Cultura pop vs. feminismo
Las j¨®venes generaciones toman posici¨®n en torno a las reivindicaciones femeninas y dejan claro que la peleada liberaci¨®n -incluida la sexual- sigue siendo un reto.
![Cultura pop vs. feminismo](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/5JR4W44EEROOVKZXBF4Q4WF7LU.jpg?auth=f5e1d0aafbb16c595f108956a8b3acbb1eaaf7f9901a8cdeb14e570c455bd78e&width=414)
De Femen al Ca?etegate, y de Sheryl Sandberg a Lena Dunham, el feminismo parece estar mucho m¨¢s presente en la agenda medi¨¢tica de lo que lo estaba hasta hace un par de a?os. Los indicios est¨¢n ah¨ª para quien quiera contarlos. Del ¨¦xito editorial de C¨®mo ser mujer, de Caitlin Moran, que ya va por su tercera edici¨®n en Espa?a, al disco de Beyonc¨¦, que es pr¨¢cticamente un ensayo en torno a su particular y discutido estilo acerca del movimiento. Adolescentes como Lorde y Tavi Gevinson abogan por un feminismo desacomplejado y la moda empieza a sacar tajada. Queda claro al ver lo que hace Dimepiece, la marca favorita de Cara Delevingne, con sus camisetas que proclaman Ain¡¯t no wifey (no soy tu mujercita), American Apparel, que le pidi¨® un dise?o pol¨¦mico a la activista Petra Collins, o Married to the Mob, que estampa sobre sus prendas la leyenda Fine ass feminist (pedazo de feminista).
La fundadora de la ¨²ltima, Leah McSweeney, declara: ?Mis camisetas no har¨¢n nada por mejorar la igualdad entre hombres y mujeres, pero por lo menos empiezan la conversaci¨®n?. Lo mismo opina la modelo y activista australiana Ollie Henderson, quien distribuye entre sus compa?eras de pasarela sus prendas con esl¨®ganes como Start the riot (comienza la revuelta).
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Cara Delevingne con camiseta de DimePiece que reza ?No soy tu mujercita?.
?Buenas noticias??No hay que hacer juicios precipitados. Germaine Greer, la autora del cl¨¢sico?La mujer eunuco, asegura que las cosas est¨¢n peor ahora que cuando ella public¨® su libro en 1970. ?Nunca pens¨¦ que las redes sociales se convertir¨ªan en este pozo sin fondo de odio a la mujer. La liberaci¨®n no lleg¨®, ni siquiera la sexual. Lo ¨²nico que se liber¨® fue la pornograf¨ªa comercial y la fantas¨ªa, pero no la sociedad?, afirma en el documental de la BBC?Blurred Lines: la nueva batalla de los sexos. El t¨ªtulo, prestado de Robin Thicke y Pharrell Williams, viene que ni pintado, por las zonas grises en las que se sit¨²a el debate y por la propia controversia que arrastr¨® la canci¨®n, considerada por algunos como una apolog¨ªa de la violaci¨®n.
El reportaje explora varios enclaves de la cultura pop contempor¨¢nea, desde la industria del videojuego a la nueva comedia. Gran parte del debate se sit¨²a en, sobre y alrededor de Internet y de la cultura del chat. Una de las entrevistadas, la columnista Laurie Penny, afirma que el sexismo ?est¨¢ en el ADN de Internet porque ¨¦ste proviene de lo?geek?(inspirado en la tecnolog¨ªa) que durante mucho tiempo fue un entorno profundamente mis¨®gino y cultiv¨® una desconfianza hacia lo femenino?.
A Nuria Varela, periodista y autora de?Feminismo para principiantes?(Zeta Bolsillo), le indigna esta afirmaci¨®n: ?El machismo no est¨¢ en ning¨²n ADN, ni biol¨®gico ni virtual. El machismo se aprende, y quienes lo ejercen lo hacen porque les aporta privilegios. A las redes trasladamos nuestra mirada y nuestra cultura?.
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Los creadores de la marca Desert Designs (en la foto, en la Fashion Week australiana).
Getty Images
Sin embargo, s¨ª est¨¢ de acuerdo con Germaine Greer. ?Totalmente. Estamos peor ahora. La revoluci¨®n se estanc¨® precisamente en la cultura y en lo l¨²dico. No en las leyes ni en la educaci¨®n?. Se le acumulan los ejemplos: ?Hace poco me sent¨¦ a ver el primer cap¨ªtulo de la serie B&B (Telecinco). Las tramas normalizaban, una tras otra, las desigualdades del patriarcado?, denuncia. ?Y campa a sus anchas en el?hip-hop?y el?reggaeton?, dice. Esto ¨²ltimo no es anecd¨®tico. Aunque su presencia en los medios generalistas es limitada, actualmente los ritmos neocaribe?os constituyen el aut¨¦ntico?mainstream?en nuestro pa¨ªs. En el?top ten?de las canciones m¨¢s escuchadas en Espa?a en 2013 que publica YouTube no estaban Pharrell Williams ni Beyonc¨¦, pero s¨ª Daddy Yankee y Kiko Rivera, autor de dos?hits?que no pasar¨ªan precisamente el test de Bechdel:?Chica Loca?y?Qu¨ªtate el top.
?Es solo un chiste?.?Cuando se se?ala el cociente sexista de un determinado producto cultural, la respuesta a menudo incluye un ?solo? (?Es solo una canci¨®n?, ?Es solo una pel¨ªcula?) y va acompa?ada de un reproche: ?Qu¨¦ poco sentido del humor?. Ah¨ª, en el humor, hay otra batalla con hect¨¢reas de zonas grises y mucho por discutir. El psic¨®logo Thomas Ford, profesor de la Universidad de Western Carolina, lleva m¨¢s de una d¨¦cada investigando los efectos de los chistes sexistas. Asegura que la broma no vuelve machista ni al que lo cuenta (necesariamente) ni al que lo escucha, pero s¨ª genera una atm¨®sfera en la que el sexismo est¨¢ tolerado. ?No inicia el prejuicio pero lo propicia. Crea un clima social en el que los hombres sexistas se pueden sentir c¨®modos expresando cosas que de otra manera se callar¨ªan, por miedo a un castigo social?.
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Intercambio de papeles en Defined Lines, el v¨ªdeo parodia de Blurred Lines.
D.R.
El c¨®mico Brendon Burns, quien ha trabajado con Ricky Gervais y Sacha Baron Cohen, afirma en cambio que excluir a las mujeres o a cualquier otro grupo del humor es discriminaci¨®n. ??Por qu¨¦ deber¨ªan sentirse ellas como vacas sagradas??, pregunta. Para Ford, esa es una respuesta autocomplaciente, y cita sus investigaciones: ?El humor sexista siempre es m¨¢s que solo-un-chiste. Los hombres machistas que se exponen a ¨¦l demuestran mayor voluntad de discriminar, son m¨¢s proclives a la violencia contra las mujeres y aceptan los mitos sobre la violaci¨®n?.
El principio de la pitufina.?Transformers 4: La era de la extinci¨®n, X Men: D¨ªas del futuro pasado, El amanecer del planeta de los simios¡ la pr¨¢ctica totalidad de los blockbusters que se estrenar¨¢n este verano se rigen por lo que se llama ?el principio de la pitufina?: cuando en un universo cerrado de personajes existe uno solo femenino, concebido como una subespecie an¨®mala. ?Las mujeres est¨¢n infrarrepresentadas en el cine, la televisi¨®n, Internet y otros tipos de entretenimiento. El a?o pasado, solamente el 30% de los personajes con di¨¢logo los representaron mujeres y el 15% de los filmes m¨¢s vistos ten¨ªa papeles femeninos protagonistas?, resume Andrea Letamendi, quien pilota la web Under the Mask, en la que analiza el mundo de los superh¨¦roes. Las franquicias de enmascarados llevan m¨¢s de un lustro siendo la gallina de los huevos de oro de Hollywood. Han resucitado Thor, Superman, Batman, Iron Man¡ pero todav¨ªa no lo ha hecho Wonder Woman, a la que le est¨¢ costando volver al cine, en parte porque Hollywood no ha superado el fiasco de?Catwoman?en 2004 y?Elektra?en 2005. ?El resultado de esto es lo que llamamos aniquilaci¨®n simb¨®lica. Al colocar tan pocas hero¨ªnas en la pantalla, le estamos diciendo al mundo que no son cre¨ªbles ni necesarias?, apunta Letamendi.
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Los hombres siguen dando muestras de su abuso de fuerza en las series. La ¨²ltima pol¨¦mica, en el tercer episodio de la cuarta temporada de Juego de tronos, con la supuesta violaci¨®n de Jaime a su hermana Cersei.
Canal +
Anita Sarkeesian tambi¨¦n explor¨® el principio de la pitufina y varios t¨®picos m¨¢s, como el s¨ªndrome de la mujer en la nevera (cuando la f¨¦mina solamente sirve como una v¨ªctima que es espoleada por el h¨¦roe), en su celebrada serie de v¨ªdeos sobre la misoginia en los videojuegos, que cuelga en la web Feminist Frequency. El trabajo de Sarkeesian provoc¨® ira entre algunos gamers, que la lapidaron con insultos y amenazas. Uno especialmente creativo, Ben Spurr, incluso cre¨® un videojuego llamadoGolpea a Anita Sarkeesian. En paralelo, la activista recogi¨® centenares de apoyos y recaud¨® hasta 150.000 d¨®lares (unos 110.000 euros) en Kickstarter para poder seguir con su serie, mucho m¨¢s de los 6.000 d¨®lares que solicitaba.
El mero hecho de que existan webs como las de Sarkeesian y Letamendi, o las camisetas-logo que cit¨¢bamos al principio, incluso si, como dice Greer, la misoginia vive m¨¢s c¨®moda en la cultura popular en 2014 que en 1970, tambi¨¦n hay cada vez m¨¢s mujeres j¨®venes que la combaten. ?Bienvenidas?, les dice Varela. Incluso si lo hacen porque les parece que el feminismo est¨¢ de moda.
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Las cr¨ªticas al videoclip del tema I¡¯m a freak (arriba), de Enrique Iglesias, se suman al debate sobre el trato sexista que se da a las mujeres en el pop
D.R.
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