De v¨ªrgenes suicidas a icono generacional
Jeffrey Eugenides debut¨® en la escena literaria en 1993 con una novela sobre las ficticias hermanas Lisbon. Dos d¨¦cadas despu¨¦s, su influencia sigue presente.
Cuando en 1993 Peter Guttridge escribi¨® la ¨²ltima frase su rese?a para el diario The Independent sobre Las v¨ªrgenes suicidas, la primera novela de un por entonces semidesconocido Jeffrey Eugenides, posiblemente no se imaginaba hasta qu¨¦ punto ten¨ªa raz¨®n. El art¨ªculo terminaba aventurando que aquel debut: ¡°Podr¨ªa significar el inicio de una importante carrera literaria¡± y apenas diez a?os despu¨¦s el escritor estaba recibiendo nada m¨¢s y nada menos que un Pulitzer por su segunda novela, Middlesex. Actualmente, con otro t¨ªtulo casi reci¨¦n salido del horno, La trama nupcial, es uno de los novelistas contempor¨¢neos m¨¢s conocidos y mejor valorados, tanto por la cr¨ªtica como por el p¨²blico.
Posiblemente ni el propio Eugenides pensaba hace dos d¨¦cadas que las hermanas Lisbon iban a terminar convirti¨¦ndose en todo un referente generacional. El primer cap¨ªtulo del libro se public¨® en 1990 en el n¨²mero 117 de la revista literaria The Paris Review a modo de relato. Un a?o despu¨¦s los editores de la publicaci¨®n le otorgaron el premio Aga Khan a la mejor ficci¨®n literaria, poniendo de manifiesto el talento potencial del escritor (el galard¨®n no supone un gran beneficio econ¨®mico pero s¨ª es muy prestigioso) y elev¨¢ndolo al nivel de otros ganadores como Philip Roth o Paul West. Tuvieron que pasar otros dos a?os hasta que la novela, publicada como tal, viese la luz y la fascinaci¨®n que los narradores de la trama (escrita en primera persona del plural) profesaban por aquellas j¨®venes fuese compartida por el gran p¨²blico.
Everett
Sin embargo, no fue hasta que la historia dio el salto a la gran pantalla cuando las Lisbon alcanzaron el estatus de icono que son en la actualidad. En 1999 una joven Sofia Coppola, directora debutante (aunque con el nada desde?able aval de Francis Ford Coppola como productor) convirti¨® la novela en una pel¨ªcula que contaba en su reparto con nombres como los de Danny DeVito, Kathleen Turner, Josh Hartnett o Kirsten Dunst, encargada de dar vida a la promiscua e inolvidable Lux.
Coppola consigui¨® reproducir el ambiente asfixiante en el que se desarrollaba la vida de las hermanas y a su vez el aura casi m¨ªstica que caracterizaba a las j¨®venes gracias, en parte, a la banda sonora a cargo de los franceses Air, la fotograf¨ªa de Corine Day y, sobre todo, al dise?o de vestuario del que se encarg¨® Nancy Steiner.
Everett
La trama de Las v¨ªrgenes suicidas se desarrolla a mediados de los a?os 70 en Grosse Pointe, un suburbio de Detroit como en el que Eugenides pas¨® gran parte de su juventud. En la novela se describe detalladamente el estilo que despu¨¦s se plasmar¨ªa en im¨¢genes en la pel¨ªcula: faldas de cuadros, largas melenas de pelo rubio, el vestido de novia recortado de Cecilia y sus mu?ecas vendadas cubiertas por pulseras de colores, los encajes blancos cerrados hasta el cuello que vistieron las hermanas la noche del baile con los zapatos de tac¨®n a juego.
Todo ello conforma un imaginario que sobrepas¨® a la propia ficci¨®n y que se convirti¨® en un referente para varias generaciones, eclosionando con la llegada de los blogs, las autofotos y los filtros de Instagram. El ¨²ltimo gran ejemplo de la influencia de las Lisbon fueron las fotos de la despedida de soltera de Tatiana Santo Domingo, en la que ella y sus amigas, vestidas de largo y con coronas de flores, se llamaron a s¨ª mismas ¡°Las v¨ªrgenes suicidas¡±. Evidentemente no han sido las primeras en hacer referenciarlas y anteriormente otras como la dise?adora Erin Fetherston o la bloguera Tavi Gevinson utilizaron su est¨¦tica como inspiraci¨®n.
Un altar de Tavi Gevinson en honor a la cinta de Coppola.
Imagen via StyleRookie.com
Lo veinte a?os que han pasado desde la primera edici¨®n del libro no han hecho m¨¢s que reforzar su influencia, dejando constancia de su importancia tanto cultural como est¨¦tica. En el fondo, la novela no deja de ser una narraci¨®n sobre la angustia e incertidumbre que genera el paso de la infancia a la edad adulta y no hay mejor prueba de ello que las palabras que Cecilia le dirigi¨® a su m¨¦dico ante la incomprensi¨®n de este y que resumen la esencia de toda su impronta: Est¨¢ muy claro, doctor, que usted nunca ha sido una ni?a de trece a?os.
Everett
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