Del ¡®burkini¡¯ al ¡®hiyabch¨¢ndal¡¯: la decencia religiosa se pone deportiva
?Si una ni?a escoge llevar el hiyab, basado en motivos religiosos o culturales, hay que encontrar una forma para que la actividad deportiva sea posible?, aseguran sus creadores. Su proyecto de ¡®crowdfunding¡¯ ha sido todo un ¨¦xito en EEUU.
Una mujer toma el sol pl¨¢cidamente con su velo isl¨¢mico en las playas de Niza. Varios polic¨ªas se le acercan, la obligan a desvestirse y las fotos dan la vuelta al mundo. Cuando este verano la polarizada pol¨¦mica sobre el ¡®burkini¡¯ cop¨® el debate medi¨¢tico, una voz femenina quiso poner un poco de orden en todo ese caos de opiniones (masculinas, en su mayor¨ªa) sobre qu¨¦-debe o qu¨¦-no-debe vestir una mujer. Era Aheda Zanetti, dise?adora de la controvertida pieza de ba?o. Lejos de asociarla a voluntades religiosas de anular, a¨²n m¨¢s, al g¨¦nero femenino, la empresaria dej¨® clara su postura: ?Cre¨¦ el burkini para dar libertad a las mujeres, no para quit¨¢rsela?, escribi¨® en una columna de opini¨®n en The Guardian. En el texto, Zanetti contaba c¨®mo comprob¨® las dificultades (e incomodidades) de su sobrina por jugar en el equipo de voleibol con su hiyab (pa?uelo que cubre el pelo y cuello con el ¨®valo de la cara al descubierto). Tras hablarlo con su hermana, surgi¨® la pregunta: ??Por qu¨¦ se impide a una mujer practicar deporte por su recato??. M¨¢s que politizar el cuerpo femenino, la dise?adora luchaba por el aut¨¦ntico objetivo de su prenda: el de la funcionalidad y la comodidad. ?Cualquier persona puede utilizar un burkini: cristianos, jud¨ªos, hind¨²es. Es simplemente una prenda de vestir para una persona discreta, o para alguien que sufra de c¨¢ncer de piel, para una madre reciente que no quiere ponerse un bikini. No simboliza el islam?, enfatiz¨®.
Aclarado el plano denotativo de la prenda (de las m¨²ltiples connotaciones ya se ha hablado largo y tendido), otro proyecto ha nacido siguiendo esa estela de usabilidad que comercializa el ¡®burkini¡¯. Hablamos del hiyab deportivo, o ¡®hiyach¨¢ndal¡¯, que, curiosamente, tambi¨¦n naci¨® tras ver c¨®mo un grupo de adolescentes ten¨ªa dificultades para jugar a baloncesto. Fatima Hussein lo ha comprobado durante la ¨²ltima d¨¦cada en el centro deportivo del barrio Cedar-Riverside de Minneapolis (Minessota), donde trabaja ayudando a que las ni?as musulmanas tengan mayor acceso a la actividad deportiva (los porcentajes son baj¨ªsimos comparados con sus compa?eros masculinos). Continuamente ve¨ªa como los hiyabs eran totalmente incompatibles con un uso atl¨¦tico y entorpec¨ªan el desarrollo deportivo. As¨ª que decidi¨® crear un prototipo de uniforme para las musulmanas en 2015. Lo hizo en colaboraci¨®n con la comunidad y con el apoyo de la Universidad de Minessota. Visto el ¨¦xito, se ali¨® con Jamie Glover ¨Cuna empresaria local¨C, ambas fundaron la firma Asiya (que responde al nombre de una mujer sabia y justa en la historia musulmana) y? llevaron su proyecto a una exitosa campa?a de crowdfunding para poder comercializar sus hijabs deportivos ligeros y que absorben la humedad.
?El hiyab deportivo permite a las chicas concentrarse en el deporte, y no en lidiar con lo que llevan puesto. Las ni?as y mujeres no tienen que preocuparse de su hijab se les caiga o se mueva. Nuestros dise?os no requieren clips para sujetarlo y est¨¢n hechos de material el¨¢stico, as¨ª que proporcionan mayor seguridad tanto para la chica que lo usa como para el resto de j¨®venes en la cancha?, apunta por correo electr¨®nico Jamie Glover, cofundadora de Asiya. Su marca apuesta por tres modelos: el lite, para la atleta que solo quiere cubrir el cabello pero est¨¢ c¨®moda ense?ando el cuello; Sport, para aquella que prefiera cubrir pelo y cuello y Fit, inspirado para ?hermanas mayores y madres que tambi¨¦n quieren llevar hiyab mientras practican deporte, pero con m¨¢s cobertura?.
Su proyecto ha sido todo un ¨¦xito. En Kickstarter traspasaron su objetivos (recaudaron 38.000 d¨®lares, un 145% de lo que pretend¨ªan inicialmente) y tambi¨¦n han recaudado dinero desde un plan estatal de start ups de Minessota, donde se han alzado con el premio Top-Woman led Company y el Top-Minority-Led Company. ?Estamos abrumadas por la incre¨ªble respuesta que hemos tenido?, cuenta esta empresaria, y asegura que ya ha patrocinios deportivos y que han decidido continuar con la predemanda desde Indiegogo.
El ¡®hiyachandal¡¯ responde a una oleada de expansi¨®n de la moda isl¨¢mica.?El tesett¨¹rl¨¹, o moda velada, mueve al a?o 96.000 millones de d¨®lares en todo el mundo, seg¨²n un estudio de la escuela de moda Esmod Dubai, y gran parte de este pastel se lo llevaba, hasta ahora, Turqu¨ªa. Pero la industria, pese a la indignaci¨®n y firme oposici¨®n de Pierre Berg¨¦, acerca posiciones con el mercado isl¨¢mico. Las egobloggers con velo son ya mucho m¨¢s que un fen¨®meno en la red (la youtuber Amena tiene casi 400.000 suscriptores con sus consejos de maquillaje y moda); Mango, Donna Karan, Zara o Tommy Hilfiger comercializan sus propias colecciones para el mercado isl¨¢mico y hasta Uniqlo ha unido fuerzas con una bloguera para modernizar el hiyab. La integraci¨®n, no sin provocar airados debates, llega hasta el imaginario er¨®tico masculino. Noor Taguri, una periodista de origen libio que lucha por los derechos de las mujeres ¨¢rabes, pos¨® con su hijab recientemente para Playboy (y muchos acusaron a la publicaci¨®n de contribuir a la ?falsa normalizaci¨®n del velo isl¨¢mico? y a ?contribuir al juego del slutshaming mediante la ropa de los musulmanes?)? .
Para los cr¨ªticos con su ¡®hiyachandal¡¯, Glover espeta: ? Creemos que el deporte es una oportunidad maravillosa para que las ni?as se desarrollen personal y socialmente y adem¨¢s ofrecer facultades de liderazgo. Si una ni?a escoge llevar el hiyab, basado en motivos religiosos o culturales, creemos que debemos encontrar una forma para que la actividad deportiva sea posible para ella?. Mientras en EEUU su lanzamiento no ha abierto ning¨²n debate sobre qu¨¦ es adecuado en la vestimenta de las mujeres, ?qu¨¦ opinan en Asiya de la pol¨¦mica europea sobre el burkini? ?Todas las ni?as y mujeres deber¨ªan tener el derecho de poder participar en cualquier deporte, sin importar la religi¨®n o lo que quieran llevar. Lo mismo pasa con el burkini, si una mujer decide llevarlo puesto, ella deber¨ªa tener el derecho de poder vestirlo?.
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