una pieza clave de un puzzle mucho m¨¢s amplio, el del branding. Al contrario de lo que se auguraba hace un par de a?os,? parece que el fashion film no va a reemplazar a los desfiles en vivo. Helmut Lang ya jug¨® con dicha propuesta en 1998 e inmediatamente despu¨¦s volvi¨® a organizar desfiles al uso. Las colecciones masculinas de Pilati en versi¨®n filmada tambi¨¦n duraron pocos a?os. Gareth Pugh, firme defensor de las presentaciones pr¨®ximas al? videoarte ha decidido aunar v¨ªdeo y pasarela al darse cuenta de que quiz¨¢ en un desfile no se pueda controlar todo ni expresar el movimiento como lo expresan sus colaboraciones con Ruth Hoegben y Showstudio, pero la pasarela es un ritual por el que, a¨²n hoy, hay que pasar si se quiere recibir la atenci¨®n de los medios especializados. La Moda es innovadora en el contenido, pero no tanto en la forma.
Tavi Gevinson, sentada en el front row de Rodarte en 2010, es uno de los s¨ªmbolos de la democratizaci¨®n de la moda. Fue una de las primeras blogueras en conseguir un asiento en primera fila.
Getty
No obstante, estos v¨ªdeos resultan una alternativa eficaz para esas marcas emergentes cuyas propuestas se encuentran dentro de lo que solemos considerar como vanguardista o transgresor y que quiz¨¢ no pueden financiarse un desfile al uso. De ah¨ª que el Britsh Fashion Council haya lanzado un programa digital en el que conviven fashion films, desfiles en streaming y presentaciones digitales durante la semana de la moda londinense.
En el caso de las firmas reconocidas, sus esfuerzos se centran en brillar por encima de sus cada vez m¨¢s numerosos competidores (y sus correspondientes desfiles) y en luchar por generar un compromiso emocional con todos esos clientes potenciales que ahora pueden ver sus propuestas sentados en el sof¨¢ de su casa. La clave, por lo tanto, ya no se fundamenta en la exclusividad o la espectacularizaci¨®n sino en la inmersi¨®n.
Los recursos van desde emular virtualmente la pasarela que albergar¨¢ el desfile (Vuitton), abrir el show con v¨ªdeos que muestran el fitting o el backstage (Raf Simons), grabar y fotografiar al p¨²blico a trav¨¦s de unas gafas (Diane Von Fustenberg) poder hacer fotos como si estuvieras en el front row (Dior), ver el espect¨¢culo en medio de Picadilly Circus o incluso encargar las prendas mientras las ves desfilar (Burberry).
KCD Production es una empresa que se dedica a ofrecer desfiles digitales. Lo suyo no son meros streamings, sino desfiles pregrabados en los que se ofrece (bajo invitaci¨®n)? informaci¨®n adicional de los materiales, fotos en alta calidad e incluso el making of del evento. Prabal Gurung y See by Chloe ya han probado este formato.? Pero no s¨®lo las colecciones y sus datos t¨¦cnicos son inmediatos, tambi¨¦n las cr¨®nicas. Showstudio, fiel a su filosof¨ªa voyeur, permite presenciar tertulias con cr¨ªticos reconocidos mientras se desarrollan los desfiles e inmiscuirse en ellas a trav¨¦s de Twitter.
El desfile sigue siendo una condici¨®n necesaria, pero no suficiente. De nada sirve hoy poseer un escaparate espectacular si el resto del espacio (almacenes inclu¨ªdos) no resulta entretenido y apetecible. Las pasarelas se unen a v¨ªdeos que retratan el proceso de producci¨®n, a relatos de estilos de vida en revistas creadas por la propia marca, a cortometrajes y a aplicaciones que a?aden valor a cada producto.? Del elitismo a la teatralizaci¨®n, de la teatralizaci¨®n al acontecimiento y del acontecimiento a la inmersi¨®n. El futuro del desfile pasa por saber introducir la colecci¨®n en el engranaje de la marca y, ante todo, por saber introducirnos a nosotros. Convertirnos en fot¨®grafos, invitados, cr¨ªticos o modelos.
El desfile como teatralizaci¨®n de la moda: en 2011, Nicola Formichetti, director creativo de Mugler, logra que Lady Gaga presente su nuevo tema en mitad de su desfile
Getty
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.