Deporte en la cama: la sexualidad se apunta al gimnasio
Abdominales, b¨ªceps, gl¨²teos. La otra operaci¨®n biquini, mucho m¨¢s satisfactoria para nuestra vida sexual, empieza por trabajar otro tipo de m¨²sculos, los del placer.
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Llega un momento en la vida en que nos damos cuenta de que debemos aprender todas esas cosas que supon¨ªamos instintivas: respirar, comer, andar¡ y por supuesto, tener relaciones sexuales. Si fu¨¦ramos seres m¨¢s simples en la cadena evolutiva, nacer¨ªamos con el manual del sexo r¨¢pido bajo el brazo y los sex¨®logos tendr¨ªan que cambiar de profesi¨®n. Pero al estar en la cima del desarrollo animal, los humanos compartimos con los seres m¨¢s complejos la necesidad de un aprendizaje para casi todo, incluido el sexo, que en recompensa se convierte en algo m¨¢s que una mera funci¨®n reproductora y adquiere m¨²ltiples usos. Los bonobos por ejemplo, utilizan el coito para casi todo: reducir el estr¨¦s, solucionar conflictos, hacer amistades o como moneda de cambio. De peque?os han tenido que ir a la escuela -mirando como otros cong¨¦neres se lo montaban- pero a cambio han ganado una sexualidad m¨¢s variada y placentera.
A los humanos nos pasa lo mismo, bueno no a todos. Algunos comentan que el sexo no es para tanto, mientras un amigo lo describe con la existencialista definici¨®n de ¡°media hora de gimnasia fuerte y un minuto de placer¡±. Es probable que los que as¨ª opinan no hayan hecho a¨²n los deberes, que conf¨ªen demasiado en el instinto y que piensen que por el mero hecho de tener ¨®rganos sexuales y ver algunas pel¨ªculas porno pueden aspirar a tocar el cielo. Me temo que la vida, hasta la sexual, es algo m¨¢s dura. A menudo no solo basta con saberse la teor¨ªa ni llevarla a la pr¨¢ctica, es necesario volver a la escuela o, siguiendo la definici¨®n de mi amigo, apuntarse al gimnasio para que esa media hora de suplicio empiece a ser algo m¨¢s placentera.
Los que hayan visitado Tailandia y a parte de montar en elefante, ver templos budistas y comer Pad Thai hayan ido a un pussy show habr¨¢n podido comprobar c¨®mo las orientales mantienen en forma sus m¨²sculos p¨¦lvicos y son capaces de dibujar el mapa de su pa¨ªs ¨Cno precisamente con las manos-, lanzar pelotas de tenis y hasta abrir botellas con sus partes. Adem¨¢s de para todas estas cosas, mantener los m¨²sculos vaginales en forma nos asegura unas relaciones mucho m¨¢s placenteras y aumenta la sensibilidad de las paredes de la vagina, ¨®rgano que, contrariamente a lo que se piensa, no es demasiado sensible ni cuenta con muchas terminaciones nerviosas.
Todo el mundo ha o¨ªdo hablar de los ejercicios de Kegel para fortalecer la musculatura sexual, pero la ciencia avanza y esos ejercicios se han perfeccionado y sofisticado. Si uno quiere poner en forma sus ¨®rganos genitales deber¨¢ acudir a un experto en fisioterapia del suelo p¨¦lvico. Las mujeres europeas tienen la sana costumbre de visitar a estos profesionales de vez en cuando, especialmente tras el parto, ya que este puede hacer que la musculatura pierda su tono, o cuando les llega la menopausia, pues la edad hace que la fuerza de gravedad sea cada d¨ªa m¨¢s evidente y palpable. Pero tambi¨¦n hay otro tipo de clientas: las que nunca han experimentado orgasmos, quieren controlarlos mejor, o las que se inician en la vida sexual, ya que el placer se ejercita con la pr¨¢ctica y la fisioterapia del suelo p¨¦lvico puede hacer que este proceso de descubrimiento del propio cuerpo y las sensaciones sea mucho m¨¢s corto.
Cuando se habla de suelo p¨¦lvico se tiende a pensar que es algo exclusivamente femenino, sin embargo los hombres tambi¨¦n cuentan con esa musculatura. Seg¨²n Antonio Melda?a, especialista en fisioterapia uroginecol¨®gica -el t¨¦rmino preciso para denominar esta especialidad- y con consulta en el Servicio de Urolog¨ªa del hospital San Rafael, en Madrid; ¡°los hombres pueden beneficiarse igualmente de esta t¨¦cnica. Los m¨²sculos de la pelvis, unos diez, funcionan como una unidad. En el hombre algunos de ellos se insertan en el pene y en la mujer llegan hasta el cl¨ªtoris.
Las relaciones sexuales ejercitan estos m¨²sculos pero a veces pierden su firmeza y hay que volver a tonificarlos. En el hombre est¨¢n indicados cuando hay problemas de disfunci¨®n er¨¦ctil es decir, pueden tener erecci¨®n pero no mantenerla o la rigidez es insuficiente, eyaculaci¨®n precoz y dolor durante la erecci¨®n o eyaculaci¨®n. Adem¨¢s, tambi¨¦n podr¨ªan ser de ayuda en hombres maduros que empiezan a tener problemas en sus relaciones sexuales. Lo que ocurre es que la mayor parte de la gente echa mano de los f¨¢rmacos, que es lo m¨¢s f¨¢cil¡±.
Una primera consulta de un fisioterapeuta del suelo p¨¦lvico incluye una historia cl¨ªnica, una exploraci¨®n f¨ªsica y una ecograf¨ªa perineal para saber el estado de los m¨²sculos internos. ¡°Luego, dependiendo de cada caso¡± contin¨²a Melda?a, ¡°se dise?a el programa a realizar que puede incluir ejercicios para fortalecer los m¨²sculos, fisioterapia, electroestimulaci¨®n, dilatadores vaginales,etc. Muchas mujeres no son ni siquiera conscientes de esta parte de su cuerpo, otras la saben contraer ¨Ccomo cuando cortamos la salida de orina cuando estamos meando, lo que no es aconsejable porque puede producir infecciones urinarias¨C pero no pueden mantener la contracci¨®n mucho tiempo, lo que nos dice que los m¨²sculos no est¨¢n muy tonificados¡±.
Otra herramienta muy popular para estimular esta parte de la anatom¨ªa femenina son las famosas bolas chinas, pero con matices, como explica Melda?a: ¡°tienen sus indicaciones y no son para todo el mundo. Muchas mujeres se las ponen mal o a menudo simplemente no son el tratamiento adecuado y luego las destierran porque les resultan ineficaces. Siempre es mejor consultar antes a un experto¡±.
Fortalecer los b¨ªceps puede estar muy bien pero tambi¨¦n cabe la posibilidad de que tanto af¨¢n en potenciar ciertas partes de la musculatura vaya en detrimento de otras, mucho m¨¢s interesantes y placenteras.
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